jueves, 11 de diciembre de 2014

EL NOVIAZGO Y LA PALABRA DE DIOS por Paul Washer


I. INTRODUCCIÓN: UN LLAMADO A ESCUDRIÑAR LAS SANTAS ESCRITURAS



El cortejo bíblico es simplemente la alternativa bíblica a una de las más desastrosas y destructivas prácticas en la cultura occidental: las citas recreativas, o también llamado el “noviazgo”. El noviazgo moderno es la cita “amorosa” o relación entre dos jóvenes sin el propósito de casarse.



Debe quedar claro desde el principio que estas citas recreativas o noviazgo es pecado. Por ejemplo, dos jóvenes de dieciséis años quieren estar juntos en una relación y compartir experiencias diversas: eso es pecado. Puedes pensar que es incorrecto decir que esto sea pecado, pero debes observar la condición a la que ha llegado la iglesia de nuestros días.


Hay una gran inmoralidad en la gran mayoría de los grupos de jóvenes. ¿Cuántos en la iglesia de nuestro país caen en la inmoralidad? Muchos. La razón es la siguiente: estamos ignorando lo que dice la Palabra de Dios. La cultura en nuestro pais no es producto de un cristianismo bíblico. No naciste en un país cristiano, sino en uno gobernado por ideas, teorías y prácticas anti-bíblicas. Por lo tanto, debe ser una bandera roja de alerta el que nuestras prácticas en la iglesia se conformen a la cultura y a las prácticas en el mundo.

En la iglesia casi no existe ninguna diferencia entre las citas en el mundo y las citas entre jóvenes que se dicen cristianos. Los mismos problemas que viven los jóvenes incrédulos son los mismos que viven los jóvenes que se congregan en la iglesia ¿Por qué? Porque no estamos viviendo bíblicamente. ¿Cuántas veces has estudiado lo que dice la Biblia, de Génesis a Apocalipsis, acerca de cómo deben conocerse dos jovencitos? ¿Cuántos sermones has escuchado acerca de cómo debe ser, según la Biblia, el acercamiento entre dos jóvenes que quieren relacionarse? ¿Cuándo puede un joven comenzar a pensar en el sexo opuesto? ¿Cuándo deben pensar en casarse?

Jueces 17:6 dice: “En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía”. Esto mismo es lo que están haciendo los padres, los hijos y los pastores y maestros si es que no han estudiado lo que dice la Biblia sobre el cortejo: están enseñando “lo que a sus ojos” les parece “bien”. Debes estar en la posibilidad de abrir la Biblia y explicar lo que la Biblia dice sobre este tema, pues de otro modo, estás haciendo lo que a ti te parece mejor. Oseas 4:6 dice: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”. Isaías 1:4-6 dice: “¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite”. 

El resto del versículo dice: “Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos”. Esta es una advertencia aplicable a los padres y a los ministros que no instruyen a los jóvenes en la Palabra de Dios, particularmente en este tema del cortejo.


II. LAS CITAS RECREACIONALES O EL NOVIAZGO MODERNO: UN PROBLEMA DE LA IGLESIA DE HOY

Las citas recreacionales o noviazgo moderno es tan distante de las Santas Escrituras que ni siquiera son mencionadas en ellas. La Biblia no dice nada acerca de las citas modernas. Es un fenómeno reciente que tampoco se puede encontrar en los anales de la historia de la humanidad. Estas citas o relaciones de noviazgo modernas tienen su origen en la impiedad y en los deseos de la carne, y no en la Palabra y el Espíritu de Dios. Es una práctica mundana que siempre lleva a la destrucción.

¿Por qué las personas mantienen citas sin ninguna intención real de unirse en matrimonio? Por ejemplo, un joven viene y dice: “Quiero salir con esa chica”, y entonces se le pregunta: “¿Tan pronto estás pensando en el matrimonio?”. El joven replica: “¡Claro que no!”, a lo que se le puede cuestionar: “¿Entonces, en qué estás pensando?”. El deseo hacia otra persona sin la intención seria de unirse en matrimonio revela inmediatamente la intención pecaminosa de disfrutar de los placeres sensuales y hallar diversión egoísta sin ninguna responsabilidad a costa de la integridad física y moral de otro. Por lo tanto, la pregunta más urgente que todo joven debe hacerse es ¿Por qué quiero salir con esa chica o con ese chico? Si no es para casarse y formar una familia ¿Entonces para qué?

El salir con otra persona porque “me gusta”, “me agrada” o “me parece interesante” no es suficiente. El compromiso matrimonial demanda sacrificios y responsabilidades muy altas. Por lo tanto, la tendencia moderna a mantener una relación de noviazgo sin la seria intención de casarse sólo es producto de la necesidad de satisfacer pasiones personales sin asumir dichos compromisos delante de Dios y de la sociedad.

