Ray Comfort.
Durante la década de los setentas, Dios muy bondadosamente me abrió un ministerio viajero. Conforme, yo empecé a viajar, luego me di cuenta de que tenía acceso a los registros de crecimiento de las iglesias, y para mi horror vi que alrededor del 80% al 90% de aquellos que tomaban la decisión de seguir a Cristo estaban abandonando la fe. Esto significa que, el evangelismo moderno con sus métodos estaba creando entre 80 y 90 de los que comúnmente llamamos “caídos de la fe” por cada 100 decisiones para Cristo.
Déjenme
hacérselo un poco más real. En 1991, en el primer año de la década de cosecha,
una denominación grande de los Estados Unidos fue capaz de obtener 294,000
decisiones para Cristo. Esto es, ¡en un año esta denominación de 11,500
iglesias fue capaz de obtener 294,000 decisiones para Cristo!
Desafortunadamente, después del año sólo pudieron encontrar a 14,000 personas
en la fe, lo que quiere decir que no pudieron contabilizar a 280,000 de esas decisiones,
y estos son resultados normales de los métodos evangélicos modernos, y es algo
que descubrí desde los años setenta;
esto es algo que me preocupaba.
Empecé a estudiar el libro de Romanos cuidadosamente y, específicamente,
las enseñanzas de hombres como Spurgeon,
Wesley, Moody, Finney, Lutero y otros que Dios usó a través de los años, y
encontré un concepto que está prácticamente ignorado por los métodos
evangelísticos modernos. Empecé a enseñar este principio. Fui invitado a
establecer nuestro ministerio en la ciudad de Bellflower, California,
específicamente, para traer esta enseñanza a los Estados Unidos. Las cosas
estuvieron algo silenciosas por los primeros tres años del ministerio, hasta
que recibí una llamada de Bill Gothard, quien había visto esta enseñanza en
video. El me llevó a San José en el norte de California; lo compartí con mil
pastores. Entonces, en 1992 él mostró
este video a 30,000 pastores. El mismo año David Wilkerson me llamó de Nueva York.
(Él había estado escuchando esta enseñanza en su carro y me llamó desde allí
por su teléfono). Inmediatamente viaje 3,000 millas desde Los Ángeles hasta
Nueva York para compartir esta enseñanza, de una hora a su iglesia; él lo
consideraba así de importante. Y recientemente oí de un pastor que ha escuchado
este mensaje en casete 250 veces. A mí
me gustaría que ustedes escuchasen solamente una vez esta enseñanza llamada “El
Secreto Mejor Guardado del Diablo”.
La
Biblia dice en el Salmo 19 versículo 7 “La ley del Señor es perfecta, que convierte
al alma”. ¿Qué es lo que dice la Biblia que es perfecta, en realidad, y
convierte al alma? Las Escrituras lo
hacen ver muy claro que “la ley del Señor es perfecta, que convierte al alma”.
Ahora, para ilustrar la función de la ley del Señor, vamos a ver por un momento
la ley civil. Imagínese que yo le diga “tengo buenas noticias para usted.
Alguien ha pagado una multa de tránsito de $25,000 dólares que usted
debía” Usted probablemente reaccionará diciendo “¿de qué estas hablando? Estas
no son buenas noticias: eso no tiene sentido. Yo no tengo ninguna multa de
tránsito de $25,000 dólares”. Mis buenas
noticias no lo serían para usted: esto le parecería una tontería. Pero más que esto, sería ofensivo para usted
porque yo estaría insinuando que usted ha roto la ley cuando usted no cree que
lo haya hecho. Sin embargo, si lo pongo de esta manera, esto tendría más
sentido: “En ruta a esta junta, la ley lo cronometro a 55 millas por hora en
una área delimitada para una convención de niños ciegos. Había diez señales claras que decían que 15
millas por hora es la velocidad permitida. Lo que hizo fue extremadamente
peligroso; hay una multa de $25,000 dólares. La ley iba a tomar su curso cuando
alguien que usted ni siquiera conoce pasó al frente y pagó la multa por
usted. Usted es muy afortunado”.
