miércoles, 8 de octubre de 2014

LOS CINCO PUNTOS DEL CALVINISMO por W.J.Seaton


Los Cinco Puntos Del Calvinismo

PREFACIO

Escasamente hay otra palabra que promueva semejante sospecha, desconfianza, y aun animosidad entre cristianos profesantes como es la palabra Calvinismo.  Y sin embargo mucho del celo que es asestado en contra de este sistema y a esos que lo sostienen y predican es muy seguramente un celo el cual no es conforme a conocimiento.  Los siguientes artículos han sido escritos con la esperanza de que mucho del abuso que es lanzado al sistema teológico Calvinista sea retirado, y qué la verdad de esa grandiosa   enseñanza, la cual era él apoyó de nuestros padres en la fe, y la fuerza de la iglesia en una era mucho más gloriosa que la de nosotros, sea vista claramente.

INTRODUCCIÓN

Debemos de tener nuestro punto de empiece en Holanda en el año 1610. Santiago Arminio, un profesor Holandés, se acababa de morir y sus enseñanzas se habían formulado en cinco puntos principales de doctrina por sus seguidores- conocidos como Arminianos.  Hasta este punto, las iglesias de Holanda, en común con las otras  Iglesias Protestantes principales en Europa, se había subscrito a las Confesiones de fe de belga, y de Heidelberg, las  cuales fueron establecidas firmemente en las enseñanzas de la Reforma. Sin embargo, los Arminianos querían cambiar esta posición, y ellos presentaron sus cinco puntos en forma de demostración o protesta al parlamento Holandés.  Los cinco puntos del Arminianismo fueron, hablando ampliamente, como siguen:

I. Libre albedrío o habilidad humana.  Esto enseñaba que El Hombre aunque afectado por la caída, no estaba totalmente incapaz de escoger bienes espirituales, y era capaz de ejercitar fe en Dios en orden para recibir el evangelio y así-traerse asimismo a la posesión de la salvación.

II. Elección condicional- Esto enseñaba que Dios tendía sus manos sobre aquellos individuos que El sabia-o previo- que responderían al evangelio.  Dios eligió aquellos que salvados por su libre voluntad y en su estado natural caído- que era, por supuesto, de acuerdo con el primer punto del Arminianismo, no completamente caído de todos modos.

III. Redención Universal, o Expiación Universal- Esto enseñaba que Cristo murió para salvar a todo hombre; pero solamente en manera potencial.  La muerte de Cristo hacia posible  a Dios  perdonar a los pecadores, pero solamente con la condición de que creyeran.

IV. La obra del Espíritu Santo en la regeneración limitada por la voluntad humana.  Esto enseñaba que El Espíritu Santo, cuando empezaba a obrar para traer a una persona a Cristo, podía ser resistido eficazmente, y Su propósito frustrado.  Él no podía impartir vida al menos que el pecador estuviera dispuesto a que esta vida fuera impartida.

V. Caerse de la gracia.  Esto enseñaba que un hombre salvo podía perder finalmente la salvación.  Esto es, por supuesto, la consecuencia lógica, y natural del sistema. Si el hombre tiene que tomar la iniciativa en su salvación, tiene que retener la responsabilidad para la consecuencia final.

Los cinco puntos del Arminianismo fueron presentados al Estado y un Sínodo  Nacional de la iglesia, fue llamado a reunirse  en Dort en 1618 para examinar las enseñanzas de Arminio a la luz de las Escrituras.  El Sínodo de Dort se reunió por 154 sesiones por un periodo de siete meses, pero al final no pudo encontrar terreno en cual reconciliar el punto de vista Arminiano con el  expuesto en la Palabra de Dios.  Reafirmando la posición inconfundible propuesta en la Reforma, y formulada por el teólogo Francés Juan Calvino, el Sínodo de Dort formulo sus Cinco Puntos Calvinistas para contradecir el sistema Arminiano.  Estos a veces son puestos en la forma de un acróstico en la palabra  ‘TULIP’ así como sigue:

T   Total Depravity  –  Depravación Total (esto es Inhabilidad Total)
U   Unconditional Election  –  Elección Incondicional
L   Limited Atonement  –  Expiación Limitada
I    Irresistible Calling  –  Llamamiento Irresistible
P   Perseverance of the Saints  –  Perseverancia de los Santos

Así como ya se puede ver, estos asimismo se asientan en completa oposición a los cinco puntos del Arminianismo.  El hombre es totalmente incapaz de salvarse asimismo a cuenta de la caída en el Jardín del Edén siendo una caída total.  Si siendo incapaz de salvarse asimismo, entonces Dios debe salvar.  Si Dios debe salvar, entonces Dios debe de ser libre para salvar al que Él desea.  Si Dios ha decretado de salvar a quien Él desea, entonces es por esos por quien Cristo hizo expiación en la Cruz.  Si Cristo murió por ellos, entonces el Espíritu Santo los llamara efectivamente a esa salvación.  Si la salvación entonces desde el principio ha sido de Dios, el final también será de Dios  y los santos perseveraran un gozo eternal.

