miércoles, 15 de octubre de 2014

LA GRAN APOSTASÍA por David Wilkerson


Apostasía es apartarse, o una caída de lo que alguna vez se creyó, y de lo que voy a hablar es de la gran apostasía.
“Pero respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él…
“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía (caída), y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” (II Tes. 2:1-3).


Antes de que el anticristo sea revelado ya estará funcionando el ministerio de la impiedad, el que va a venir aparecerá después de una tremenda actividad de apostasía. Satanás y todos los poderes de las tinieblas estarán preparando el escenario para destruir la fe de muchos, y debido al desenfreno en el pecado el amor de mucha gente de Dios se enfriará y habrá por todas partes creyentes fracasados.
¡La mayor preocupación de Dios no es donde están cayendo los cristianos, sino de donde están cayendo! Hay multitud de cristianos, incluyendo pastores, diáconos y ministros de todas clases, ¡qué están perdiendo la fe y la confianza en el poder del nombre de Jesús! Están cayendo de esa fe como de niño, que cree que la solución a todos los problemas es sólo Él. Se están volviendo a métodos psicológicos, experiencias humanas, y a filosofías y doctrinas de hombres.
Todos los profetas previeron esta gran apostasía. A Isaías Dios le dio un mensaje que se refiere especialmente a nuestros días. Habla de los últimos tiempos cuando el pueblo se “volvería a Egipto”, para que les ayudara y rechazarían a Dios como su única fuente de provisión.
Dios le dijo a Isaías: “Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos… para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre” (Is. 30:8). La traducción literal es: “Para que sea para las generaciones futuras para los últimos días”. El capítulo treinta de Isaías es el mensaje para la iglesia de los últimos tiempos. ¡Y es cierto y es exacto!

EL MENSAJE PRINCIPIA CON LA REVELACIÓN DEL DOLOR DE DIOS POR CAUSA DE LA APOSTASÍA
“¡Ay de los hijos rebeldes que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo y no de mí; para cobijarse con cubierta y no de mi Espíritu, añadiendo pecado a pecado! Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto” (Is. 30:1-2). ***
¿Por qué les llama Dios hijos rebeldes? ¡Porque han cometido el pecado más grande, causándole a Dios la mayor pena! Aquí se introdujo un pecado peor que el adulterio, la fornicación, el robo, la mentira u odiar al hermano. ¡Es esencialmente el pecado de REBELION Y APOSTASIA! Dios le llama PECADO COMPUESTO, de añadir pecado a pecado.
Es una bofetada en el rostro de Dios. Es la consumación del pecado más declarado que pueda hacer un hijo de Dios, PREFERIR IR A EGIPTO ANTES QUE CONSULTAR AL SEÑOR. Esto se les decía a los líderes de Israel en el reinado de Ezequías, pero es también para la iglesia de los últimos días.
Las drogas, el alcoholismo, el adulterio, el juego, la homosexualidad, la fornicación, la pornografía, estos malos actos son pecados contra la carne, contra la sociedad y contra las leyes y mandamientos de Dios, pero este pecado es en contra de Dios mismo. ¡Es una indignidad en contra de un Dios santo!
“Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos, ¡y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!” (Is. 31:1)
¡Todo esto tiene que ver con cómo nos libramos del enemigo! ¿Cómo liberamos al pueblo de Dios de enemigos enfurecidos? Los asirios representan a un enemigo exitoso; representan la impetuosa manera de maldad que parece tener tanto éxito hoy. ¿Cómo van los pastores y ancianos, los líderes de Dios, a enfrentar a este formidable enemigo que está a la puerta?
El enemigo ha barrido con todo lo que se ha encontrado delante de él y parece imparable.
A Israel le entró el pánico. En vez de voltear al Señor con confianza, pusieron sus ojos en el enemigo. Tomaron el asunto en sus manos y enviaron embajadores a Egipto.
Isaías nos hace una vívida descripción del vacío y de la angustia que iba enfrente de ellos en su viaje a Egipto: “…por tierra de tribulación y angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora y la serpiente que vuela” (Is. 30:6). Ellos no encontraron nada más que vacío y vanidad.
“Por tanto la llamó Rahab quien ha sido exterminada” (Is. 30:7). Aquí Rahab en hebreo quiere decir: “He llamado a Egipto, BOCON, que se sienta tranquilo”. Otros lo interpretan como “Gente fanfarrona que es holgazana” (Keil Delitzsch).
La escena es terrible, aquí tenemos al pueblo de Dios regresando por el mismo desierto del que habían sido libertados, volviendo por ayuda a un sistema del mundo, presumido y fanfarrón que no se podía mover. Estaban dispuestos a soportar una vez más el vacío, el dolor y la angustia en un desierto, buscando que el mundo los ayudara.
Miren a la iglesia de hoy, miren a sus ejércitos de expertos, entrenados, a sus pastores y trabajadores. ¿Hacia dónde se dirigen la mayoría de ellos? ¡De regreso a Egipto, a la gran boca de Egipto! Se están desviando del Hombre de Galilea, del oprobio de la cruz, del poder de la oración, de la fe y de la palabra de Dios.
“Porque este es pueblo rebelde… que no quisieron oír la voz de Jehová” (Is. 30:9).
¡Moisés profetizó que esto ocurriría en los últimos días! Él predijo acerca de la gran apostasía del pueblo de Dios.
“Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti.
“Porque yo conozco tu rebelión y tu dura cerviz; he aquí que aun viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová; ¿cuánto más después que yo haya muerto?
“Porque yo sé que después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado; y que os ha de venir mal en los postreros días, por haber hecho mal ante los ojos de Jehová, enojándole con la obra de vuestras manos” (Deut. 31:26, 27, 29).
Moisés profetizó: “Porque yo les introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se saciarán y engordarán y se volverán a dioses ajenos y les servirán y me enojarán e invalidarán mi pacto” (Deut. 31:20).
¿Qué significa desdeñar al Señor y regresar a Egipto? ¿Qué interpretación tiene esto en los últimos días? Dios está diciendo: “Cuando fuiste llamado al principio yo te toqué y te libré de tus enemigos, yo era todo lo que tú deseabas, yo era tu gozo y tu satisfacción, no te habías consumido y tenías un corazón que me anhelaba.
“Ahora tienes libros expertos y de “cómo hacer”, tienes seminarios, sesiones de entrenamiento, más expertos y más consejo, mucho del cual incorpora las enseñanzas de este mundo. ¡Estás aprendiendo como hacer las cosas mejor, pero a mí me conoces menos! Haces las cosas en mi nombre y estás muy ocupado, muy comprometido y trabajas mucho, pero te quedas sintiendo preocupación, cansancio y vacío, porque estás en el CAMINO DE EGIPTO. Estás encauzado en la dirección equivocada”.
Nuestras iglesias ya no tienen el poder de Dios para atraer a la gente. Ahora bajan a Egipto por su música, sus danzas y sus entretenimientos, esperando atraer una multitud. ¡Qué la iglesia crezca a cualquier precio! Fíjense en la mayoría de los boletines de las iglesias, parecen más bien un calendario teatral. La iglesia quiere montar los rápidos caballos de Egipto. ¡Es un hedor en la nariz de Dios!
Aun los ministerios de ayuda a la iglesia están cayendo en apostasía. Trabajadores estacionados enfrente del ídolo de la televisión, leyendo libros de psicología. Aunque algunos tienen pasión por las almas todo esto se convierte en algo mundano y en algo humano.

