martes, 11 de noviembre de 2014

EL CRISTIANO Y LA CRISIS: EL GOZO QUE VIENE DE DIOS por David Barceló


Muchas familias cristianas están pasando verdaderos momentos de prueba y los creyentes nos podemos llegar a hacer muchas preguntas: ¿por qué Dios permite que suframos una crisis como esta si somos sus hijos amados? ¿Por qué no hay prosperidad continua? ¿Por qué ha de haber escasez? 

La crisis actual nos pone en alerta, pero lo cierto es que siempre ha habido épocas de crisis y catástrofes naturales, y el creyente siempre ha enfrentado las adversidades confiando en el Señor. Recordemos la sequía en tiempos de José. Recordemos la viudez de Rut y Noemí. Recordemos la traumática experiencia de Job. Este hombre, Job, era un hombre rico en lo material y justo delante de Dios. Un día el diablo se presentó ante Dios y pidió su permiso para tocar todas sus posesiones. En el mismo día Job perdió a sus criados, murieron sus ovejas, robaron sus camellos, y un viento fuerte derribó la casa en la que estaban sus diez hijos y todos ellos perdieron la vida. ¿Y cómo reaccionó Job ante todo esto? Con estas increíbles palabras: "Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito" (Job 1:21).

¿Pero cómo pudo tener Job esa entereza, esa confianza en Dios, esa paz interior en medio de la tristeza más profunda? ¡Si lo había perdido todo! ¡Aun siendo un hombre justo! ¡Y sin embargo no abrió su boca para quejarse, sino para bendecir a Dios! Encontramos esa misma actitud en el profeta Habacuc, cuando escribe: "Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar" (Hab. 3:17-19). En medio de la crisis, ¿tienes tú, querido amigo, esa paz y esa confianza en Dios que mostró Job?

En tiempos de escasez, ¿vives con ese gozo de Habacuc? Dijo el pastor inglés John Wesley, que"la última parte del hombre que se convierte es su bolsillo"... Y eso no significa necesariamente que nos cueste ofrendar, sino más bien que nos cuesta tener una visión cristiana del dinero, una visión diferente a la que el mundo nos ofrece. ¿Cuál es tu percepción del dinero? ¿Cómo ves las posesiones materiales? Según sea, así será también tu visión de la vida en tiempos de crisis y escasez. Observa la diferencia entre Judas y Zaqueo. Judas guardaba la bolsa con las ofrendas, y robaba de ella porque amaba el dinero (Jn. 12:6); por otro lado, Zaqueo era un publicano que había estado robando a su propia gente cobrando de más con los impuestos, y al convertirse dijo: "Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado" (Lc. 19:8). ¿Eres como Zaqueo? ¿Se ha convertido a Cristo también esa parte de tu corazón que manda sobre tu bolsillo? ¿O eres como Judas? ¿Pareces cristiano pero tu dios sigue siendo el amor al dinero? ¿Dónde está tu corazón con respecto a este tema? Como habrás visto nuestro enfoque es el contrario a lo que el mundo procura. En tiempos de crisis la gente está obsesionada por encontrar un trabajo que les dé el dinero necesario para poder tenergozo.

Pero el creyente se centra en primer lugar en el gozo, sabiendo que es el Señor quien proveerá del dinero y del trabajo necesario. Pero vayamos por partes. Primeramente meditaremos en 10 verdades sobre el gozo del cristiano, y en este primer artículo reflexionaremos sobre las tres primeras verdades, que tienen que ver con Dios como el origen de nuestro gozo. Habacuc nos habla del gozo diciendo que aún en tiempos de escasez... con todo... "yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación" (v.18).

Verdad 1: Todo es de Dios

Dice el Señor "mío es el mundo y su plenitud" (Sal. 50:12) y exclama el rey David "Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas" (1 Cr. 29:11). Tal vez hayáis oído que Dios creó todas las cosas para nosotros... Pero eso no es cierto. Si así fuera, ¿por qué entonces creó Dios miles de planetas que jamás veremos? ¿Y cientos de flores que jamás podremos oler en las montañas más altas? ¿Y corales y peces en mares tan profundos que no podremos explorar?

¿Y animales tan grandes y fieros que nunca podremos tocar? ¡Dios no creó todas las cosas para ti, sino para Él! ¡La Creación es para su gloria! De hecho nada es tuyo; ni tus hijos, ni tu coche, ni el aire que respiras, ni las uñas de tus pies. Todo lo creó Él, todo es suyo, y sigue siendo suyo, y puso al hombre y a la mujer como mayordomos de su Creación. Recordemos las palabras de ese hermoso himno que dice:

"El mundo es de mi Dios, su eterna posesión.
Eleva a Dios su dulce voz la entera Creación.
El mundo es de mi Dios. Conforta así pensar.
El hizo el sol y el arrebol, la tierra, el cielo y mar..."

Verdad 2: Dios es inmensamente generoso

La segunda verdad es tan espectacular como la primera. Dios es generoso, muy generoso. Dios es tan generoso, que permite que todo lo que es suyo, lo puedas llamar "mío": Mi casa, mi esposa, mi vida, mi dinero... "Dios... nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos..." (1 Tim. 6:17). Es tan generoso, ¡que es generoso incluso con los incrédulos! ¡Aunque no le dan las gracias, y viven pensando que todo es suyo por mérito propio! Dios es quien "hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos" (Mt. 5:45).

Hemos de estar agradecidos a Dios por tantas cosas, y decir con el salmista: "Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios" (Sal. 103:1-2). ¡Todo lo que tienes lo tienes gracias a Dios!... ¡todo lo tuyo en realidad es suyo! ¡Pero lo deja todo a tu cuidado, como el amo que sale de viaje y deja su mansión al cuidado de su mayordomo y le permite vivir en ella con total libertad!

Verdad 3: Dios nos da lo mejor que tiene

¡Dios nos ha dado tantas cosas! Nos ha dado el ruido del mar, el aire fresco, las frutas jugosas, la risa de un niño, nos ha cubierto de bendiciones, pero no se ha reservado lo mejor para Él, como quien reparte bombones pero se queda con el más exquisito, y se lo come a escondidas. No, Dios nos ha dado también el tesoro más grande de su corazón, al Señor Jesucristo. Y si nos ha dado a Cristo, ¿qué no nos va a dar? "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?" (Ro. 8:32) ¿Acaso no eres un hijo adoptado a la familia de Dios?

¡Acércate a tu Padre Celestial y pídele con confianza y sinceridad! Él es bueno y tremendamente generoso. ¿Acaso vendrá a mí uno de mis hijos y me dirá "Papa, tengo hambre" y no le daré de comer?; ¿o dirá "Papa, tengo frío" y no le taparé? "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?" (Mateo 7:10-11) Gracias al Señor que nuestro gozo está sustentado en la generosidad y la gracia de Dios. En el siguiente artículo meditaremos en las verdades que nos conducen a una actitud de gozo en nuestra vida cotidiana. Que Dios te bendiga.

Tomado de aquí.

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