jueves, 27 de febrero de 2014

ACERCA DEL LIBRE ALBEDRÍO por Caesar Arevalo



INTRODUCCIÓN

El tema del "libre albedrío  es enseñado en muchas congregaciones y denominaciones evangélicas como parte de su teología de salvación  Esta doctrina no es nueva, ya el doctor de la Iglesia Agustín refuto las ideas del monje Británico Pelagio referente al libre albedrío, el cual este acusaba a Agustín de estar influenciado por la filosofía Maniqueista. El tema del libre albedrío tomo fuerza y se puso en el centro del debate teológico durante la edad media en la Reforma Protestante. El tema del "libre albedrio" alcanzo su nivel alto en el sinodo de Dort (1618-1619) en donde los Calvinistas y los Remostrantes (seguidores de Arminio) se reunieron para resolver los puntos teológicos que los Remostrantes presentaron para refutar la doctrina Reformada Calvinista.
He aquí una breve lista de Reformadores, Puritanos y teólogos Reformados y lo que pensaron acerca del libre albedrío:


 Lutero (1483-1546)

"El libre albedrío es un término vacío".

"El libre albedrío no puede querer hacer el bien y por necesidad sirve al pecado."

"Esto es claramente el atribuir divinidad a “libre albedrío'".

"Francamente confieso que, para mí, incluso si pudiera ser, no  quisiera que me den  el  'libre albedrío' ni nada que se quede en mis manos que me permitan esforzarme para mi salvación-- no sólo porque en frente a tantos peligros y adversidades y los ataques de los demonios—sino porque no podría pararme en mi propio fundamento humano,  aún habrían más peligros... y seria forzado a trabajar sin garantía de éxito. ... pero ahora que Dios ha tomado mi salvación fuera del control de mi propia voluntad, y lo puso bajo el control de la suya y  prometió salvarme, no de acuerdo a mi trabajo o mi correr, sino por su propia gracia y misericordia, tengo la certeza cómoda que Él es fiel y no mentira, y que Él es también grande y poderoso, para que ningún demonio  u oposición puedan romper a El, o arrancarme de Él.

Además, tengo la certeza cómoda que yo agrado a Dios, no a razón del mérito de mis obras, sino a razón de su favor misericordioso que me prometió, de modo que, si trabajo demasiado mal, Él no  me lo acredita, pero con una compasión paternal me perdona y me hace mejor. Esta es la jactancia de todos los santos en su Dios "(La Esclavitud de la Voluntad).


Calvino (1509-1564)

 “Los Papistas mantienen que el hombre, a través de su libre albedrío  retorna a Dios, y en este punto esta nuestra mas grande contienda con ellos hasta este día”

 “Referente a esta palabrería payasa del libre albedrío  es suficientemente rechazado a través de toda la escritura.”

“La Fe es un regalo especial de Dios, el cual no procede de nuestro libre albedrío.”

“que la filosofía ética del libre albedrío este lejos de la mente Cristiana”

“ningún libre albedrío puede resistir la voluntad de Dios para salvar.”


CONFESIONES REFORMADAS LOS 39-Artículos, Articulo 10: 10. Del Libre Albedrío.

La condición del Hombre después de la caída de Adán es tal, que ni puede convertirse, ni prepararse con su fuerza natural y buenas obras, a la Fe e Invocación de Dios. Por lo tanto no tenemos poder para hacer buenas obras gratas y aceptables a Dios, sin que la Gracia de Dios por Cristo nos prevenga, para que tengamos buena voluntad, y obre con nosotros, cuando tenemos esa buena voluntad.


CATECISMO DE HEIDELBERG, Q & A 8:

“8. Pregunta: ¿Estamos tan corrompidos que somos totalmente incapaces de hacer el bien, e inclinados a todo mal ?

