martes, 6 de enero de 2015

LA PERSPECTIVA BÍBLICA DE LA IMAGEN PROPIA por Gary E. Gilley



La realidad es que el movimiento de la imagen propia no es ni Bíblico ni científico. Es una moda pasajera que eventualmente pasará después de hacer un daño increíble en nuestra sociedad y desafortunadamente en muchas iglesias. Por la gracia de Dios y la verdad de Su Palabra, los creyentes necesitan no dejarse engañar por las mentiras de Satanás. ¡Podemos elegir vivir de acuerdo con la infalible e inmutable Palabra de Dios!



Pocos estarían en desacuerdo con la siguiente declaración: Cómo piensan las personas de sí mismas en alto grado determinará el cómo pensarán acerca de otros, cómo pensarán acerca de Dios, cómo obtendrán y mantendrán todas sus relaciones, y cómo tomarán decisiones. No hay un área de la vida que no sea directa o indirectamente afectada por la forma en que nos veamos a nosotros mismos. Sin embargo, hay dos puntos de vista vastamente diferentes en el asunto de la imagen propia:

La Perspectiva Anti-bíblica de la Imagen Propia, La Autoestima, y La Valía Personal

La enseñanza básica en la psicología popular de hoy es que las personas en general tienen una baja autoestima, baja imagen propia, bajo ego, etc. No piensan que son muy buenas, no se aman a si mismos, no se aceptan en la forma que son, les falta confianza en sí mismos, etc. Las personas se comportan pobremente porque se miran de esta manera. Si las personas pudiesen mejorar su imagen propia, entonces se sentirían mejor acerca de ellos mismos y actuarían mejor en la vida. Todo el mundo, claro está, tiene una imagen propia mala, hay sin embargo, varios grados. También, puesto que las personas no quieren que los otros sepan qué tan mal se perciben, tienden a esconder su pobre imagen propia con métodos diferentes: Una cierta cantidad de timidez – a fin de que las personas no perciban qué tan malas realmente son. Otros pueden presumir intentando probar que ellos están realmente bien.

Para obtener una percepción de lo que realmente está siendo enseñado, veamos lo que algunos de los proponentes de la imagen propia de hoy , tanto en círculos seculares como en cristianos, están diciendo:

“Si pudiese escribir una receta para las mujeres del mundo, proveería a cada uno de ellas una sana dosis de autoestima y de valor personal… No tengo duda de que ésta es su máxima necesidad (James Dobson,What Wives Wish Their Husbands Knew About Women, p35).

“Sentirse bien acerca de nosotros mismos de hecho, puede ser la piedra angular de todo nuestro bienestar” (Barnett, Baruch and Rivers, “The Secret of Self Esteem,” The Ladies Home Journal, Feb. 1984, p54).

“Las madres que eligen abortar lo hacen por una muy pequeña autoestima, no por demasiada autoestima” (Philip A. Captain, Eight Stages of Christian Growth).

“La falta de autoestima realmente puede extinguir el deseo de seguir viviendo (James Dobson, High or Seek, p80).

“Una vez que una persona cree que él es un ‘pecador indigno’ es dudoso que él pueda honestamente aceptar la gracia salvadora que Dios ofrece en Cristo” (Robert Schuller, Self-Steem, p98).

“La depresión siempre tiene una pérdida de autoestima en primer plano….Sea cuidadoso en dirigir a una persona deprimida a la Sagrada Escritura…. Sin predicación. Yo recomendaría un receso de la iglesia si hay predicación en la iglesia” (Jeff Boer, “Is Self-Esteem Proper for a Christian?” The Journal of Pastoral Practice, Vol 5, #4, p78).

“Bajo la influencia de los psicólogos humanistas como Carl Rogers y Abraham Maslow, muchos de nosotros los cristianos hemos comenzado a ver nuestra necesitad de autoamor y autoestima” (Bruce Narramore, You’re Someone Special, p22).