Estos son los así-llamados cinco puntos del Calvinismo.  Ahora proseguiremos a examinarlos con más detalle, firmemente basados como lo son en la Palabra de Dios,  y sostenidos tenazmente, por nuestros antepasados en ‘la fe una vez entregada a los santos’.  Por esa fe debemos contender ardientemente.  Veremos la verdad de la que Charles Haddon Spurgeon quiso decir cuando declaro, ‘No es una novedad, entonces, lo que estoy predicando; no una nueva doctrina.  Amo proclamar esas fuertes, antiguas doctrinas que tienen por sobre nombre Calvinismo, pero las cuales son de seguro y verdaderamente la verdad revelada de Dios así como lo es en Cristo Jesús.


I.  DEPRAVACIÓN TOTAL:

Cuando venimos a considerar el primero de los cinco puntos principales del Calvinismo, seguramente lo que nos debe impresionar es el hecho de que este sistema empieza con algo que debe ser fundamental en el asunto de la salvación, y esto es, una evaluación correcta de la condición del individuo que se debe salvar. Si tenemos vistas  deficientes y ligeras sobre el pecado; entonces estamos propensos a tener vistas defectuosas para la salvación del pecador.  Si creemos que la caída del hombre en el Huerto del Edén era meramente parcial, entonces lo más seguro es de que estaremos satisfechos con una salvación que es atribuible, parte al hombre, y parte a Dios.  ! ¡Qué tan llenas de sentido común están las palabras de J. C. Ryle en este asunto! “Hay muy pocos errores y doctrinas falsas”, dijo él, “de las cuales el principio no pueda ser rastreado a vistas erróneas sobre la corrupción de la naturaleza humana.  Vistas erróneas de una enfermedad siempre traerán, con ellas vistas erróneas del remedio.  Vistas erróneas de la corrupción de la naturaleza humana siempre traerán consigo vistas erróneas del gran antídoto y cura de esa corrupción”.

Enteramente apercibidos de que esto era el caso, los teólogos de la Reforma y esos que formularon las enseñanzas Reformadas en estos cinco puntos en el Sínodo de Dort, basando sus datos firmemente en las Escrituras, pronunciaron que el estado natural del hombre es un estado de depravación total y por consiguiente,  había inhabilidad total de parte del hombre para ganar, o contribuir, a su salvación.

Cuando los Calvinistas hablan de depravación total, sin embargo no se refieren a que cada hombre es tan malvado como pueda ser, ni que el hombre sea incapaz de reconocer la voluntad de Dios; ni tampoco de que sea incapaz de hacer algún bien hacia su prójimo o aun dar lealtad externa a la adoración de Dios.  Lo que sí quieren decir es que cuando el hombre cayó en el Huerto del Edén cayó en su ‘totalidad’.  La personalidad completa del hombre ha sido afectada por la caída, y el pecado se extiende al completo de las facultades- la voluntad, el  entendimiento, el afecto y todo lo demás.  Creemos que esto es irrefutablemente enseñado por la Palabra de Dios a la cual ahora nos referimos.  Lo siguiente es meramente una selección de las Escrituras que confirman la enseñanza Calvinista de la depravación total.

La Biblia enseña con  absoluta claridad que el hombre, por naturaleza, ¡está MUERTO! “Así que como por un hombre el pecado entro en el mundo, y la muerte por el pecado; y así la muerte paso a todos los hombres, porque todos han pecado”. [Rom. 5:12]  Nos enseña de que los hombres están ESCLAVIZADOS: “Que con mansedumbre corrija a los que se oponen: si quizás Dios les dé que se arrepientan para conocer la verdad; y se zafen del lazo del diablo en que están cautivos a voluntad del [II Tim. 2:25].  Nos enseña que el hombre está CIEGO, y SORDO: ‘… más  a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; Para que viendo, vean y no echen de ver; y oyendo oigan y no entiendan [Marcos 4:11].  Nos enseña que NO ESTAMOS INSTRUIDOS, “mas el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios porque le son locura; y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente” [I Cor. 2:14].  La Biblia habla de nosotros que somos PECAMINOSOS POR NATURALEZA: (i)  Por  Nacimiento: “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre” [Salmos 51:5].  (ii)  Por Practica: “Y vio Jehová que la malicia de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” [Gen. 6:5].