Respuesta: Ciertamente (a); si no hemos sido regenerados por el Espíritu de Dios (b).
a. Gén. 8:21; Gén. 6,5; Job. 14:4; Job. 15:14. Job. 16:35; Juan 3:6; Isaías 53:6.- b. Juan 3:3, 5;1 Cor. 12:3; 2 Cor. 3:5.


CONFESIÓN BELGA 14:

“… Por lo cual rechazamos todo lo que contra esto se enseña sobre el libre albedrío del hombre, toda vez que el hombre no es más que un esclavo del pecado, y no puede aceptar ninguna cosa, si no le es dado del cielo. Porque, ¿quién hay que se gloríe de poder hacer algo bueno como de sí mismo, dado que Cristo dice: Ninguno puede venir a mí, sí el Padre que me envió no le trajere ¿Quién sacará a relucir su voluntad, puesto que ésta comprende que la mente carnal es enemistad contra Dios? ¿Quién hablará de su ciencia, siendo así que el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios? Para abreviar, ¿quién sugerirá idea alguna, si comprende que no somos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, ya que nuestra competencia proviene de Dios. Y por eso, lo que dice el apóstol, con razón debe tenerse por cierto y seguro, esto es, que Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Porque no hay entendimiento ni voluntad conformes al entendimiento y la voluntad de Dios, si Cristo no los ha obrado en el hombre; lo cual nos lo enseña El diciendo: Porque separados de mí nada podéis hacer.


LOS CANONES DE DORT:

III/IV: 3- Por consiguiente, todos los hombres son concebidos en pecado y, al nacer como hijos de ira, incapaces de algún bien saludable o salvífico, e inclinados al mal, muertos en pecados y esclavos del pecado; y no quieren ni pueden volver a Dios, ni corregir su naturaleza corrompida, ni por ellos mismos mejorar la misma, sin la gracia del Espíritu Santo, que es quien regenera.


CONFESIÓN DE FE WESTMINSTER 9: DEL LIBRE ALBEDRÍO

I. Dios ha dotado a la voluntad del hombre con aquella libertad natural, que no es forzada ni determinada hacia el bien o hacia el mal, por ninguna necesidad absoluta de la naturaleza. (1)
1. Mateo 17:12; Santiago 1:14; Deuteronomio 30:19.

II. El hombre en su estado de inocencia, tenía libertad y poder para querer y hacer lo que es bueno y agradable a Dios, (1) sin embargo era mutable y podía caer de dicho estado. (2)

III. El hombre, por su caída a un estado de pecado, ha perdido absolutamente toda capacidad para querer algún bien espiritual que acompañe a la salvación; (1) por tanto como hombre natural, que está enteramente opuesto a ese bien (2) y muerto en el pecado, (3) no puede por su propia fuerza convertirse a si mismo o prepararse para la conversión. (4)

IV. Cuando Dios convierte a un pecador y le traslada al estado de gracia, le libra de su estado de servidumbre natural bajo el pecado, (1) y por su sola gracia lo capacita para querer y obrar libremente lo que es espiritualmente bueno; (2) a pesar de eso, sin embargo, por razón de su corrupción que aún queda, el converso no sola ni perfectamente quiere lo que es bueno, sino quiere también lo que es malo. (3)

V. La voluntad del hombre es hecha perfecta e inmutablemente libre para hacer tan solo lo que es bueno, únicamente en el estado de la gloria. (1)


SIGLO 16

William Tyndale: (1414-1572)

“Ellos van y elaboran el libre albedrío con los filósofos paganos y dicen que el libre albedrío es la causa porque Dios escogió y no a otro, contrario a todas las escrituras.


Robert Ferrar (Obispo Belga de St. David, martirizado en Carmarthen en Marzo 30, 1555) con otros 10 ministros Reformados: 

"..Nosotros desaprobamos doctrinas papistas del libre albedrío  de obras de supersticiones, de méritos, de la necesidad de confesión auricular.”