“El autoestima es el prerrequisito y el criterio para nuestra conducta hacia nuestro prójimo… Sin autoestima no puede haber amor hacia los demás…Usted no puede amar a su prójimo, usted no puede amar a Dios a menos que usted primero se ame a sí mismo” (Walter Trobishch, Love Yourself, p11).

“Realmente, nuestra capacidad para amar a Dios y amar a nuestro prójimo es limitada por nuestra capacidad de amarnos a nosotros mismo. No podemos amar más a Dios de lo que amemos a nuestro prójimo y nosotros no podemos amar más a nuestro prójimo de lo que nos amamos a nosotros mismos”(Captain, Eight Stages of Christian Growth, p157).

“Una baja autoestima puede conducir a la depresión y a otras enfermedades emocionales y físicas, abuso de sustancias, promiscuidad sexual, e incluso al suicidio” (Shirley Sherrif, Contact, Vol. II #1; Enero. 1991).

“Usted tiene que pensar que usted es alguien si quiere mantener una buena salud mental” (Arthur Rounder, You Can Learn To Like Yourself, p3).

“La autoestima o el orgullo existente en un ser humano es la única y máxima necesidad que enfrenta la raza humana el día de hoy” (Robert Schuller, Self-Steem, p19).

“Las personas tienen una necesidad personal básica que requiere dos clases de imputación para su satisfacción. La necesidad más básica es un sentido de valor personal, y la aceptación de uno mismo como una persona completa y verdadera” (Lawrence Crabb, Effective Biblical Counseling, p80).

Según los proponentes de la imagen propia: La promiscuidad sexual, el suicidio, el crimen, el aborto, la depresión, la pobre salud mental, el estrés, la infelicidad, la falta de éxito en la vida, la incapacidad para amar a Dios y aceptar Su regalo gratuito de la salvación, la incapacidad para amar a los demás, y la incapacidad de amarse así mismo, son todos resultados de una pobre imagen propia o una baja autoestima.

¿Cuál es la cura entonces para todos estos problemas? Según los defensores de la imagen propia, es construir una buena imagen propia (y un sentido fuerte de autoestima) en las vidas de todas las personas. Si lo que dicen es cierto, entonces nosotros como cristianos deberíamos dar un salto al partido triunfador de la imagen propia. De hecho, si las personas son incapaces de amar a Dios y a los demás por una pobre imagen propia, entonces construir una autoestima en nuestros niños, nuestros conyugues, nuestros amigos no salvos, en nosotros y en el mundo entero debería convertirse en una meta primaria de la iglesia.

La Perspectiva Bíblica de la Imagen propia, Autoestima, y la Valía Personal

El poder de la mente humana para engañarse parece infinito. Necesitamos orar el Salmo 139:23,24 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.” ¡a menudo! Un estudio de doscientos criminales reveló que ninguno de esos criminales creía que fuera malo. Cada criminal pensaba acerca de sí mismo que era básicamente una buena persona incluso en el momento en que planeaban un crimen (El Washington Star, agosto. 15, 1976).

Una de las metas principales de la Biblia es corregir la perspectiva elevada del hombre acerca de sí mismo; no obstante, ahora es interpretado por líderes cristianos para probar justo lo contrario. ¿Cómo pueden las criaturas a quienes constantemente se les dice (en la Palabra de Dios) que tienen un demasiado alto concepto de sí mismos, ser convencidos de que su problema está de hecho en su baja autoestima? Dejados a nuestras observaciones y nuestras imaginaciones tal cosa es posible (Jer. 17:9: “Engañoso es el corazón, más que todas las cosas…”), Pero la Biblia no alimenta nuestro engaño, sino que trata de corregirlo.

C.S. Lewis, escribiendo antes de que la moda pasajera de la autoestima despegara, hizo esta interesante observación, “el niño que es palmeado al dorso por hacer una lección bien, la mujer cuya belleza es alabada por su amante, el alma salvada de quien Cristo dice, ‘bien hecho,’ está agradecida y debería. Pues aquí el placer recae no en lo que usted es sino en el hecho de que usted ha complacido a alguien a quien usted quería (y correctamente quiso) complacer. El problema comienza cuando usted pasa de pensar, ‘le he complacido; todo está bien,’ a pensar, ‘qué buena persona debo ser para haber hecho eso.’” Si Lewis escribiera tales palabras hoy, ¿serían bien recibidas? ¡Lo dudo!