AL MENSAJE DE SANTIDAD, JUICIO Y ARREPENTIMIENTO SEGUIRÁ UN RECHAZO
“Que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras” (Is. 30:10).
La iglesia apóstata no quiere saber nada de las visiones y las profecías de hombres justos. Ellos no quieren que les molesten en su mundo de éxito. Rechazan la corrección. Bajo la bandera del amor todo se disculpa. ¡Van detrás del entretenimiento! Van en rebaños por miles a conciertos, obras teatrales y reuniones sociales. ¡Ridiculizan a los profetas y se burlan de los que llaman: “predicadores del día del juicio”! Viven ilusiones. Ellos no quieren a un predicador o un evangelista que les hable la verdad cruda, o que saque la espada del Señor. Ellos dicen: “Predícanos cosas suaves. ¡Bendícenos! ¡Haznos sentir bien!
Rechazan especialmente el mensaje de separación y de santidad. Ellos dicen: “Dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel” (Is. 30:11).
Nunca pensé que vería el día en que pastores pentecostales me escribirían cartas, reprochándome y diciéndome que estoy trayendo confusión y tristeza al cuerpo de Cristo. ¿Por qué? ¡Por predicar la santidad, el juicio y el arrepentimiento!
Jeremías fue enviado a profetizar en contra de judíos apóstatas, gente del pueblo de Dios. Dios le advirtió: “Pelearán contra ti… me dejaron a mi fuente de agua viva, y cavaron para sí, cisternas… el temor de mí no está en (ellos)” (Jer. 1:19; 2:13, 19).
¿Por qué la gente acoge el mensaje de prosperidad y rechaza la corrección y los llamados al arrepentimiento, y a la santidad? Es por sus estilos de vida. Las predicaciones de prosperidad embonan muy bien en sus estilos de vida. No están dispuestos a dar nada o a oír de cruces y pérdidas. Ellos están por: comprar, adquirir, disfrutar y subir. Se rehúsan a poner atención a las advertencias proféticas de que la fiesta ya se va a acabar.
DE ESTA IGLESIA APOSTATA SE LEVANTARÁ UN PUEBLO SANTO Y ARREPENTIDO, QUE ANHELARÁ IR DETRÁS DEL SEÑOR
¡Nuestro Señor anhela tener un pueblo aquí que sólo lo anhele a Él! Él se lamenta por esta apostasía, pero su compasión va a levantar un pueblo que se vuelva a Él, que se arrepienta y que: ¡Su único deseo sea sólo El!
“Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto será exaltado, teniendo de vosotros misericordia. ¡Porque Jehová es Dios justo! Bienaventurados todos los que confían en Él” (Is. 30:18).
Aquí Isaías se está refiriendo a un pueblo del futuro. Está hablando de un pueblo que iba a formar a la Sión-Jerusalén espiritual, que nunca se caería o derrumbaría. Iba a ser gente santa, cuya principal característica serían sus corazones anhelantes del Señor.
¿Cuál era la señal de la gente apóstata? Ellos no anhelan al Señor; y confían en Egipto, el mundo, la carne y lo mundano. ¡Esta es la triste carencia de la iglesia de hoy! Hay muy poco de este profundo deseo por Jesús, muy poco de estar encerrado con Él, deseándolo a Él como la plenitud de vida. Tenemos una generación que trabaja por Él, testifica, alimenta a los pobres, ayuda a los desamparados y ministra a las necesidades humanas. ¡Pero muy pocos que pasen sus días anhelándolo a Él! Dios dijo: “Mi pueblo se ha olvidado de mi por innumerables días” (Jer. 2:32).
Una iglesia apóstata simplemente tolera la voz profética, la deja pasar con una sonrisa condescendiente. Esto es peor que un rechazo abierto.
“Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos, anda en pos de su avaricia” (Ez. 33:31).
Para muchos cristianos, aún para aquellos que sinceramente se llamaban a ellos mismos “su pueblo”, el llamarlos a que quiten de sus casas el ídolo de la televisión, que apaguen el “rock and roll” y la música del diablo, que tomen en serio un sometimiento total, es sólo un mensaje de novela. Les afecta por el lado del entretenimiento, les gusta oírlo y decir: amén; pero no los afecta. Siguen las lujurias de sus corazones: ellos rehúsan permitirle al Espíritu Santo que escudriñe en su hombre interior la corrupción que se ha colado en sus vidas y en sus hogares.
De acuerdo con la profecía de Isaías, ¡La iglesia apóstata de los últimos días rechazará totalmente el llamado al arrepentimiento!
“Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: en descanso (el original en hebreo significa arrepentimiento y conversión) y en reposo será vuestra fortaleza. Y no quisisteis, sino que dijisteis: No” (Is. 30:15-16).
Ahora el mensaje de Dios para la iglesia es este: “Tu última esperanza, la única fuerza que te ayuda, es volverte a mí de todo tu corazón. ¡Arrepiéntete y confía sólo en mí! ¡Regrésate de Egipto, del mundo!”.
Díganle esto a los predicadores de prosperidad, a los pastores ocupados, a la multitud loca por el dinero. ¡Díganles que su única salvación ahora es el arrepentimiento y la santidad! No tienen tiempo ni para considerar la pregunta, mucho menos para dar una buena respuesta. Isaías dice que rechazarán el mensaje de arrepentimiento; rechazarán el pensamiento de quietud y confianza.
¿Por qué? Porque están muy ocupados compitiendo en rápidos y veloces caballos de carreras, huyendo, persiguiendo sus propios sueños.
Isaías predice una repentina caída de estos individuos y ministros que rechazan el mensaje de arrepentimiento.
“Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; por tanto, os será este pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída viene súbita y repentinamente.
“Y se quebrará como se quiebra un vaso de alfarero, que sin misericordia lo hacen pedazos” (Is. 30:12-14).
Ya viene un repentino quebrantamiento de noche, la caída de ministros, de iglesias, y estilos de vida, de aquellos que están muy reposados en Sión. ¡Yo he visto lo que vio Isaías!
Viene una repentina calamidad económica tan inesperada que el flujo de dinero separará los ministros centrados en el hombre, irán a la bancarrota uno tras otro. Las iglesias apóstatas cargadas con deudas caerán en bancarrota.
Los que predican exclusivamente de prosperidad serán los predicadores más odiados en la tierra. Ya hemos recibido cartas de aquellos que estaban en ese terreno, pero ahora están en profundos problemas financieros, y estas personas heridas se están volviendo en contra de sus maestros, gritando: “¡Me engañaste! ¿Por qué no funciona tu palabrería ahora?” Los mismos maestros tendrán terror, considerando el colapso nocturno.
¿Quién podrá creer esto? Ahora millones de dólares fluyen libremente. Construyen, compran y venden y emprenden sus sueños como si nunca se fuera a terminar. ¡Pero el día está cerca, un terrible derrumbe viene pronto! ¡Sin misericordia! ¡Un quebrantamiento repentino! ¿Quién hubiera creído en el colapso en el mercado del petróleo? ¿Quién hubiera creído que nuestro transbordador explotaría?
Miles de pastores apóstatas y sus desvalidos rebaños van a temblar de vergüenza y temor.
“Un millar huirá a la amenaza de uno; a la amenaza de cinco huiréis vosotros todos, hasta que quedéis como mástil en la cumbre de un monte, y como bandera sobre una colina” (Is. 30:17).
Esto significa que el terror les sobrevendrá. Irán de un lado a otro sin encontrar donde esconderse, sin descanso, sin confianza, sin fuerza interior. ¡Aterrorizados! ¡Serán sólo sombra de lo que fueron!
El dominio del egoísmo, del orgullo y la ambición se están cayendo. No han hecho caso a las advertencias de Isaías, y se han burlado de las mías. Pero ellos han sido advertidos. Cuando esto suceda, y sucederá, ¿de qué servirá entonces su mensaje? ¿Quién escuchará?
Sus sueños y sus ilusiones serán quitados y sus escenarios de entretenimientos serán destruidos. Aun los incrédulos dirán: “¿Cómo puede pasar esto? ¿Por qué Dios les ha hecho esto?”
Estas advertencias no van a molestar a los cristianos que estén escondidos en Dios. Las advertencias de Jesús fueron más fuertes que las que acaba de leer.
Sin embargo, a los que confían en Él les dijo: “No teman”. ¡Santos, sigan leyendo todo esto, tiene un lado glorioso! Cuando por todos lados haya un derrumbe y llanto, la gente de Dios no llorará, porque Él va a contestar sus oraciones.
“Ciertamente el pueblo morará en Sión, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá” (Is. 30:19).
Habrá opresión de parte de Satanás, del mundo, de las circunstancias, pero Dios se manifestará en medio de su pueblo. Su presencia será para ellos preciosa.
“Bien que os dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo tu Maestro nunca más te será quitado, sino que tus ojos verán a tu Maestro” (Is. 30:20).
Dios le va a dar revelación a este pueblo. ¡Él los va a guiar paso a paso! Entonces no va a haber hambre de la Palabra de verdad, ni habrá necesidad de sermones en cintas, ni de lejanos seminarios. El Señor ya tiene en su lugar una fuerza de predicadores santos y arrepentidos que están esperando la hora en que los cristianos estén listos para escuchar. Estos predicadores ya no van a ser censurados, ni excluidos, se van a parar en la brecha y van a proclamar la Palabra santa y pura del Señor ante una nación que tiembla.

“Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino; andad por él, y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda” (Is. 30:21).
“Entonces profanarás la cubierta de tus esculturas de plata y la vestidura de tus imágenes fundidas de oro; las apartarás como trapo asqueroso. ¡Sal fuera!, les dirás” (Is. 30:22).
Ellos disfrutarán de su más grande ministerio cuando todo a su alrededor sea temor, fracaso y ruinas.
“Entonces dará el Señor lluvia a tu sementera, cuando siembres la tierra, y dará pan del fruto de la tierra, y será abundante y pingüe; tus ganados en aquel tiempo serán apacentados en espaciosas dehesas” (Is. 30:23).
¡Alaben a Dios! Este remanente anhelante va a tener una cosecha gloriosa en el día de ruina y calamidad. Ellos no van a estar huyendo o escondiéndose. Ellos oyeron el sonido de la trompeta y se prepararon. Se escondieron en Cristo y se asieron de la Roca.
En los últimos años, y ahora con más intensidad, Dios ha estado y está preparando un pueblo que Él va a llamar el día de la matanza. Ellos no van a ser sacudidos cuando todo sea sacudido por Dios. Ellos van a tener esa quietud y fortaleza, van a tener su confianza en Él.
¡Ellos no van a ser confundidos! ¡Ellos no se van a desanimar, ni a ser lanzados fuera! ¡Sabrán que Dios los ha preparado para esta hora! ¡Estarán bebiendo de los ríos de agua viva! “Y sobre todo monte alto y sobre todo collado elevado habrá ríos y corrientes de aguas en el día de la gran matanza, cuando caerán las torres” (Is 30:25).
En el día que Dios eche abajo todas las fortalezas en que confiaban los hombres y la iglesia apóstata, cuando comience LA GRAN MATANZA de ministerios centrados en hombres, entonces, ¡su pueblo estará bebiendo de los manantiales de agua sobrenatural!
Pero lo mejor de todo es que estos santos confundidos, pero creyentes y anhelantes, se van a convertir en la revelación más grande y brillante de Jesucristo a la humanidad.
“Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la del sol será siete veces mayor, como la luz de siete días, el día que vendare Jehová la herida de su pueblo y curare la llaga que el causó” (Is. 30:26).
Este cuerpo va a gozarse en una revelación de Jesucristo siete veces más intensa que todas las revelaciones pasadas. Nos encontraremos con Él como su novia vestida con su brillantez.
Si este mensaje te asusta o te molesta es mejor que escudriñes tu corazón. Este no es un mensaje de condena o de tristeza para los vencedores. ¡Aquellos que confían completamente en el Señor se regocijarán, porque el día de nuestra redención se acerca!
¡Yo soy uno de los predicadores más animados del mundo! Casi no puedo contener mi gozo, porque Dios está a punto de echar abajo y arrancar todo lo que es del mundo y de la carne.
¡Santos regocíjense conmigo! ¡Amén!


DISPENSACIONALISMO Y ZACARÍAS 14 por Wayne Jackson





Descripción de Artículo
Zacarías 14 no hace referencia alguna a un reino milenial de Cristo sobre la tierra.


Dispensacionalistas ---aquellos enamorados con la noción de que Cristo volverá a la tierra a establecer un reino político sobre el cual él reinará por 1,000 años --- dependen fuertemente en Zacarías, capítulo 14, como un elemento importante del Antiguo Testamento del esquema premilenial. El escritor dispensacionalista Hobert E. Freeman caracteriza este capítulo como una descripción de "la destrucción de los enemigos de Israel, la salvación de Jerusalén y el reino milenial del Mesías desde Sion sobre todo el mundo" Él además dice:  
"La profecía de Zacarías es para el Antiguo Testamento lo que el libro de Revelación es para el Nuevo. Es el Apocalipsis del Antiguo Testamento el cual muestra las futuras relaciones de Dios con Su pueblo escogido Israel...  El libro de Zacarías, especialmente el capítulo 14, se levanta como una correctiva continua a todos aquellas teorías que niegan la restauración literal, futura de Israel, después de un periodo de corrección, en su propia tierra, sobre la cual el Mesías reinará en Sion" (334-335)  
Dramáticamente, los defensores de la teología dispensacional alegan que Zacarías 14:1-3 contiene una descripción de la cercana "batalla de Armagedón", la cual supuestamente va a ser consumada con el descenso de Cristo "sobre el monte de los Olivos" (vs. 4) para derrotar sus enemigos y para comenzar su reino milenial.  
La verdad del asunto es que, Zacarías 14 no tiene referencia alguna a un reino milenial de Cristo sobre la tierra. La Biblia indisputablemente enseña que la Segunda Venida del Señor terminara con todos los asuntos terrenales. (2 Pedro 3:4,10)  
Una mirada al texto  
El profeta Zacarías predice una venida del "día de Jehová" cuando las naciones serían reunidas en contra de "Jerusalén" para una gran batalla. Los horrores del conflicto son interrumpidos cuando el Señor interviene y defiende la ciudad contra las naciones. El monte de los Olivos al este de Jerusalén es partido en dos, proveyendo una vía de escape para los fieles. Los enemigos de Dios son castigados con temibles plagas y desde entonces Jerusalén vivirá en seguridad, y de año en año, la gente adora a Jehová quien es "Rey sobre toda la tierra"  
Concerniente a este excitante capitulo, notemos lo siguiente:  
1.     
1.    ¿Cómo puede alguien determinar que esta profecía tiene que ver con un "reino milenial" de Cristo sobre la tierra? ¿Lo interpretó así Jesús, durante su ministerio terrenal? ¿Alguno de los escritores inspirados del Nuevo Testamento citó alguna vez a Zacarías 14, dándole una interpretación "dispensacional? La contestación es "No."

 
2.    No hay evidencia alguna que apunte esta profecía en dirección del Premilenarismo. Actualmente, los escritores del Nuevo Testamento, repetidamente enfatizan que la fuerza profética del Antiguo Testamento era concerniente a la Salvación por Gracia (1 Pedro 1:10-11) la cual floreció con el amanecer de la dispensación del Evangelio. Pedro afirmó que "todos los profetas desde Samuel y todos los que le siguieron después, todos cuantos habían hablado, ellos también habían hablado de estos días" (Hechos 3:24). Los "estos días" era una referencia a los días de la era Cristiana. La visión dispensacional de Zacarías 14 es arbitraria y sin prueba evidente.