John Knox: 

"… el consentimiento general de toda secta es que Dios ( por su pre conocimiento, consejo y sabiduría ) no ha asegurado elección  ni tampoco una certera reprobación  pero que cada hombre se elige y reprueba el mismo por su propio libre albedrío  el cual, según ellos, tienen para hacer bien o mal. Todas estas cosas inventadas por sus propios cerebros y refinadas por los más finas de sus ideas, cuando en realidad ellas son las más podridas herejías de Pelagio las cuales hace mucho tiempo Agustín las refuto.

Ustedes Anabautistas contendores orgullosos de la gracia libre de Dios ofrecido al hombre en Cristo Jesús  Por la cual con los Pelagianos y Papistas ustedes son maestros del libre albedrío  y defensores de sus propias justicia” ( Respuesta a las blasfemas Cavilaciones escritas por un Anabautista y Adversario a la predestinación eterna de Dios.” 1591)


 SIGLO 17

Henry Ainswort (1571-1622):

 “aceptamos que el libre albedrío es para el mal y está en toda la naturaleza del hombre, creemos que el libre albedrío para el bien es de la gracia y la regeneración”

Daniel Featley: (1582-1645):

“muchos hombres tienen mucho libre albedrío  y se toman mucha libertad hoy en dia en avanzar y sostener la doctrina del libre albedrío”

John Preston: (1587-16238):

“No por el poder del libre albedrío, pero por la infusión de la gracia de Su Espíritu.”   

Pierre de Moulin (1568-1658):

"está confirmado desde las Escrituras que un hombre no regenerado es totalmente destituido del poder y la libertad de su voluntad, en esas cosas que pertenecen a la fe y la salvación.”

John Owen: (1616-1683):

 "todo el veneno pelagiano del libre albedrío .es una clara exaltación del Viejo ídolo del libre albedrío dentro del trono de Dios…es un producto del decadente estado del Cristianismo”

”...El libre albedrío es una deformada querida naturaleza corrupta, la amada auto concebida de mentes tenebrosas” (Trabajos vol. 10, pág. 150)

William Jenkyn (1613-1685): 

"la inclinación del corazón del hombre para creer y perseverar son los frutos de los decretos eternos de Dios, y no de los frutos naturales del hombre depravado y de su frágil y decadente libre albedrío.

John Trapp (1601-1669): 

" los amigos del libre albedrío son los enemigos de la gracia.”  

Thomas Watson (1620-1686) :

"esta corona del libre albedrío es caída de nuestra cabeza y si el propósito de Dios es salvarnos entonces no es libre albedrío.”  

Francis Turretin: (1623-1687):

"la palabra “libre albedrío  (también llamado “auto determinación poder”) no aparece en las Escrituras. 1 Corintios 7:37 no significa libre albedrío.   


SIGLO 18

Matthew Henry (1662-1714):

" Los consejos y decretos de Dios no se doblegan a la débil y caprichosa voluntad del hombre.”

Augustus Toplady (1740-1778): 

“el libre albedrío del hombre no le puede curar, ni siquiera un dolor de diente, o un dedo herido, y sin embargo el hombre piensa en su locura que el tiene el poder de curar su alma,”    

George Whitefield (1714-1770) : 

“un hombre es nada, el solo tiene el libre albedrío de ir al infierno, pero nadie puede ir al cielo, hasta que Dios haga el trabajo en él. Y tú deshonras a Dios al negar la elección. Tu abiertamente haces que la salvación dependa, no en la gracia de Dios pero el libre albedrío del hombre.”    


