martes, 14 de octubre de 2014

EL PODER DE DIOS por Arthur W. Pink


“Una vez habló Dios; dos veces he oído esto: Que de Dios es la fortaleza” (Sal. 62:11)
El poder de Dios es la facultad y la virtud por la cual puede hacer que se cumpla todo aquello que agrada, todo lo que le dicta su sabiduría infinita, todo lo que la pureza infinita de su voluntad determina.
A menos que creamos que es, no sólo omnisciente, sino también omnipotente, no podemos tener un concepto correcto de Dios. El que no puede hacer todo lo que quiere y no puede llevar a cabo todo lo que se propone, no puede ser Dios.
Él tiene, no solo la voluntad para resolver aquello que le parece bueno, sino también el poder para llevarlo a cabo Así como la santidad es la hermosura de todos los atributos de Dios, su poder es el que da vida y acción a todas las perfecciones de la naturaleza Divina.
¡Qué vanos serían los consejos eternos si el poder no interviniera para cumplirlos! Sin el poder, su misericordia no sería sino una debilidad humana, sus promesas un sonido vacío, sus amenazas alarmas infundadas. El poder de Dios es como él mismo: infinito, eterno, inconmensurable; no puede ser contenido, limitado ni frustrado por la criatura.
Una vez habló Dios; dos veces he oído esto: Que de Dios es la fortaleza” (Sal. 62:11). “Una vez habló Dios”, ¡no es necesario más! El cielo y la tierra pasarán, más su Palabra permanece para siempre. “Una vez habló Dios”, ¡Cuán digna es su majestad divina! Nosotros, pobres mortales, podemos hablar y, a menudo, no ser oídos; pero cuando él habla, el trueno de su poder se oye en mil colinas. “Y tronó en los cielos Jehová y el Altísimo dio su voz: granizo y carbones de fuego. Y envió sus saetas, y desbaratándolos; y echó relámpagos, y los destruyó. Y aparecieron las honduras de las aguas, y descubriéronse los cimientos del mundo, a tu reprensión, oh Jehová, por el soplo del viento de tu nariz” (Sal. 18:13-15).
“Una vez habló Dios”. He aquí su autoridad inmutable. “Porque ¿quién en los cielos se igualará con Jehová? ¿Quién será semejante a Jehová entre los hijos de los potentados? (Sal. 89:6). “Y todos los moradores de la tierra por nada son contados; y en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, hace según su voluntad; ni hay quien estorbe su mano, y le diga: ¿Qué haces?” (Dan. 4:35).
Esto se puso claramente de manifiesto cuando Dios se encarnó y habitó en el tabernáculo humano. Él dijo al leproso: “Quiero; se limpio. Y luego su lepra fue limpiada” (Mat. 8:3). A uno que había estado cuatro días en la tumba le llamó, diciendo: “Lázaro, ven fuera”, y el muerto salió. El viento tormentoso y las olas feroces fueron calmados con una simple palabra de su boca; y una legión de demonios no pudo resistirse a su mandato autoritario.
“De Dios es la fortaleza”, y de Dios solo. Ni una sola criatura en todo el universo tiene un átomo de poder, si Dios no se lo ha dado. Su poder no puede adquirirse, ni está en las manos de ninguna otra autoridad. Pertenece inherentemente a Dios. “El poder de Dios, como El mismo, existe y se sostiene por sí mismo. El más poderoso de todos los hombres no podría añadir ni aumentar ni una pequeñez el poder del Omnipotente. El mismo es la causa central y el originador de todo poder.
La creación entera confirma el gran poder de Dios y su completa independencia de todas las cosas creadas. Oigan su reto: “¿Dónde estabas cuando yo fundaba la tierra?” Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular?” (Job 38:4-6) ¡Cuán cierto es que el orgullo del hombre está asentado sobre el polvo!
El poder es también usado como un nombre de Dios, “el Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia” (Mar. 14:62), es decir a la diestra de Dios. Dios y su poder son tan inseparables que son también recíprocos. Su esencia es inmensa, no puede ser limitada en el espacio; es eterna, no puede medirse en términos del tiempo; omnipotente no puede ser limitada con relación a la acción. “He aquí, estas son partes de sus caminos: ¡más cuán poco hemos oído de él! Porque el estruendo de sus fortalezas, ¿quién lo detendrá?” (Job. 26:14).
¿Quién es capaz de contar todos los monumentos de su poder? Incluso lo que en la creación visible, se muestra de su poder, está más allá de nuestra capacidad de comprensión; aún menos podemos concebir la omnipotencia misma. En la naturaleza de Dios hay infinitamente más poder del que todas sus obras revelan. “Partes de sus caminos” es lo que vemos en la creación, la providencia y la redención, pero sólo una pequeña parte de su poder se nos revela en ellas.
Esto es lo que, con evidente claridad, nos dice Hab. 3:4: “Allí estaba escondida su fortaleza”. Es imposible hallar capítulo más grande y elocuente que éste, en el que hallamos tal riqueza de imágenes; sin embargo, nada supera su grandeza a esta declaración. El profeta vio en visión cómo, en una asombrosa demostración de poder, Dios desmenuzaba los montes.
No obstante, el versículo mencionado dice que esto, lejos de ser una manifestación de poder, era una ocultación del mismo. ¿Qué significa esto? Sencillamente que el poder de la Divinidad es inconcebible, inmenso e incontrolable. Y que las terribles convulsiones que él actúa en la naturaleza son sólo una pequeña muestra de su poder infinito.
Es muy hermoso poder unir los pasajes siguientes: “él… anda sobre las alturas de la mar” (Job 9:8), que expresa el poder irrefrenable de Dios; “mientras se pasea por la bóveda del cielo.” (Job 22:14), que expresa la inmensidad de su presencia; “él anda sobre las alas del viento” (Sal. 104:3), que nos habla de la rapidez de sus operaciones.
Esta última expresión es muy interesante. No dice que “vuela” o “corre”, sino que “anda”, y que lo hace en las mismísimas “alas del viento”, uno de los elementos más impetuosos, capaz de ser lanzado con tremenda furia y de arrastrarlo todo con rapidez inconcebible, pero que, así y todo, está bajo sus pies, y bajo su perfecto control.
Consideremos ahora, el poder de Dios en la creación. “Tuyos los cielos, tuya también la tierra; el mundo y su plenitud, tú los fundaste. Al norte y al sur tú los creaste” (Sal. 89:11,12). Para trabajar, el hombre necesita herramientas y materiales, pero Dios no; una palabra sola creó todas las cosas de la nada. La inteligencia no puede comprenderlo. Dios “dijo, y fue hecho; él mandó, y existió” (Sal. 33:9). Bien podemos exclamar: “Tuyo el brazo con valentía; fuerte es tu mano, ensalzada tu diestra” (Sal. 89:13).
¿Quién, mirando el cielo a media noche y considerando el milagro de las estrellas con los ojos de la razón, puede dejar de preguntarse de que fueron formadas en sus órbitas? Por asombroso que parezca, fueron hechas sin materiales de ninguna clase. Brotaron del vacío mismo. La obra impotente de la naturaleza universal emergió de la nada,
¿Qué instrumentos usó el arquitecto Supremo para ajustar las diversas partes con exactitud tal, y para dar al conjunto un aspecto tan hermoso? ¿Cómo fue unido todo formando una estructura tan bien proporcionada y acabada? Un simple mandato lo consumó. “Sea”, dijo Dios, y no añadió más; y en seguida apareció el maravilloso edificio adornado con toda la belleza, desplegando perfecciones sin número, y declarando, con los serafines, la alabanza de su gran Creador. “Por la Palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el espíritu de su boca’” (Sal. 33:6).
Consideren el poder de Dios en la conservación. Ninguna criatura tiene poder para conservarse a sí misma. “¿Crece el junco sin lodo? ¿Crece el prado sin agua?” (Job 8:11). Si no hubiera hierbas comestibles, tanto los hombres como las bestias morirían, y si la tierra no fuera refrescada por la lluvia fertilizadora, las hierbas se marchitarían y morirían.
Por tanto, Dios es el Conservador “del hombre y el animal” (Sal. 36:6) El “sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” (Heb. 1:3) ¡Qué milagro del poder divino en la vida prenatal del ser humano! El que un ser pueda vivir durante tantos meses, en un lugar tan reducido y sucio, y sin respirar, sería inexplicable si no fuera por el poder de Dios. Verdaderamente, “Él es el que puso nuestra alma en vida” (Sal. 66:9).
La conservación de la tierra de la violencia del mar es otro ejemplo claro del poder de Dios. ¿Cómo ese furioso elemento se mantiene encerrado en los límites en los que Él lo colocó en el principio, continuando allí sin inundar y destruir la parte baja de la creación? La posición natural del agua es sobre la tierra, puesto que es más ligera, e inmediatamente debajo del aire, porque es más pesada.
¿Quién refrena sus naturales cualidades? El hombre ciertamente no, ya que no podría. Lo que la reprime es el mandato de su creador: “Y dije: Hasta aquí vendrás, y no pasarás delante, y aquí cesará la soberbia de tus olas” (Job 38:11). ¡Qué monumento más permanente al poder de Dios es la conservación del mundo! Consideremos el poder de Dios en el gobierno. Tomen por ejemplo, la sujeción en que tiene a Satanás. “El diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1Ped. 5:8). Está lleno de odio contra Dios y de enemistad furiosa contra los hombres, especialmente los santos. El que envidió a Adán en el paraíso, envidia la felicidad que para nosotros significa el disfrute de las bendiciones de Dios.
Si pudiera, trataría a todos como trató a Job: enviaría fuego del cielo sobre los frutos de la tierra, destruiría el ganando, haría que un viento huracanado derribara las casas y cubriría nuestros cuerpos de sarna maligna. Sin embargo, aunque los hombres no se den cuenta de ello, Dios lo reprime hasta cierto punto, impidiéndole realizar sus propósitos malignos, y sujetándole a sus órdenes. Asimismo, Dios restringe la corrupción natural del hombre. El permite suficientes brotes del pecado como para mostrar la tremenda ruina que la apostasía del hombre ha producido, pero, ¿quién es capaz de imaginar los terribles extremos a los que el hombre llegaría si Dios retirara su brazo moderador?
Todos los descendientes de Adán, por naturaleza, tienen bocas “llenas de maledicencia y de amargura; sus pies son ligeros a derramar sangre” (Rom. 3:14,15) ¡Cómo triunfarían el abuso y la locura obstinada si Dios no se impusiera y no edificara muros de contención a las mismas! “Alzaron los ríos, oh Jehová, alzaron los ríos su sonido; alzaron los ríos su estruendo. Jehová en las alturas es más poderoso que el estruendo de muchas aguas, más que las recias olas del mar.” (Sal. 93:3,4). Observemos el poder de Dios en sus juicios. Cuando Dios hiere, nadie puede resistírsele: “¿Estará firme tu corazón? ¿Estarán fuertes tus manos en los días cuando yo actúe contra ti? Yo, Jehová, he hablado y lo cumpliré” (Eze. 22:14.) ¡Qué ejemplo más terrible de ello el que nos ofrece el diluvio! Dios abrió las ventanas del cielo y rompió las fuentes del gran abismo, y la raza humana entera (excepto los que se hallaban en el arca), impotente ante el temporal de su ira, fue arrasada.
Con una lluvia de fuego y azufre fueron destruidas las ciudades del valle. Faraón y todas sus huestes fueron impotentes cuando Dios sopló sobre ellos en el Mar Rojo. ¡Qué palabras más terribles las de Rom. 9:22! “¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha mansedumbre los vasos de ira preparados para muerte?” Dios mostrará su gran poder sobre los reprobados, no sólo encarcelándolos en la Gehena, sino también conservando sus cuerpos, además de sus almas, en los tormentos eternos del lago de fuego.
¡Bien podemos temblar ante tal Dios! Tratar desdeñosamente a Aquel que puede aplastarnos como si fuéramos moscas, es una conducta suicida. Desafiar al que está vestido de omnipotencia, al que puede hacernos pedazos y arrojarnos al infierno al momento que lo desee, es el colmo de la locura. Para decirlo de la manera más clara: obedecer su mandamiento es, cuando menos, actuar con sensatez. “Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere un poco su furor” (Sal. 2:12). ¡Bien hace el alma iluminada en adorar a un Dios semejante! Las perfecciones maravillosas e infinitas de un Ser así requieren la más ferviente adoración. Si los hombres poderosos y de renombre reclaman la admiración del mundo, cuánto más debería llenarnos de asombro y reverencia el poder del Todopoderoso. “¿Quién como tú, Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnifico en santidad, terrible en loores, hacedor de maravillas?” (Exo. 15:11)
¡Bien hace el santo en confiar en un Dios tal! Él es digno de confianza implícita. Nada le es imposible. Si el poder de Dios fuera limitado. Podríamos desesperar, pero viéndole vestido de omnipotencia, ninguna oración es demasiado difícil para impedirle contestarla, ninguna necesidad demasiado grande para impedirle suplirla, ninguna pasión demasiado violenta para impedirle dominarla, ninguna tentación demasiado fuerte para impedirle librarnos de la misma, ninguna aflicción demasiado profunda para impedirle aliviarla. “Jehová es la fortaleza de mi vida: ¿de quién he de atemorizarme?” (Sal. 27:1). “A Aquel que es poderoso para hacer las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, por todas las generaciones de todas las edades, para siempre. Amen” (Efe. 3:20,21)

