Hace algún tiempo un ministro habló a mi oficina muy perturbado. Dijo que él predicaba en su iglesia acerca de la santidad y de la vida crucificada y parecía que realmente tenía un corazón de pastor. Después dijo que algunos miembros de su iglesia habían asistido a cierto seminario y habían vuelto decididos a dejar su congregación.
Me dijo algo que he estado oyendo que pasa
en iglesias por todo el país. "¿Qué está pasando? Hay tantas doctrinas
nuevas y extrañas, tantos maestros con nuevas 'revelaciones'. Todos parecen que
tienen ciertas escrituras que los respaldan. Ninguno está discerniendo lo que
es de Dios y lo que es de Satanás, lo que es necedad y lo que es correcto.
Nuestra gente se está confundiendo".
¡No estaba equivocado! Casi a diario están
surgiendo nuevas doctrinas, nuevas revelaciones y nuevos evangelios. Y esto se
va a poner aún peor. La Biblia advierte claramente que en los últimos tiempos
habría doctrinas extrañas que presentarían a otro Jesús, otro Espíritu, otro
evangelio.
El apóstol Pablo juntó a los ancianos de
la iglesia de Efeso y sus últimas palabras para estos santos amados fueron: "Porque yo sé que después de mi
partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces que no perdonarán al
rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas
para arrastrar tras sí a los discípulos" (Hch. 20:29-30).
Todo el tiempo en que Pablo ministró a las
iglesias que él estableció abrigó un temor que lo seguiría hasta el día de su
muerte. Era un temor que cualquier pastor verdadero debe tener y nunca se fue
de Pablo "...por tres años, de
noche y de día, no he cesado de amonestar a cada uno" (Hch. 20:31). El
temor era por los falsos maestros que entran para engañar.
Pablo dijo a los Corintios, "...os celo con celo de Dios" (2
Co. 11:2). Sin embargo no estaba hablando acerca de alguien que estuviera
"robando sus ovejas".
No decía, "¡Oigan, estas ovejas son mías! Yo soy su maestro -están bajo mi
autoridad." Pablo estaba más bien indignado de pensar que algún
maestro; se entremetiera entre sus discípulos y su devoción a Jesús: "pues os he desposado con un solo
esposo, para presentaros como una virgen para Cristo" (v.2).
Pablo decía que él tenía una meta, un
propósito, un deseo -y es el deseo que todo verdadero pastor debe tener:
pararse en el día del juicio delante de Cristo y presentar a cada hijo
espiritual puro, sin mancha, santo y justo, arraigado y cimentado en La
Palabra. O sea, ¡verlos de pie delante de Su trono, con la certeza de que les
has dado el consejo completo de Dios. Que no fueron llevados de aquí para allá
con cualquier viento de doctrina, ni fueron engañados por doctrinas de
demonios. Que pasaron cada prueba y cada juicio con la Palabra de Dios
escondida en sus corazones!.
Amado, mi mayor gozo junto con Pablo y
cualquier ministro verdadero de Dios será el oír cada uno de sus nombres
mencionado por el Señor, y verlos pararse delante de Él rebosando devoción y
humildad, y oír al Señor decirles, "¡Bien hecho, buen siervo y fiel!"
Este es el verdadero deseo de mi corazón.
Es por esto que predico con fuego y celo. Si Pablo estuviera vivo predicando
desde el púlpito de Times Square, nos diría con lágrimas lo mismo cada vez que
hablara: "¡Estén atentos! ¡Viene una invasión! Por todos lados van a ser
bombardeados por falsos maestros y falsas doctrinas. Te presentarán a otro
Cristo. No serán del Espíritu Santo, sino de otro espíritu. No será el
verdadero evangelio, será otro evangelio".