 
3.    Un problema fundamental de la teología premilenial es su inhabilidad para discernir la diferencia entre los elementos literales y los figurativos de las Escrituras. Muchas de las profecías del Antiguo Testamento están encauchadas en una jerga figurativa, y los que no reconocen este principio están destinados al fracaso en sus interpretaciones del texto. En su clásico libro, Hermenéutica Bíblica, el profesor Milton Teny escribió: "Una interpretación profunda de las porciones proféticas de la santa Escritura está grandemente dependiente de la maestría de los principios y leyes del lenguaje figurativo, de los tipos y los símbolos" (313),  
4.     

La Insensatez en el literalizar a Zacarías 14  

Un estudio cuidadoso de Zacarías 14 revelará que aquellos que intentan literalizar el mensaje de este capítulo, como hacen los Premilenaristas, están siguiendo una vía de interpretación desastrosa.  
Considere lo siguiente:  
1.     
1.    Si este capítulo se refiere al retorno literal de Cristo (i.e. la Segunda Venida) sobre el monte de los Olivos, ¿exactamente quiénes son los que harán ese viaje de escapada hacia el este cuando la montaña se divida en dos partes? No pueden ser los inicuos, porque la Biblia llanamente dice que ellos serán destruidos cuando el Señor regrese (Mateo 25:31-46; 2 Tes. 1:7-9).   Además, no pueden ser los justos, porque ellos serán arrebatados hacia las nubes para recibir al Señor en el aire" (I Tes. 4:17).   ¿Quién más, se puede decir, que queda?

 
2.    El verso 8 habla de aguas vivientes saliendo de Jerusalén en verano y en invierno. Como el verano y el invierno ocurrirán tan solo mientras la tierra permanezca (Génesis 8:22), y la tierra no va permanecer después de la Segunda Venida de Cristo (2 Pedro 3:4,10), es obvio que los eventos de este verso no pueden tener lugar después del retorno literal de Jesús --- el cual es supuestamente aludido en el verso 4.

 
3.    El verso 12 habla de Jehová destruyendo sus enemigos y su "carne" siendo consumida. Una vez más, esto no puede ser una referencia al periodo después del retorno literal de Cristo: la Venida del Señor marcará el fin" al cual punto los muertos serán levantados, y los vivos --- en un momento, en un abrir y cerrar de ojos --- serán cambiados de carne a una nueva esencia espiritual. Nosotros pasaremos de corrupción a incorrupción, de mortalidad a inmortalidad (I Corintios 15:23-24; 51-53) 

Consecuencias que Resultan de una visión Dispensacional de Zacarías 14  
La visión dispensacional de Zacarías 14 golpea al mismo corazón de la naturaleza de la obra expiatoria de Cristo en la cruz.  
Los versos 16 y 21 hablan de aquellos que suben a celebrar las fiestas de los tabernáculos, y ofrecen sacrificios. Una vez más, los Dispensacionalistas literalizan el lenguaje, acertando que el Judaísmo, con toda su carnalidad (Hebreos 9:10) y sangre de animales, serán revividos durante la era "Milenial'. Un escritor pensante enfoca en las debilidades de esta posición:  

"¿Están estos interpretes listos para aceptar la restauración de las fiestas del Antiguo Testamento con sus ofrendas de sacrificios de animales? Durante las fiestas de los Tabernáculos, la cual comenzaba el día quince del mes séptimo, ofrendas diarias de animales pasados por fuego, 199 animales de todas las clases eran ofrecidos, 'además de la ofrenda quemada continua, y la ofrenda de alimentos de ellos y las bebidas de ellos (Números 29:12-38). Dentro de estas ofrendas diarias estaba 'la ofrenda de un macho cabrío'. Jesús es nuestra ofrenda de pecado, y si vamos hacia atrás a las ofrendas de machos cabríos debemos de rechazar a Jesús como ofrenda suficiente por nuestros pecados" (Lanier, 633)  

La ley del Antiguo Testamento, con sus ríos de sangre animal, fue abolida en la cruz (Efesios 2:15-16), desde entonces, ha sido "quitado (erken - en el tiempo perfecto, denotando la abolición permanente de la ley de Moisés) quitados para siempre (Colosenses 2:14)
Verdaderamente, el Dispensacionalismo es un sistema Judaico, materialista, e infiel.

Conclusión
Cualquiera otro sea el significado de Zacarías 14, no puede ser armonizado con la teología premilenial.
Dos puntos de vista comunes de este capítulo, entretenido por eruditos no-milenaristas son como sigue:
1.    Algunos mantienen que es una profecía simbólica de la destrucción de Jerusalén en 70 DC, junto con la propagación del evangelio a través de la era Cristiana en adelante (ver. Collins, 761-763; Wallace, 246-248).
La mejor posición, en el juicio de este escritor, sugiere que el lenguaje es una representación figurativa de la historia del "Jerusalén" espiritual (la iglesia), desde el tiempo de sus comienzos en el día de Pentecostés a través de la era Cristiana (ver Hengstenberg, II.1155-1182; Laetsch, 493-506). Woudstra tuvo un buen resumen sobre el asunto.
"Del carácter mezclado de las imágenes empleadas, refiriéndose ahora a las explosiones y cataclismos, ahora a peregrinajes regulares a Jerusalén, parece a este escritor que tal interpretación literal de estos pasajes no es la intención. La profecía tiene en vista varios aspectos de la era del Evangelio con énfasis particular en su conclusión" (377-378).
La interpretación milenarista de Zacarías 14 debe ser rechazada totalmente.