UNA HISTORIA DEL DISPENSACIONALISMO EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA por Ernest Reisinger


El Dispensacionalismo es el padre teológico de la enseñanza del no-Señorío.
Esta es una muy breve historia del dispensacionalismo en los Estados Unidos. Este estudio no tiene el propósito de ser un estudio exhaustivo. Es solamente un pequeño paréntesis en nuestros estudios acerca de la controversia sobre el Señorío.
Estoy tomando esta pequeña desviación porque muchos, sino es que la mayoría, de aquellos que cargan con Biblias Scofield, quienes se sientan a los pies de maestros Dispensacionalistas, conocen muy poco acerca del sistema y su historia. Ellos no saben cómo el sistema teológico Dispensacional difiere de la teología histórica de la Reforma en general, y de la Teología Pactal Reformada en particular.
Esto es verdad no solo acerca de aquellos en las bancas sino también, en muchos casos, de los mismos predicadores que nunca han comparado seriamente el Dispensacionalismo con la teología pactal tal y como es principalmente expresada en la Confesión de Fe de Westminster y la teología del Catecismo de Heidelberg. La Teología Pactal es el archirrival del Dispensacionalismo.
Es mi convicción de que muchos quienes actualmente están inclinados hacia el Dispensacionalismo no serían víctimas del sistema si estuvieran mejor enterados e informados acerca del sistema y su historia – sus raíces teológicas y los errores doctrinales que ha engendrado.
El Dispensacionalismo tiene sus raíces en el movimiento de los Hermanos de Plymouth que comenzó en el Reino Unido. Los escritores no están todos de acuerdo en cuanto a la fecha y el lugar de origen de los Hermanos. El primer “servicio de partimiento del pan” del que he podido encontrar un registro fue en 1,827 en Dublín.
La preponderancia de la información mostraría que John Nelson Darby era en un sentido real una persona clave y uno de los primeros maestros del movimiento de los Hermanos.
Otros nombres son identificados muy tempranamente con el movimiento; tales como A. N. Groves; B. W. Newton; W. H. Dorman; E. Cronin; y J. G. Bullett. Todos estos hombres fueron líderes iniciales en lugares como Dublín, Plymouth y Bristol. Sería generalmente aceptado que John Nelson Darby fue el espíritu vigorizante y dirigente en sus inicios.
Estos hombres tuvieron muchas diferencias y divisiones entre ellos mismos en los primeros días y aún después. Esto no es una crítica del Movimiento de los Hermanos de Plymouth en el Reino Unido. Lo menciono para mostrar aproximadamente cuándo y dónde aparecieron primero las raíces del Dispensacionalismo en la historia.
Hay algunos Dispensacionalistas que no están de acuerdo con esta evaluación de sus inicios históricos. Sus argumentos, sin embargo, no sobrevivirán el examen histórico.
El Dispensacionalismo es un desarrollo del movimiento de los Hermanos de Plymouth. Es un sistema teológico que se desarrolló a partir de una interpretación teológica torcida de la Escritura que data de finales del siglo diecinueve. Antes de esa fecha no era conocido como un sistema teológico.  
El primer registro del Dispensacionalismo en los Estados Unidos es 1,864-65, cuando J. N. Darby visitó dos veces el país. Por medio de estas visitas la Iglesia Presbiteriana ubicada en la esquina de la Calle 16va y la Avenida Walnut de la ciudad de San Louis (entonces pastoreada por el Dr. James H. Brooks) se volvió el principal centro del Dispensacionalismo en América. ¡¿Cómo podía ser esto?! ¡Esto es como tratar de mezclar el aceite con el agua! ¿Una Iglesia Presbiteriana promoviendo el Dispensacionalismo? El Dr. Brooks se convirtió en el mayor partidario prominente de Darby y ha sido llamado el padre del Dispensacionalismo en los Estados Unidos.
El Dr. Brooks, el exponente más influyente del Dispensacionalismo, lo propagó por medio de sus propios estudios Bíblicos a hombres jóvenes. Su estudiante más conocido fue C. I. Scofield. El Dr. Brooks también publicó muchos libros y panfletos (esto debiese enseñarnos el poder de la literatura) y editaba también una revista llamada “La Verdad”. La cronología sigue este orden: De Darby a Scofield; de Scofield a Chafer; de Chafer al Seminario Teológico de Dallas.
Antes de proceder con el Dr. Brooks puede ser sabio y útil llamar la atención a las condiciones de las principales denominaciones en los Estados Unidos durante aquel tiempo. En los primeros días del siglo veinte el liberalismo estaba comenzando a levantar su horrible cabeza en estas denominaciones. La triste condición de las iglesias tuvo un profundo efecto en el éxito y las consecuencias del Dispensacionalismo.
No mencionaré la historia en cada denominación, sino más bien, usaré la Iglesia Presbiteriana que fue más influenciada por el Dispensacionalismo que cualquier otra denominación.
El Seminario de Princeton, que fue una vez el bastión del Cristianismo Bíblico, fue uno de los primeros lugares donde el liberalismo fue expuesto. Una de las primeras señales abiertas de este liberalismo apareció en 1,914 cuando J. Ross Stevenson se convirtió en presidente del Seminario. El Dr. Stevenson estaba más interesado en metas ecuménicas que en la teología de las Normas de Westminster.
En la Asamblea General de 1,923 la amenazante tormenta llegó a su clímax. Después de esta reunión un grupo de gigantes espirituales y teológicos siguieron a J. Gresham Machen para fundar un nuevo seminario. El 25 de Septiembre de 1,929 se abrió el Seminario Westminster, con cincuenta estudiantes y una escogida facultad. Nunca ha habido una facultad como aquella desde entonces.
La facultad consistía de articulados teólogos Reformados quienes luchaban por los fundamentos de la fe; a decir, la inspiración de las Escrituras; el nacimiento virginal de Cristo; la resurrección corporal de Cristo; el milagro de Cristo; y la expiación sustitutoria.
Su lucha era en contra del liberalismo, y esta misma batalla estaba siendo peleada en la mayoría, sino en todas, las denominaciones principales. Aquellos que rechazaban el liberalismo y se adherían a los cinco fundamentos arriba mencionados fueron llamados “Fundamentalistas”. Este fundamentalismo no debe ser confundido con el fundamentalismo Dispensacionalista del día de hoy.
Permítame explicar con precisión lo que quiero decir. Los cinco fundamentos mencionados son creencias que son esenciales al Cristianismo histórico. En este sentido todo verdadero cristiano que afirma estas verdades es un fundamentalista. Los fundamentalistas Dispensacionalistas del día de hoy, aunque se adhieren a las cinco verdades esenciales, a menudo atacan muchos otros fundamentos importantes de la fe apreciados siempre por el pueblo Reformado aún hasta el punto de derramar su sangre por sostenerlos.
El Dispensacionalismo de Scofield introdujo una nueva especie de fundamentalismo a muchas iglesias. Este nuevo dispensacionalismo con su enseñanza no Escritural, no Reformada y no Calvinista apareció en la escena religiosa para llenar un vacío – un vacío que existía por causa del liberalismo. Las iglesias se habían ido extraviando poco a poco de las raíces doctrinales expresadas en las antiguas confesiones y credos. El control de muchas de las mejores escuelas y seminarios fue asumido por liberales y modernistas – comenzando en las universidades y seminarios y diseminándose a los púlpitos y las bancas. Los creyentes que creían en la Biblia se volvieron a aquellas iglesias donde la Biblia era creída y enseñada.
