Yo deseo que pertenezcas a la única
Iglesia Verdadera: a la Iglesia fuera de la cual no hay salvación. No pregunto
a dónde asistes los domingos sino pregunto si ‘¿Perteneces a la única Iglesia
Verdadera?”
¿Dónde se encuentra esta única Iglesia
verdadera? ¿Cómo es esta Iglesia? ¿Cuáles son las características por las
cuales se puede reconocer esta única Iglesia verdadera? Quizás me hagas tales
preguntas. Escucha bien y te daré algunas respuestas al respecto.
La única Iglesia verdadera se compone de
todos los creyentes del Señor Jesús. Se compone de todos los elegidos de Dios
-de todos los hombres y mujeres convertidos -de todos los cristianos
verdaderos. A cualquier persona que se le manifiesta la elección de Dios el
Padre, la sangre vertida de Dios el Hijo, la obra santificadora de Dios el
Espíritu, lo consideramos como un miembro de la Iglesia verdadera de
Cristo.
Es una Iglesia en la cual todos los
miembros poseen las mismas características. Todos son nacidos del Espíritu;
todos poseen “un arrepentimiento para con Dios, y la fe en nuestro Señor
Jesucristo,” y santidad de vida y conversación. Todos odian el pecado y todos
aman a Cristo. Adoran en diferentes maneras; algunos adoran con una forma de
oración, y otros sin ninguna; otros adoran hincados y otros en pie; pero todos
adoran con un sólo corazón. Todos son guiados por un mismo Espíritu; todos
edifican sobre el mismo cimiento; todos derivan su religión de un sólo libro la
Biblia. Todos están unidos a un mismo eje-Jesucristo. Todos aun ahora pueden
decir con un corazón, “Aleluya;” y todos pueden responder con un corazón y una
sola voz, “Amén y Amen.
Es una Iglesia que no depende de ningún
ministro aquí en la tierra, aunque sí estima mucho a aquellos que predican el
evangelio a sus miembros. La vida de sus miembros no depende de la membresía
oficial de la Iglesia, ni del bautismo ni de la cena del Señor aunque también
estiman mucho estas cosas cuando, se pueden practicar. Pero sólo posee un Líder
Supremo un Pastor, un obispo principal -y ese es, Jesucristo. Sólo Él, por
medio de su Espíritu, da la entrada a los miembros de esta Iglesia, aunque los
ministros les pueden indicar la entrada. Hasta que Él abra la puerta ningún
hombre en la tierra la puede abrir-ni obispos, ni presbíteros, ni
convocaciones, ni sínodos. Una vez que un hombre se arrepiente y cree en el
evangelio, se convierte en ese momento en un miembro de esta Iglesia. Es
posible que como el ladrón penitente no tenga la oportunidad de bautizarse,
pero él sí tiene aquello que es mucho mejor que el bautismo en el agua el
bautismo del Espíritu. Puede ser que no pueda recibir el pan y el vino en la
Cena del Señor; pero él come del cuerpo de Cristo y bebe de la sangre de Cristo
todos los días de su vida, y ningún ministro en la tierra se lo puede impedir.
Puede ser excomulgado por hombres ordenados y cortado de las ordenanzas
externas de la Iglesia protestante: pero ni todos los hombres ordenados en el
mundo lo pueden sacar de la única verdadera Iglesia.
Es una Iglesia cuya existencia no
depende de formas, ceremonias, catedrales, iglesias, capillas, púlpitos,
bautismales, vestimentas, órganos, fundaciones, dinero, reyes, gobiernos,
magistrados ni de ningún favor de parte del hombre. Muchas veces ha sobrevivido
y continuado cuando todas estas cosas le han sido quitadas. Muchas veces se ha
escapado de aquellos que debían de ser sus amigos al desierto y a las cuevas en
la tierra. Su existencia no depende de nada sino la presencia de Cristo y de su
Espíritu; y como éstos estarán siempre con ella, la Iglesia no puede
morir.
Esta es la Iglesia a la cual pertenecen
los títulos bíblicos de honra y privilegio presentes, y sus promesas de gloria
futura; éste es el cuerpo de Cristo; éste es el rebaño de Cristo; ésta es la
casa de fe y la familia de Dios; éste es el edificio dc Dios, el cimiento de
Dios, y el templo del Espíritu Santo. Esta es la Iglesia de los primogénitos,
cuyos nombres están escritos en el cielo; éste es el sacerdocio real, la
generación escogida, el pueblo escogido, la posesión adquirida, la habitación
de Dios, la luz del mundo, la sal y el trigo de la tierra; ésta es “la santa
Iglesia Católica” del Credo de los Apóstoles; ésta es la “única Iglesia
Católica y Apostólica” de Credo de Nicea; esta es la Iglesia a la cual Cristo
prometió que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella,” 5 y a la
cual dice, “He aquí, yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 16:18; 28:)
Esta es la única Iglesia que posee una
verdadera unidad Sus miembros están completamente de acuerdo respecto a los
asuntos más importantes de la religión, porque todos son enseñados por un mismo
Espíritu. En cuanto a Dios, a Cristo, el Espíritu, al pecado, a sus propios
corazones, a la fe, al arrepentimiento, a la necesidad de la santidad, al valor
de la Biblia, a la importancia de la oración, a la resurrección y al juicio
venidero están de acuerdo. Escoge a tres o a cuatro de ellos, sin conocerse, de
las regiones más aisladas de la tierra y examínalos individualmente sobre estos
puntos y verás que serán de un mismo corazón.