¿Puede
ver que al decirle primero
precisamente lo que usted hizo mal, realmente hace que las buenas noticias
tengan sentido? Si yo no traigo
claramente la instrucción y el entendimiento de que usted ha violado la ley,
entonces las buenas nuevas le parecerían tonterías o un insulto. Pero un vez que usted comprenda que ha roto
la ley, entonces las buenas noticias llegarán a ser realmente buenas.
Ahora,
si de la misma manera me acerco a un pecador y le digo “Jesucristo murió en la
cruz por tus pecados,” esto le parecería
una tontería y le sería ofensivo.
Tonterías porque no tendría sentido.
La Biblia dice que: “la predicación de la cruz es locura a los que se
pierden” (1Corintios 1:18). Y ofensivo porque estoy insinuando que él es un
pecador cuando él no piensa que lo es.
En cuanto a él, hay mucha gente que es peor que él. Pero si tomo un poco de tiempo para seguir en los pasos de Jesús, podrá tener más
sentido. Si tomo el tiempo de abrir la
ley divina, los diez mandamientos, y mostrarle al pecador precisamente lo que
él ha hecho, que él ha ofendido a Dios al violar Su Ley, entonces cuando el
llegue a ser, como dice Santiago, “convictos de la ley como trasgresor”
(Santiago 2:9), las buenas nuevas de que la multa ha sido pagada no será
locura, no será ofensivo, pero será “el poder de Dios para la salvación”
(Romanos 1:16).
Ahora,
con esa información en mente como una introducción, vamos a ver a Romanos 3,
versículo 19. Veremos algunas de las
funciones de la ley de Dios para la humanidad.
Romanos 3, versículo 19 dice así: “Pero sabemos que todo lo que la ley
dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo
el mundo quede bajo el juicio de Dios.” Entonces una función de la ley de Dios
es el parar cerrar la boca. Para parar
al pecador de que se justifique a si mismo y diga “hay mucha gente peor que yo.
Yo no soy una mala persona, realmente…en verdad”. No, la ley detiene a la boca de justificarse
y deja a todo el mundo, no sólo los judíos, pero todo el mundo culpable frente
a Dios.
Romanos
3:20 dice: “ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado
delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.”
Entonces la ley de Dios nos dice qué es lo que es el pecado. 1 Juan 3:4 dice,
“pues el pecado es infracción de la ley.”
Romanos 7 versículo 7 dice: “¿Qué pues diremos? ¿La ley es pecado? En
ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley;” Pablo dice, “porque
tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.” En Gálatas
3:24 vemos, “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo,
a fin de que fuésemos justificados por la fe.” La ley de Dios actúa como un
maestro de escuela (ayo) que nos trae a Jesucristo para que seamos justificados
mediante la fe a través de Su sangre. La
ley no nos ampara, sólo nos deja desamparados.
No nos justifica, sólo nos deja culpables delante de un Dios justo y
santo en el día del juicio.
La
tragedia del evangelismo moderno es que alrededor del principio del siglo
veinte, abandonó a la ley en su capacidad de convertir al alma, para traer a
los pecadores a Cristo, y tuvo que, entonces, encontrar otra razón para que los
pecadores respondieran al evangelio. Y
el tema que el evangelismo moderno escogió para atraer a los pecadores fue el
del “mejoramiento de la vida”. El
evangelio se degeneró en “Jesucristo te dará paz, alegría, amor, realización y
felicidad duradera.” Ahora, para
ilustrar la naturaleza anti-bíblica de esta enseñanza popular, por favor
escuche muy cuidadosamente la siguiente historia, porque la esencia de lo que
estoy diciendo se basa en esta ilustración particular, por favor escuche
cuidadosamente.