Este vacío que el Liberalismo creó en las iglesias proveyó una oportunidad clave para el establecimiento y expansión de la nueva enseñanza Dispensacional.
Esto resultó en el movimiento de la iglesia independiente, la conferencia Bíblica independiente y el movimiento de las Escuelas Bíblicas. Aquellos que participaban en estos movimientos estaban casi todos cargando Biblias Scofield y sus líderes eran predominantemente Dispensacionalistas en sus perspectivas.
El Seminario Teológico de Dallas se volvió el mayor centro de entrenamiento para las iglesias evangélicas y creyentes de la Biblia, fundado en 1,924. El Dr. Lewis Sperry Chafer fue el primer presidente. Mantenga en mente que estos fueron días en que la batalla crucial entre el modernismo y el Cristianismo histórico estaba en marcha.
En esa hora desesperada la gente sincera creyente en la Biblia se volvió al Seminario de Dallas, la meca del Dispensacionalismo, en busca de la enseñanza de la Palabra de Dios.
Muchas escuelas Bíblicas e Institutos Dispensacionalistas nacieron durante este período, y todos ellos fueron producidos con una perspectiva no Reformada.
El fallecido Robert King Churchill, un respetado ministro Presbiteriano, escribió un pequeño libro de bolsillo titulado, “Para que no olvidemos”. Consiste en sus reflexiones acerca de sus cincuenta años de historia en la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa. El Sr. Churchill confirma lo que he dicho sobre el Dispensacionalismo introduciéndose a la Iglesia Presbiteriana.
Él relata su experiencia personal en dos iglesias específicas: La Primera Iglesia Presbiteriana de Tacoma, Washington, donde fue convertido, bautizado y llamado al ministerio, y otra localizada en Seattle, Washington. Él relata cómo, en estas dos grandes iglesias, las notas de la Biblia de Referencia de Scofield se volvieron más y más prominentes en la predicación. Churchill dijo, “Estas notas y la interpretación de la Escritura sobre la cual se basaban, eran contrarias a nuestra herencia Presbiteriana y Reformada.”
Él cuenta acerca del Dr. Lewis Sperry Chafer pronunciando una serie de conferencias sobre el tema de la “Gracia” (el mismo material aparece ahora en un libro de Chafer del mismo nombre). Escuche las propias palabras del Sr. Churchill:
Pero el tratamiento de Chafer del tema de la gracia nunca llegó a la perspectiva correcta de la ley de Dios.
De acuerdo al Dr. Chafer la ley era una condición de salvación colocada sobre el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento durante un período de tiempo limitado y especial – la Dispensación de la Ley. Esta condición, afirmaba Chafer, ya no tiene aplicación al creyente del Nuevo Testamento puesto que nos relacionamos con Dios bajo una nueva dispensación, la Dispensación de la Gracia.  
Puesto que, como él lo pone, “ya no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia,” Chafer argumentaba que no existe ninguna relación necesaria entre ley y gracia. He aquí ley sin gracia, y gracia sin ley. Siempre y en todo sentido la ley y la gracia son opuestas la una a la otra.
Esta enseñanza parece ser escritural, pero en realidad era el antiguo error del Antinomianismo (anti-ley) que niega que la ley tenga aplicación al cristiano. Chafer defendía esta perspectiva por medio de una interpretación radical de las Escrituras (p. 31).
El Dispensacionalismo es también un ataque frontal a la Teología Pactal y a la doctrina de la unidad del pacto de gracia, que han sido sostenidas desde el tiempo de la Reforma. 
¿Cómo pudo el Dispensacionalismo ser bienvenido y abrazado en fuertes iglesias Presbiterianas cuya confesión enseña una Teología Reformada, Calvinista y Pactal? Aunque no hay una respuesta simple una cosa es cierta: las iglesias que fueron infectadas con el Dispensacionalismo fueron aquellas que habían cesado de enseñar de una manera vital los distintivos doctrinales de su propia confesión.
Todos los Dispensacionalistas honestos estarían de acuerdo en que el sistema teológico del Dispensacionalismo tiene una perspectiva diferente de la gracia de Dios, la ley de Dios, la iglesia de Dios, la interpretación de la palabra de Dios y la salvación de Dios. Es decir, sus enseñanzas son diferentes de los comprobados y respetados credos y confesiones históricas.
El Dispensacionalismo tiene una visión diferente del vivir la vida Cristiana – de la santificación y, más específicamente, de cómo la justificación y la santificación están unidas inseparablemente en la aplicación de la salvación de Dios.
Esto es una publicación Bautista del Sur, por lo tanto, debo decir algo acerca del Dispensacionalismo en las iglesias Bautistas del Sur. Históricamente las iglesias Bautistas del Sur no eran Dispensacionalistas en teología. Ninguno de nuestros prominentes seminarios o Institutos jamás enseñó Dispensacionalismo y hasta el día de hoy no enseñan Dispensacionalismo.
Creo que estoy en lo cierto al decir que el Dr. Wally Amos Criswell ha sido el más influyente y articulado Dispensacionalista Bautista del Sur. El Dr. Criswell es uno de los grandes líderes de nuestra denominación estimado y respetado y todo Bautista del Sur está profundamente en deuda con él como un defensor de la Biblia y del Cristianismo conservador.
Cuándo y cómo este gran líder obtuvo su dispensacionalismo no lo sé. Sí sé que no lo obtuvo en Baylor en sus días de Instituto. No lo obtuvo en el Southern en sus días de seminario, y no lo consiguió de su gran predecesor, George W. Truett, quien pastoreó la Primera Iglesia Bautista en Dallas por 47 años antes del Dr. Criswell. George W. Truett era un posmilenialista.
Hay otros buenos hombres en la Convención Bautista del Sur que tienen perspectivas Dispensacionalistas, pero ellos no obtuvieron estas perspectivas en nuestras escuelas o seminarios. No las obtuvieron de nuestros padres Bautistas o de nuestras raíces históricas Bautistas.
No podemos pasar por alto los logros del Dispensacionalismo. Ha dado pie al surgimiento de Institutos Bíblicos e iglesias independientes a lo largo de toda la tierra. Ha producido numerosas misiones independientes, predicadores y misioneros independientes.
Si aplicamos la prueba pragmática y hacemos la pregunta, “¿Funciona?” La respuesta es, “sí.”
Si aplicamos la misma prueba y hacemos la misma pregunta a:
Los Testigos de Jehová, la respuesta sería sí.
Los Mormones, la respuesta sería sí, funciona.
La Iglesia Católica Romana – sí, funciona.
El movimiento Carismático – sí, funciona.
Todos ellos tienen muchos convertidos y seguidores. Construyen escuelas, iglesias y tienen misioneros y grandes logros – pero, hay aún otra pregunta más pregunta que necesita ser formulada. ¿Es verdadero, es Bíblico? Esta pregunta producirá una respuesta diferente.
Hay muchos siendo rescatados de los errores del Dispensacionalismo y oro que Dios use estos estudios para despertar a muchos más a hacerse la pregunta correcta.
Libros recomendados sobre el Dispensacionalismo:
·         Trazando Erróneamente la Palabra de Verdad, por John Gerstner (Wolgemuth & Hyatt)
·         Dispensacionalismo: Hoy, Ayer y Mañana, por Curtis I. Crenshaw y Grover E. Guinn, III (Footstool Publications)
·         Entendiendo el Dispensacionalismo, por Vern S. Poythress (Zondervan Publishing House)