SIGLO 19

Charles Spurgeon (1834-1892):

"Iré hasta Martín Lutero fue, donde él dice, “si algún hombre suscribe algo de la salvación al hombre, aun lo menos, no conoce nada de la gracia y el no ha conocido Jesucristo correctamente

La doctrina del “libre albedrío —que es eso? Ello magnifica a Dios. Ello declara los propósitos de Dios una nulidad, ellos no pueden ser llevados a cabo al menos que los hombres estén dispuestos. Ello hace de la voluntad de Dios un sirviente en espera de la voluntad del hombre, y todo el pacto de gracia dependiente en la acción humana. El negar la elección sobre la base de la injusticia, hace de Dios un adeudador a los pecadores….la voluntad del hombre no puede ser neutral o libre para actuar contrario a su naturaleza.”…

”El libre albedrio ha llevado muchas almas al infierno, pero nunca llevo un alma al cielo,”

“no he venido a este púlpito esperando que tal vez alguien de su propia voluntad retornara a Cristo. Mi esperanza descansa en otro lugar, y espero que mi Maestro agarre a uno de ellos y les diga, “tú eres mío, y tu serás mío. Te reclamo para mí.”

”Mi esperanza viene de la libertad de la gracia y no del libre albedrío.”  

CONCLUSIÓN:

La evidencia es clara e irrefutable, todos los Reformadores y los Puritanos creyeron y mantuvieron que el "libre albedrío  es contrario a las Escrituras. La Fe Reformada es la doctrina bíblica, es decir fundamentada en las Escrituras. El libre Albedrío es una doctrina humana y diabólica que le quita el poder y la soberanía absoluta a Dios y pone al hombre, pecador y caído como el "artífice de su propio destino."

APOCALIPSIS 3:5 por Serafín Romero

por Serafín Romero


El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.” (Apocalipsis 3:5)

Para entender este pasaje debemos considerar estas tres frases: 

1.*El que venciere* 
2.*Será vestido de vestiduras blancas* 
3.*No borrare su nombre del libro de la vida*

1.*El que venciere*

Podemos parafrasear esta frase como: “El que crea” .
Pues el que vence es el que cree, el que tiene la fe de Dios…

“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1 Juan 5:4-5)

Así que ¿cómo podemos vencer? R= Creyendo en Cristo.


2.*Será vestido de vestiduras blancas* 

Aquí se refiere a las vestiduras de Justicia en Cristo.

Veamos…

 “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.” (Gál 3:27)

“En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios;
porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manteo de  justicia.” (Is 61:10)

O sea: El ser vestido de vestiduras blancas” se refiere a ser salvo, justificado.


3.*No borrare su nombre del libro de la vida*

Y cuando dice esto, se refiere a que El que cree y recibe las vestiduras de justicia, jamás(no)  perderá(borrare) su salvación(libro de la vida).

“El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida” (Ap 3:5 )

Dice SERA VESTIDO o sea será salvo.
Esto quiere decir que en Sardis no todos eran salvos sino unas pocas personas, el mismo contexto lo dice.

Lejos de afirmar que se pierde la salvación, apocalipsis 3:5 afirma todo lo contrario.
Cuando el Señor dice:

EL QUE VENCIERE, SERÁ VESTIDO, Y NO BORRARE SU NOMBRE. Es lo mismo que decir: EL QUE CREA EN CRISTO, SERA SALVO, Y NUNCA PERDERÁ SU SALVACIÓN.

Nota: El libro de la vida fue escrito desde la fundación del mundo y los inscritos ahí no hicieron nada para ser inscritos, pues aun no nacían, “y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos DESDE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO EN EL LIBRO DE LA VIDA(Apo 17:8) según NOS ESCOGIÓ EN ÉL ANTES DE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.” (Efe 1:4)

DESPOJANDO LA JUSTIFICACIÓN DE SU GLORIA por Josef Urban


Por Josef Urban


"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él." -2 Corintios 5:21

¿Alguna vez has escuchado que al justificarnos, Dios nos trata como si nunca hubiéramos pecado? Pues es cierto en algún sentido, pero no es toda la verdad. De hecho, si eso es lo único que entendemos acerca de como Dios nos trata al justificarnos, quitamos del pleno significado de la doctrina bíblica de la justificación la depojamos de su gloria. 