Dos
hombres están sentados en un avión. El
primero recibe un paracaídas y se le dice que debe ponérselo porque mejorará su
vuelo. Al principio él está un poco
incrédulo porque no puede ver como al usar un paracaídas en un avión pudiera
mejorar el vuelo. Después de un tiempo
él decide experimentar para ver si ésta declaración es verdadera. Mientras se lo pone se da cuenta del peso en
sus hombros y empieza a tener dificultad en sentarse verticalmente. Sin embargo, se consuela a sí mismo con el hecho
de que se le fue dicho que el paracaídas mejoraría su vuelo. Entonces decide darle un poco de tiempo. Mientras espera se da cuenta de que otros
pasajeros están riéndose de él porque está usando un paracaídas en un
avión. El empieza a sentirse un poco
humillado. Mientras empiezan a apuntarle
y reírse de él, ya el no puede más y entonces se levanta de su asiento, se
quita el paracaídas y lo avienta al piso.
Desilusión y amargura llenan su corazón, porque, mientras a lo que a él
le concierna, le dijeron una mentira.
El
segundo pasajero recibe un paracaídas, pero escuchen lo que se le dice. A él le dicen que se lo ponga porque en
cualquier momento saltará a 25,000 pies de altura fuera del avión. Él
agradecido se pone el paracaídas, no se da cuenta del peso en sus hombros, ni
de que no se puede sentar bien. Su mente
esta consumida con el pensamiento de lo que le puede pasar a él si saltara del
avión sin un paracaídas.
Vamos a
analizar el motivo y el resultado de cada una de estas experiencias. El motivo del primer pasajero para ponerse el
paracaídas es solamente para mejorar su vuelo.
El resultado de su experiencia fue el ser humillado por los otros
pasajeros. Él está desilusionado y algo amargado en contra de aquellos que le
dieron el paracaídas. Mientras esté en
su poder, un largo tiempo pasará antes de que alguien le ponga una de esas
cosas en su espalda de nuevo. El segundo
pasajero se puso el paracaídas exclusivamente para escapar el salto por venir,
y debido a su conocimiento de lo que le pasaría, a él, sin el paracaídas, él
tiene alegría y paz profunda en su corazón porque sabe que será salvo de una
muerte segura. Este conocimiento le da
la habilidad de tolerar la burla de los otros pasajeros. Su actitud hacia los que le dieron el
paracaídas es agradecimiento de corazón.
Ahora
escuche lo que dice el evangelio moderno.
Dice “ponte al Señor Jesucristo.
Él te dará amor, alegría, paz, realización y felicidad verdadera.” En
otras palabras “Jesús mejorará su viaje.”
Entonces el pecador responde, y en
forma experimental, se pone al Salvador para ver si las declaraciones son
verdaderas. ¿Y qué es lo que obtiene? La tentación, tribulación y persecución
prometida en las Escrituras. Los otros pasajeros se burlan de él. ¿Entonces qué hace? Se quita al Señor Jesucristo, pues él esta
ofendido y escandalizado (Marcos 4:17), él esta desilusionado y algo amargado,
y de manera justa. Pues, a él se le prometió paz, alegría, amor, realización y
felicidad duradera, y todo lo que recibió fueron pruebas y humillación. Su amargura es dirigida hacia aquellos que le
dieron las “buenas nuevas”. Su estado
postrero es peor que el estado primero. Resultado: otro caído de la fe,
inoculado y amargo.
Santos,
en lugar de predicar que Jesús mejora el vuelo, debemos de advertir a los
pasajeros que van a tener que saltar del avión.
Que está “está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y
después de esto el juicio,” (Hebreos 9:27).
Y cuando el pecador entiende las consecuencias horribles de romper la
ley de Dios, entonces él va a correr hacia el Salvador sin reservas para
escapar la ira que viene. Y si somos
testigos fieles y verdaderos, eso es exactamente lo que estaremos predicando.
Que hay una ira que viene; que Dios “ahora manda a todos los hombres en todo
lugar, que se arrepientan…” (Hechos 17:30).