EL ARREPENTIMIENTO por Gary Gilley


Si hay un elemento del mensaje del evangelio que es minimizado hoy en día es la doctrina del arrepentimiento. Algunos lo han eliminado totalmente; otros han distorsionado y suavizado su significado. Algunos lo han hecho sobre fundamentos teológicos, otros por razones más pragmáticas. En el nivel pragmático tenemos que admitir que el arrepentimiento no se desarrolla muy bien en una sociedad narcisista y orientada al yo. Muchos están muy contentos en recibir a Cristo obteniendo vida eterna sin ninguna interferencia fundamental en sus estilos de vida pecaminosos. Si el arrepentimiento es echado a la mezcla, todo cambia. Si el mensaje del evangelio es que Jesucristo murió por nuestros pecados, nuestra respuesta al evangelio es creer y poner nuestra fe en El para perdón de pecados. Pero, ¿es posible confiar en nuestro Señor para perdón y la justicia correspondiente de Dios (2 Cor. 5:21) y al mismo tiempo continuar aferrándonos a nuestros pecados e ídolos? En otras palabras, ¿podemos volvernos a Cristo para perdón y no tener ninguna intención de volvernos del pecado? Pablo no lo creía (Hechos 26:18-20). La palabra bíblica para volvernos del pecado es “arrepentimiento”, la cual, como intentaré demostrar, es esencial para la experiencia de la salvación. El arrepentimiento no es un paso adicional de fe, representa los dos lados de la misma moneda.
El entendimiento de que la salvación es el resultado de la sola gracia de Dios, recibida a través de solo la fe en Cristo solamente, fue la piedra angular de la reforma y es universalmente reconocida por todos los verdaderos cristianos fundamentales/evangélicos. Sin embargo, todos los aspectos de esta triple declaración de las solas están bajo ataque hoy dentro de los círculos evangélicos. Por ejemplo, el evangelio son las buenas noticias que Dios ha provisto el regalo del perdón, la redención y la reconciliación, solo por gracia. Pero, mientras que todas las ramas cristianas defienden la idea de la gracia, se está haciendo cada vez más popular el entendimiento de que la gracia puede ser administrada a través de ciertos sacramentos u obtenida como resultado de ciertos esfuerzos de nuestra parte. Por consecuencia, algunos negarían que la salvación está basada en Cristo y su sangre derramada, pero algunos afirman que aun aquellos que nunca han escuchado acerca de Cristo o de la cruz pueden encontrar la redención. Afortunadamente, aun cuando estas herejías están ganando popularidad aún se mantienen al margen de la iglesia conservadora. Aún no han penetrado profundamente al corazón del cristianismo que cree en la Biblia.
De una naturaleza más divisiva es la batalla reciente sobre la segunda de las “solas”- una vez más, todos los verdaderos evangélicos están de acuerdo que la gracia de Dios es recibida a través de la fe sin obras de ningún tipo. El debate es sobre la naturaleza de la fe salvadora. Exactamente, ¿Qué es la fe? En el pasado, desde la reforma hasta la mitad del siglo veinte, había solo la cuestión entre los creyentes conservadores de que la fe salvadora incluía un volver del pecado y volverse a Dios. Algunas citas representativas de un amplio rango de perspectivas teológicas pueden ayudar a demostrar este hecho. No aprueba la teología de cada individuo mencionado abajo: Ellos solamente sirven para mostrar el amplio rango de acuerdo sobre el tema entre líderes cristianos importantes del pasado:
Charles Spurgeon (Bautista Reformado)
“Cristo Jesús ni vino con el fin de que usted pudiera continuar en el pecado y escapar de su penalidad; el no vino tampoco para prevenir la enfermedad mortal, sino para alejar lejos esa enfermedad… Cristo ni vino para salvarnos en nuestros pecados, sino para salvarnos de nuestros pecados”
William Booth (Metodista)
“El principal peligro del siglo veinte será: la religión sin el Espíritu Santo, el cristianismo son Cristo, el perdón sin arrepentimiento, la salvación sin la regeneración, y el cielo sin el infierno”.
A.W. Tozer (Evangélico – Alianza Cristiana Misionera)
“Los cuasi-cristianos siguen un cuasi-Cristo. Ellos quieren Su ayuda pero no Su intervención. Lo halagarán pero nunca lo obedecerán.”
“Es totalmente dudoso que un hombre pueda ser salvo quien venga a Cristo pidiendo Su ayuda, pero sin la intención de obedecerle en absoluto”.
Benjamín Warfield (Anglicano)
“No podemos decir que creemos en aquello que desconfiamos demasiado para comprometernos a ello”
J.I. Packer (Anglicano)
“El arrepentimiento que Cristo demanda a Su pueblo consiste en una negación firme de poner límites a los reclamos que Él pueda hacer sobre sus vidas… Él no tiene ningún interés en reunir una vasta muchedumbre de profesantes quienes se dispersen tan pronto como se enteren lo que realmente demanda seguirle.”
Más recientemente, sin embargo, algunos se han levantado un desafío de este entendimiento de nuestra gran salvación. El Catecismo Menor de Westminster de 1647 (el cual representa el entendimiento teológico de los cristianos conservadores de esa época y aún permanece representativo de muchos el día de hoy) declara: “El arrepentimiento para vida es una gracia evangélica… Y al comprender la misericordia de Dios en Cristo, para aquellos que se arrepienten, el pecador se aflige y aborrece sus pecados, de manera que se aparta de todo ellos y se vuelve hacia Dios.” Y, “EL arrepentimiento para vida principalmente consiste en dos cosas: volverse del pecado y abandonarlos”.
Algunos, como Charles Ryrie, por el otro lado, han declarado que el arrepentimiento no es nada más que un cambio de mente acerca de Cristo y no tiene nada que ver con el cambiar nuestras mentes acerca del pecado. Otros, como Zane Hodges, van más allá y dicen que la predicación del arrepentimiento a un crédulo es agregar obras al evangelio. Mientras que ambos hombres estarían de acuerdo en que la salvación es salvación no solo para justicia y vida eterna sino también salvación (liberación, rescate) del pecado, no creen que cuando un incrédulo se vuelve a Dios este debe también por lo tanto y de acuerdo a estos hombres, pueda volverse a Cristo, confiar en El para salvación, y pedir perdón y aun no tener una intención ni desear absolutamente volverse del pecado. Ya aun ser salvos del pecado y declarados justos.
Algo seriamente está mal aquí. ¿Es parte del mensaje del evangelio el volverse del pecado así como el volvernos a Dios o no lo es? Como hemos visto, hombres piadosos están formados en ambos lados del tema. Pero las declaraciones de hombres, mientras que sirven como un punto de referencia, no son la fuente final de la verdad. Por esto debemos volvernos a las Escrituras.
La Conversión
Hay tres palabras griegas, epistrepho, metamelomai y metanoeo, encontradas en el Nuevo Testamento que tratan con el concepto de volverse del pecado y volverse a Dios. La primera de estas palabras es episthrepho a menudo traducida “dar la vuelta, regresar o ser convertido”. Alrededor de la mitad de sus usos involucran un cambio físico o secular. Por ejemplo, el demonio exorcizado de un hombre dice: Volveré (epistrepho) a mi casa de donde salí (Mat. 12:44). El resto de los usos deepistrepho tienen una implicación teológica o espiritual –es este el que queremos examinar.
“El significado básico de epistrepho es volverse en el sentido físico, mental o espiritual del término; y esto por lo tanto cuando la palabra se mueve en el mundo del pensamiento y de la religión, significa un cambio de perspectiva y una nueva dirección dada a la vida o a la acción”. Un cambio de cualquier clase involucra dos cosas: volverse de algo y volverse hacia algo. En la esfera de la conversión espiritual (epistrepho) significa, por una parte, un cambio hacia Dios. “Y le vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron (epistrepho) al Señor.” (Hechos 9:35). Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió (epistrepho) al Señor.” (Hechos 11:21). “Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten (epistrepho) a Dios” (Hechos 15:19). “Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto (epistrepho) al Pastor y Obispo de vuestras almas.” (1 Ped. 2:25). Aun en el evangelio de Juan, donde a menudo encontramos el concepto del arrepentimiento, si no la palabra, nos topamos con epistrepho. “Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan (epistrepho), y yo los sane.” (Juan 12:40). A mi entender, pocos tendrían problema con la idea de que la fe salvadora involucra un cambio hacia Dios.