¿PUEDEN LOS CRISTIANOS SER POSEÍDOS POR DEMONIOS? Por John MacArthur


Debemos recordar, primero que nada, que la Palabra de Dios es nuestra única fuente confiable de verdad acerca de Satanás y los demonios.
El erudito y teólogo de Princeton Dr. Charles Hodge correctamente advirtió:
Ninguna cantidad de aprendizaje, ni superioridad de talento, ni aun la pretensión a la inspiración, puede justificar un alejamiento de… las verdades enseñadas por hombres cuya inspiración Dios ha testificado. Todos los maestros deben ser llevados a este estándar; y aun si un ángel del cielo enseñare algo contrario a las Escrituras, este debe ser considerado anatema, Gal. 1:8. Es un asunto de gratitud constante que tengamos tal estándar mediante el cual probar a los espíritu si son o no de Dios (Comentario sobre la Epístola a los Romanos [Grand Rapids: Eerdmans, 1972], p. 395).
¿Qué dice la Palabra de Dios, la piedra de toque de la verdad? ¿Pueden los demonios habitar o morar espacialmente en un verdadero creyente? ¿Pueden pasar a través de una puerta abierta y convertirse en un ocupante ilegal? Los proponentes de hoy del movimiento de guerra espiritual dicen que sí, pero ellos basan sus respuestas sobre experiencias subjetivas, y no de la Palabra de Dios. La Biblia deja en claro que tal afirmación no tiene base justificable.
No hay ningún ejemplo claro en la Biblia donde un demonio haya alguna vez habitado o invadido a un verdadero creyente. Nunca en las epístolas del Nuevo Testamento son advertidos a los creyentes acerca de la posibilidad de ser habitados por demonios. Ni vemos a ninguno reprendiendo, obligando, o echando demonios fuera de un verdadero creyente. Las epístolas nunca instruyen a los creyentes a echar fuera demonios, ya sea de un creyente o de un incrédulo. Cristo y los apóstoles fueron los único quienes echaron fuera demonios, y en cada ejemplo las personas posesionadas por demonios fueron incrédulos.
La enseñanza colectiva de la Escritura es que los demonios nunca pueden morar espacialmente dentro de un verdadero creyente. Una clara implicación de 2 Corintios 6, por ejemplo, es que el Espíritu Santo no puede cohabitar junto con demonios:
¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo” (vv. 15-16).
En Colosenses 1:13, Pablo dice que Dios “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”. La salvación nos lleva a una verdadera liberación y protección de Satanás. En Romanos 8:37, Pablo dice que conquistamos de forma aplastante a través de Cristo. En 1 Corintios 15:57, él dice que Dios nos lleva en victoria. En 2 Corintios 2:14, él dice que Dios siempre nos lleva en triunfo. En 1 Juan 2:13, Juan dice que hemos vencido al maligno. Y en 4:4, él dice que el Espíritu Santo que está en nosotros es más mayor que Satanás. ¿Cómo puede alguien afirmar estas verdades gloriosas, y aun cree que los demonios pueden morar dentro de un creyente genuino?
POSESION DEMONIACA Y LA VERDADERA CONVERSION
Muchas de las voces principales dentro del movimiento de guerra espiritual de hoy son muy rápidas en granizar cada profesión de fe en Cristo como prueba de la salvación. Esto refleja la creencia-fácil que ha barrido esta generación.
Una comprensión cuidadosa de la doctrina de la conversión deja en claro que los demonios no pueden habitar nunca o poseer a un creyente. Jonathan Edwards escribe acerca de la verdadera conversión:
La Escrituras describen la conversión en términos que implican o significan un cambio de naturaleza: nacer de nuevo, ser nuevas criaturas, levantándose de los muertos, ser renovados en el espíritu de la mente, morir al pecado y vivir para la justicia, dejar al antiguo hombre y vestir se del nuevo, ser participantes de la naturaleza divina, etc..
Continúa diciendo que si no hay un verdadero cambio duradero en las personas que creen que son convertidas, su religión es vana, no importa la experiencia que haya tenido. La conversión es un volverse de todo el hombre del pecado a Dios. Dios puede refrenar a gente inconversable pecado, claro, pero en la conversión él se vuelve de corazón y naturaleza del pecado a la santidad. La persona convertida se vuelve enemigo del pecado.
¿Qué, entonces hace que una persona que dice que ha experimentado la conversión, peor cuyas emociones religiosas pronto mueran, dejándolo en la misma persona que era antes? El parece tan egoísta, mundano, insensato, perverso y poco cristiano como nunca. Esto habla fuerte en contra de él que cualquier experiencia religiosa que pudiera hablar por él.
En Mateo 12, Cristo reprendió a aquellos quienes le seguían solo por presenciar grandes señales y prodigios:
Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación (vv. 43-45).
En lugar de responder con señales y prodigios espectaculares, Cristo señaló su necesidad de salvación. Muchas personas aparentan tener sus vidas en orden. Pero en realidad, no han confiado en Cristo como Salvador y Señor. Sus almas aún están “desocupadas” –esto es, el Espíritu Santo aun no mora en ellos. Aún están abiertos a una invasión demoníaca. Esto no puede ser cierto en aquellos cuyos cuerpos son templos del Espíritu Santo (cf. 2 Cor. 6:16)
De acuerdo a 1 Pedro 1:5, cuando Cristo reina en la vida personal, esa persona es guardada por el poder de Dios. Como resultado: “el maligno no lo toca” (1 Juan 5:18). Cuando el Espíritu Santo habita en una persona, ningún demonio puede establecer la casa como ocupante. El morar de los demonios es solo una evidencia de una falta de salvación genuina.
(Para más acerca de lo que La Biblia dice acerca de Satanás y los Demonios, ve el libro de John MacArthur Equipados Para la Batalla .


