"EL
CUAL, SIENDO EN FORMA DE DIOS, NO ESTIMÓ EL SER IGUAL A DIOS COMO COSA A QUE
AFERRARSE, SINO QUE SE DESPOJÓ A SÍ MISMO, TOMANDO FORMA DE SIERVO, HECHO
SEMEJANTE A LOS HOMBRES" (FILIPENSES 2:6-7)
Cristo no dejó a un lado su naturaleza divina. "Siendo en forma de Dios,
no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse." (Fil 2:6) Cristo
en autoridad, dignidad, poder y majestad era igual a Dios. Un
análisis de Filipenses 2:6-7 nos ayudará en la comprensión de este punto:
1. "SIENDO"
Esta palabra tiene los siguientes significados:
"Ya existiendo continuamente", "siendo originalmente",
"desde la eternidad", "existiendo desde siempre". El
participio presente nos indica un estado permanente.
Esta expresión es casi igual a los que dice el apóstol Juan: "EN EL PRINCIPO ERA EL VERBO... Y EL VERBO ERA DIOS." (Jn 1:1) La palabra "ERA" es idéntica en su significado a la palabra "SIENDO" porque ambas indican una existencia perpetua.
También la palabra "SIENDO" denota "pertenencia": "SIENDO EN LA FORMA DE DIOS" indica que poseía la "FORMA DE DIOS" como suya, la forma de Dios le pertenecía como su propia posesión.
2. "FORMA DE DIOS"
La palabra "FORMA" significa la esencia de
una cosa o persona; la suma o totalidad de las características y cualidades que
hacen que una cosa sea la cosa precisa que es; lo que es esencial y permanente
en la naturaleza de una cosa o persona.
Entonces, "SIENDO EN LA FORMA DE DIOS" quiere decir que Cristo es Dios, ya que todo lo que hace que Dios sea Dios le pertenece como suyo. Todas las características y cualidades de Dios le pertenecen, lo que es esencial y permanente en la naturaleza divina, existe y siempre ha existido en Cristo, la segunda persona de la Trinidad.
Esto significa que Cristo posee y siempre ha poseído todos los atributos de Dios (Omnipotencia, Omnipresencia, Omnisciencia, Inmutabilidad, Eternidad, Soberanía, etc.) incluso la majestad y la gloria divinas; o sea que Cristo posee "TODA LA PLENITUD DE DIOS" (Vea Col 2:9) "PORQUE EN ÉL HABITA TODA LA PLENITUD DE LA DEIDAD."
Entonces, "SIENDO EN LA FORMA DE DIOS" quiere decir que Cristo es Dios, ya que todo lo que hace que Dios sea Dios le pertenece como suyo. Todas las características y cualidades de Dios le pertenecen, lo que es esencial y permanente en la naturaleza divina, existe y siempre ha existido en Cristo, la segunda persona de la Trinidad.
Esto significa que Cristo posee y siempre ha poseído todos los atributos de Dios (Omnipotencia, Omnipresencia, Omnisciencia, Inmutabilidad, Eternidad, Soberanía, etc.) incluso la majestad y la gloria divinas; o sea que Cristo posee "TODA LA PLENITUD DE DIOS" (Vea Col 2:9) "PORQUE EN ÉL HABITA TODA LA PLENITUD DE LA DEIDAD."
3. "NO ESTIMÓ EL SER IGUAL A DIOS COMO COSA A QUE AFERRARSE, SINO QUE SE DESPOJÓ A SÍ MISMO"
Esto significa que en su encarnación Cristo dejó
voluntariamente su propia gloria y su propia majestad "visibles". Es
decir, dejó la manifestación abierta de su gloria y majestad divinas. Al venir
a este mundo a tomar sobre sí la naturaleza humana, Cristo se despojó no de su
divinidad, sino del ejercicio manifiesto de sus derechos y prerrogrativas como
Dios y como uno e igual con el Padre. La igualdad a la cual no se aferró; fue
la igualdad "de trato" y de dignidad "manifiesta y
reconocida". Cristo aceptó voluntariamente dejar su gloria celestial y el
ejercicio pleno de su Señorío y de su Soberanía.
4. "SE DESPOJÓ A SÍ MISMO".