Pablo confesó un temor que tenía acerca de
ellos: "Pero temo que como la
serpiente engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de
la sincera fidelidad de Cristo" (2 Co. 11:3). Pablo sabía que los
corintios eran muy susceptibles a los falsos maestros. Les estaban diciendo:
"¡Ustedes se abren demasiado, están demasiado ansiosos de oír algo
nuevo".
Sucede a menudo que un cristiano sólido,
de buen corazón, me entrega un cassette y me dice, "Debería oír a este
maestro. Tiene un mensaje poderoso, increíble. Todo el mundo habla de él".
Así que lo escucho. Parece bien, ungido, nuevo y fresco. Pero de repente el
Espíritu se empieza a inquietar dentro de mí.
¿Le ha pasado esto a usted? Según va usted
escuchando siente una intranquilidad -usted espera y sigue escuchando. No
encuentra nada malo pero hay algo que no suena correcto. Y si continúa, de
repente... ¡ahí está! ¡Un error! Un error craso, total, ¡una tremenda herejía!
Una interpretación no escritural, fantasía, ideas de hombre, como si se abriera
un misterio. Pero que no está de acuerdo con la Palabra de Dios.
Pablo estaba sorprendido de la facilidad
con que los gálatas se habían dejado influir: "Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os
llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya
otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de
Cristo. Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio
diferente del que os hemos anunciado, sea anatema". (Gá. 1:6-8).
Pablo estaba diciendo, "No sean tan
caballerosos y delicados acerca de esto. Si no es el evangelio que han oído de
mí, no es de Dios. Es anatema, perverso, mortal. Es un asunto serio, y te
causará problemas si eres atrapado por él. Por lo tanto, no lo tomes a la
ligera. No lo toleres, y no seas condescendiente con él. ¡Que el que lo predica
sea para ti anatema (alguien maldecido por Dios)!"
No importa si un ángel se te aparece y te
dice que el mensaje es de Dios. No importa si tú o tus amigos
"disciernen" que todo está bien. La Biblia lo pone de una manera
sencilla: si no está de acuerdo con el evangelio de Pablo, es de Satanás, es
"anatema".
¿Cómo sabremos entonces cual es el
verdadero evangelio y cuál es anatema? Déjenme decirles primero que aún los más
falsos y demoniacos maestros empiezan con advertencias acerca de las falsas
doctrinas. Advertirán fuerte y firmemente en contra de ser atrapados en algo
que no se parezca a Cristo. Casi todo falso maestro que he oído habla muy
fuerte contra la falsa doctrina, y luego procede a predicar lo que es falso.
Pasan mucho tiempo tratando de convencer a sus oyentes que ellos no son como
los falsos maestros. Sin embargo los están preparando para que oigan su
mensaje.
La doctrina no es correcta simplemente
porque el maestro parezca ser santo, bueno, piadoso y sincero. A lo largo de la
historia de la iglesia las más dañinas herejías han sido enseñadas por hombres
que eran considerados buenos y sinceros. Esto hace mucho más peligrosas las
falsas doctrinas. Muchos cristianos han dicho: "Pero él es un hombre tan
bueno, tan sobrio, tan sincero -pero los "ángeles de luz" del diablo
también aparentarán lo mismo. Vendrán como mensajeros de la justicia y de la
verdad revelada.
Pablo dice que Satanás trata de
engañarnos, así como engañó a Eva en el paraíso. Él usa la misma astucia, el
mismo engaño: "Pero temo, que como
la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna
manera extraviados" (2 Co. 11:3).
¡Nada ha cambiado desde ese entonces! El
falso evangelio que Satanás presentó a Eva es el mismo que promueve hoy en día
-y todos los falsos evangelios tienen los mismos rasgos en común. Dios no dejó
este asunto tan importante sin explicar. Él lo dejó muy claro, y hay claves
absolutas que exponen las enseñanzas falsas:
1. CUALQUIER ENSEÑANZA QUE MENOSCABA EL TEMOR DE DIOS ES ANATEMA, ¡DEL DIABLO!
Todos los falsos maestros tienen este
mensaje en común: "Tranquilízate, Dios no puede ser tan duro. No te va a
herir, Él te ama. Un Dios amoroso quiere que disfrutes la vida". El truco
del enemigo es desviarte del respeto reverencial y del temor de un Dios Santo
que juzga el pecado. Toda falsa doctrina tiene esta dirección. Menoscabar el
temor de Dios en ti.