¿Qué tienen que decir las Escrituras sobre como nos vemos a nosotros mismos?

Jesús enseñó la virtud de la humildad (Luc 18:14), y la importancia de la auto-negación, en vez del auto-amor (Mat. 16:24).

Las epístolas están fuertemente de acuerdo con las palabras de Jesús (cp. 1 Tim. 1:15; Rom. 7:24; 12:3; y Filip. 2:3-8). De hecho, en ninguna parte de la Biblia nos advierte sobre no pensar menos de nosotros mismos de lo que deberíamos. Pero, debería haber muchas Sagradas Escrituras si nuestro problema fuera la falta de autoestima. Hay, sin embargo, cinco hojas y media en la Biblia de Tópicos Nave acerca del orgullo, incluyendo a Prov. 16:5,18 y 19. Además, hay tres páginas sobre la autonegación. No hay referencias a la imagen propia o a cualquier palabra que pretenda decir algo semejante. Sólo 2 Tim. 3:2 hace aparecer el concepto del autoamor, y es un vicio (ver abajo). Claramente, la Biblia no presenta la autoestima como el problema del hombre. De hecho, lo opuesto a la autoestima, el orgullo, es ciertamente indicado como un problema.

En el Nuevo Testamento, ni Juan el Bautista (Luc. 3:16) ni el hijo Pródigo (Luc. 15:21) fueron corregidos cuando se declararon a sí mimos como indignos. Pero Norman Wright dice, “el merecimiento es un sentimiento de ‘yo soy bueno.’”Si esto es cierto, entonces ¿que haremos con la declaración de Jesús,: ‘no hay ninguno bueno sino solo Dios.’?

Note los ejemplos del Antiguo Testamento sobre Gedeón (Jud. 6:15); Isaías (Isa. 6:5); Amos (Amos 7:14); Job (Job 42:6); y Moisés (Exod. 3:11; 4:10-13). Cada uno de estos hombres fue usado por Dios cuando reconocieron la grandeza del Señor y su propia insignificancia. 2 Cor. 12:9,10 también nos enseña que encontramos la fortaleza de Dios sólo cuando reconocemos nuestra debilidad.

2 Tim. 3:16,17 y 2 Pedro 1:3 explica que la Palabra de Dios es suficiente para equiparnos para ser personas piadosas, y que todo lo concerniente a la vida y a la piedad se encuentra en Su Palabra. Siendo este el caso, debemos hacer la pregunta: “¿por qué no hay mención alguna de la autoestima en toda la Escritura?”

La respuesta a esa pregunta seguramente recae en el hecho de que nuestra relación con Dios no se basa en nuestra rectitud o nuestro valor hacia El, sino en Su gracia (Tito 3:4-7). Más bien, somos pecadores que no podemos hacer nada para impresionar o agradar a Dios (Rom. 3:23; 5:6-8).

(Esta gráfica sin duda fue tomada prestada de una fuente, la cuál no puedo localizar. Mis disculpas para el autor.)

DIFERENCIAS CLAVE ENTRE LA IMAGEN PROPIA Y LA IMAGEN BÍBLICA:


DIOS EN SU PALABRA:

1.       Ame a Dios y a los demás (Mt. 22:37)
2.       Edifique a los demás (Heb. 10:24,25)
3.       Nadie es justo (Rom. 3:23)
4.       El Corazón es engañoso (Jer. 17:9)
5.       Ponga otros primero (Filip. 2:1-4)
6.       Sea Humilde (Rom. 12:3)
7.       Somos pecadores (Rom. 3:10,11)
8.       Camine en el Espíritu (Gal. 5:16)
9.       Niéguese a Sí Mismo (Mt. 16:24-26)
10.       Ponga su confianza en Dios (Fil. 4:13)