Un padre mantiene, cuida y sostiene a su hija. Un esposo hace lo mismo con su esposa. Pero un joven puede estar buscando a otra joven sin la mínima intención de hacerse cargo de ella como corresponde en una relación matrimonial, y de hecho, puede estar satisfaciendo sus necesidades egoístas de juego y distracción sin reparar en todo lo anterior.

La mentalidad consumista de nuestro tiempo es trasladada a las relaciones interpersonales: “debes probar muchos modelos antes de quedarte con el correcto”. Por ello, muchos jóvenes razonan: “voy a probar con esta persona, y si me gusta, entonces lo tomaré en serio”. Sin embargo, es mentira que deban “probarse” varias parejas: hay muchos matrimonios felices en donde el hombre y la mujer nunca conocieron otra persona antes de casarse, y hay muchos divorcios que provinieron de personas que tuvieron múltiples parejas antes de unirse en matrimonio.

Los jóvenes en las iglesias normalmente cometen fornicación antes de casarse.


III. LOS JOVENES Y EL CRECIMIENTO

Los jóvenes despiertan al sexo opuesto en un momento de sus vidas, pero eso no significa que estén listos para casarse, sino que es una señal de que están listos para prepararse. Es tarea de los padres cuidar a sus hijos para que este despertar no ocurra prematuramente. Nuestra sociedad invita a los niños a pensar en el sexo opuesto, y aún los padres no protegen a sus hijos de esta influencia pecaminosa: la televisión y su pornografía, los comentarios a los niños de tipo: “eres muy guapo y debes tener muchas novias” y otras exposiciones a la vida de los adultos aceleran el despertad del niño al sexo opuesto y ponen en peligro su desarrollo normal. No debe extrañarnos que al no proteger su inocencia lleguen muy pronto a tener una mente sucia.

El único que tiene derecho de participar en una relación con el sexo opuesto es un hombre, y no un niño. La adolescencia es una etapa que no existe en la Biblia. El término “adolescencia” aparece en Eclesiastés 11:9 pero no es una buena traducción. La psicología moderna ha definido adolescencia como la etapa entre la niñez y la vida adulta. Se dice que es cuando descubre su identidad y afirma su independencia (siendo rebelde). Pero eso no está en la Biblia: allí existen niños y hombres, pero no adolescentes. Las teorías del mundo moderno hacen que un “adolescente” sea un niño que demanda participar de los derechos de un hombre pero sin asumir su responsabilidad como tal. Un joven bajo esta clase de educación reclama su derecho a salir con una chica pero pide a su padre que le solvente económicamente la misma. Esto es tenido como completamente normal. Adolescencia es un término usado para referir personas de dieciséis a treinta y cinco años, aproximadamente.

La iglesia necesita hombres. Los padres deben enseñar a sus hijos a serlo. El niño debe trabajar y asumir, eventualmente, responsabilidades de hombres (por ejemplo, trabajando juntos en el campo o jardín) bajo la supervisión de sus padres para que puedan ir aprendiendo. Muchos jóvenes se casan con mujeres que consideran un sustituto de sus madres; esto se debe a que no han sido enseñados a ser hombres.

Génesis 2:24 dice: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”; no dice “el niño” o “el adolescente”, sino “el hombre”. Un joven no debe pensar en una relación con el sexo opuesto a menos que esté preparado para sostenerse a sí mismo y a su esposa, y esté dispuesto a caminar con Dios y a desarrollar su carácter moral de forma constante, independiente de sus padres.




IV. PRINCIPIOS DE CORTEJO BIBLICO 

Un joven que quiera acercarse a una hija debe recibir una pregunta fundamental de parte del padre: “¿Te interesa trabajar duro para la gloria de Dios? ¿Sabes trabajar doce horas, sudando, con tus propias manos?”. Un joven debe aprender a trabajar duro.

La relación entre un hombre y una mujer debe iniciar con el hombre: Génesis 2:24 dice “el hombre dejará”; en la Biblia la mujer que persigue a un varón es considerada inmoral (Proverbios 7:). Coquetear, por tanto, es pecado.

El joven varón debe evaluar en oración sus verdaderas intenciones respecto de una chica. Lamentaciones 3:40 dice: “Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová”.

Las razones por las que un joven quiere estar con una mujer deben ir más allá de sus deseos egoístas. El que una mujer sea bonita, haga sentir “completo” al varón y le parezca interesante son argumentos centrados en la auto-complacencia. El sentir “química” con otra persona no es suficiente porque ¿qué hará el joven cuando su secretaria o compañera de trabajo le parezca más bonita que su esposa? ¿Qué pasará cuando su esposa, por alguna razón, deje de ser tan bonita como al principio de la relación? ¿Y qué ocurrirá cuando la esposa, por momentos, haga la vida difícil?

