martes, 14 de octubre de 2014

LA PREDICACIÓN AL AIRE LIBRE MATA MI CARNE por Paul Washer




¿Cómo me ha impactado la predicación publica?

Oh, en dos maneras.

Primero, la predicación pública es un asesino de la carne. Eh, tu puedes pararte en una buena iglesia en algún lugar y conducirte elocuentemente y tener a todo el mundo en esa iglesia pensando que tú eres lo más grande que ha habido desde Charles Spurgeon. ¡Eso no te va a pasar estando parado en el medio de una calle! Ha habido personas… ¡que me han hecho cosas! Que… al final… todo el mundo te está mirando pensando: ¿Es un payaso? Y, es una gran forma de ver tu carne simplemente derrumbarse y morir.

Recuerdo que una de las primeras veces… después que fui salvado, y unas semanas después vi a un joven entregando tratados y fui a preguntarle al hombre que me guio a Cristo:
-¿De qué se trata eso? Luego conseguí algunos tratados y Salí al campus de la Universidad de Texas y estuve allí y comencé a repartir tratados y… ¡Hombre! O sea, tú sabes… Los muchachos se burlaban de mí. Las chicas con risas. Y tomaban los tratados y los enrollaban y me los arrojaban envueltos. Y… fuel tal el proceso, de ver a Dios, sencillamente destruyendo, tu sabes, la carne. Y entonces… Eso siempre es algo bueno. Siempre es bueno.

Segundo, me ha ayudado en el sentido de que… Tu sabes, aquellos de nosotros que también somos predicadores en iglesias, y viajamos y hacemos conferencias, llegamos al punto en el vivimos en una burbuja. Usando todos estos términos teológicos y hablando en el alta vocabulario cristiano, y tratando con tópicos muy importantes, y olvidamos que el mundo no tiene una pista. Ellos no entienden nuestro lenguaje algunas veces; ellos necesitan comenzar en el mismo principio. Necesitamos explicar todo lo que decimos. Tú sabes, cuando yo estaba testificando en Dublín la otra noche, un joven se mantuvo preguntándome: Pero, ¿Cómo tú sabes que la Biblia es verdad? Y, le di algunas, tú sabes, muchos argumentos típicos y luego dijo: Pero, yo simplemente no entiendo cómo Dios la escribió en el cielo y… ¿Cayo hacia abajo? ¿Fue que...? Y de repente me di cuenta que este joven, estaba tan lejos… No me acerque lo suficiente a donde se encontraba. No estaba contestando su pregunta básica que el realmente necesitaba escuchar. Es decir, el tenía CERO de base. Él sabía más sobre cualquier cosa que el Evangelio. Así que, eso me hizo pensar que, una vez más, tú sabes: mira tú cultura, ¿Dónde están ellos? ¿Dónde tienes que comenzar con ellos? Y eso también me ha ayudado cuando estoy predicando en una iglesia.

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