La elección es el acto de Dios por el cual en la eternidad pasada Él escogió a los que serían salvos. La elección es incondicional, porque esto no depende de nada fuera de Dios, tales como buenas obras o la fe prevista (Romanos 9:16). Esta doctrina es repetidamente enseñada en la Biblia, y también es demandada para nuestro conocimiento de Dios. Para empezar, vamos a mirar la evidencia bíblica.
La Biblia
dice que antes de la salvación, toda persona está muerta en su pecado –
espiritualmente muerta (Efesios 2:1-3). En este estado de muerte, el pecador es
completamente incapaz de responder a cualquier estímulo espiritual y por lo
tanto incapaz de amar a Dios, obedecer a Él, o agradar a Él de alguna manera.
La Escritura dice que la mente de cada incrédulo es hostil hacia Dios; ya que “no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco
puede; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:7-8,
énfasis adicional). Esto describe un estado de desesperación total: muerte espiritual.
El efecto
de todo esto es que ningún pecador podría siquiera una vez hacer el primer
movimiento en el proceso de salvación. Esto es lo que Jesús quiso dar a entender
en Juan 6:44, cuando Él dijo:
“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere”
Esto
explica también por qué la Biblia repetidamente acentúa que la salvación es
totalmente obra de Dios. En Hechos 13:48 leemos: “Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la
palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida
eterna.”
En Hechos
16:14 se nos dice que Lidia fue salvada cuando “el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a
lo que Pablo decía.”
Romanos
8:29-30 establece: “Porque
a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos
hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a
éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.”
En
Efesios 1:4-5,11 leemos: “según
nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y
sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados
hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,… En
él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito
del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad”
Efesios
2:8 sugiere que aún nuestra fe es un regalo de Dios.
En 2ª
Tesalonicenses 2:13, el apóstol Pablo dice a sus lectores: “Dios nos escogió desde el principio para
salvación.”
2ª
Timoteo 1:9 nos dice que Dios “… nos
salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según
el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los
tiempos de los siglos.”
De vez en
cuando alguien sugerirá que la elección de Dios está basada en Su conocimiento
previo de ciertos acontecimientos. Este argumento sugiere que Dios simplemente
mira hacia el futuro para ver quien creerá, y Él escoge a todos aquellos a
quienes ve de antemano escogiéndolo a Él. Notemos que 1ª de Pedro 1:2 dice que
el elegido es escogido
“según la presciencia de Dios Padre” y Romanos 8:29 dice: “a los que antes
conoció, también los predestinó” Y si el conocimiento previo
divino simplemente significa el conocimiento de Dios de lo que pasará por
adelantado, entonces estos argumentos pueden parecer tener cierto peso detrás
de ellos.
Pero este
no es el significado bíblico “de conocimiento previo”. Cuando la Biblia habla
del conocimiento previo de Dios, se está refiriendo al establecimiento de una
relación de amor entre Dios y aquella persona. La palabra “conocer”, tanto en
el Antiguo como en el Nuevo Testamento, se refiere a mucho más que el mero
conocimiento cognoscitivo de una persona. Pasajes como Oseas 13:4-5; Amos 3:2;
y Romanos 11:2 claramente indican esto. Por ejemplo, 1ª de Pedro 1:20 dice que
Cristo ha sido “ya
destinado desde antes de la fundación del mundo.” ¡Seguramente
esto significa más que Dios Padre examinó el futuro para contemplar a Cristo!
Esto significa que Él tenía una eterna relación de amor con Él. Esto mismo es
una prueba de la elección, de la que nosotros decimos que Dios nos “predestinó” (Romanos 8:29). Esto
significa que Él los conocía – él los amó – antes de la fundación del mundo.
Si la
elección de Dios por los escogidos es incondicional, ¿Anulará esto la
responsabilidad humana? Pablo analiza y contesta esta cuestión en Romanos
9:19-20. Él dice que la elección de Dios por los escogidos es un acto de
piedad. Abandonándolos, hasta el escogido persistirá en el pecado y se perderá,
porque ellos son tomados del mismo terrón caído de arcilla que el resto de la
humanidad. Solamente Dios es responsable de su salvación, pero esto no elimina
la responsabilidad de los que persisten en el pecado y son perdidos – porque
ellos lo hacen voluntariamente, y no bajo coacción. Ellos son responsables de
su pecado y no Dios.
La Biblia
afirma la responsabilidad humana directamente junto a la doctrina de la
Soberanía divina. Además, la oferta de piedad en el evangelio es ampliada
hacia todos. Isaías 55:1 y Apocalipsis 22:17 llama “a todo aquel que quiera
salvarse” . Isaías 45:22 y Hechos 17:30 ordena que todos los hombres se vuelvan
a Dios, arrepentidos y para ser salvos. 1ª Timoteo 2:4 y 2ª Pedro 3:9 nos dicen
que Dios no quiere que todos perezcan, sino que todos sean salvados.
Finalmente, el Señor Jesús dijo que, “el
que a mí viene no le echo fuera” (Juan 6:37).
Resumiendo,
podemos decir que Dios ha tenido una relación de amor especial con el escogido
desde la eternidad, y sobre la base de aquella relación de amor fue escogido
para salvación. La pregunta última de por qué Dios escogió a unos para la
salvación y dejó a otros en su estado pecaminoso es algo que en nuestra
mente finita, no podemos contestar. Sabemos que los atributos de Dios siempre
están en perfecta armonía el uno al otro, para que la soberanía de Dios siempre
funcione en armonía perfecta con Su Santidad, Amor, Sabiduría, y Justicia.
Extraído de aquí.
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