Esta es la única Iglesia que posee la
verdadera santidad. Todos sus miembros son santos. No sólo son santos en
palabra, en nombre o en el sentido de caridad; todos son santos en acto y
hecho, en realidad, en su vida diaria y en la verdad. Todos están más o menos conformados
a la imagen de Jesucristo. Ningún hombre impío pertenece a esta Iglesia.
Esta es la única Iglesia que es
verdaderamente católica. No es la Iglesia nacional de alguna nación o raza: sus
miembros se encuentran en cada región del mundo donde el evangelio es recibido
y creído. No está limitada a las fronteras de cierto país ni encerrada dentro
de la estructura de formas particulares ni de un gobierno externo. En ella no
hay diferencia entre judío o griego, negro o blanco, piscopaliano o
Presbiteriano pero la fe en Cristo es todos. Sus miembros serán juntados del
norte, del sur, y del oriente y del occidente, y todos tendrán diferentes
nombres y lengua-pero todas serán uno en Jesucristo.
Esta es la única Iglesia que es
verdaderamente apostólica. Está edificada sobre los cimientos echados por los
Apóstoles, y sostiene las doctrinas que ellos predicaban. Las dos metas que sus
miembros; procuran realizar son, la fe y la práctica apostólicas; y ellos
consideran que el hombre que sólo habla de seguir a los apóstoles sin poseer
estas cosas, no es mejor que un metal que resuena o címbalo que retiñe.
Esta es la única Iglesia que con certeza
perdurará hasta el final. Nada puede vencerla o destruirla del todo. Sus
miembros pueden ser perseguidos, oprimidos, encarcelados, golpeados,
decapitados, y quemados, pero la verdadera Iglesia nunca es eliminada; vuelve a
surgir nuevamente de sus aflicciones sobrevive el fuego y el agua. Cuando la
aplastan en un país brota en otro. Los Faraones, los Herodes, los Neros, las
Marías sangrientas, han luchado por eliminar esta Iglesia; ellos matan sus
miles y luego se mueren y van a su lugar. La verdadera Iglesia dura más que todos
ellos, y es testigo de la muerte de éstos. Es un yunque que ha quebrado muchos
martillos en este mundo, y aún seguirá quebrando más. Es una zarza que arde
muchas veces pero no se consume.
Esta es la única Iglesia de la cual
ningún miembro perecerá. Una vez que uno se matricula en’ esta Iglesia, sus
pecados están perdonados por la eternidad; nunca son echados fuera. La elección
de Dios el Padre, la intercesión continúa de Dios el Hijo, la renovación diaria
y el poder santificador de Dios el Espíritu Santo, los rodea y los encierra
como en un jardín. Ningún hueso del cuerpo místico de Cristo será roto; ningún
cordero del rebaño de Cristo le será arrebatado de la mano.
Esta es la Iglesia que desempeña el
trabajo de Cristo en la tierra. Sus miembros son un pequeño rebaño y pocos en
número, comparados con los hijos del mundo: uno cuantos aquí, otros tantos
allá-unos cuantos en esta parroquia y otros tantos allá. Pero estos son los que
sacuden el universo; éstos son los que cambian el destino de gobiernos con sus
oraciones; éstos son los que son los obreros activos para difundir el
conocimiento de la religión pura y sin mácula; éstos son los que son la misma
vida de un país, el escudo, la defensa, la resistencia y el apoyo de cualquier
nación a la cual pertenecen.
Esta es la Iglesia que será
verdaderamente gloriosa al final Cuando toda la gloria terrenal se termine
entonces esta Iglesia será presentada sin mancha delante del trono de Dios el
Padre. Los tronos, los principados, y los poderes en la tierra llegarán a la
nada todos los dignatarios, los oficios y las fundaciones pasarán; pero la
Iglesia de los primogénitos brillará como las estrellas al fin y será
presentada con gozo delante del trono del Padre en el día de la apariencia de
Cristo. Cuando las joyas del Señor se preparen y suceda la manifestación de los
Hijos de Dios, no se mencionarán el Episcopalianismo ni el Presbiterianismo ni
el Congregacionalismo sino una sola Iglesia y ésa será la Iglesia de los
elegidos.
Lector, esta es la iglesia verdadera a
la cual uno necesita pertenecer si has de ser salvo. Hasta que pertenezcas a
ésta no eres nada más que un alma perdida. Puedes tener la forma, la cáscara,
la piel y la semblanza de la religión pero no posees la substancia y la vida.
Sí, puedes gozar de muchos privilegios y puede ser que estés dotado con mucha
luz y conocimiento pero sino perteneces al Cuerpo de Cristo, tu luz y tu
conocimiento y privilegios no salvarán tu alma. ¡Ay, cómo hay ignorancia sobre
este punto! Los hombres se imaginan que si se unen a esta iglesia o a aquella y
se convierten en miembros y hacen ciertos ritos que sus almas están bien. Es un
engaño total y es un error muy grave. No todos aquellos que se llamaban Israel
eran de Israel, ni tampoco todos aquellos que profesan ser cristianos son
miembros del cuerpo de Cristo.
Nota bien; puede ser que seas
Episcopaliano, Presbiteriano Independiente, Bautista, Metodista o Pentecostal y
aún un pertenecer a la iglesia verdadera. Y si no perteneces, al final sería
mejor que no hubieras nacido.
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