EL AMOR DE DIOS por Arthur W. Pink


En las Sagradas Escrituras se nos dicen tres cosas acerca de la naturaleza de Dios. Primero, que “Dios es Espíritu” (Juan 4:24). En el griego no hay artículo indeterminado, por lo que decir “Dios es un espíritu» sería en extremo censurable, puesto que le igualaría a otros seres. Dios es “Espíritu” en el sentido más elevado.
Por ser “Espíritu” no tiene sustancia visible, es incorpóreo. Si Dios tuviera un cuerpo tangible, no sería omnipresente, y estaría limitado a un lugar; al ser “Espíritu” llena los cielos y la tierra. Segundo, que “Dios es luz” (1Juan 1:5) lo cual es lo opuesto a las tinieblas.
Las tinieblas, en las Escrituras, representan el pecado, el mal, la muerte; la luz representa la santidad, la bondad, la vida. Que “Dios es luz” significa que es la suma de todas las excelencias. Tercero, que “Dios es amor” (1Juan 4:5). No es simplemente que Dios “ama”, sino que es el Amor mismo. El amor no es simplemente uno de sus atributos, es su misma naturaleza. Muchos hoy en día hablan del amor de Dios, pero son ajenos por completo al Dios de amor. El amor divino es considerado comúnmente como una especie de debilidad afectuosa, una cierta indulgencia cariñosa; es reducido a un simple sentimiento enfermizo, copiado de las emociones humanas. Sin embargo, la verdad es que en esto, como en todo lo demás, nuestras ideas han de ser reguladas de acuerdo con lo que las Sagradas Escrituras nos revelan.
Esta es una urgente necesidad que se hace evidente, no sólo por la ignorancia general que prevalece, sino también por el estado tan bajo de espiritualidad que, triste es decirlo, es característica general de muchos de los que profesan ser cristianos.
¡Qué poco amor genuino hay hacia Dios! Una de las razones principales es que nuestros corazones se ocupan muy poco de su maravilloso amor hacia los suyos. Cuanto mejor conozcamos su amor -su carácter, plenitud, bienaventuranza más fuerte será el impulso de nuestros corazones en amor hacia él.
1. El amor de Dios es inherente. Queremos decir que no hay nada en los objetos de su amor que pueda provocarlo, ni nada en la criatura que pueda atraerlo o impulsarlo. El amor que una criatura siente por otra es producido por algo que hay en ésta; pero el amor de Dios es gratuito, espontáneo, inmotivado. La única razón de que Dios ame a alguien reside en su voluntad soberana.
“no por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová, y os ha escogido; porque vosotros erais los más pocos de todos los pueblos; sino porque Jehová os amó” (Deut. 7:7,8). Dios ha amado a los suyos desde la eternidad, y, por lo tanto, nada que sea de la criatura puede ser la causa de lo que se halla en Dios desde la eternidad. El ama por sí mismo “según el intento suyo” (2Tim. 1:9).
“Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1Juan 4:19). Dios no nos amó porque nosotros le amábamos, sino que nos amó antes de que tuviésemos una sola partícula de amor hacia él. Si Dios nos hubiera amado correspondiendo a nuestro amor, no hubiera sido espontáneo; pero, porque nos amó cuando no había amor en nosotros, es evidente que nada influyó en su amor. Si Dios ha de ser adorado, y el corazón de sus hijos probado, es importante que tengamos ideas claras acerca de esta verdad preciosa.
El amor de Dios hacia cada uno de “los suyos» no fue movido en absoluto por nada que hubiera en ellos. ¿Qué había en mí que atrajera al corazón de Dios? Nada absolutamente. Al contrario, todo lo que le repele, todo lo que le haría aborrecerme -pecado, depravación, corrupción estaba en mi corazón; en mí no había ninguna cosa buena.
2. Es eterno. Necesariamente ha de ser así. Dios mismo es eterno, y Dios es amor; por tanto, como él no tuvo principio, tampoco su amor lo tiene. Es cierto que este concepto trasciende el alcance de nuestra mente finita; sin embargo, cuando no podemos comprender, podemos adorar. ¡Qué claro es el testimonio de Jeremías 31:3 “Con amor eterno te he amado; por tanto te soporté con misericordia!”
¡Qué bendito conocimiento el saber que el Dios grande y santo amó a sus hijos antes de que el cielo y la tierra fuesen creados, y que había puesto su corazón en ellos desde la eternidad! Esto es prueba clara de que su amor es espontáneo, porque él les amó innumerables siglos antes de que tuviesen el ser.
La misma maravillosa verdad queda expuesta en Efesios 1:4,5: “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor; habiéndonos predestinado”. ¡Qué de alabanzas debería producir el corazón al pensar que si el amor de Dios no tuvo principio tampoco puede tener fin! Si es verdad que “desde el siglo hasta el siglo” Él es Dios y es “amor” entonces es igualmente verdad que ama a su pueblo “desde el siglo y hasta el siglo”.
3. Es soberano. Esto, también, es evidente en sí mismo. Dios es soberano, no está obligado para con nadie; Dios es su propia ley, actúa siempre de acuerdo con su propia voluntad real. Así, pues, si Dios es soberano, y es amor, se desprende necesariamente que su amor es soberano. Porque Dios es Dios, actúa como le agrada; porque es amor, ama a quien quiere.
Tal es su propia explícita afirmación: “A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí” (Rom. 9:13). No había más objeto de amor en Jacob que en Esaú. Ambos habían tenido los mismos padres, habían nacido al mismo tiempo, puesto que eran gemelos; con todo, ¡Dios amó al uno y aborreció al otro! ¿Por qué? Porque le agradó hacerlo así.
La soberanía del amor de Dios se desprende necesariamente del hecho de que no es influido por nada que haya en la criatura. De ahí que el afirmar que la causa de su amor reside en El mismo es sólo otra manera de decir que ama a quien quiere. Supongamos, por un momento, lo contrario. Supongamos que el amor de Dios fuera regulado por algo externo a su voluntad.
En tal caso su amor se regiría por unas reglas, y, siendo así, El estaría bajo una regla de amor, de manera que, lejos de ser libre, sería gobernado por una ley. “En amor; habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo a sí mismo, según” -¿qué? ¿Algún mérito que vio en nosotros? No; sino, “según el puro afecto de su voluntad” (Efe. 1:4,5).
4. Es infinito. Todo lo referente a Dios es infinito. Su sustancia llena los cielos y la tierra. Su sabiduría es ilimitada, porque él conoce todo el pasado, el presente y el futuro. Su poder es inmenso, porque no hay nada difícil para él. Asimismo, su amor no tiene límite. Tiene una profundidad que nadie puede sondear; una altura que nadie puede escalar; una longitud y una anchura que están más allá de toda medida humana.
Esto se nos indica en Efe. 2:4: “Sin embargo, Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó”; la palabra “mucho” aquí es sinónima de “de tal manera amó Dios” en Juan 3:16. Nos habla de un amor tan sobresaliente que no puede ser calculado.
“Ninguna lengua puede expresar fielmente la infinitud del amor de Dios, ni ninguna mente comprenderla: “excede a todo conocimiento” (Efe. 3:19). Las más vastas ideas que la mente finita puede formarse del amor divino están muy por debajo de su verdadera naturaleza. 5. Es inmutable. Del mismo modo que en Dios “no hay mudanza, ni sombra de variación” (Stg. 1:17), tampoco su amor conoce cambio o disminución. El indigno Jacob ofrece un ejemplo poderoso de esta verdad: “A Jacob amé”, declaró Jehová, y, a pesar de toda su incredulidad y desobediencia, El nunca dejó de amarle.
En Juan 13:1 se nos da otra hermosa ilustración. Aquella misma noche, uno de los apóstoles diría: “Muéstranos al Padre”; otro le negaría con juramentos, todos iban a ser escandalizados y le abandonarían. Así y todo, “como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin”. El amor divino no está sujeto a vicisitudes de ninguna clase. El amor divino “fuerte es como la muerte… las muchas aguas no podrán apagarlo” (Cant. 5:6,7). Nada puede apartarnos del mismo (Rom. 8:35-39).
6. Es santo. El amor de Dios no lo regula el capricho, ni la pasión, ni el sentimiento, sino un principio. Del mismo modo que su gracia no reina a expensas de la misma, sino “por la justicia” (Rom. 5:21), así su amor nunca choca con su santidad. “Dios es luz” (1Juan 1:3) se encuentra antes que “Dios es amor” (1Juan 4:5).
El amor de Dios no es una simple debilidad afectuosa, ni una especie de muelle ternura. La Escritura declara que “el Señor al que ama castiga, y azota a cualquiera que recibe por hijo” (He. 12:6). Dios no cerrará los ojos al pecado, ni siquiera al de sus hijos. Su amor es puro, sin mezcla de sentimentalismo sensiblero.
7. Es benigno. El amor y el favor de Dios son inseparables. Esto se pone de relieve en Romanos 8:32-39. Por la idea y alcance del contexto se percibe claramente que es este amor, el cual no puede haber separación: es la buena voluntad y la gracia de Dios que le determinaron a dar a su Hijo por los pecadores. Ese amor fue el poder impulsor de la encarnación de Cristo: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito” (Juan 3:16),
Cristo no murió para hacer que Dios nos amara, sino porque amaba a su pueblo. El Calvario es la demostración suprema del amor divino. Siempre, que seamos tentados a dudar del amor de Dios, recordemos el Calvario. He aquí, abundante motivo para confiar en Dios, y para soportar con paciencia las aflicciones que envía, Cristo era el amado del Padre, y aun así no estuvo exento de pobreza, afrenta y persecución. Sufrió hambre y sed. De ahí que, al permitir que los hombres le escupieran y le hirieran, el amor de Dios hacia Cristo no sufrió menoscabo.
Así pues, que ningún cristiano dude del amor de Dios al ser sometido a pruebas y aflicciones dolorosas. Dios no enriqueció a Cristo con prosperidad temporal en este mundo, ya que “no tenía donde recostar su cabeza”. Pero sí le dio el Espíritu sin medida. Siendo así, aprendamos que las bendiciones espirituales son los dones principales del amor divino. ¡Qué bendición es el saber que, aunque el mundo nos odie, Dios nos ama!

LA PREDICACIÓN AL AIRE LIBRE MATA MI CARNE por Paul Washer




¿Cómo me ha impactado la predicación publica?

Oh, en dos maneras.

Primero, la predicación pública es un asesino de la carne. Eh, tu puedes pararte en una buena iglesia en algún lugar y conducirte elocuentemente y tener a todo el mundo en esa iglesia pensando que tú eres lo más grande que ha habido desde Charles Spurgeon. ¡Eso no te va a pasar estando parado en el medio de una calle! Ha habido personas… ¡que me han hecho cosas! Que… al final… todo el mundo te está mirando pensando: ¿Es un payaso? Y, es una gran forma de ver tu carne simplemente derrumbarse y morir.

Recuerdo que una de las primeras veces… después que fui salvado, y unas semanas después vi a un joven entregando tratados y fui a preguntarle al hombre que me guio a Cristo:
-¿De qué se trata eso? Luego conseguí algunos tratados y Salí al campus de la Universidad de Texas y estuve allí y comencé a repartir tratados y… ¡Hombre! O sea, tú sabes… Los muchachos se burlaban de mí. Las chicas con risas. Y tomaban los tratados y los enrollaban y me los arrojaban envueltos. Y… fuel tal el proceso, de ver a Dios, sencillamente destruyendo, tu sabes, la carne. Y entonces… Eso siempre es algo bueno. Siempre es bueno.

Segundo, me ha ayudado en el sentido de que… Tu sabes, aquellos de nosotros que también somos predicadores en iglesias, y viajamos y hacemos conferencias, llegamos al punto en el vivimos en una burbuja. Usando todos estos términos teológicos y hablando en el alta vocabulario cristiano, y tratando con tópicos muy importantes, y olvidamos que el mundo no tiene una pista. Ellos no entienden nuestro lenguaje algunas veces; ellos necesitan comenzar en el mismo principio. Necesitamos explicar todo lo que decimos. Tú sabes, cuando yo estaba testificando en Dublín la otra noche, un joven se mantuvo preguntándome: Pero, ¿Cómo tú sabes que la Biblia es verdad? Y, le di algunas, tú sabes, muchos argumentos típicos y luego dijo: Pero, yo simplemente no entiendo cómo Dios la escribió en el cielo y… ¿Cayo hacia abajo? ¿Fue que...? Y de repente me di cuenta que este joven, estaba tan lejos… No me acerque lo suficiente a donde se encontraba. No estaba contestando su pregunta básica que el realmente necesitaba escuchar. Es decir, el tenía CERO de base. Él sabía más sobre cualquier cosa que el Evangelio. Así que, eso me hizo pensar que, una vez más, tú sabes: mira tú cultura, ¿Dónde están ellos? ¿Dónde tienes que comenzar con ellos? Y eso también me ha ayudado cuando estoy predicando en una iglesia.