LOS DEFENSORES DE LA IMAGEN PROPIA DICEN:

1.       Ámese a usted mismo
2.       Edifique su autoestima
3.       Usted es bueno
4.       Crea en usted mismo
5.       Póngase usted primero
6.       Tenga Un Alto Concepto de sí mismo
7.       Usted es de gran valor
8.       Haga lo que usted quiera hacer
9.       Encuéntrese a sí mismo
10.       Tenga confianza en sí mismo

RESPUESTA A ALGUNOS ENGAÑOS
Nos debemos amar a nosotros mismos
Los defensores de la imagen propia afirman que la Sagrada Escritura nos ordena que nos amemos. El verso principal que usan para apoyar esta afirmación es Mateo 22:39b que dice, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Basado en una interpretación defectuosa de este pasaje muchos maestros – de la teoría de la imagen propia – ven esto como un mandato Bíblico evidente para que nosotros nos amemos a nosotros mismos. Sin embargo, en ninguna parte de este pasaje (Mat. 22:36-40) existe una orden del Señor para que nosotros nos amemos a nosotros mismos.

De hecho, no hay ningún lugar en las Escrituras dónde se nos diga que debemos amarnos a nosotros mismos. En lugar de eso, siempre se asume que ya nos amamos a nosotros mismos (Nota: “como a ti mismo” en el pasaje en estudio). No obstante, se nos dice que lo que Jesús quiso decir es que tenemos que aprender a amarnos a nosotros mismos primero, antes de que podamos amar a otros. En otras palabras, hay realmente tres mandatos dados aquí (aún cuando Jesús dijo que hay “dos”). Se nos ordena a amar a Dios y nuestro prójimo; luego, Jesús llega a una conclusión diciendo: “De estos dos mandamientos depende toda la Ley. . .” Si Jesús dice que hay dos mandamientos aquí ¡cómo es que nos atrevemos a afirmar que hay tres!

Efesios 5:28,29 es otro pasaje usado por los maestros de la filosofía de la imagen propia para promover la autoestima. Se nos dice que primero debemos aprender a amarnos nosotros mismos antes de que podamos amar a nuestro cónyuge, pero el pasaje claramente manifiesta que nunca ha existido una persona que no se ame a sí misma. Nuestro problema nunca ha sido la falta de autoestima, sino la mucha preocupación por el ego. Hay sin embargo una vez en las Escrituras donde la autoestima es mencionada: 2 Tim. 3:2. Allí encontramos el amor al ego en el primer lugar de una lista de pecados que caracterizarán a los postreros días. Es interesante notar, igualmente, que la palabra griega utilizada para el amor en este verso (phileo) habla de amor emocional a diferencia del amor abnegado (agapao) en otros pasajes. En otras palabras, el único verso en el Nuevo Testamento que habla de amarnos a nosotros mismos emocionalmente (sintiéndonos bien acerca de nosotros mismos, etc.) es una advertencia de que éste es un pecado que debemos evitar.

Somos dignos del Amor de Dios

William Kirwin en Biblical Concepts of Christian Christian Counseling (p107) dice: “Pareciera que Cristo hubiera dicho, ustedes son de tal valor para mí que voy a morir; aun experimentaré el infierno a fin de que ustedes puedan ser adoptados como mis hermanos y hermanas”. Donna Faster escribió: “Por supuesto que la demostración más grande del valor de una persona para Dios fue mostrada al darnos a Su Hijo” (Building a Child’s Self-Steem, p6). Incorrecto, el envío del Hijo de Dios no es una comprobación de nuestro valor, sino la máxima comprobación del amor, la gracia, la misericordia y la bondad de nuestro Dios. La verdad es que Dios no nos salva porque él vea alguna cosa de valor en nosotros, sino que a pesar de que no hay nada en nosotros digno de salvar (Rom. 5:6-10; Tito 3:4-7; Efes. 2:4-9). Tal declaración hiere nuestro orgullo, pero no obstante es cierto.