Por el otro lado, una persona no puede volverse a alguien o a algo sin antes volverse de algo. Es en este punto que mucho de la controversia irrumpe. Cuando una persona se convierte a Dios por la gracia salvadora ¿de se convierte ella? Un examen de los textos clave claramente revela que cuando uno se convierte a Dios, simultáneamente se convierte del pecado. Miremos las Escrituras: En 1 Tesalonicenses 1:9 Pablo escribe: “porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis (epistrephode los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero”. Al convertirse a Dios, los tesalonicenses se convirtieron de sus ídolos. ¿Puede uno convertirse a Dios y aun continuar y aun aferrase a sus ídolos? Pablo no lo creía. Convertirse a Dios de los ídolos es un paquete –ligado inseparablemente.
Cuando Pablo predicaba el evangelio en Iconio él fue claro: “Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis (epistrepho) al Dios vivo” (Hechos 14:15). Es obvio que Pablo no preveía a alguien convirtiéndose a Dios sin antes convertirse de “estas vanidades”. Y recuerde, esto fue en el contexto de la predicación del evangelio, no dando instrucciones sobre la santificación.
En la conversión de Pablo él fue comisionado a los gentiles con el propósito de “para que abras sus ojos, para que se conviertan (epistrepho) de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.” (Hechos 26:18). El evangelio predicado, a través del poder del Espíritu Santo, preparará a las personas a ver la verdad con el fin de que puedan convertirse de algo hacia algo. Se convertirán de la oscuridad (pecado, maldad) a la luz (justicia), del dominio o señorío de Satanás al dominio o señorío de Dios. Y justo cuando no malentendamos la comisión de Pablo, note como él lo aplica a su propio ministerio: él fue a los gentiles predicando: “anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen (metanoeo- vea el significado de esta palabra) y se convirtiesen (epistrepho) a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento (metanoeo)” (Hechos 26:20). Pablo no vaciló en llamar al arrepentimiento y a la conversión. El no veía incongruencia entre la fe y el arrepentimiento del pecado. No había pasos separados, sino que eran parte y conjunto de una misma cosa: el evangelio.
El Diccionario de Teología del Nuevo Testamento (una fuente y estándar valioso para el estudio de palabras) dice esto: “Cuando un hombre es llamado en el Nuevo Testamento para conversión, significa fundamentalmente una nueva conversión de la voluntad humana hacia Dios, un retorno a casa de la ceguera y error hacia el Salvador de todos (Hechos 26:18; 12 Ped. 2:25)… La conversión involucra un cambio de señores. Uno quien hasta entonces había estado bajo el señorío de Satanás (Efesios 2:1-2) viene hacia el señorío de Dios, se lleva a cabo una rendición de vida a Dios en fe incluyendo toda su ser (Hechos 26:20).”
Un Lamento
La siguiente palabra griega que debemos considerar es metamelomaiuna palabra que es a menudo confundida con el verdadero arrepentimiento. No lleva la idea de un cambio de mente o de arrepentimiento, sino más bien un nivel de sentir que de un nivel cognitivo. La idea básica demetamelomai parece ser un lamento, un lamento que puede o no puede llevar a alguien a convertirse a Dios. Por ejemplo, Judas “sintió remordimiento” (metamelomai) de su traiciona Jesús pero el no se arrepintió (Mat. 27:3). Es importante señalar que muchos usan el relato de Judas para probar que el arrepentimiento no es parte de la fe salvadora. Ellos dicen: “Miren a Judas, él se “arrepintió”, pero obviamente no se hizo cristiano”. Sin embargo, la palabra no es metanoeo (arrepentimiento) sinometamelomai (lamento). Judas estaba triste por sus acciones –por cosas que no resultaron como las había esperado. Pero él no estaba arrepentido –él no se volvió de sus pecados hacia Dios para perdón. Ni tampoco se convirtió (epistrepho) en el sentido de convertirse a Dios. El simplemente sintió remordimiento.
En 2 Corintios 7:8, 9 la distinción es clara. Pablo escribe: “Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa (metamelomai), aunque entonces lo lamenté (metamelomai); porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó. Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento (metanoia)”.
El verdadero arrepentimiento puede incluir aspectos de lamento y remordimiento y lo más probable que así será, pero estrictamente hablando, el arrepentimiento es un cambio de mente acerca de algo.
Arrepentimiento
El verbo más importante en nuestro estudio es la palabra griega metanoeo. Esta es la palabra más a menudo traducida como “arrepentimiento” en el Nuevo Testamento. El uso secular significa el cambio de mente acerca de algo –que es algo que depende del contexto. En el uso del Nuevo Testamento, como lo veremos, metanoeo siempre tiene una referencia al cambio de mente acerca del pecado en tal manera que el individuo realmente se vuelve del pecado.
El Arrepentimiento en el Antiguo Testamento
Un número de palabras en los registros del Antiguo Testamento son traducidos o llevan el significado de “arrepentirse” o “arrepentimiento”. Walter Kaiser escribe que “el uso antiguo profético del término “arrepentimiento” “volverse” al Señor, aparece en 1 Samuel 7:3:
“Habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará de la mano de los filisteos.”
Note que Samuel llama al pueblo no solo a volverse a Dios sino también a volverse de sus ídolos. Este es el entendimiento típico del Antiguo Testamento del concepto del arrepentimiento y el mensaje constante de los profetas. “Jehová amonestó entonces a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos, y guardad mis mandamientos” (2 Reyes 17:13). Al arrepentimiento del Antiguo Testamento incluye un volverse del pecado y volverse a Dios. Este tema es llevado al Nuevo Testamento y es también un mensaje constante y consistente.
El Arrepentimiento en el Nuevo Testamento
Antes de que exploremos el significado y uso del arrepentimiento en el Nuevo Testamento debemos primero examinar el pasaje favorito de aquellos que niegan que el arrepentimiento tenga lugar en el momento de la salvación. En Hechos 16 tenemos el relato del carcelero de Filipos quien, debido a una poderosa manifestación de Dios, pide a Pablo y a Silas: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” (vv. 30, 31). Puesto que Pablo dice “cree” y no menciona el arrepentimiento o el convertirse del pecado a Dios, la conclusión es que el arrepentimiento es un acto innecesario, de hecho es una agregar obras para la salvación. Si el arrepentimiento fuera necesario Pablo lo hubiera mencionado. ¡Caso cerrado!
Peor no tan rápido. De acuerdo, la salvación es través de la fe solamente en Cristo solamente, pero hay un ciertos de asuntos que tenemos que investigar aquí. Esta simple respuesta de Pablo: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo” hacen surgir una serie de preguntas: “¿Qué quiere decir con creer? ¿Quién es el Señor Jesucristo? ¿Qué quiere decir son ser salvo? El carcelero quería ser salvo, pero, ¿salvo de qué?
La salvación significa “rescate” o “liberación”. Podemos asumir que el carcelero quiso ser salvo de su pecado y de sus consecuencias. Implícitamente, si no que explícitamente, esto es arrepentimiento. Pero más relacionado a esta discusión es que información adicional con respecto al evangelio ha sido proporcionada. Es cierto que Pablo no menciona el arrepentimiento, pero también es cierto que el no menciona la gracia, la cruz, la resurrección, la muerte substitutoria de Cristo, y muchos otros aspectos del mensaje del evangelio. ¿Significa esto que estos temas no están relacionados y son innecesarios? Prácticamente hablando puedo ir con un incrédulo y decirle “cree en el Señor Jesucristo” y él puede afirmar fe en Cristo. Pero sin más información él nunca podría conocer quien es Cristo o que es lo que ha hecho. Él podría “creer” pero no ser salvo.