RAZONES BÍBLICAS EN CONTRA DEL DIVORCIO Y DEL NUEVO CASAMIENTO DEL DIVORCIADO por Nikos Ricoy


Si nos fijamos en los siguientes pasajes bíblicos, para el estudio del tema del divorcio, veremos:
·         Malaquías 2:16: "Porque yo detesto el divorcio[a] —dice el Señor, Dios de Israel—..." (La Biblia de las Américas - LBLA).
o    Footnotes:
§  [a] Malaquías 2:16 Lit., Porque Él detesta el repudio
·         Lucas 16:18: "Todo el que se divorcia de[a] su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la que está divorciada del[b] marido, comete adulterio" (La Biblia de las Américas - LBLA).
o    Footnotes:
§  [a] Lucas 16:18 O, repudia a
§  [b] Lucas 16:18 O, la repudiada por el
·         Marcos 10:11: "Y Él les dijo*: Cualquiera que se divorcie de[a] su mujer y se case con otra, comete adulterio contra ella" (La Biblia de las Américas - LBLA).
o    Footnotes:
§  [a] Marcos 10:11 O, repudie a
·         Romanos 7:1-3: "¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo a los que conocen la ley), que la ley tiene jurisdicción sobre una persona mientras vive? 2 Pues la mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras él vive; pero si su marido muere, queda libre de la ley en cuanto al marido. 3 Así que, mientras vive su marido, será llamada adúltera si ella se une a otro hombre; pero si su marido muere, está libre de la ley, de modo que no es adúltera aunque se una a otro hombre" (La Biblia de las Américas - LBLA).
·         1ª Corintios 7:39: "La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor".
·         Éxodo 20:14: "No cometerás adulterio".
Por lo tanto, 1ª Corintios 6:9-10, afirma: “...No erréis; ni los fornicarios...ni los adúlteros...heredarán el Reino de Dios”.
A partir de aquí concluiremos 5 razones bíblicas en contra del divorcio y del nuevo casamiento del divorciado.
PRIMERA RAZON: EXISTE UN PACTO VIGENTE Y UNA  PROMESA PERMANENTE
A) En cuanto al Pacto:
Según vemos en el libro de Malaquías 2:14, Dios dice:
·         Y vosotros decís: "¿Por qué?" Porque el Señor ha sido testigo entre tú y la mujer de tu juventud, contra la cual has obrado deslealmente, aunque ella es tu compañera y la mujer de tu pacto. (La Biblia de las Américas - LBLA). (Énfasis añadido).
Nótese que el verbo  “ser”, subrayado en negrita, está en el texto bíblico en tiempo presente y en otras versiones en gerundio. Es decir, en ambas versiones es una acción continua presente (KJV, NKJV, NBLH, BLA, NVI, SEV, RVR, RVR60, RVR95). Cuando decimos esto es porque la idea que trasmite el texto es que sigue siendo esposa aunque el cónyuge desleal haya sido infiel; por lo tanto el vínculo no se rompe por el pecado del otro.
Por lo tanto, la Biblia, la Palabra y voluntad de Dios, dice que el matrimonio:
·         Sea en el rito que sea...
·         ...sea en el país que sea...
·         ...sea en la época que sea...
·         ...sea en la cultura que sea...
·         ...case quien case a la pareja y...
·         ...sea por civil o por celebración "religiosa"...
…ese matrimonio es siempre un PACTO, en el cual Dios está presente como testigo y a su vez, Él toma la palabra de ese compromiso de PROMESA, a las personas que se casan. Un pacto no es un contrato. Un contrato se rompe cuando una de las partes falla, pero Dios, como Legislador del matrimonio, ha establecido claramente que el matrimonio (que Él ha dado), no sea un contrato, sino un PACTO indisoluble. Prueba de que no se disuelve, lo tenemos en pasajes tales como:
·         Marcos 10:9: “...lo que Dios juntó (por la palabra prometida en el casamiento y por ponerse bajo la ley del pacto matrimonial) no lo separe el hombre”. (Se puede ver que ese “no lo separe” es un mandamiento. Por lo tanto cuando todo hombre “lo separa”, y rompe el mandamiento, eso es  pecado; es decir, infracción de la Ley de Dios.) (Énfasis añadido).
·         Romanos 7:2-3: Pues la mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras él vive; pero si su marido muere, queda libre de la ley en cuanto al marido. 3 Así que, mientras vive su marido, será llamada adúltera si ella se une a otro hombre; pero si su marido muere, está libre de la ley, de modo que no es adúltera aunque se una a otro hombre" (La Biblia de las Américas - LBLA).
·         1ª Corintios 7:39: "La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor".
En estos pasajes, NO se ven excepciones de ningún tipo para deshacer el matrimonio, es decir, no se dice nada de lo que actualmente se usa como excusa válida para deshacer el matrimonio, como adulterio, abandono y otros.
Para concluir este breve primer punto, sobre el tema del PACTO, hay un pasaje muy singular en el Nuevo Testamento que dice:
·         Gálatas 3:15: "Hermanos míos, les voy a dar un ejemplo que cualquiera puede entender. Cuando una persona hace un pacto con otra, y lo firma, nadie puede anularlo ni agregarle nada" (Traducción en lenguaje actual - TLA).
Entonces, ¡¡¡¿cuánto más, un PACTO hecho ante el Dios Soberano  habrá que respetarse y no se podrá anular?!!! La respuesta es clara: ¡¡¡No se puede!!!
1.    Un PACTO, tanto se inaugura como se anula, solo con muerte.
2.    El PACTO Antiguo se inauguró y se abrogó  con  muerte.
3.    El Nuevo PACTO se inauguró con muerte.
4.    Sin muerte no se anula un pacto y sin muerte, no se anula el PACTO matrimonial.
5.    Pacto y muerte están íntimamente ligados.
B) En cuanto a la Promesa:
El día que una pareja se casa, ambos PROMETEN ante Dios y ante testigos, fidelidad al cónyuge hasta el fin, de tal manera que por esa promesa dada, quedan atados y comprometidos a cumplirla de por vida, de lo contrario si la persona no cumple su promesa, esa persona pasa por falsa, mentirosa, engañadora e INFIEL. La Biblia habla de la condenación de los falsos, infieles y mentirosos. Cuando un hombre y una mujer hacen un pacto matrimonial, ellos están haciendo un compromiso de palabra, una promesa mutua que tiene más valor aún, que la de sus propias vidas. Incluso en muchas culturas a lo largo de los siglos, aquellos que quebrantaban un pacto, una palabra o una promesa, eran merecedores de la muerte y  se convertían en una vergüenza para sus familias.
·         Apocalipsis 21:8: "y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda".
·         Eclesiastés 5:4-5: "Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. 5 Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas".
·         Salmo 15:4: "sólo quien desprecia al que merece desprecio, pero respeta a quien honra a Dios; sólo quien cumple lo que promete aunque salga perdiendo" (Traducción en lenguaje actual - TLA).
·         Salmo 89:34: "Jamás faltaré a mi pacto; siempre le cumpliré mis promesas" (Traducción en lenguaje actual - TLA).
En conclusión, un creyente, siendo aún “la parte inocente”, por abandono, adulterio, violencia, etc., del otro cónyuge, no puede romper su parte del Pacto volviéndose a casar, porque si lo hace, adultera el Pacto y si rompe su Promesa, se convierte en mentiroso, de la misma manera antes  adulteró y mintió  el cónyuge culpable. Romper el Pacto  matrimonial de forma posterior al cónyuge culpable, no anula el Pacto que aún existe entre ambos cónyuges y ante Dios.
En todo el Antiguo Testamento no vemos a lo largo de siglos, que se haya registrado ni un solo divorcio en los matrimonios del pueblo de Dios, a pesar de encontrar matrimonios conflictivos en todos los patriarcas.
En todo el Nuevo Testamento tampoco hay registrado ni un solo divorcio. Significativo ¿no? Simplemente porque la gente respetaba su Pacto y su Promesa en toda la historia bíblica. Sin embargo hoy en la Iglesia, acampa el divorcio tanto o más que en el mundo.

