lunes, 2 de junio de 2014

SERÁS RECHAZADO por David Wilkerson


Jesús advirtió: “Si fueran del mundo, el mundo los querría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece.” (Juan 15:19). Muéstrame a un creyente que se ha convertido tanto en un amante y hacedor de la verdad, y te mostraré uno que será rechazado y perseguido por toda la iglesia tibia. Renuncia al mundo y el mundo renuncia a ti. Jesús tuvo muchos seguidores hasta que la palabra que él predicó fue percibida como muy fuerte - demasiado exigente. El grupo de aquellos a quienes le encantaba los milagros escuchó sus declaraciones y lo abandonaron, diciendo: “¡Muy difícil! ¿Quién puede recibirlo?" Jesús se volvió a los doce y preguntó: “¿También ustedes se van?” O, “¿Es mi palabra muy difícil para ustedes también?” Pedro contestó: “¿A quién iremos si sólo tú tienes palabra de vida eterna? No, Pedro y los doce no se irían porque ellos amaban la palabra que los demás decían era muy difícil, muy exigente - porque estaba produciendo en ellos valores eternos. Se quedarían con la verdad, sin importar el precio.

Este es el asunto que cada cristiano debe enfrentar en estos últimos días: ¿Te volverás de la verdad que te convence, verdad que señala tu pecado, verdad que quita, corrige, y destruye tus ídolos? ¿Verdad que te llama a quitar tus ojos de las cosas del mundo, de ti mismo y del materialismo? O, ¿te volverás a prédicas que cosquillean el oído, suaves, tranquilizantes, que dicen todo-está bien? ¿Permitirás que el Espíritu Santo te examine, que te exponga?

La verdad liberta. Te hace libre de prédicas muertas, libre de pastores muertos, libre de tradición muerta, libre de doctrina de demonios. Libre de compañerismos que ponen la verdad a un lado porque “no tiene mucho amor", como dicen. Los amantes y hacedores de la verdad desean entrar a la luz, tener toda obra secreta descubierta. Jesús dijo: “Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto. En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios.” (Juan 3:20,21). Aquello que es verdad genuina siempre expone toda cosa escondida. Cuando Jesús comenzó a poner luz sobre sus pecados escondidos, los judíos religiosos buscaron matarlo. Jesús dijo: “Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham. Sin embargo, procuran matarme porque no está en sus planes aceptar mi palabra.” (Juan 8:37). “Ustedes, en cambio, quieren matarme, ¡a mí, que les he expuesto la verdad que he recibido de parte de Dios! Abraham jamás haría tal cosa.” (versículo 40). “El que es de Dios escucha lo que Dios dice. Pero ustedes no escuchan, porque no son de Dios.” (Juan 8:47).

La Palabra de Dios dice: “Entonces se manifestará aquel malvado, a quien el Señor Jesús derrocará con el soplo de su boca y destruirá con el esplendor de su venida. El malvado vendrá, por obra de Satanás, con toda clase de milagros, señales y prodigios falsos. Con toda perversidad engañará a los que se pierden por haberse negado a amar la verdad y así ser salvos. Por eso Dios permite que, por el poder del engaño, crean en la mentira. Así serán condenados todos los que no creyeron en la verdad sino que se deleitaron en el mal.” (2 Tes. 2:8-12).

Hoy en día existen multitudes de cristianos que no aman la verdad. Dios dice que es a causa de pecado secreto - “teniendo placer en injusticia". Estos amantes de placer están en un horrible engaño. Como los judíos de los días de Jesús, están convencidos que ven. Ellos creen que son hijos de Dios y ferozmente rechazan cada palabra que expone sus secretos más profundos y sus lujurias. Algo que no es la verdad ha captado su corazón. No están abrazando la verdad como una perla de alto precio. Al contrario, abrazan algún placer escondido, algún ídolo, algún pecado familiar.

Anótalo. Aquellos que te rechazan, aquellos que te abandonan por la verdad tienen una razón fuerte. Te ven como una amenaza contra algo muy querido por ellos. Tu vida separada es una reprensión a su tolerancia y tibieza.

Pablo escribió a Timoteo: “Ya sabes que todos los de la provincia de Asia me han abandonado…” (2 Timoteo 1:15). Pablo se había entregado por completo a esta misma gente, declarándoles todo el consejo de Dios. Él estaba sin culpa delante de ellos; santo, sin reprensión. Él fue rechazado por las iglesias en Asia y sus propios hijos espirituales lo evitaban. ¿Por qué?

Pablo estaba en la prisión ahora. Él estaba sufriendo. Él estaba en aflicción profunda; atado con cadenas; “un prisionero del Señor.” Pero un nuevo maestro se había hecho popular - un maestro que traía mensajes acerca de la prosperidad que cosquilleaban el oído. “Alejandro el herrero me ha hecho mucho daño. El Señor le dará su merecido.” (2 Timoteo 4:14).

Alejandro significa “el que complace a los hombres". Alejandro y Himeneo estaban enseñando un evangelio falso que ministraba a la carne. Himeneo fue nombrado por “el dios de los matrimonios". Esto representa un evangelio de amor, de celebración, de complacer al hombre sin santidad. Pablo los entregó a ambos a Satanás para la destrucción de la carne para que aprendieran a dejar la blasfemia (1 Timoteo 1:20). El entregarlos a Satanás no fue para la destrucción de sus cuerpos - sino de la doctrina carnal. Fue una experiencia de aprendizaje: “…para que aprendan a no blasfemar.” ¿Cómo iban a aprender si estaban muertos? Estas doctrinas negaban todo sufrimiento - toda privación.

Pablo dijo que ellos hicieron naufragar la fe verdadera excusando el pecado; no tenían una conciencia pura. Ellos hicieron naufragar la fe a través de enseñanzas que complacen al hombre. Ellos rechazaron a Pablo por lo que ellos percibían era una pérdida de libertad en él. Ellos lo vieron como falta de fe. Para ellos, era el diablo que mantenía a Pablo prisionero. Si Pablo es tan santo - si él predica que Dios es todopoderoso - ¿por qué está sufriendo? Estaban “avergonzados de sus cadenas.” Y existen cristianos en la actualidad que te rechazarán; se avergonzarán de ti - porque estas pasando por alguna prueba o tribulación o enfermedad.

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