Seguramente en nuestros esfuerzos evangelísticos bien podemos no pedirle a alguien que crea en Cristo sin antes primero explicarle todo el evangelio –y tampoco lo hizo Pablo. En el siguiente versículo se nos dice: “Y le hablaron la palabra del Señor a él” (v. 32). No sabemos el contenido de esta instrucción, pero podemos confiar que antes que el carcelero verdaderamente colocara su fe en Cristo el conoció el evangelio desde el principio hasta el fin. El punto es que es muy difícil e incorrecto, basar una doctrina en un pasaje sencillo, tal como este lo es, en el cual no conozcamos exactamente qué fue lo que se dijo.
Por el otro lado, mientras que no sabemos los detalles de lo que se le dio al carcelero, no sabemos el contenido de algunos sermones apostólicos. En Pentecostés, en el primero sermón de Pedro concluye con esta invitación: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38). Pedro no perdió el tiempo, en su siguiente oportunidad el demandó: “arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 3:19). Ni es solo una doctrina de los labios de Pedro. Pablo proclamó en el Areópago: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30). Después cuando Pablo estaba defendiendo su comisión apostólica al Rey Agripa él explica que el Señor lo envió “para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí (Cristo), perdón de pecados y herencia entre los santificados.” (Hechos 26:18). El evangelio que Pablo predicó llamaba a los hombres a convertirse (epistrepho), por la fe, de las tinieblas a la luz y del dominio de Satanás al dominio de Dios. Ahora, antes de que comencemos a decir lo que esto significa, todo o que tenemos que hacer es ir a los versos 19 y 20 y ver lo que Pablo quiere decir. “…no fui rebelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen (metanoeo) y se convirtiesen (epistrepho) a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.” Sin preguntar Pablo veía su ministerio llamando a hombres y mujeres a arrepentirse y convertirse a Dios el cual resultaba en una vida transformada.
Pero ¿qué significa arrepentimiento?
Seguramente nadie puede estar en desacuerdo con las palabras claras de la Escritura. Así que ¿cuál es el problema? El debate recae ampliamente en el área de la definición. La palabra griega más importante (metanoeo) significa cambio de mente acerca de algo. Charles Ryrie y los demás como él enseñan que el arrepentimiento es un cambio de mente acerca de quién es Jesucristo. Al arrepentimiento, en su entendimiento, no tiene nada que ver con el pecado. Cambiar nuestras mentes acerca de Cristo es parte de la fe salvadora, pero cambiar nuestras mentes acerca del pecado y de su señorío sobre nuestras vidas son “obras”, como ellos dicen. ¿Es esto cierto? ¿El arrepentimiento no tiene ninguna referencia al pecado? Bueno, la única manera de saberlos es estudiando la Escritura misma.
Examinando el uso del verbo “arrepentirse” (metanoeo) y el sustantivo “arrepentimiento” (metanoia) podemos determinar cómo es usada la palabra en el Nuevo Testamento. No todas las referencias que examinaremos están en el contexto de la salvación o del evangelio, porque no es nuestra intención en este punto unir el arrepentimiento y la fe salvadora (lo haremos después). En este punto simplemente queremos ver como los escritores del Nuevo Testamento usaron las palabras metanoeo/metanoia. Cuando los lectores originales del Nuevo Testamento encontraron la palabra “arrepentirse” ¿Qué creyeron que significaba?
Metanoeo y Metanoia en los Evangelios
Anteriormente señalé el concepto del Antiguo Testamento del arrepentimiento (y la conversión). Esta más allá de la duda que cuando los profetas del Antiguo Testamento llamaron al arrepentimiento, estaban llamando al pueblo a convertirse de sus pecados. La idea de “cambiar su mente” acerca de Cristo sería completamente extraña para los escritores del Antiguo Testamento. Esto debemos tenerlo en mente al irnos a los evangelios. Cuando Juan el bautista y Jesús vinieron predicando el arrepentimiento ¿Qué fue lo que su audiencia entendió acerca de su significado? Seguramente la primer cosa que cruzó por sus mentes fue arrepentirse del pecado y convertirse a Dios. A menos que Juan, Jesús o los escritores de los evangelios específicamente redefinieran el arrepentimiento en otros términos, podríamos esperar que el arrepentimiento llevara la misma connotación que había tenido por siglos. Pero no vemos tal cambio.
En el Nuevo Testamento el significado de metanoeo/metanoia no es definido por el contexto en numerosos pasajes. En otras palabras, las palabras mismas son usadas pero su significado específico es discutible (Mat. 3:2; 3:8, 11; 4:17; Mar. 1:15; Luc. 3:8; 16:30). Como ejemplo, Juan el bautista llamó al pueblo a “arrepentíos por que el reino de los cielos se ha acercado” (Mat. 3:2). Jesús aún no había venido a escena cuando Juan pronunció estas palabras, entonces, podríamos esperar que el pueblo judío vieran de la misma manera lo que veían en mensajes similares de los profetas del Antiguo Testamento, i.e., volverse del pecado y volverse a Dios. Dando el beneficio de la duda, no podemos probar que esto fue lo que quiso decir Juan.
Por el contrario, en muchos otros casos el contexto en el cual metanoeo/metanoia son usados, el sujeto es claramente el pecado y la necesidad de convertirse de ello (Mat. 9:13; 11:20; 12:41; Mar. 1:4; 2:17; Luc. 3:3; 5:32; 6:12; 10:13; 11:32; 13:3, 5; 15:7, 10; 17:3). Algunos pasajes representativos dicen: “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento” (Lucas 15:7); “Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.” (Luc. 15:10); “Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale.” (Luc. 17:3, 4). En la Gran Comisión, Jesús informa a sus discípulos: “que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones” (Luc. 24:47). En cada uno de estos casos es irrefutable que el arrepentimiento/arrepentirse significa un cambio de mente o convertirse del pecado. Ni una sola vez es definido el arrepentimiento como un cambio de mente acerca de Jesús.
Metanoeo y Metanoia en el Libro de los Hechos
Al dejar la escena Jesús, encontramos a los apóstoles, en obediencia a la Gran Comisión, predicando arrepentimiento. De los once usos de mentanoeo/metanoia en el libro de los Hechos, dos (5:31; 8:22) están en el contexto del pecado en general. Hablando a Simón el mago, por ejemplo, quien decía ser un creyente pero había cometido un gran pecado, Pedro dice: “Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón” (hechos 8:22). Simón debía convertirse de su pecado si quería ser perdonado.
En Hechos 11:18; 13:24; 19:4 el contexto no es suficientemente específico para determinar dogmáticamente que el arrepentimiento significa convertirse del pecado, sin embargo esto sería la conclusión más probable en cada caso.
Las otras cinco referencias son todos en el contexto de la salvación. Hemos visto en algunas de ellas antes pero note cuidadosamente cada contexto. En Hechos 2:38 los judíos se les dice que se arrepientan para el perdón de pecados. En Hechos 3:19 se les dice que se arrepientan para que sus pecados sean borrados. Hechos 17:30 dice que Dios llama a hombres en todo lugar a arrepentirse. En Hechos 20:21 Pablo dice que el predicó tanto a judíos como a griegos la necesidad del “arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo”. En Hechos 26:20 está la declaración de la misión de Pablo la cual es llamar a hombres a arrepentirse y convertirse a Dios. En ninguno de estos ejemplos el arrepentimiento es redefinido como un cambio de mente acerca de quién es Jesús. En el menos tres de los casos metanoeo/metanoia están definitivamente en el contexto del pecado y el perdón de pecados. Nuestra conclusión a través del libro de los Hechos es que nada ha cambiado –el arrepentimiento aun significa lo que siempre ha significado: convertirse de pecado.
Metanoeo y Metanoia en Apocalipsis