SEGUNDA RAZÓN: FORNICACIÓN NO ES SINÓNIMO DE ADULTERIO

La segunda razón por la cual la Biblia no permite el divorcio, ni nuevo casamiento del  divorciado, es que fornicación no significa adulterio, ni es sinónimo de adulterio. Los movimientos divorcistas utilizan forzadamente la excepción del pasaje de Mateo 5:32 y su paralelo Mateo 19:9 para hacer de una excepción, una regla, desvirtuando así, la enseñanza general de la Biblia en este tema, y yendo en contra  de las leyes  de la Hermenéutica, para defender  así el divorcio por causa de adulterio, ni tan siquiera la excepción les sirve para defender su tesis porque una cosa es fornicación ("porneia" πορνεία en griego) y otra muy distinta, adulterio ("moicheia"μοιχεία en griego).
Ahora bien, si Jesús quisiera referirse al adulterio en esos pasajes: ¿Por qué utilizó la palabra fornicación (porneia) y no la palabra adulterio (moichea)? Jesús da buena evidencia en Mateo 19:9 y Mat 5:32, de que Él conocía perfectamente las dos palabras, fornicación (πορνεία) y adulterio (μοιχεία).
De hecho, Él usa las dos palabras en el mismísimo pasaje, pero es evidente que las usa intencionadamente de forma separada. Entonces, si las usa separadamente, ¿quiénes somos nosotros para cambiar fornicación por adulterio si el mismo Hijo de Dios no lo hace?
Por otro lado, en otras partes del Evangelio, el mismo Jesús usa separadamente las palabras fornicación y adulterio. Por ejemplo:
·         Marcos 7:21: "Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios (μοιχεία), las fornicaciones (πορνεία), los homicidios".
Así que, allí se ve y se prueba claramente, que fornicación no es adulterio y también se prueba que Jesús usa las dos palabras separadamente porque cada una de esas palabras tiene un significado diferente:
·         ADULTERIO es solo sexualidad ilícita contra el matrimonio siendo casado.
·         FORNICACION es un término polisémico, es decir, una palabra algo más amplia que tiene bíblicamente varios significados:
o    relaciones sexuales como solteros
o    idolatría espiritual
o    homosexualidad
o    inmoralidad
o    uniones inválidas (incesto, bigamia, matrimonios del mismo sexo)
Precisamente porque fornicación y adulterio son dos cosas distintas, el Señor usó intencionadamente las dos diferentes palabras en el MISMO versículo de Mateo 5:32 y 19:9. ¿No es eso significativo?
Si el Señor hubiera querido decir: “…excepto en caso de adulterio…”, Él lo hubiera dicho claramente, porque conoce la palabra adulterio (μοιχεία). Pero si usó la palabra fornicación (πορνεία), es porque quiere decirnos otra cosa, y no es, precisamente, adulterio. ¿Llamativo, no?
La Biblia dice que el adulterio puede y debe perdonarse. Porque el perdón bíblico en el Evangelio de la gracia, está por encima, y es superior al adulterio. En todo caso el Evangelio, solo nos permite SEPARACIÓN entre los cónyuge, en casos fuertes de adulterio, violencia, etc. pero no permite el divorcio ni el recasamiento del divorciado.
Esto lo vemos en 1º Corintios 7:10-11:
·         "Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; 11 y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer" (Énfasis añadido).
La palabra griega que se usa en este texto de 1ª Corintios 7 para separación es, "χωριςω" (corízo) que significa, “separarse, irse, marcharse de, apartarse”, etc., pero no se usa la palabra apostasión ("αποοταιόυ") que significa divorcio, y que es precisamente la palabra que aparece en Mateo 5:31 y 19:7 en el contexto del divorcio.
La separación es incluso una disciplina bíblica que permitiría una futura y potencial reconciliación y en el caso de que no la hubiera, la persona debe quedarse así sola, de lo contrario romperá su promesa y adulterará su pacto de matrimonio.
Nos extendemos tanto en todo esto porque es muy importante comprender que fornicación no puede ser nunca adulterio, porque si aplicamos en el pasaje de Mateo 5:32 el intercambio de la palabra fornicación por la palabra adulterio, como hacen los divorcistas, el resto del versículo pierde sentido y a su vez se contradice.
Fijémonos en Mateo 19:9 o Mateo 5:32, y empecemos por la última parte de estos versículos donde dice: "...y el que se casa con la repudiada (divorciada) comete adulterio". Así que, surge la siguiente pregunta:
¿Cómo podría el Señor Jesús decir en el mismo pasaje dos cosas opuestas?:
1.    …que una persona inocente, puede divorciarse por adulterio (como dicen los divorcistas) pero al final del texto, el Señor mismo dice que…
2.    …esa persona inocente divorciada, si se vuelve a casar, comete adulterio ...
Estas dos cosas serían una CONTRADICCION en el mismo versículo porque:
Porque por un lado Jesús, al inicio del versículo, estaría permitiendo el divorcio (según los divorcistas), y por otro lado, al final del versículo, estaría impidiéndolo y, ¿todo esto dicho en el mismo versículo? Imposible tal contradicción, iría contra las leyes de la Hermenéutica y la lógica. Dios no se contradice.
Otra cosa; la frase, “...el que se casa con la repudiada (divorciada) comete adulterio”, se repite en Mateo 5:32 y 19:9, en Marcos 10:11 y en Lucas 16:18; con lo cual los evangelios advierten hasta 4 veces la misma, repetida e importante idea que:
1.    …"el que se casa siendo divorciad@ comete adulterio y…
2.    …”el que se casa con el divorciad@ también comete adulterio…”
Entonces, aunque un inocente divorciado haya sido abandonado o haya sido por adulterio, éste inocente no puede casarse, porque aun siendo inocente comete adulterio contra su matrimonio y hace cometer adulterio a quien se case con él o con ella.
Por esta razón concluimos, que fornicación no es sinónimo de adulterio. Es absolutamente errada la doctrina divorcista que admite el divorcio por infidelidad, violencia o por abandono.
·         Mateo 5:32: "Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio".
·         Mateo 19:9: "Y yo os digo que cualquiera que se divorcie de[a] su mujer, salvo por infidelidad, y se case con otra, comete[b] adulterio[c]" (La Biblia de las Américas - LBLA).
o    Footnotes:
§  [a] Mateo 19:9 O, repudie a
§  [b] Mateo 19:9 Algunos mss. antiguos dicen: la hace cometer
§  [c] Mateo 19:9 Algunos mss. antiguos agregan: y el que se casa con una mujer divorciada, comete adulterio.
No solo esto, sino que el pecado es doble, porque el divorciado inocente, a su vez, pecaría y haría pecar:
1.    A un soltero que se case con él/ella
2.    A un viudo que se case con él/ella o,
3.    A otro divorciado que se case con él/ella...
Por cualquier lado que se mire, todo divorciado, aun "inocente", comete adulterio si se vuelve a casar. Así que, tampoco hay ninguna salida para defender el recasamiento por infidelidad.
Es importante que la mirada no se quede solo en la frase, “...por causa de fornicación…”, que en sí ya es clara, sino que debemos mirar también cómo termina el versículo de Mateo, es decir que, "el que se casa con la repudiada, comete adulterio".
Entonces, ¿qué es fornicación en ese texto de Mateo 5:32 y Mateo 19:9? Y si no es adulterio, ¿qué es?
Bueno, si ya hemos descartado que:
1.    No es adulterio, y…
2.    Tampoco es inmoralidad, porque la inmoralidad también es perdonable, y debe ser perdonada en el Nuevo Testamento, por lo tanto, no es motivo de divorcio.
3.    Tampoco significa sexualidad entre solteros, porque el versículo está hablando  de casados y es más que evidente que los casados no cometen nunca esta área de la palabra fornicación por cuanto son casados.
4.    Y tampoco el contexto está hablando de idolatría espiritual…
Por  lo tanto, descartando uno tras otro, todos los diferentes significados de la polisémica1palabra fornicación, SOLO nos queda un significado y es:
1.    Uniones inválidas (incesto, bigamia, uniones homosexuales)
Había en determinadas culturas y épocas y –aun hoy en día lo hay– la costumbre de casarse incestuosamente entre hermanos, entre padre-hija, entre hijo- madre, con la cuñada, etc. Pero todo esto estaba prohibido y tipificado en la Ley Judía, en Levítico 18:6-18 como incestuoso, ilegítimo e inválido, es decir, fornicación. Todos ellos constituyen uniones o "matrimonios" aceptados por los hombres, pero no aceptados por Dios porque son "uniones inválidas" ante Él; es decir; son fornicación. Por lo tanto, Jesús está hablando en estos pasajes, solo de "matrimonios o uniones inválidas" como única razón válida de divorcio.
Entonces ahora sí, encajan las piezas en esos versículos de Mateo; encaja la palabra fornicación, referida a uniones matrimoniales inválidas, y encaja la clásica palabra adulterio y así, los versículos de Mateo 5:32 y Mateo 19:9, tienen armonía.
Veamos dos ejemplos de unión inválida/incesto (fornicación) en el Nuevo Testamento:
·         Primer caso: En 1ª Corintios 5:1 vemos uno, precisamente usando la palabra FORNICACÓN y no adulterio. Allí vemos a un hijo relacionándose "íntimamente" con la madrastra (incesto) y eso es abominación/fornicación según Pablo y según Levítico 18:8.
·         Segundo caso: En Marcos 6:17-19, Herodes se había casado con la mujer de su hermano (cuñada), lo cual está prohibido en Levítico 18:16, y por eso Juan el Bautista recriminaba públicamente a Herodes por esa incestuosidad.
Así que, si una pareja está unida en matrimonio inválido (incestuoso, bigámico u homosexual), por lo tanto unión ilegítima, eso es fornicación, entonces sí puede y debe divorciarse esa unión, por ser abominable y un riesgo para la salud humana.
Resumiendo, en los versículos de Mateo 5:32 y Mateo 19:9, el Señor enseña dos cosas:
1.    Que los "matrimonios" de uniones inválidas (incesto, bigámico, homosexuales) sí son divorciables.
2.    A su vez que la parte inocente en un matrimonio normal NO puede volver a casarse porque comete adulterio.