No se despojó de su divinidad, sino que se despojó de
su gloria visible; la ocultó tras el velo de su humanidad: "AHORA PUES, PADRE, GLORIFÍCAME TÚ AL LADO TUYO,
CON AQUELLA GLORIA QUE TUVE CONTIGO ANTES QUE EL MUNDO FUESE" (Jn17:5)
"Y SE TRANSFIGURÓ DELANTE DE ELLOS, Y RESPLANDECIÓ SU ROSTRO COMO EL SOL,
Y SUS VESTIDOS SE HICIERON BLANCOS COMO LA LUZ" (Mt 17:2) Se despojó
temporalmente de sus riquezas: "PORQUE YA CONOCÉIS
LA GRACIA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, QUE POR AMOR A VOSOTROS SE HIZO POBRE,
SIENDO RICO, PARA QUE VOSOTROS CON SU POBREZA FUESEIS ENRIQUECIDOS" (2Co
8:9), del ejercicio de su autoridad independiente: "PORQUE
HE DESCENDIDO DEL CIELO, NO PARA HACER MI VOLUNTAD, SINO LA VOLUNTAD DEL QUE ME
ENVIÓ" (Jn 6:38); se despojó de su derechos como el autor de la ley, sometiéndose a ella
para obedecerla en lugar de los creyentes: "PERO
CUANDO VINO EL CUMPLIMIENTO DEL TIEMPO, DIOS ENVIÓ A SU HIJO, NACIDO DE MUJER Y
NACIDO BAJO LA LEY, PARA QUE REDIMIESE A LOS QUE ESTABAN BAJO LA LEY, A FIN DE
QUE RECIBIÉSEMOS LA ADOPCIÓN DE HIJOS" (Ga 4:4-5)
5. "TOMANDO FORMA DE SIERVO"
Aquí
encontramos el pleno significado de cómo fue que Cristo se despojó; Cristo vino
a este mundo como el siervo del Padre a fin de cumplir el plan eterno de la
redención: "PORQUE EL HIJO DEL HOMBRE
NO VINO PARA SER SERVIDO, SINO PARA SERVIR, Y PARA DAR SU VIDA EN RESCATE POR
MUCHOS." (Mr 10:45) Podemos decir que en su naturaleza divina como
igual al Padre, Cristo no estaba subordinado al Padre, pero en su naturaleza
humana tomó la forma de un siervo.
6. "HECHO SEMEJANTE A LOS HOMBRES."
Dice "SEMEJANTE" toda vez que no tomó la
naturaleza humana pecaminosa, sino la naturaleza humana pero sin pecado: "PORQUE
LO QUE ERA IMPOSIBLE PARA LA LEY, POR CUANTO ERA DÉBIL POR LA CARNE, DIOS,
ENVIANDO A SU HIJO EN SEMEJANZA DE CARNE DE PECADO Y A CAUSA DEL PECADO,
CONDENÓ AL PECADO EN LA CARNE." (Ro 8:3) "PORQUE NO TENEMOS UN SUMO
SACERDOTE QUE NO PUEDA COMPADECERSE DE NUESTRAS DEBILIDADES, SINO UNO QUE FUE
TENTADO EN TODO SEGÚN NUESTRA SEMEJANZA, PERO SIN PECADO." (He 4:15) Cristo llegó a ser
verdaderamente hombre con excepción del pecado. "Y AQUEL VERBO FUE HECHO CARNE." (Jn 1:14). El fue realmente
hombre, no simplemente en apariencia sino también en realidad. Estuvo nueve
meses en el vientre materno; nació en su pesebre; conoció el hambre, la sed, el
cansancio, la congoja, el dolor y la muerte. Este es el misterio de la
encarnación; la unión de la naturaleza divina y la naturaleza humana en una
solo persona, perfectamente Dios y perfectamente hombre. Esto es lo que da
valor infinito a su sacrificio y a su justicia, y esto es lo que le constituye
como el único mediador entre Dios y los hombres.
CONCLUSIÓN:
Esta es entonces la gloria de Cristo: su voluntad
dispuesta a humillarse a sí mismo en su encarnación. "...SE HUMILLÓ A SÍ MISMO, HACIÉNDOSE OBEDIENTE
HASTA LA MUERTE, Y MUERTE DE CRUZ." (Fil 2:8) Sin embargo, al
llegar a ser Hijo del hombre, no dejó de ser lo que era, el eterno Hijo de
Dios.
Por John Owen (traducido por Omar Ibáñez y Thomas Montgomery) del Libro: "La Gloria de Cristo"
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