¿Por qué? “Por cuanto ha establecido un día, en el cual ha de juzgar al
mundo con justicia” (versículo 31). Mire, éste no es un problema de felicidad,
pero de justicia. No importa que tan
feliz sea el pecador, que tanto esté disfrutando “las comodidades temporales
del pecado” (Hebreos 11:25). Sin la
justicia de Cristo, el perecerá en día
de la ira. “No aprovecharán las riquezas
en el día de la ira: Mas la justicia librará de muerte” (Proverbios 11:4). Paz
y gozo son frutos legítimos de la salvación, pero no es legítimo es usar
estos frutos como cebo para salvación.
Si continuamos haciendo esto, los pecadores responderán con un motivo
impuro y sin arrepentimiento.
Ahora,
¿puede usted acordarse por qué el segundo pasajero tenía gozo en su corazón?
Fue porque el sabía que el paracaídas iba a salvarlo de una muerte segura. Y como creyente, yo tengo, como diría Pablo,
“gozo y paz en el creer” (Romanos 15:13), porque yo sé que la justicia de
Cristo me va a salvar de la ira que viene.
Ahora,
con esto en mente, vamos a tomar un vistazo más cercano a un incidente en el
avión. Tenemos una nueva azafata. Ella está cargando una charola que tiene café
hirviendo. Es su primer día; ella quiere
dejar una buena impresión en los pasajeros, y ciertamente lo hace. Porque mientras está caminando en el avión,
se tropieza con el pie de una persona y tira todo el café hirviendo sobre el segundo pasajero. Ahora ¿Cuál es la reacción de él mientras el
líquido hirviente toca su piel? ¿Acaso el dice? “¡Ussshh, como duele…
Mmm-hhh!” Claro, él siente el dolor. Pero entonces ¿se quita el paracaídas de sus
hombros, lo avienta en el piso y dice “estúpido paracaídas!”? Claro que no. ¿Por qué lo haría de hacer? Él
no se puso el paracaídas para tener un mejor vuelo. Él se lo puso para salvarse
del salto por venir. En cualquier caso,
el incidente del café hirviendo le causaría aferrarse más al paracaídas y
esperar con más ansiedad a que viniera el salto.
Ahora,
si usted y yo nos hemos puesto al Señor Jesucristo por los motivos correctos,
para correr de la ira por venir, cuando la tribulación viene, cuando el vuelo
se torna turbulento, no nos vamos a enojar con Dios; no vamos a perder nuestra
paz y gozo. ¿Por qué lo haríamos? No venimos a Jesús para obtener un mejor
estilo de vida: venimos para correr de la ira que viene. Y si algo pasara, la
tribulación atraería al creyente
verdadero a aferrarse más al Salvador. Y
tristemente tenemos multitudes de cristianos profesantes que pierden su gozo y
paz cuando el vuelo se torna turbulento. ¿Por qué? Porque son el producto de un
evangelio centralizado en el hombre.
Ellos vinieron sin arrepentimiento, sin el cual no puede uno ser salvo.