Esto entonces, es el estado natural del hombre.  Entonces debemos preguntar; ¿pueden los muertos levantarse a sí mismos?  ¿Pueden los ciegos darse vista a sí mismos, o los sordos darse el oír? ¿Pueden los esclavos redimirse a sí mismos?  ¿Puede el no instruido enseñarse a sí mismo? ¿Puede el naturalmente pecaminoso cambiarse a sí mismo?  ¡Seguro que no!  “¿Quién puede sacar  algo limpio de lo impuro?” pregunta Job; y él contesta, “¡Nadie!”  [Job 14:4].  “¿Puede el Etíope cambiar su piel o el leopardo sus manchas?”  Pregunta Jeremías; “Si pueden” él concluye, “entonces también vosotros podéis hacer el bien, estando habituados a hacer el mal.”  [Jer. 13:23].

¿Puede la Palabra de Dios mostrar mas plenamente de lo que ya lo hace que la depravación es total?  ¿Y que nuestra inhabilidad de desear o procurar la salvación es también total?  El retrato es uno de muerte- muerte espiritual.  Somos como Lázaro en la tumba; estamos ceñidos de manos y pies; la corrupción se ha apoderado de nosotros.  Así como  cuando no había ni vislumbre de vida en el cuerpo muerto de Lázaro, así no hay ‘una chispa receptiva interna’  en nuestros corazones.  Pero el Señor hace el milagro- con ambos los físicamente muertos, y los espiritualmente muertos; porque han sido restituidos-hechos vivos que estaban muertos en delitos y pecados. [Efesios 2:1]. La  salvación, por su mera naturaleza debe “ser del Señor.”


II. ELECCIÓN INCONDICIONAL

Nuestro aceptamiento o rechazo de la depravación total como una declaración Bíblica de la  condición natural del hombre determinara mayormente nuestra actitud hacia el siguiente punto que se revisó en el Sínodo de Dort.  Elección incondicional ha sido bien declarada en la Confesión de Fe Bautista de 1689, la cual aquí citamos como un sumario conveniente.  También está declarado  en casi términos idénticos en la Confesión de Westminster y en los Treinta y Nueve Artículos de la Iglesia de Inglaterra y en todas las confesiones mayores.

“Esos de la humanidad que han sido predestinados a vida” dice la Confesión Bautista, “Dios antes que la fundación del mundo fuera puesta, de acuerdo con Su eterno e inmutable propósito, y el consejo secreto y buen placer de Su voluntad, había escogido en Cristo a Gloria sempiterna, por Su mera  gracia gratuita y amor sin ninguna otra cosa en la criatura como condición o causa moviéndolo a hacerlo’.  [Capítulo 3, Artículo 5].

La doctrina de elección incondicional sigue naturalmente de la doctrina de depravación completa.  Si el hombre, si en verdad, está muerto y prisionero, y ciego etc., entonces el remedio para todas estas condiciones debe descansar fuera del hombre mismo (Esto es, con Dios).  Nos preguntamos en él ultimo capitulo; “¿puede el muerto levantarse así mismo?”  Y la respuesta inevitablemente debe ser: “por supuesto que no”.  Sin embargo hombres y mujeres son levantados de su muerte espiritual- “nacidos de nuevo” como lo pone el evangelio según San Juan; y como son incapaces de llevar a cabo esta obra por ellos mismos, entonces tenemos que concluir que era Dios quien los levanto.  Por el otro lado como muchos hombres y mujeres no han sido vivificados, tenemos que igualmente concluir que eso es porque Dios no los ha levantado.  Si el hombre es incapaz de salvarse a sí mismo teniendo en cuenta que la caída de Adán siendo una caída total, y si solo Dios puede salvar, y si no todos son salvos, entonces la conclusión debe ser que Dios no ha escogido salvar a todos.

Esta no es una filosofía siega, pero es sacada, construida sobre, apoyada por, y revelada en las Escrituras de Dios.  El tema es uno que es tan vasto como el océano mismo; pero no podemos hacer más que citar solo unos pocos versos claves y escritos que actúan  como mapas y compás a través de estos poderosos mares.

La historia de la Biblia es la historia de elección incondicional. Es extraño que los que se oponen a esta doctrina fallan en reconocer esto.  Algunos creyentes tienen dificultad en creer que Dios pueda pasar a algunos y escoger a otros, y sin embargo no parecen tener dificultad en creer que Dios llamo a Abraham del pagano Ur de los Caldeos y dejo a los otros en su paganismo.  ¿Porque debería Dios escoger a la nación de Israel como Su “gente peculiar”? No hay necesidad de especular, porque Deuteronomio 7:7 nos da la prepuesta: “No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová, y os ha escogido; porque vosotros erais los mas pocos de todos los pueblos: Sino porque Jehová os amo,…’ ¿porque debería Dios, completamente desatendiendo las leyes familiares de Israel, escoger al hijo menor Jacob, en lugar de Esaú el mayor?  Otra vez, “a  la ley y al testimonio”.  Rom. 9:11-13 “…para que el propósito de Dios conforme a la elección,.. A Jacob ame mas a Esaú aborrecí.”