La base del matrimonio debe ser el llamado irrevocable de Dios a entregar la propia vida a una de sus hijas, para que ella crezca a la estatura de Cristo y sea una bendición. Si es bonita toda la gloria es para Dios, pero la belleza no puede ser la base del matrimonio según las Santas Escrituras. Aún bajo circunstancias hostiles en el matrimonio el llamado de Dios sigue siendo el mismo: cuidar y proteger a la esposa y procurar su bienestar. El hombre sirve a Dios al atender a su esposa. De hecho, no existe manera de amar como Cristo amó a menos que se experimente el amor sacrificial hacia la pareja, aún cuando “no se lo merezca” después de una discusión.

Una cosa es ser atraído por la belleza bíblica y otra es ser atraído por la sensualidad. Marcos 7:21-23 dice: “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre”.

Si la ropa que usa una mujer es un marco para su cuerpo, esa es sensualidad, y Dios aborrece la sensualidad. La sensualidad es motivo de tropiezo para el hombre, y habría sido mejor no haber nacido. Pero si una mujer usa ropa que es un marco para su rostro, en el cual resplandece la gloria de Dios, entonces esa es belleza auténtica y santa. Sólo el esposo debe ver el cuerpo de su mujer. Por tanto, una mujer que muestra su cuerpo con ropa sensual a otros hombres, o a un hombre que no es su esposo, está pecando contra el Señor y debe arrepentirse. Un hombre de Dios jamás es atraído por una mujer sensual. Una mujer que muestra su cuerpo antes de casarse lo seguirá haciendo después de casarse, y con ello causará gran sufrimiento a su marido.

Un joven atraído por una mujer debe, primeramente, buscar consejo de parte de las autoridades bíblicas, empezando por su padre. Proverbios 4:1: “Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, Y estad atentos, para que conozcáis cordura”.

En segundo lugar, debe buscar consejo de los Ancianos de la iglesia: 1 Pedro 5:5:“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes”.

El joven varón debe buscar el permiso de las autoridades bajo las cuales se encuentra la chica (v. gr. El padre, o en su defecto la madre), y no por otros intermediarios (como amigas o amigos de la mujer). Salir con una chica sin hablar con su padre es motivo de vergüenza para un hombre.

Si el padre aprueba al joven varón él debe esperar para comunicarlo a su hija, y darle tiempo a ella para que después de recibir consejo y orar se pueda determinar que existe el deseo de ambos jóvenes de conocerse mutuamente, pensando en el matrimonio. 

Si el padre sabe que dicho joven es muy inmaduro y/o no es un joven de Dios, debe negarse a dar los permisos para cortejar a su hija, sin importar la oposición.

En cualquier caso, el cortejo debe darse en un lugar que siempre esté bajo la supervisión del padre o la madre o de alguna de las autoridades bajo las cuales se encuentra la chica. Jamás deben estar juntos y solos en ningún lugar. Esto es aplicable a cualquier tipo de relación (laboral, ministerial, de amistad, etcétera) entre un hombre y una mujer.

Cualquier hombre o mujer que se crea sabio debe responder a la pregunta: “¿Cuánto tiempo pasas estudiando las Santas Escrituras en oración y en devoción y obediencia al Señor?”.

El padre debe evitar que otro hombre tenga alguna confrontación con la hija o con la esposa, sea cual sea la naturaleza del conflicto.

El contacto físico no dará claridad con respecto a si se debe o no casar una persona. Sólo producirá confusión. Regularmente, los jóvenes cristianos se relacionan con el sexo opuesto alrededor de cinco veces antes de casarse. Y aún cuando no tiene sexo dejan una parte de ellos con las cinco personas con las que se involucraron emocionalmente.


V. ADVERTENCIAS CONTRA LA INMORALIDAD SEXUAL

Es imposible estar a solas con una persona del sexo opuesto por un tiempo prolongado sin caer en algún pecado de inmoralidad sexual.

Cuando los padres confían en sus hijos en medio de situaciones sexualmente peligrosas, los padres están confiando en el brazo de la carne exponiendo a sus hijos a situaciones peligrosas en las cuales ellos mismo no entrarían a sabiendas o intencionalmente. Jeremías 17:5: “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová”. La réplica común de los hijos a sus padres de: “¿Acaso no confías en mí?” o la enseñanza moderna de “dale confianza a tus hijos” no es lo que enseñan las Santas Escrituras.

De la misma manera en que un esposo no debe confiar en sí mismo al andar con otra mujer que no es su esposa, ni una esposa hacer lo mismo con un hombre que no es su esposo, un joven no debe estar con una persona del sexo opuesto a no ser que sea bajo la supervisión de alguna autoridad bíblica.

Efesios 6; Santiago 4:7…La Biblia dice que debemos resistir con el diablo, pero en cuanto a las pasiones juveniles la Biblia dice “¡huye!” (2 Timoteo 2:22). Esto significa que lo que está adentro de nosotros es más peligroso que el mismo diablo. Por ello no debemos colocarnos en situaciones que puedan llevarnos a la inmoralidad sexual en ninguna de sus formas.

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