Solamente el poderoso y absoluto temor de
Dios evitó que Adán y Eva lo desobedecieran. No fue su amor por Dios, ni su
comunión diaria. Fue esto: "Y mandó
Jehová Dios al hombre... del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás;
porque el día que de él comieres, ciertamente morirás". (Gn. 2:16-17).
Pero Satanás vino con un suave mensaje: "No moriréis" (Gn. 3:4). Esto
fue una total perversión de la verdad -¡Otro evangelio!. Sin embargo, esto era
exactamente lo que Eva quería oír. Algo dentro de ella se opuso al mandamiento
de Dios. La limitación del Señor parecía un yugo demasiado grande, y ella se
irritó por llevarlo.
Satanás sabía que esto estaba en Eva, y
comenzó a minar el temor de Dios en ella inmediatamente: "¿Dijo realmente
Dios esto? Dios no es así. Tienes un concepto equivocado de Él. ¿Crees que Él
te negaría conocimiento y sabiduría, cuando Él mismo es Conocimiento y
Sabiduría? ¿Qué clase de Dios crees que es? ¡Ciertamente no morirás!".
Tú puedes sentarte bajo una predicación
fuerte que parezca un fuerte yugo. Puedes irritarte con ella y decir: "¡No
me gusta!" Pero no te engañes: Esto es lo único que te traerá libertad,
paz y gozo. Sin embargo dentro de ti gritas, "¡No puedo servir a Dios así,
yo quiero libertad!"
Hay una enseñanza que se maneja en el
movimiento cristiano "de los dones espirituales" 1 acerca de la nueva
libertad. Dice: "Ven a cantar, a
gritar y a hablar en lenguas -¡y luego sal y vive como un demonio!".
Esto no es libertad. Es Satanás diciendo, "No morirás. Dios no es tan
duro. Él es demasiado amante, demasiado misericordioso". Satanás encontró
un evangelio que se ajustaba a los deseos carnales de Eva -y él encontrará uno
que se adapte a cada cristiano impaciente con comezón de oír.
He oído de jóvenes pastores, piadosos y
con el corazón quebrantado, que los han corrido de sus iglesias o que están
renunciando. Ellos predican santidad y el temor de Dios a los adolescentes,
pero los pastores y los padres se quejan de que traen esclavitud a la juventud:
"No queremos que usted predique
esas cosas a nuestros muchachos". Estos jóvenes (algunos de los cuales
son hijos de predicadores) están viviendo en una total rebelión. Son
irrespetuosos, engañan a sus padres y codician las cosas del mundo. Y los
mensajes acerca de santidad y el temor de Dios están haciendo temblar a estos
muchachos que nunca antes los habían escuchado.
Hemos criado una generación entera que
está totalmente desprovista del temor de Dios. Nunca han conocido nada acerca
del juicio. Siempre han tenido lo que han querido. Ellos dicen, "Queremos
rock-and-roll", y sus padres dicen, "No
los molesten. Traigan el rock-and-roll a la iglesia y pónganle letra
cristiana". O, "Ellos van
a tener relaciones sexuales de cualquier manera, así que démosles alguna
protección".
Esta juventud nunca ha conocido el temor
de Dios, debido a que los pastores y sus padres han enseñado que Dios es el
gran alcahuete del cielo. Solamente un puñado de jóvenes cristianos, hoy en
día, caminan en santidad. ¿Por qué? Porque los pastores son demasiado débiles
para predicar el evangelio en el púlpito -y porque los padres están viviendo
vidas dobles, y ¡sus hijos lo saben!.