¿Cuál era la doctrina que Jesús predico en la sinagoga en Nazaret sino la doctrina de elección incondicional? “Mas en verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los tiempos de Elías,… Pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a Sarepta de Sidón a una mujer viuda.”  [Lucas 4:25-27].  Sabemos los resultados de la predicación de nuestro Señor de ese mensaje.  “Y le llevaron hasta la cumbre del monte para despenarle.”

Falta de espacio prohíbe un relato completo de la selección soberana de Dios de Su pueblo; pero la verdad es clara: “No me elegisteis vosotros a mí mas yo os elegí a vosotros;  [Juan 15:6];  ¿O no tiene potestad el alfarero para hacer de la misma masa un vaso para honra, y otro par vergüenza?” [Rom. 9:21]  “Tendré misericordia del que tendré misericordia, [Rom 9:15].  “Según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo,”  habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos [Efesios 1:4-5]; y así sucesivamente (etcétera).

Concesionamos que hay una “clase de elección” que es sostenida por muchos creyentes hoy día.  Hablando bastamente está basada en Rom. 8:29; “Porque a los que antes conoció, también predestino, etc.? El caso corre algo así: Dios previo a esos que iban a aceptar a Cristo, y por consiguiente los “eligió” para vida eterna.  En contra de esta mira señalamos que:

1. El preconocimiento de Dios del que aquí se habla está en conexión a la  gente y no en conexión a  alguna acción que la gente hizo.  La Escritura indica; ‘A los que conoció’…etc... Otra vez Dios habla así por medio de Amos: “¿Solo a ti he conocido de todas las naciones de la tierra? Esto quiere decir, irrespectivamente de alguna acción buena o mala obrada por ellos, Dios los “conoció”  en el sentido que Los amo y escogió para ser de Él.  Así es como El previo a sus escogidos.

2. No hará nada el decir que Dios nos eligió porque vio algo que íbamos a hacer- eso es, aceptar a Su Hijo.  No somos escogidos porque obramos tal obra santa de “aceptar” a Cristo, sino somos escogidos para que podamos estar capacitados para ‘aceptarlo’ a Él.   “Porque somos hechura suya, criados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparo para que anduviésemos en ellas.” [Efe. 2:10]

3. Tampoco hará el decir que Dios previo a los que iban a creer.  Hechos 13:48 hace esto lo abundantemente claro: ‘Y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.  La elección no es a causa de nuestro creer, pero nuestro creer es a causa de haber sido elegidos- “ordenados para vida eterna”.

4. Otra vez, el decir que ejercemos fe al aceptar a Cristo, y que Dios previo esta fe, y por eso nos eligió, solo nos lleva a un paso más atrás; porque, ¿de dónde agarramos esa fe, para ejercer?  La Escritura nos da la respuesta: “Es un don de Dios, y no de nosotros mismos.”

Seguramente, en lugar de discutir en contra de estas cosas, deberíamos estar haciendo lo que El Espíritu Santo por el Apostal Pedro nos ordenó a hacer: “da diligencia hacer tu llamado y elección segura.”


III. EXPIACIÓN LIMITADA

Este tercer punto no solamente nos trae al punto central de los cinco, pero también a la verdad central del evangelio, esto es,  al propósito de la muerte de Cristo en la cruz.  Esto no es accidental.  Los teólogos que se  han puesto la tarea de defender las verdades de la Reforma Protestante en contra de los ataques del partido Arminiano estaban siguiendo una línea Bíblica y lógica en sus formulaciones y habían llegado ya al mero punto de vuelta de la salvación.  Primero que todo se había preguntado ¿“A quien se va a salvar”?  La respuesta fue “Al Hombre”.  Pero la enseñanza de la Biblia concerniendo al hombre mostraba que el hombre, en su estado natural, es totalmente incapaz de salvarse a sí mismo.  De este modo, tenemos la enseñanza de la Biblia que ha puesto al  hombre debajo del título general de depravación total, o inhabilidad total.  Segundo como algunos hombres y mujeres son indudablemente salvos, entonces tiene que haber sido Dios Mismo quien los salvo en contra-distinción del resto de la humanidad.  Esto es elección: “Para que él propósito de Dios conforme a la elección,  permaneciese…” [Rom 9:11].  Sin embargo, esta elección no más “marco la casa, a la cual la salvación debe viajar”, así como lo pone Spurgeon, y una expiación completa, y perfecta y satisfactoria todavía era requerida, para los pecados de los elegidos, para que Dios fuera, no solamente un Salvador,  sino un Dios justo, y un Salvador”.  Esta expiación, como todos confesamos, fue realizada por la sumisión voluntaria de Cristo a la muerte en la cruz donde sufrió bajo la justicia de este Dios justo, y procuro la salvación que el cómo Salvador había ordenado.  En la cruz, entonces,- y sin duda todos aceptamos esto- Cristo soporto el castigo, y procuro la salvación.