Bíblicamente, la justificación consiste de dos aspectos. Un aspecto es negativo y consiste del perdón, es decir, de borrar toda injusticia de nuestra cuenta. Otro aspecto es positivo y consiste de atribuir justicia positiva a nuestra cuenta. Podemos decirlo así: Nosotros teníamos una deuda de pecado para con Dios que era tan enorme que nunca podíamos pagarla. Pero Cristo pagó la deuda con Su sangre, y la borró totalmente de nuestra historia. Este es el primer aspecto de la justificación y nos pone en lo neutral, ya libres de estar bajo la condenación que merecíamos por nuestro pecado. Pero además de eso, Dios también atribuye a nuestra cuenta todas las riquezas de la justicia perfecta de Cristo de tal manera que legalmente nos hace ricos en justicia, con una justicia verdaderamente positiva y maravillosa. Es esta justicia perfecta a que Pablo se refiere en 2 Corinitios 5:21, que llama "la justicia de Dios". En virtud de la obra de Cristo y nuestra fe en Él, Dios nos acepta no sólo como si nunca hubiéramos pecado, sino también como si fuéramos Su Hijo perfecto con la misma justicia de Dios. No sólo nos perdona sino también nos ve con gusto y agrado y nos adopta como hijos suyos, teniendo complacencia en nosotros así como tiene en Cristo. Es este segundo aspecto de la justificación que magnifica la gloria de esta doctrina como ningún otro.

El Apóstol Pablo alude a esto en
2 Corintios 5:21. "Él que no conoció pecado" es el Señor Jesucristo. Y dice que Dios el Padre "lo hizo pecado por nosotros". Ahora, no está diciendo que literalmente fue hecho pecado en Su naturaleza. Su naturaleza y constitución moral no se transformó literalmente a fin de consistir de algún tipo de sustancia pecaminosa. Esto es obvio por varias razones: 


  1. En primer lugar, el texto dice claramente que Él "no conoció pecado". La palabra "conocer" habla de experimentarlo personalmente y habla de que Cristo nunca pecó ni fue hecho pecador. Siempre era santo y justo, incluso cuando estaba en la cruz. Ni en la cruz podemos decir que era pecador, porque aún allí era justo (Luc. 23:41; 2 Ped. 1:19). 
  2. Segundo, si Cristo fuera hecho pecado literalmente por una infusión de pecaminosidad e inmundicia en Su naturaleza y constitución moral, Él no podría ser el sacrificio sustitutivo sin mancha que el Santo Dios requería y Su sacrificio no hubiera sido aceptado por el Padre. 
  3. Tercero, el Señor Jesucristo, siendo de la misma esencia de deidad con el Padre (Jn. 10:30; Col. 2:9), jamás podría contaminarse con la inmundicia del pecado, pues la deidad no puede contaminarse con inmundicia porque es tres veces "Santo" (Isa. 6:3).
  4. En cuarto lugar, existe un paralelismo evidente en el mismo texto que hace hincapié no en ninguna infusión sino en una imputación. El paralelo es uno de constraste y enseña que así como Cristo es "hecho pecado", nosotros somos "hechos justicia de Dios". Ahora, es evidente por la Escritura, por nuestra experiencia, y por el sentido común que no somos hechos perfectamente justos en nuestra experiencia o en nuestra constitución moral cuando el Señor nos salva. Dios no nos infunde con Su justicia en la justificación para cambiar nuestra naturaleza a fin de hacernos justos, sino más bien nos imputa con Su justicia legalmente a fin de contarnos como justos y considerarnos justos delante de los ojos de Su santa Ley. Así que, 2 Corintios 5:21 está hablando de tratarnos como justos legalmente por la imputación de la justicia de Cristo a nuestra cuenta, y de la misma manera, por el evidente paralelismo que existe, está hablando de tratarlo a Cristo como si fuera pecador (aunque no lo era) no por ninguna infusión de inmundicia en Su constitución moral sino por la imputación legal de la culpabilidad de nuestro pecado a Su cuenta.