TERCERA RAZÓN: EL CREYENTE NO PUEDE TOMAR LA INICIATIVA DE DIVORCIO
Para empezar, recordemos que la Biblia dice que Dios aborrece el divorcio (Malaquías 2:16). Por lo tanto, cualquier "cristiano" que tome la iniciativa de divorciarse es evidente que está en contra de la voluntad de Dios. Dios no dice que aborrece unos casos de divorcio y otros no, sino que aborrece  todo  divorcio sea por la razón que sea.
Esta tercera razón o argumento, solo es aplicable para los  cristianos, es decir, para los que se han convertido, para los que están integrados en una iglesia cristiana y como tales son miembros de esa iglesia y aun así, deciden divorciarse.
Fijémonos bien en el contenido de este tema importante que se pasa por alto en las iglesias:
Si leemos 1ª Corintios 6:1-7, el texto y contexto habla directo a los creyentes, y dice que los creyentes no pueden ir a los jueces civiles a dilucidar ningún pleito (incluido el divorcio) sino que debe ser en la iglesia donde se arreglen estos temas.
Los problemas de separación matrimonial entre creyentes, es un tema que deben asumir los pastores y miembros de la iglesia, e intervenir en el conflicto como dice este pasaje y no los jueces del mundo. Así que, es pecado de desobediencia a este texto bíblico y un mal testimonio ante los de afuera, ir a los jueces civiles a pedir el divorcio.
·         “…lo que Dios juntó, no lo separe el hombre...” (recordemos que es un mandamiento no separarlo)
·         “Porque yo detesto el divorcio…”
Así que, en este pasaje de 1ª Corintios 6, vemos cómo el que toma la decisión de divorciarse, está cometiendo pecado porque está haciendo lo contrario a lo que Dios ordena. Muchas mujeres creyentes, desesperadas por la situación y animadas por sus pastores han ido a divorciarse cometiendo este pecado.
El texto bíblico dice: “y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer" (1ª Corintios 7:11).
Algunos preguntan: "Entonces, ¿tengo que seguir viviendo con quien es violento, adultero e irresponsable?" La respuesta es NO. Ya hemos dicho que Dios sólo permite separarse.
La palabra griega en este texto de 1ª Corintios 7 para separación es, "χωριςω" (corízo), que significa “separarse, irse, salirse de, apartarse…”, y no la palabra "αποοταιόυ" (apostasión) que significa divorcio, que es la palabra que aparece precisamente en Mateo 5:31 y 19:7.
Por lo tanto, cuando los divorcistas utilizan el texto de 1ª Corintios 7 para alentar el divorcio; cuando la acción es solo separación, y así, cometen un grave error e incitan a las personas al adulterio. El matrimonio una vez constituido, es una “unidad”, se divorcie o no se divorcie la pareja, porque una "unidad" no es solo sexualidad, sino unidad indivisible  una vez constituida. Sigue vigente aunque:
1.    Los cónyuges no estén de acuerdo, se peleen y se separen, o,
2.    No se lleve a cabo físicamente, es decir no se consume sexualmente.
De la misma forma que uno sigue siendo "una unidad" con una esposa, que por ejemplo, se haya quedado en coma o tetrapléjica a los pocos  momentos de casarse. Aunque por estos motivos no tengan relaciones sexuales, uno sigue siendo una "unidad indivisible" con su cónyuge, es decir está casado, así incluso, la persona se encuentre en la Luna. La distancia y las circunstancias no cambian ese status y vinculo de Pacto y unidad, porque la unidad la hace el compromiso, no el acto sexual.
Por ejemplo,. siguen siendo "una unidad" aunque se encuentren enojados. Cuando uno se enoja con alguien; con un hijo, un amigo, un hermano, etc., el vínculo no se rompe, se rompe la comunión. Uno no deja de ser hijo por enojarse con sus padres, o por una fuerte discusión que hayan tenido entre ellos y aun incluso, en el caso grave de maltratos de padre - hijo, aun y con todo, el vínculo padre/hijo, permanece. Lo mismo es en el matrimonio. Aun habiendo enojos, diferencias, distancias, o incluso un divorcio humano, eso no cambia que sigan siendo "una  unidad" ante Dios. No vemos por ejemplo, que los hijos se divorcien de los padres ante los tribunales, ni vemos a un padre ir a divorciarse de su hijo. Es un absurdo, siguen siendo padre e hijo a pesar de los conflictos, diferencias e incluso violencia. En el matrimonio es igual, siguen siendo esposos aunque los jueces los separen.
De  la  misma manera que con  el aborto se mata una unidad viva, el divorcio  es  matar  una unidad viva,  el  matrimonio.
Una  vida  es  la  unión  de dos partes vivas y  el  matrimonio  es  la  unión  de dos  personas, ambas creadas por  Dios  y  sobre ambas Dios  decide,  no  el  hombre. El  divorcio  es  como  el  aborto,  se mata algo que  Dios ha creado.
·         En el matrimonio,  Dios  hace de dos, UNO
·         En  la concepción  se hace UNO de  dos, también.
Hay quien  no  abortaría pero sí se  divorciaría, pero ambas cosa son iguales.
En conclusión de este punto:
1.    Las autoridades de la iglesia son las que deben intervenir, disciplinar y aconsejar sobre el matrimonio.
2.    Ir a las autoridades civiles por un divorcio es prohibido por Dios, es dar mal testimonio del evangelio, y en sí es pecado.

CUARTA RAZÓN: DIOS MISMO DA EJEMPLO DE FIDELIDAD

Es interesante observar que, tanto El Señor en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, nunca abandonó a su pueblo ni a su amada. El Mismo Dios nos da ejemplo con su comportamiento que a pesar de la infidelidad de Israel, Yawé nunca la abandonó, ni eligió otro pueblo. Tampoco se casó con otro pueblo sino que siempre esperó a Israel.
En el caso del Nuevo Testamento, a pesar de las infidelidades de la Iglesia –la Amada–, el Señor nunca la deja, ni busca otra, sino que ha dado su vida y su compromiso de fidelidad a ella por siempre.
·         2ª Timoteo 2:13: "Y aunque no seamos fieles, Cristo permanece fiel; porque él jamás rompe su promesa" (Traducción en lenguaje actual - TLA).
Dice Efesios 5:32, que la relación Cristo-Iglesia es la representación mística de la relación y unión esposo/esposa, eso quiere decir que, así como Cristo nunca abandona a su esposa, tampoco debe ser así en el matrimonio.
¿No son estos ejemplos de Dios en el Antiguo y el Nuevo Testamento, una razón contundente? Así que, divorciarse por adulterio o por lo que sea y volverse a casar, no solo es pecado, sino falta de conocimiento bíblico de la fidelidad y del ejemplo de Dios.

QUINTA RAZÓN: RAZÓN TEOLÓGICA; EL CARÁCTER DE DIOS

En el PACTO matrimonial está representado el CARÁCTER de Dios. Por lo tanto, cuando un cristiano rompe el Pacto, divorciándose y volviéndose a casar, está confrontando abiertamente la voluntad de Dios de forma rebelde. Cuando un creyente en Cristo, toma el matrimonio como un contrato, tal como lo hace esta sociedad, en vez de tomar los valores bíblicos de PACTO, está difamando el CARÁCTER de Cristo ante los demás, y a su vez se convierte en piedra de tropiezo y de blasfemia para Dios como dice este pasaje:
·         Romanos 2:24: "Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros".
El corazón y el CARÁCTER de Dios para su pueblo siempre fue de perdón, paciencia, espera, misericordia, oportunidad, fidelidad, etc. y Dios requiere que la iglesia –su esposa, en conjunto– le represente así, y que el creyente de forma individual también ame, acepte, reciba, espere y sea fiel a lo prometido con su cónyuge, a pesar de lo que éste haya hecho mal.
Cuando nosotros –la iglesia, la esposa de Cristo– cambiamos el valor de Pacto matrimonial, por el valor mundano de contrato y enseñamos que está bien hacerlo así, entonces, estamos difamando el nombre y el CARÁCTER de Dios, distorsionando la relación matrimonial de Cristo con su iglesia.
Si nosotros en la iglesia, queriendo que la gente sea “feliz”, animamos a dichas personas a que abandonen el Pacto, y abracen el contrato, y que simplemente vayan y encuentren a otra persona con quien puedan entrar en un nuevo contrato de “felicidad”, estamos entonces perpetuando el distorsionar el CARÁCTER de Dios y la relación de Cristo y su Iglesia y esto no escapará del Juicio de Dios, por cuanto es pecado.
La meta para un divorciado cristiano, no debe ser la búsqueda de la idolatrada nueva oportunidad de felicidad personal, sino que su meta debe ser respetar el CARÁCTER de Dios representado en el Pacto matrimonial.
·         Salmo 89:34: "No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios".
Cuando los pastores,  líderes cristianos y aun los mismos cristianos creen, autorizan y consienten el nuevo matrimonio de cristianos divorciados, ellos están ayudando a Satanás nuevamente a deformar la imagen y el CARÁCTER de Dios tal como éste lo hizo allá en Génesis ante Adán y Eva. Cuando uno se centra en uno mismo, en su felicidad, en su soledad o en su sexualidad, y no en el CARÁCTER de Dios, representado en el pacto de matrimonio, entonces está siendo idólatra y egoísta, es decir está pecando.
Sin embargo, debemos decir que respetar el Pacto no significa que uno no se separe del cónyuge por falta de comunión o pecado grave del otro, pero una cosa es separación y otra, muy distinta, divorcio y nuevo casamiento.
Para terminar este punto, debemos recordar nuevamente estos pasajes sobre el pacto:
·         Malaquías 2:14: "Y vosotros decís: '¿Por qué?' Porque el Señor ha sido testigo entre tú y la mujer de tu juventud, contra la cual has obrado deslealmente, aunque ella es tu compañera y la mujer de tu PACTO". (La Biblia de las Américas - LBLA). (Énfasis añadido).
·         Ezequiel 16:8: “Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en PACTO contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía". (Énfasis añadido).
·         Salmo 89:34: "No olvidaré mi PACTO, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios". (Énfasis añadido).
·         Proverbios 2:17: "La cual abandona al compañero de su juventud, Y se olvida del PACTO de su Dios". (Énfasis añadido).
·         Romanos 7:2: "Porque la mujer casada está SUJETA por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido". (Énfasis añadido).
·         1ª Corintios 7:39: "La mujer casada está LIGADA por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor". (Énfasis añadido).

CONCLUSIÓN

En el día de hoy vemos que las personas, primero escogen cómo desean vivir y luego, diseñan su doctrina teológica a su conveniencia, para que ésta doctrina se amolde a su estilo de vida pecaminoso.