La pregunta ahora se levanta: ¿por quien soporto el castigo, y por quien procuro la salvación?  Hay tres avenidas por las cuales podemos viajar respecto a esto:

1. Cristo murió para salvar a todo hombre, sin distinción.
2. Cristo murió para salvar a nadie en particular.
3. Cristo murió para salvar a cierto número

El primer punto de vista es el sostenido por “Universalistas” a saber, Cristo murió para salvar a todos los hombres, y así, muy lógicamente asumen, todos los hombres serán salvos.  Si Cristo ha pagado la deuda del pecado, ha salvado, rescatado, dado Su vida por todos los hombres, entonces todos los hombres serán salvos.  El segundo punto de vista es la “Arminiana”, que Cristo procuro una salvación potencial para todos los hombres.  Cristo murió en la cruz, este parecer dice, pero aunque pago la deuda de nuestros pecados, su obra en la cruz no es eficaz hasta que el hombre se “decida por” Cristo y así de ese modo ser salvo.  La tercera vista de la Expiación es la “Calvinista”, y dice que Cristo murió positivamente y efectivamente para salvar a cierto número de pecadores que merecían él infierno en quienes El Padre había puesto su libre elegible amor.  El Hijo paga la deuda por estos elegidos, hace satisfacción por ellos a la justicia del Padre, e imputa Su propia justicia a ellos para que sean completos en Él.

La muerte de Cristo, entonces, no más pudo haber sido por una de estas tres razones: para salvar a todos; para salvar a nadie en particular; para salvar a un número en particular.  La tercera vista es la que sostienen los calvinistas. Y generalmente es llamada expiación limitada, o redención particular.  Cristo murió para salvar a un número particular de pecadores; esto es, aquellos “según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo”  [Efe. 1:4] aquellos a quien el Padre  “Le ha dado del mundo [Juan 17:9]; aquellos por quien El mismo dijo derramaba su sangré: “Porque, esto es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos para remisión de los pecados.” [Mat. 26:28

Esta última vista, afirmamos, hace justicia al propósito de Cristo de venir a esta tierra a morir en  la cruz.  “Llamaras su nombre Jesús, porque salvara a su gente de sus pecados.”  No a los Judíos, seguramente, porque los Judíos no son salvos como gente. Jesús “amo a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella”. [Efe 5:25].  “El cual fue entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra justificación. [Rom. 4:25].  A quienes El Espíritu Santo se refiere cuando dice, “Nuestro”.  ¿El mundo?  Si es así, entonces los Universalistas están correctos, porque Cristo fue, entonces, “Entregado por los delitos [del mundo] y resucitado para justificación [del mundo]; así el mundo está justificado ante Dios.  “Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados.  [I Cor. 15:22].  Esto otra vez solo puede significar que toda la posteridad de Adán muere en Adán, que a la verdad así es, porque “la muerte ha pasado a todos los hombres”.  Pero toda la posteridad de Cristo- la Iglesia que se dio a sí mismo por ella- son vivificados en Él.  ¿Por qué es esto?  ¡Seguramente, es porque se dio a sí mismo por ellos!  “Con su conocimiento justificara mi siervo justo a muchos, y él llevara las iniquidad de ellos [Is. 53:11].  Y cuando efectúa esto, mientras cuelga en la cruz, dice el profeta Isaías en ese grandioso capítulo 53 de su profecía, “del trabajo de su alma vera y será saciado”.  El trabajo de su alma mientras derrama su alma en ofrenda por nuestros pecados produce hijos espirituales a la gloria de su Nombre, y será satisfecho cuando vea esta obra completada.

No pasamos por alto el hecho de que hay algunos Escritos los cuales se refieren al “mundo”, y muchos han tomado esto como su punto de empiece en la cuestión de redención.  Sin embargo, cuando comparamos escritura con escritura, vemos que el uso de la palabra “mundo” no necesita implicar “cada hombre y mujer en el mundo”.  “Miren el mundo ha ido en pos de Él” dijeron de Jesús; cada persona, sin embargo, no había ido en pos de Cristo.  La expresión significa “cada clase de persona” y normalmente Gentiles como Judíos.  La cuestión prevaleciente siempre debe ser la intención Divina; intentó Dios salvar a todo hombre, ¿o no?  Si El no intenta salvar a todo hombre sin excepción sino no mas a los elegidos, entonces, la obra de Cristo en la Cruz es un glorioso éxito, y bien creemos: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí…” [Juan 6:37].  Sí, por otra parte, era la intención de Dios salvar al mundo entero, entonces la expiación de Cristo ha sido un gran fracaso, porque vastos números de humanidad no han sido salvos.  ¡Cristo pago nuestra deuda!  ¿Deuda de qué?  ¿Del mundo o de los elegidos? Seguramente, si un hombre ha sido redimido por un redentor, entonces la ley que ha quebrado tiene que ser satisfecha por causa del trabajo del Fiador a su favor.