Los defensores de la autoestima destruyen el concepto de la gracia. La misma definición de gracia es que Dios nos da lo que no merecemos. Si somos dignos de Su salvación entonces la vida eterna no es un regalo de la gracia sino una recompensa basada en nuestro valor, o las buenas obras. Éste es un concepto completamente refutado en la Sagrada Escritura (Efes. 2:8,9). Para que una persona venga a Cristo, primero debe reconocer su necesidad de la salvación. Enseñarles que son dignos a los ojos de Dios es cometerles una injusticia terriblemente cruel y no bíblica. Entre más nos veamos bíblicamente a nosotros mismos, más precioso se vuelve el amor, la gracia y la misericordia de nuestro Dios. Si nos consideramos dignos de cualquiera de las bendiciones de Dios habremos groseramente abaratado Su regalo gratuito de amor y de gracia.

A Satanás Le gusta Cuando Tenemos una Mala Imagen de Nosotros Mismos

A los maestros de la imagen propia les gustaría que nosotros creyésemos que debemos tener una buena imagen propia o de lo contrario el diablo tendrá un punto de apoyo firme en nuestra vida. Creen que una pobre imagen propia nos impedirá reconocer nuestro valor para Dios y por consiguiente no aceptaremos Su regalo de salvación. En verdad a Satanás no le importa lo que pensamos acerca de nosotros mismos con tal de que estamos preocupados con el EGO. Si él puede mantenernos atrapados en nuestro ego él nos puede mantener sin estar ocupados en Dios y en los demás tal y como se nos instruye en las Escrituras (Fil. 2:3-8).

El problema del hombre siempre ha sido el orgullo. Desde el principio el hombre ha querido ser como Dios (Gen. 3:5). El diablo mismo, es el autor del orgullo pecaminoso (Isa. 14:13,14). Esta clase de actitud y opinión elevada de sí mismo no sólo echó fuera a Satanás del cielo y condenó al castigo eterno, sino también se convirtió en su herramienta favorita para abstenerse de confiar en Dios.

LA PERSPECTIVA BÍBLICA DEL EGO

Jay Adams en The Biblical View of Self-Steem, Self-Love and Self-Image dice: “mientras no hay una preocupación evidente en la Biblia acerca del tener muy poca autoestima, y por consiguiente ninguna instrucción para elevar la autoestima, Dios señala que él quiere que nosotros nos evaluemos – hasta donde sea posible hacerlo – correctamente” (p113). En Romanos 12:3 Pablo instruye a sus lectores sobre como evaluarse con respecto a los diferentes dones que Dios les ha dado. Al hacer esto, él provee el principio que deberíamos usar para evaluarnos a nosotros mismos con respecto a cada área de nuestras vidas. En ese pasaje, “un juicio sano” quiere decir (y demanda) que un juicio razonable, basado en la evidencia, sea hecho. Note que la advertencia de Pablo va en contra tener un concepto demasiado alto de nosotros mismos. Él no dice nada acerca de cuidarse de no pensar en bajo concepto de nosotros mismos, puesto que éste nunca es un problema discutido en la Sagrada Escritura.

Cuando nos evaluamos a nosotros mismos de acuerdo a un sano juicio ¿qué encontramos? ¡Como creyentes nos encontraremos con que Dios se ha acercado a nosotros completamente por gracia para salvar a pecadores indignos, haciéndonos verdaderamente hijos de Dios! Hemos sido hecho dignos por Dios (cp Apoc. 3:4), no porque lo merezcamos sino por el amor de Dios. También ahora conocemos, por las Escrituras, que Dios únicamente nos ha equipado para servir y ministrar para Él en este mundo y en Su iglesia. Nuestro valor no se basa en una comparación de nosotros mismos con los demás (de hecho eso está prohibido, 2 Cor. 10:12), sino en la posición que tenemos en Cristo y en los dones con los cuales él nos ha equipado para vivir para él.