Algunos cristianos me han escrito,
"Hermano David, usted predica muy duro. ¿Predica usted de esa manera todo
el tiempo en su iglesia? ¿Lo acepta la gente?".
Mi respuesta es esta: Nosotros somos
llamados a predicar la Palabra con tal poder y autoridad que ésta produzca un
temor constante de Dios en cada oyente. Aquellos que no abandonen sus pecados
favoritos no permanecerán en la iglesia, ya que se sentirán ofendidos. Cerrarán
sus oídos a la verdad y buscarán maestros que les den permiso para satisfacer
sus deseos carnales (2 Ti. 4:14).
La palabra de Dios dice, "Y con el temor de Jehová los hombres
se apartan del mal" (Pr. 16:6). Aquí está lo que creo que un mensaje
del verdadero evangelio debe producir en nosotros:
1) Un aborrecimiento por el pecado que no nos dé lugar
a excusas o pretextos.
2) Una convicción de pecado por ser perezosos o tibios espiritualmente.
3) Un entendimiento profundo de que Dios no cierra sus ojos ante nuestros pecados.
4) Una convicción de que recogeremos lo que sembramos.
5) Un justo y santo temor de Dios.
6) Una confianza de que Dios nos librará de cualquier pecado que rechacemos y resistamos.
2) Una convicción de pecado por ser perezosos o tibios espiritualmente.
3) Un entendimiento profundo de que Dios no cierra sus ojos ante nuestros pecados.
4) Una convicción de que recogeremos lo que sembramos.
5) Un justo y santo temor de Dios.
6) Una confianza de que Dios nos librará de cualquier pecado que rechacemos y resistamos.
¿No estás seguro o no estás convencido
acerca de la necesidad de caminar en el temor de Dios?
Para terminar con esto de una vez y para
siempre, ve Isaías 11:1-3. Este pasaje profetiza de alguien en quien el
Espíritu del Señor reposaría -Alguien a quien le "hará entender diligente
en el temor de Jehová". ¡Este pasaje está hablando de Jesús! Y si Jesús
caminó en el temor del Padre y se deleitó en esto, ¡Cuánto más debiéramos
hacerlo nosotros!
Ten cuidado con cualquier mensaje que te quita
la convicción de pecado, que produce en ti flojera espiritual, que te relaja
suavemente, y que te dice al oído: "Todo está bien". Todas estas
frases tranquilizantes provienen de un falso evangelio.
2. MANTENTE ALERTA DE CUALQUIER EVANGELIO
QUE TE DESVÍE DE UNA DEVOCIÓN UNICA A JESUCRISTO
Pablo nos advierte seriamente que Satanás
se transformará en "ángel de luz" -que él levantará sus falsos
maestros, todos ellos haciéndose pasar por ministros de justicia.
La luz representa la verdad, el evangelio,
la revelación. Satanás vendrá usando el amado nombre de Jesús y tratará de
engañar aún a los elegidos.
"...que se
disfrazan como apóstoles de Cristo". (2 Co. 11:13). ¡Piensa lo terrible de
semejante cosa! Enfrentar los últimos tiempos bajo el poder de falsos apóstoles,
abrazando doctrinas de demonios, estando bajo el control de un falso espíritu.
¿Cómo puede suceder semejante cosa? ¿Cómo
puede alguien sentarse bajo el evangelio pervertido que Pablo describe y no
darse cuenta? Sólo hay una manera: Por rehusarse a abandonar los deseos
carnales y caminar en una descarada desobediencia. Los deseos carnales son el
imán que conducen a la persona a los falsos apóstoles. Te puedo asegurar que si
permaneces en tus malos deseos vas a terminar en falsas doctrinas. Es inevitable;
tú la encontrarás y ella te encontrará a ti. Y estarás tan ciego que no te
darás cuenta.
