“La exposición de tus palabras alumbra;
Hace entender a los simples.” Salmos
119:130
Las palabras individuales que Dios nos ha dejado en la Biblia son
esenciales para que vivamos con sabiduría, y ¡cuánta sabiduría necesitamos para
poder predicar correctamente el evangelio de Cristo! En este artículo, haremos
un énfasis en que nuestra predicación no debe ser con las palabras de los
hombres, sino con las de Dios. Es por esto que debemos evaluar cada expresión,
cada frase y cada palabra contra lo que Dios dice en la Biblia.
¿Qué pasa si no lo hacemos? Si erramos en predicar el
evangelio correctamente, una persona podría tener una falsa esperanza de que es
salvo, vivir toda una vida en una iglesia cristiana, pero ir al Infierno
eterno. En Mateo 7:21-23 vemos
en el futuro a mucha gente que en el día del juicio claman a Cristo como su
Señor, pero El los rechaza y los envía al infierno. Si amamos a nuestro
prójimo, vamos a esforzarnos por darles el mensaje que necesitan, sin ajustarlo
para que no nos rechacen, y con sabiduría, usando las palabras correctas.
Si desea ver un poco más la importancia de las palabras en la Biblia, busque en su
concordancia cuántas veces aparece la palabra “palabras” referida
a las palabras de Dios y cómo sus mensajeros, profetas y apóstoles hablaban
“las palabras de Dios” al pueblo. Nosotros debemos hacer lo mismo. Un ejemplo
es Moisés y Samuel:
Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en
presencia de ellos todas estas palabras que Jehová le había
mandado. Éxodo 19:7
Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna
de sus palabras. 1 Samuel 3:19
No podemos enfatizar esto lo suficiente. Algunos minimizan la
importancia de “las palabras” diciendo que predicar “el mensaje general”
es suficiente, pero en la Biblia vemos que el mensaje general se compone
de palabras y si uno cambia las palabras, el
mensaje general cambia.
Teniendo esto como base, hablemos acerca de la frase “Aceptar a Jesús” o
“aceptar a Jesús en su corazón”. Objetivamente, podemos decir que dicha
frase no existe en la Biblia. Entonces, ¿qué quiere decir dicha frase? El
problema es que como no está en la Biblia, la frase puede significar muchas
cosas para muchas personas. Para algunas personas significa “repita estas
palabras después de mi en oración”, y si la persona las repite, le dicen “¡Bienvenido
a la familia de Dios! ¡Ya eres salvo!”. Para otras puede significar un momento
de su vida donde tenían muchos problemas y buscaron una mejor vida en el
cristianismo. Esa es una señal evidente de una conversión falsa (la persona no
es salva). Esta ambigüedad trae confusión. Si queremos estar en un terreno
seguro, tenemos que ajustarnos nosotros a las palabras de Dios.
Un peligro muy grande es cuando de pequeños en alguna iglesia nos
dijeron que si deseábamos ir al Cielo teníamos que hacer una oración para
invitar o aceptar a Jesús en nuestro corazón. Esta invitación no es bíblica,
nunca vemos a niños haciendo una oración con la intención de ir al cielo. Así
no se predica el evangelio. Muchos recibimos una seguridad de salvación basada
en una oración infantil, o una reunión juvenil emocional, pero no teníamos la
salvación.
Para saber cómo se predica tenemos que entrar en la Biblia, cambiar
nuestra mente y palabras para que sean las de Dios. Así no nos podemos
equivocar y las personas recibirán justo la instrucción que necesitan. Como dice
el Salmo 119:130,
las palabras de Dios son las que alumbran y hace entender a los que no tienen
sabiduría.
Entonces, ¿cómo debemos predicar?
Primero, expliquemos a las personas su problema. Tiene un problema de
justicia con Dios, pues han cometido pecado contra Dios. Pecado es infracción
de la ley moral (1 Juan 3.4; Romanos
2.14-15). Ese pecado, hace que en el Día del Juicio (el día de la
ira) si una persona no tiene justicia va a ser enviada al Infierno (Proverbios 11:4;
Romanos 2:5). Cada mentira, robo, adulterio, cada pensamiento de
lujuria o de odio, cada desobediencia a los padres, todo va a ser mostrado en
el Día del Juicio. Por esto, el hombre pecador debe temer (Proverbios 1.7).
Dios está airado (lleno de ira) contra el impío (el pecador) todos los días (Salmos 7.11).
Segundo, expliquemos a las personas el camino, la manera, que Dios hizo
para que un criminal culpable como nosotros se pueda salvar. Dios mismo se hizo
hombre (1 Timoteo 3:16).
El vino a salvar a los pecadores (Mateo 18:11).
Para hacerlo, El mismo se hizo pecado por nosotros (2 Corintios 5:21).
El llevó en sí mismo el castigo, la ira que nosotros nos merecemos. El sufrió
el infierno por nosotros (Isaías 53).
Así, Él fue el sustituto inocente que se dio por los pecados de todo el mundo (1 Juan 2.2).
Tercero, expliquemos el mandato de Dios para todos los hombres, lo que Él
requiere de un hombre para salvarlo. Aunque Cristo pagó por los pecados de todo
el mundo, Él requiere humildad del hombre para darle el perdón de pecados.
Antes de salvar a alguien, Dios le manda que se arrepienta de sus pecado y que
ponga su fe en Jesucristo (Hechos 20:21).
Si una persona lo hace, Dios lo salva (le da el perdón de pecados) gratuitamente
para siempre (Hechos 26:18).
El hombre necesita ser aceptado por Dios. La única manera de ser
aceptado es que huya a Cristo, que se someta a En el arrepentimiento y fe. Dios
quiere salvarle (2 Pedro 3:9). Efesios 1:6 nos
dice que los que el pecador que se arrepiente y confía en el Señor, es hecho
acepto.
Al leer lo anterior, espero que pueda discernir que el mensaje de
“aceptar a Jesús” no es bíblico, y además cambia el enfoque del mandato
de Dios. Dios no “hace una invitación para el pecador”, Dios no “toca a la
puerta de los corazones de los hombres para que le acepten”, sino que manda a
todos a arrepentirse. Dios es el Rey. Nosotros no le aceptamos pues Él no ha
hecho nada malo como para pedirnos que le aceptemos; por el contrario, un
pecador necesita que Dios le acepte, y sólo en Cristo puede tener esa
aceptación.
Si lee Ud. este mensaje y confía en que es salvo porque “aceptó a Jesús”
en algún momento, le invito a que examine las palabras de la Biblia:
- ¿Entiende Ud. su pecado?
- ¿Entiende el Juicio y la justicia de Dios?
- ¿Entiende la Cruz?
- ¿Se ha arrepentido (confesar y apartarse de
sus pecados) para poner su fe en el Señor Jesucristo? ¿Se ha convertido de
los ídolos a Dios?
- Examine su conversión y los frutos de su vida.
Al saber cómo es una verdadera conversión a Dios, Ud. podrá examinarse y
clamar a Dios si no está seguro. No hay nada más importante que su
salvación.
Aceptar a Cristo” no salva porque Ud. es quien necesita ser aceptado.
Cuidado con esa frase. Evite usarla. No la predique ya que no es el mensaje que
Dios quiere que prediquemos.
Fuente original: Aquí
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toda la razón, no ha motivos por el que yo le acepte, al contrario el debe decidir si aceptarme a mi que soy un pecador :c Dios le bendiga
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