Como cristianos, ¿se supone que debemos pensar mal acerca de nosotros mismos? ¡De ningún modo! La posición Bíblica es que debemos enfocar la atención en Dios y en los demás, no en nosotros mismos (Mat. 22:36-40; Fil. 2:3-8). Cualquier preocupación por el ego (ya sea en pensar demasiado elevado o demasiado bajo), es una respuesta no bíblica a la Palabra de Dios. La Sagrada Escritura comienza desde la posición de que ya nos amamos a nosotros mismos y nos ordena a amar a los demás de igual forma. De hecho, debemos anteponer los intereses de los demás al de los nuestros (Fil. 2:3,4).

INVESTIGACIÓN

La mayoría asumiría que como los segmentos seculares y cristianos de nuestra sociedad se han subido al tren de la imagen propia, aparentemente la investigación científica ha revelado que la baja autoestima se ha extendido y la necesidad de edificar una buena imagen propia es de suprema importancia. Tal no es el caso. De hecho, la mayoría de la investigación ha mostrado que tanto niños como adultos en nuestra sociedad realmente se estiman demasiado así mismos. Además, parece no haber correlación entre la imagen propia y el comportamiento. Lo siguiente son algunos de tales ejemplos:

* Las conclusiones del Consejo Universitario (a través de las encuestas tomadas de millones de estudiantes de la escuela secundaria que tomaron sus pruebas) se encontraron con que setenta por ciento se evaluaba así mismo por encima del promedio; dos por ciento por debajo del promedio. Sesenta por ciento de veían por encima del promedio en “habilidad atlética”; sólo seis por ciento dijeron que se veían así mismos por debajo del promedio. En “habilidad para llevarse bien con los demás” cero por ciento se evaluó por debajo del promedio; sesenta por ciento se evaluó a sí mismo en el diez por ciento superior y veinticinco se veía sí mismos en el uno por ciento superior (The Inflated Self, p.23,24).

* En un estudio, noventa y cuatro por ciento de los miembros de la facultad universitaria se creen mejor que su colega promedio (“A New Look At Pride” en You Better Self, p.90).

* En una publicación reciente de Phychological Review, hecha por la Asociación Psicológica Americana, un artículo fue escrito con el subtítulo: “El Lado Oscuro de la Elevada Auto-estima”. Los autores indicaron, después de estudiar numerosos estudios empíricos serios: “en nuestro punto de vista, los beneficios de una opinión propia favorable se incrementan primordialmente para el ego, y son, si algo, una carga y problema potencial para todos los demás”. (Registrado en Fortune, 29 de abril de 1996, pp. 211-212). Newsweek afirmó que aunque más de diez mil estudios científicos sobre la autoestima se han realizado, los expertos aun no pueden estar de acuerdo en lo que es (Newsweek, feb. 17, 1992, “Hey, I am Terrific,” pp. 48-51).

* Quizás el estudio más integral en su género fue el que se hizo por la California State Task Force sobre la Autoestima. U.S. News and World Report (2 de abril, 1990), dice con respecto a este estudio: “La era del Presidente Bush resultó en un tiempo perfecto para los programas sobre autoestima. Cuestan poco. Ofrecen la luz del optimismo expuesto al sol de California en un tiempo de gran pesimismo. Son simples – comprendidos fácilmente, extendidos fácilmente. Y en los sistemas de escuelas públicas rotos por grupos de presión irreconciliables, no tenían enemigos naturales. Tienen sólo un desperfecto: Son una idea terrible. Ante todo, a pesar de los informes de primera mano de muchos maestros, no hay casi ninguna prueba de investigación de que estos programas funcionan. El libro Social Importante of Self-Steem, elcuál es básicamente toda la investigación levantada por la fuerza de trabajo de California, dice francamente, ‘Uno de los aspectos decepcionantes de cada capítulo en este volumen… es qué tan baja es la asociación entre la autoestima y el problema potencial a todos los demás” (Reportado en la Fortune,29 de abril, 1996, pp211-212).

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