En el siglo XVIII se introdujo en la
iglesia otro evangelio llamado antinomianismo, que significa "contra la
ley". Hoy día este evangelio está más fuerte que nunca. Quita el temor de
Dios dando a entender que una vez que tú has creído puedes pecar y nunca ser
condenado porque Jesús ya lo pagó todo.
El Dr. Tobías Crisp era uno de los
maestros de esta nueva doctrina que se extendió por toda Alemania. Sus
exponentes usaban el nombre de Jesús como estribillo: "¡Se habla mucho acerca de la gracia y de "escudriñar nuestro
corazón", pero a mí dame a Cristo! ¡Yo no busco las promesas, sino a
Cristo! ¡Yo no busco la santificación, sino a Cristo! ¡No me hables de
meditaciones u obligaciones, dime de Cristo!"
Parece como una profunda devoción a Cristo
-un evangelio centrado en Jesús. Pero el mismo Jesús enseñó que no todo el que
le diga "Señor, Señor", entrará en Su reino. No cualquiera que use el
nombre de Jesús estará predicando el verdadero evangelio.
La doctrina del antinomianismo está siendo
predicada hoy en día y el movimiento cristiano de "los dones del
Espíritu" se está dejando engañar por ella, siendo enlazado y hundiéndose
cada vez más. Escuchen el resto de esta doctrina:
"Un creyente puede estar seguro de
ser perdonado tan pronto como cometa un pecado, aunque sea adulterio o
asesinato. Dios no está enojado, aunque un creyente peque a menudo. No hay
ningún pecado que pueda cometer que a Él le pueda herir -por lo tanto, no hay
porque temer al pecado. El pecado está muerto y no debe causar terror. Si
nosotros le decimos a los creyentes que deben caminar en santidad y hacer
buenas obras porque si no "Dios se va a enojar con ellos", estamos
pervirtiendo las Escrituras. Estamos mintiendo en la cara de Dios. ¡Dios ya lo
hizo todo en Cristo. Ya no hay nada que temer!"
Es como si los cristianos que abrazan esta
doctrina estuvieran sentados en un hoyo profundo esperando que Jesús pase.
Están diciendo, "Señor, Tú ya sabes dónde estoy, si me amas sácame de aquí".
¡No! ¡La Biblia manda que resistamos al diablo y huirá de nosotros!.
Hemos hecho que los cristianos parezcan un
manojo de paralíticos inútiles, sin poder ni autoridad, atados a hábitos
pecaminosos, esperando una liberación milagrosa. No hay ninguna lucha santa en
contra del pecado, ni temor de Dios.
3. NO HAY DEVOCIÓN A CRISTO, SIN UN CAMINO DE SANTIDAD
Así es como se debe juzgar toda doctrina:
¿te conforma a la imagen de Jesucristo? Tú no puedes decir que un evangelio es
puro solamente porque el maestro habla en contra del pecado, o porque ese
refiere a menudo a Cristo. El movimiento de la Nueva Era 2 habla mucho acerca
del "espíritu de Cristo".
He escuchado a falsos maestros gritar el
nombre de Jesús por el micrófono, tronando en contra de la homosexualidad, las
drogas y de los pecados de la sociedad. Pero cuanto más lo oigo más me doy
cuenta: este hombre no está quebrantado. Este mensaje no trae convicción.
Estos maestros actúan ante la multitud
provocando entusiasmo y emoción. Realmente no tienen convicción, ni tienen un
deseo ardiente de conformar a la gente a la imagen de Cristo. A los cristianos
les gusta ir a reuniones donde oyen a un predicador hablar acerca de la falta
de oración en las escuelas, y tal vez mencione algo acerca de nuestra codicia,
orgullo y adulterio, las cosas que están en nuestro corazón. Pero luego viene
la palabra suave, tranquilizante, y una vez que se ha ganado la confianza de la
gente, el temor de Dios es menoscabado.