Si Tú has procurado mi descargo
Y libremente soportado en mi lugar
La completa ira Divina;
Dios no demandara dos veces el pago
Primero de la sangrienta mano de mi Fiador,
Y después otra vez de la mía.


IV. GRACIA IRRESISTIBLE

Este cuarto punto de la creencia del sistema Calvinista es, otra vez, el resultado lógico de todo lo que ha pasado antes que esto.  Si los hombres son incapaces de salvarse a sí mismos a causa de su naturaleza caída, y si Dios ha propuesto salvarlos, y Cristo ha realizado su Salvación, entonces lógicamente sigue que Dios también debe proveer los medios para llamarlos a los beneficios de esa salvación que Él ha procurado para ellos.  El sistema teológico Calvinista, sin embargo, aunque lógicamente cuerdo, es más que un sistema de pura lógica.  Es un sistema de pura creencia Bíblica que se sostiene firmemente en la Palabra de Dios.  Su doctrina de gracia irresistible, entonces, no es ideada por los hombres que redactaron los cinco puntos de Calvinismo en el Sínodo de Dort, sino es la revelación revelada en la Palabra Santa de Dios.  Por ejemplo, Romanos 8:30: “y los que predestinó a estos también llamó”,  Dios no solamente, eligió hombres y mujeres para salvación; Él también llamó a esos a quien le plació elegir.

¿Qué quiere decir gracia irresistible?  Sabemos que cuando el evangelio sale afuera en una Iglesia, o al aire libre, o por medio de leer la Palabra de Dios, no todos atienden a ese llamado.  No todos son convencidos del pecado y de su necesidad de Cristo.  Esto explica el hecho de que hay dos llamamientos.  No nomás hay un llamamiento externo; también hay un llamamiento interno.  El llamamiento externo puede ser descrito como “palabras del predicador”; y este llamamiento, cuando sale, puede obrar un resultado de diferentes formas en un número de diferentes corazones produciendo un número de diferentes resultados,  No obstante una cosa no hará; no obrara una obra de salvación en el alma de un pecador.  Porque una obra de salvación para ser labrada, el llamamiento externo debe ser acompañado por el llamamiento interior del Espíritu Santo de Dios.  Porque Él es quien, “redarguye de pecado,  justicia y juicio”.  Y cuando el Espíritu Santo llama a un hombre, o mujer, o una persona joven por su gracia, ese llamamiento es irresistible: no puede ser frustrado; es la manifestación de la gracia irresistible de Dios.

Esto es probado una y otra vez, en la Palabra de Vida de Dios, como por ejemplo en los siguientes versos y porciones.

1. “Todo lo que el Padre me da vendrá a mí; y  al que a mí viene no le echo fuera” [Juan 6:37]. Nótese que son aquellos a quien El Padre a “dado a Cristo”- los elegidos- que “vendrán” a él; y cuando vienen a Él no serán “rechazados”.

2. Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere.  [Juan 6:44]  Aquí nuestro Señor simplemente está diciendo que es imposible que el hombre venga a Él por ellos mismos; el Padre los debe traer.

3. Todo aquel que oyó del Padre, y aprendió, viene a mí [Juan 6:45].  El hombre puede oír el llamamiento externo; pero son esos los que han “aprendido del Padre” que responderán y vendrán a Cristo: Así que, con Simón Pedro: “Bienaventurado eres Simón hijo de Jonás, porque no te lo revelo sangre ni carne sino mi Padre que está en el Cielo”

4. “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.” [Rom. 8:14]

5. Mas cuando plugo a Dios, que me aparto desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia…”  [Gal. 1:15]

6. “Mas vosotros sois linaje escogido… para que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.”  [1 Ped. 2:9]

7. “Mas el Dios de toda gracia, que nos ha llamado a su Gloria eterna por Jesús Cristo…” [1. Ped. 5:9]

Una sobresaliente ilustración de esta enseñanza de gracia irresistible, o llamamiento eficaz, es ciertamente el incidente que leemos en Hechos 16, El apóstol Pablo predica el evangelio a un grupo de mujeres a las orillas  del rio en Filipo; y así cuando lo hace, “una cierta mujer llamada Lidia estaba oyendo; el corazón de la cual abrió el Señor para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.” Pablo, el predicador, hablo al oído de Lidia- el llamamiento externo; pero el Señor hablo al corazón de Lidia- el llamamiento interno de gracia irresistible.

Los Arminianos creen que los hombres y mujeres pueden y lo hacen, resistir al llamamiento del evangelio de Dios, y, por eso contienden, que no puede haber semejante doctrina como gracia irresistible.  Nosotros creemos que no nomás los hombres y mujeres pueden resistir el evangelio de Dios, pero lo hacen, y deben por sus mismas naturalezas, resistirlo.  Por eso debe de haber tal doctrina como la doctrina de gracia irresistible.  En otras palabras, alguna influencia mayor qué nuestra naturaleza- mayor que nuestra resistencia- debe ser traída para producir sobre nuestras almas, si no para siempre la perdición, porque “El hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios”. 