A la luz de todo esto, es evidente que el Apóstol tenía la imputación en mente cuando escribió 2 Corintios 5:21. Nuestro pecado fue imputado a Cristo, y Dios lo trató a Él como si fuera el pecado mismo, y lo aplastó bajo Su ira mientras el Hijo llevó sobre sí la maldición de la Ley (Gal. 3:13). Dios tomó la culpabilidad legal de nuestro pecado que era causa de condenación y la puso sobre Cristo, y castigó a Su Hijo en nuestro lugar como nuestro Sustituto divino, a fin de aplacar Su ira. Esta es la primera imputación de que habla en 2 Corintios 5:21: la imputación de nuestro pecado a Cristo. La segunda imputación de este versículo es la de la justicia perfecta de Cristo. Él, siendo Dios encarnado mismo, tiene toda la "justicia de Dios" en virtud de Su justicia intrínseca y Su vida de obediencia perfecta como Mediador. Entonces Dios toma esta justicia de Su Hijo y la imputa a nuestra cuenta, a fin de aceptarnos como si fuéramos perfecta y positivamente justos. Entonces la primera imputación aquí es la de nuestro pecado a Cristo, y la segunda es la de la justicia de Cristo a nosotros. La primera imputación resulta en nuestra liberación de la culpabilidad del pecado (Rom. 8:1), y la segunda imputación resulta en el recibir una perfecta justicia positiva a fin de ser los objetos del todo el santo agrado y placer de Dios (Isa. 62:5).

Eso quiere decir que ahora, en virtud de la vida de obediencia perfecta y la muerte de Cristo, todos los que creen en Él son hechos recipientes de un estado legal delante de Dios y una posición de favor ante Sus ojos que va más allá de lo que Adán tenía en el estado de inocencia. Antes de la caída, Adán tenía la ausencia de culpabilidad, pero no tenía una justicia positiva y perfecta, porque no había llevado a cabo una vida plena de obediencia positiva y perfecta a todos los mandatos de Dios. ¡Pero Cristo lo hizo! Él, siendo Hombre, vivió una vida plena y rindió una obediencia positiva a todos los mandatos de Su Padre, y como el Mediador, ganó una gloriosa justicia positiva que ahora nos es dada en virtud de haber confiando en Él para salvación. Así que, ¡el favor que Dios derrama sobre nosotros va mucho más allá de lo que Adán conocía en el estado de inocencia! ¡Es el favor que derrama sobre Su mismo Hijo Jesucristo! ¡Dios se complace en nosotros con gran gozo porque Dios se complace en Sí mismo, y nosotros somos hechos la "justicia de Dios" en Cristo forensemente!

¡Gloria a Dios! No sólo quita de nosotros las ropas contaminadas de lo vil, ¡sino también nos viste con vestiduras espléndidas de gran gloria! ¡Y derrama tanto favor y bendición sobre nosotros que es motivo de gran gozo y regocijo por toda la eternidad! Por eso el profeta dijo, "En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas." (Isa. 61:10)

Entonces, el primer aspecto de la justificación es el perdón de nuestros pecados por la imputación de los mismos a Cristo. El Señor los quita y los borra para siempre. El segundo aspecto es la recepción de una justicia perfecta ("la justicia de Dios") por la imputación de Su justicia a nosotros. Es este segundo aspecto que resulta en nuestra adopción como hijos a la familia de Dios, y en una herencia eterna y gloriosa de riquezas de gloria de las cuales ni podemos imaginar. Por eso, si decimos que en la justificación, Dios nos trata como si nunca hubiéramos pecado, y eso es lo único que decimos y lo único que entendemos, entonces despojamos la doctrina bíblica de su gloria.