Hay una prueba segura para la verdadera
enseñanza de santidad. Se encuentra en 2ª
de Ti. 2:19: "Pero el
fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que
son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de
Cristo".
Yo siento, como Pablo debe haber sentido,
un grito desgarrador para advertir al pueblo de Dios acerca de lo que se viene.
Vienen grandes guerras teológicas. Todo el movimiento "de los dones
espirituales" se dividirá en diferentes corrientes, cada uno corriendo
tras sus doctrinas, sus maestros y sus libros, acusándose unos a otros de error
y de falsa profecía. ¡Y todos van a creer que están defendiendo la fe!
No van a estar luchando en contra del
diablo, porque van a estar muy ocupados llamándose unos a otros herejes. Será
un tiempo de gran confusión, y un cristiano sin preparación no sabrá a quien
creer.
Amado, yo quiero pelear contra el enemigo
real. ¡Y ese enemigo está en las calles y en nuestros corazones! No voy a
discutir acerca de profecías. Yo voy a estar al lado del hermano o la hermana
que camina en el temor de Jehová y cuyo corazón se haya entregado en una
devoción sincera a Cristo Jesús.
Debemos de quitar nuestros ojos de los
maestros y evangelistas, y hacernos estudiantes de la Palabra de Dios.
"Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no
tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (2Ti. 2:15).
No busques a pastores o a evangelistas "aprobados". Irás tras uno y
otro, y todos te fallarán, hasta que al final pierdas la esperanza. ¡Quita tus
ojos de todos los predicadores y ponlos en Cristo Jesús!.
4. ¡EL VERDADERO EVANGELIO TIENE QUE VER CON TU CORAZÓN, PORQUE DE ÉL MANA LA VIDA!
Los fariseos vieron a algunos de los
discípulos del Señor comiendo pan sin haberse lavado las manos, y "los condenaban" (Mr. 7:2).
"Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los
ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen" (v.3).
Estos hombres le preguntaban a Jesús por
qué sus discípulos no caminaban en esta clase de "santidad". Sin embargo,
esto solamente era una tradición ceremonial. Era sólo externa y tenía que ver
con actos de la carne. Jesús les contestó,
"Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este
pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí" (v.6).
Jesús dijo en esencia. "Sus enseñanzas son vanas, no cambian
el corazón. Son un espectáculo, son sólo palabras, y actos fingidos". Él
nos está diciendo a nosotros, "Si un evangelio no te da nada, sino un
culto de labios y no trata con el corazón, no pierdas el tiempo con él. La
verdadera doctrina tiene que ver con lo que mana del corazón". Jesús
presenta el problema con todos los falsos evangelios: Ellos no tocan lo que
corrompe el corazón. No traen convicción de pecado, ni cambian el corazón. Ellos
ofrecen una forma de piedad sin corazón. "Pero
lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre" (Mt.
15:18).
Pablo dijo, "...sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de
corazón limpio invocan al Señor" (2 Ti. 2:22). No me digas de los
milagros que suceden en tu iglesia, la alabanza, la adoración o lo bien que
predica el pastor. ¡No, dime acerca de gente que busca a Dios con un corazón
puro! Dime, que aunque ellos no lo han alcanzado están siendo llevados en esa
dirección. Están permitiéndole a Dios que escudriñe y pruebe sus corazones,
para exponer sus actitudes pecaminosas.
Este es el verdadero evangelio de Jesús.
Un evangelio que convence al corazón de pecado, que trata con el corazón y
¡cambia el corazón! ¿Es este evangelio que se te está predicando? ¿Te trae
convicción de tus más profundos y escondidos pecados? ¿De malos pensamientos'
¿De adulterio?, ¿De fornicación?, ¿De robo?, ¿De codicia?, ¿De maldad?, ¿De
orgullo?, ¿De engaños?
Si no es así, entonces busca y quédate en
una iglesia donde tu corazón sea expuesto, sacudido y ¡Cambiado, para la gloria
de Cristo!
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