Hay tres grandes fuerzas trabajando en el asunto de la salvación del hombre:
1.                  La voluntad del hombre
2.                  La voluntad del diablo
3.                  La voluntad de Dios

¿Cuál voluntad será la vencedora?  Si la voluntad de Dios no es Victoriosa en el asunto de nuestra salvación, entonces, la voluntad del Diablo tiene que ser porque el Diablo es más fuerte que nosotros.  Tomas Watson, un viejo Puritano del siglo 17, pone el asunto vivido en estas palabras, “Dios cabalga hacia adelante conquistando en el carruaje de su Evangelio… Conquista el orgullo del corazón, y hace a la voluntad que se levantó como un Fuerte Real en contra de Él, rendirse e inclinarse a su gracia; Hace al corazón de piedra sangrar.  ¡O!  ¡Es un llamamiento poderoso! ¿Porque entonces algunos hombres parecen hablar de una persuasión moral?  ¿Que Dios en la conversión de un pecador solo persuade moralmente y no mas?  ¿Si Dios en la conversión solo persuadiera moralmente y no mas, entonces no pone tanto poder en el salvar al hombre como el diablo lo hace al destruirlos? ¿Cuál voluntad será la vencedora?  ¿Nuestra voluntad? ¿Pero acaso no sobresale, a la verdad, como un “fuerte real” en contra del Señor; “Y no queréis venir a mí para que tengáis vida”? ¿La voluntad del diablo?  Entonces quien será salvo jamás, porque su voluntad siempre deberá  ser más fuerte que la nuestra.  ¡Pero seguramente este es el evangelio, que “él más fuerte que el fuerte aparezca, conquistando, y para conquistar en el carruaje de su Evangelio; y Él si conquista!  Él conquista a satanás, y Él conquista al hombre débil también para la alabanza de Su gracia irresistible.


V. PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS

Y ahora, el punto final- la perseverancia de los santos.  Otra vez, por vía de sumario, vamos a referirnos a la Confesión Bautista, la cual está de acuerdo a este punto con las otras confesiones históricas de fe. ‘A esos quienes Dios ha aceptado en El Amado’, así dice, ‘efectivamente llamados y santificados por su Espíritu, y habiéndoles sido dado la preciosa fe de Sus elegidos, ni puedan totalmente ni finalmente caer del estado de gracia, pero ciertamente perseveraran en ella hasta el fin, y ser eternamente salvados, viendo que los dones y llamamientos de Dios son sin arrepentimiento…”.

Otra vez permítanos enseñar que esto es exactamente lo que la Escritura nos enseña.  “Porque a los que antes conoció, también predestino, para que fuesen hechos conforme a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos”; y aún más, “y a los que predestino a estos también llamo; y a los que llamo a estos también justifico, y a los qué justifico, a estos también glorificó. ¿Pues qué diremos a esto?  ¿Sí Dios por nosotros  quien contra nosotros?…Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida… ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” [Rom. 8:27].

Y otra vez, vamos a reconocer el hecho que todo lo que los hombres en el Sínodo de Dort ( y esos que enseñan igualmente) estaban haciendo, estaban poniendo en compás chico en una forma sistemática, la enseñanza del evangelio de Dios de la gracia libre y soberana. Si el hombre no se puede salvar a sí mismo, entonces, Dios tiene que salvarlo.  Si todos no son salvos, entonces Dios no ha salvado a todos.  Si Cristo ha hecho satisfacción por los pecados, entonces es por los pecados de aquellos que son salvos.  Si Dios intenta revelar esta salvación en Cristo a los corazones de esos a quien él escogió salvar, entonces, Dios proveerá el medio de hacerlo efectivamente.  Si, por consiguiente, habiendo ordenado para salvar, murió para salvar, y llamó a la salvación a esos quienes nunca podrían salvarse a sí mismos, El también preservara a los salvos para la vida eterna para la Gloria de Su Nombre.