Cada mención de metanoeo/metanoia en Apocalipsis está en el contexto inmediato del pecado (2:5, 16, 21, 22; 3:3, 19; 9:20, 21; 16:19,11). Apocalipsis 2:21 dice: “Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación.” Apocalipsis 9:21 dice así: “y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.”. Esto es instructivo puesto que Apocalipsis es el último libro del Nuevo Testamento escrito y encontramos que el significado del arrepentimiento ha permanecido constante. En cada pasaje claramente definido en el Nuevo Testamento, el arrepentimiento tiene siempre el significado de convertirse del pecado. Metanoeo/metanoia no son siempre usados en referencia a la salvación sino siempre conlleva la connotación de convertirse del pecado.
Metanoeo y Metanoia en las Epístolas
En las epístolas metanoia es encontrada varias veces. Ocasionalmente, su significado es indeterminado (Rom. 2:4; 2 Tim. 2:25; Heb. 6:1, 6). En otros casos el pecado es indiscutiblemente el contexto (2 Cor. 7:9, 10; Heb. 12:17). El único uso de metanoeo en las epístolas es 2 Corintios 12:21; “que cuando vuelva, me humille Dios entre vosotros, y quizá tenga que llorar por muchos de los que antes han pecado, y no se han arrepentido de la inmundicia y fornicación y lascivia que han cometido”. Aquí, una vez más, el arrepentimiento es usado en el contexto del pecado. Ninguna vez encontramos lo contrario. Ninguna vez encontramos arrepentimiento haciendo alguna referencia a cambiar nuestras mentes acerca de quién es Cristo. El contexto, cuando puede ser determinado, siempre está en la esfera del pecado; en ningún pasaje esta la idea de convertirse del pecado extraña a su contexto.
Con esto en mente 2 Pedro 3:9 debe ser considerado cuidadosamente: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (metanoea).” Si, cuando las Escrituras nos llaman al arrepentimiento, significa convertirse del pecado y volverse a Dios como hemos demostrado, entonces, decir a los pecadores que no deben volverse del pecado (solo deben cambiar su mente acerca de Cristo para ser salvos) es un evangelio falso. La salvación es a través de la fe solamente. La fe salvadora significa que nos hemos convertido de nuestros ídolos y del pecado en el cual hemos confiado siendo salvos habiendo sido esclavos por mucho tiempo y convertirnos a Cristo en fe, con el fin de recibir el perdón y la libertad de esos pecados (Rom. 6:12-14) y la justicia de Dios (2 Cor. 5:21). Ser salvos seguramente significa que somos salvos de algo para algo. Somos salvos del pecado para la justicia encontrada en Cristo.
Sin embargo, los oponentes del arrepentimiento rápidamente notan que metanoeo/metanoia es rara vez usada en referencia a la salvación en las epístolas. Por tanto, ellos concluyen, que no es parte del evangelio. ¿Cómo refutamos esto? De varias maneras:
1) El libro de los Hechos registra el mismo período de tiempo durante el cual muchas de las epístolas fueron escritas. Por ejemplo cuando Pablo hablo las palabras registradas en Hechos 26:20 diciendo que su ministerio había sido llamar a las personas a “arrepentirse y convertirse a Dios”, él ya había escrito 1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Corintios, Gálatas, y similarmente Romanos. Mientras que el menciona el arrepentimiento solo cuatro veces en estas cinco epístolas. Sin embargo él proclama en Hechos 26:18-20 que llamar a los hombres y mujeres al arrepentimiento siempre había sido su ministerio por todo el tiempo.
2) El Nuevo Diccionario Internacional de Teología del Nuevo Testamento tiene un excelente comentario en este punto:
El hecho de que este grupo de palabras no ocurre a menudo en los escritos Paulinos (solo 5 veces) y no todos en los Joanianos (aparte de Apocalipsis), no significa que la idea de la conversión no esté presente ahí sino que solamente que mientras tanto se ha desarrollado una terminología más especializada. Tanto Pablo como Juan están de acuerdo en la idea de la conversión mediante esa fe. Pablo habla de la fe como “siendo de Cristo”, como “la muerte y resurrección del hombre junto con Cristo”, como “la nueva creación”, como “vistiéndose del nuevo hombre”. La literatura joanina representa la nueva vida en Cristo como el “nuevo nacimiento”, como pasando de la muerte a la vida y de la oscuridad a la luz, o como la victoria de la verdad sobre la falsedad y el amor sobre el odio.
3) Puesto que la Escritura nunca contradice la Escritura es un precedente peligroso marcar una parte de la Escritura en contra de otra. Debemos reconocer las distinciones de su contexto, pero rechazar una enseñanza cara de doctrina solo porque no es encontrado en ciertos pasajes favoritos es un serio error. Por ejemplo, nuestro Señor ni una sola vez utilizó la palabra “gracia” (y es solamente encontrada cuatro veces en los cuatro evangelios, y nunca es usada en la primera epístola de Juan) pero ¿quién lo descartaría de su lugar de prominencia en el mensaje del evangelio? Es posible aislar las Escrituras. Si, Es cierta que las epístolas fueron escritas principalmente para enseñar doctrina a la iglesia –pero esto no significa que la doctrina no pueda ser encontrada en otras partes de la Escritura. El arrepentimiento, definido como convertirse del pecado como parte de la fe salvadora, es claramente enseñado en muchos pasajes de las Escrituras. Quienes somos para redefinir esa palabra, o eliminarla totalmente, solo porque no es encontrada en pasajes en los cuales algunos dicen que debe estar (tales como el evangelio de Juan)
Estudios de Palabras
En realidad el peso de la prueba están en aquellos quienes deben luchar con los llamados claros al arrepentimiento encontrados en la Escritura (e.g. Hechos 2:38; 3:19; 26:18, 20). Hay solo en realidad tres opciones cuando es examinada la evidencia. Pedro y pablo sabía de qué estaban hablando y llamaban a las personas a la fe a convertirse de sus pecados y volverse a Dios. O, estos hombres y otros más estaban en un error en lo que enseñaban (una posición impensable). O, el arrepentimiento significa algo más, i.e. cambiar la mente acerca de quién es Jesús. ¿Cuál de estas es?
Creemos que hemos mostrado una prueba conclusiva de que en cada caso, donde puede ser determinado su significado, metanoeo/metanoia en el Nuevo Testamento significa convertirse del pecado. Por el otro lado, no hay ni un solo uso claro de cualquier palabra para arrepentimiento que específicamente y exclusivamente cambie la mente acerca de Cristo. ¡Ni uno!
Sigamos adelante y examinemos las definiciones dadas por los expertos sobre estudio de palabras:
Estudio de Palabras de West: El Arrepentimiento en el Nuevo Testamento “incluye no solo el acto de cambiar la actitud hacia una opinión sobre el pecado sino también renunciar a él… El acto de arrepentimiento es basado primero que todo principalmente sobre una comprensión del carácter del pecado, la culpa del hombre con respecto a ellos, y el deber del hombre de apartarse de ellos”
Vines: “En el NT el asunto tiene referencia principalmente al “arrepentimiento” del pecado, y este cambio de mente incluye tanto volverse del pecado como volverse a Dios.”
El Nuevo Diccionario Internacional de Teología del Nuevo Testamento: “convertirse (en el OT) significa dar completamente una nueva dirección al hombre como un todo y volverse a Dios. Esto incluye apartarse de la maldad… (En el NT) el entendimiento intelectualmente predominante de metanoia como cambio de mente juega una pequeña parte en el NT. Más aún la decisión del hombre a darle la vuelta es enfatizada. Es claro que no estamos preocupados por un cambio externo simplemente ni con un simple cambio intelectual de ideas.”
Kittel: el arrepentimiento es una “conversión radical, una transformación de naturaleza, un volverse definitivo de la maldad, un cambio decidido a Dios en obediencia total”.
Conclusión
Algunos han concluido que incluir el arrepentimiento como parte de la fe salvadora es “obras de justicia”. Esto es, es un acto en el que un hombre deben agregar a la fe con el fin de ser salvo. Hemos mostrado desde la Escritura que ese no es el caso. Además, de acuerdo a la Escritura, el arrepentimiento es un don de Dios (vea Hechos 11:18; 2 Tim. 2:25). As1= nadie puede confiar en Cristo para salvación a menos que Dios lo capacite para hacerlo, así, nadie se arrepiente si Dios no le concede el arrepentimiento. El arrepentimiento no es una obra más de lo que lo la fe es... El punto es, cuando una persona verdaderamente se convierte a Cristo él también se convierte del pecado. Esto es claro en la enseñanza de la Palabra de Dios.