Así siguiendo la depravación total, y elección incondicional, y expiación limitada, y un llamamiento eficaz, tenemos- la perseverancia de los santos.  “El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” [Fil. 1:6].  La palabra de Dios está repleta con referencias a esta bendita verdad.  “Y esta es la voluntad del que me envió, del Padre: Que todo lo que me diere, no pierda de ello, sino que lo resucite en el día postrero”.  [Juan 6:39]  “Y yo les doy vida eterna, y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano” [Juan 10:28].  “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo, mucho más estando reconciliados, seremos salvos por su vida. [Rom. 5:10].  “Ahora pues ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.” [Rom. 8:1]

Este es el distintivo del creyente, que él pertenece a Cristo; que está perseverando en las cosas de Cristo; “qué está dando toda diligencia para hacer su llamado y elección segura”.  El creyente en Cristo puede caer en tentación, pero el Señor no lo dejara ser tentado más de lo que no pueda resistir, sino con la tentación dará también la salida; para que el creyente venga adelante, y siga adelante otra vez en las cosas pertenecientes a su salvación para la gloria de Cristo.  Esos versos incomparables de Romanos 8:28-39 enseñan la lógica Divina en la salvación eterna de Dios; la lógica que el Calvinismo simplemente declara.  La salvación que empieza en la mente y propósito de Dios debe terminar en el cumplimiento de Su infrustrable propósito que esos “a quien antes conoció” están eternamente unidos con su Salvador.


CONCLUSIÓN

Esto, entonces, en un muy amplio bosquejo, es la enseñanza que es a veces llamada Calvinismo.  Lejos de ser una innovación del hombre, es la doctrina de la Palabra de Dios claramente formulada, y expuesta.

La pregunta perenne, sin embargo, es seguro que se levantara: “¿Acaso no este Calvinismo estorba a la obra del evangelio?”  El vistazo más casual a la historia de la Iglesia de Cristo en este mundo es suficiente para invalidar semejante opinión.  El evangelio de Cristo ha florecido mas donde y cuando la gente del Señor han sostenido estas doctrinas de gracia cerca de sus corazones.  Pensamos en el celo de William Carey que lo trajo de su zapatería a evangelizar para Cristo en la India.  Carey era un calvinista sólido, como también Fuller, otro gran Bautista que ayudó a formar la Asociación Bautista Misionera.  Considere estas palabras del pio David Brainerd, el hombre que creyó que los Indios Rojos de América así como los hombres blancos tenían almas; “yo entonces tengo dos deseos”, escriben él en su diario, “mi propia santificación, y la reunión de los elegidos de Dios”.  Uno de los más grandes evangelistas de los tiempos modernos era el Calvinista George Whitefield, sin embargo su Calvinismo nunca estorbó su predicación del evangelio de Cristo: ‘Con ese divino patetismo’, se decía de él, ‘¡exhortaba al pecador a volver a Cristo!’.

El Calvinismo, si podemos usar la palabra sin ser malentendidos, era el evangelio de Robert Murray  M’Cheyne, como lo era de André Bonar, y William Burns, ese gran líder de avivamiento, y misionero a China.  Mártires, Reformadores, líderes de la iglesia de Cristo aquí en la tierra, cuando dicen del evangelio que predicaron y murieron por él, hablan  del evangelio de la gracia salvadora de Dios a su rebaño escogido.  ¿Cómo puede uno empezar a ponerlos en lista?  Lutero, Calvino, Tyndale, Latimer, Knox, Wishart, Perkins, Putherford, Bunyan, Owen, Charnock, Goodwin, Flavel, Watson, Henry, Watts, Edwards, Whitefield , Newton, Spurgeon, son sino pocos de la noble armada de testigos  de Dios  de la verdad de la gracia soberana. ¿Fue algo de su obra para el Señor estorbada por lo que ellos creían?  ¿Y que es lo que creían?  Ellos creían que Dios era Señor Soberano.  Se atrevieron a creer que adoraban y servían a un Rey que “obra todas las cosas según el consejo de su voluntad”.  Bien lo puso ese príncipe de predicadores, Charles Haddon Spurgeon, cuando dijo, “eh conocido  hombres morderse  el labio, y fruncir los dientes en rabia cuando eh estado predicando la soberanía de Dios… ¡los doctrinarios de ahora  permitirán un Dios, pero no debe ser Rey!” ¿Estorbó Spurgeon al evangelio?  ¡Y sin embargo, cuantos se levantaron en contienda  en contra de el por su doctrina!  “Se nos menosprecia como hiper’s” él podría decir, “escasamente un ministro nos mira o habla favorablemente  de nosotros; porque sostenemos vistas fuertes sobre la divina soberanía de Dios, y Sus escogimientos divinos y amor especial hacia Su gente”.

Tal vez una palabra de ese mismo gigante de la iglesia deba establecer una exhortación de cierre ante nosotros para tomar agarre firme sobre estas benditas verdades de la Palabra de Dios, y decirlas en adelante para la Gloria de Su Nombre.  “La antigua verdad que Calvino predicó, que Agustín predicó, que Pablo predicó, es la verdad que debo yo predicar ahora, de otra manera seré falso a mi conciencia y a mi Dios.  No puedo moldear la verdad, yo no sé de tal cosa como de mondar las orillas ásperas de una doctrina.  El evangelio de John Knox es mi evangelio; ese que retumbo por Escocia, deberá retumbar por Inglaterra otra vez”.  Amen y Amen. 

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