Recientemente yo estuve en Australia predicando. Australia es
una isla pequeña a las afueras de Nueva Zelanda. Yo prediqué el pecado, la ley,
la justicia, la santidad, el juicio, el arrepentimiento y el infierno, y yo no
fui exactamente abrumado por el número de gente que quería “darle sus corazones
a Jesús”. De hecho, el ambiente se tornó
bastante tenso. Después de la asamblea,
ellos dijeron, “hay un adolescente allá atrás quien quiere darle su vida a
Cristo.” Fui hacia el joven y lo
encontré llorando tan profundamente que era incapaz de orar. Para mí eso fue muy refrescante, porque por
muchos años yo sufrí de la enfermedad de la “frustración evangélica”. Yo quería que los pecadores respondieran al
evangelio tanto que sin darme cuenta prediqué un mensaje centrado en el
hombre. La esencia de este mensaje era
“tu nunca encontrarás paz sin Cristo Jesús; tienes un vacío en tu corazón que
sólo Dios puede llenar.” Predicaba a Cristo crucificado; predicaba el
arrepentimiento y el pecador respondía a la llamada al altar. Yo abriría uno de mis ojos y decía… “¡O no! Este joven quiere darle su corazón a
Jesús y hay una riesgo del 80% de que se caiga de la fe.” Ya estoy cansado de
crear caídos de la fe. Entonces es mejor
que me asegure que esta persona realmente está siendo sincera. “¡Mas le ale que
sea sincero!” Yo pensé. Entonces yo me
acerque al pobre hombre en el espíritu de la Gestapo. Caminé hacia él y dije
“¿Qué quieres?” y el dijo “Yo estoy aquí para convertirme en cristiano.” Luego
yo dije “¿Lo dices en serio?” él dijo “sí.”
Yo dije, “Pero ¿REALMENTE ESTAS SEGURO?” el dijo “sí” Entonces yo dije,
“de acuerdo. Listo déjame orar contigo, pero más te vale que lo digas desde tu
corazón.” El dijo “okay, okay.” “Ahora,
repite esta oración sinceramente después de mi y dilo de corazón. “Dios, yo soy un pecador.”” Él dijo, “O…,
Dios, soy un pecador.” Y luego yo pensé
“caramba, ¿por qué no tiene este hombre una señal externa de su contrición? No
hay evidencia externa de que éste hombre se halla arrepentido internamente por
sus pecados.” Ahora, si yo hubiera podido ver su motivo, yo hubiera visto que
estaba 100% convencido que él estaba
siendo realmente sincero en su decisión. Pero, él solamente quería darle una
oportunidad a ésta cosa de Jesús para ver si podría obtener lo que él
quería. Él había tratado el sexo, las
drogas, el materialismo y el alcohol. “¿Por qué no darle una oportunidad a esta
cosa del Cristianismo para ver si es tan bueno como estos Cristianos dicen que
es: paz, gozo, amor, plenitud, felicidad duradera?” Él no estaba huyendo de la ira por venir,
porque yo no le había dicho que estaba por venir. Había una terrible omisión en mi
mensaje. Él no estaba contraído en
arrepentimiento, porque él pobre hombre ni siquiera sabía lo que era el pecado.
¿Se acuerda de Romanos 7 versículo 7?
Pablo dijo “no sabía lo que era el pecado sin por la ley.” ¿Cómo puede un hombre arrepentirse si él o
ella no sabe lo que es el pecado?
Cualquier llamado al
“arrepentimiento” será simplemente lo que yo llamo “arrepentimiento
horizontal”. Él viene porque el le ha
mentido a los hombres, él le ha robado ha los hombres. Pero cuando David pecó con Bathsheba y rompió
cada uno de los diez mandamientos (cuando deseó a la mujer de su prójimo, vivió
una mentira, le robó la esposa a su vecino, cometió adulterio, cometió
asesinato, deshonró a sus padres y por resultado a Dios), él no dijo “he pecado
contra el hombre.” Él dijo “Pequé contra
Jehová” (2 Samuel 12:13) y “Contra Tí, contra Tí solo he pecado, Y he hecho lo
malo delante de tus ojos” (Salmo 51:4).
Cuando José fue tentado sexualmente, él dijo “¿cómo, pues, haría yo este
grande mal y pecaría contra Dios?” (Génesis 39:9) El hijo pródigo dijo, “Padre,
he pecado contra el cielo…” (Lucas 15:21).
Pablo predicó “arrepentimiento para con Dios” (Hechos 20:21). Y la Biblia dice “Porque la tristeza que es
según Dios produce arrepentimiento para salvación” (2 Corintios 7:10). Y cuando un hombre no entiende que su pecado
es primordialmente vertical, él simplemente vendrá y ejercitará un
arrepentimiento experimental, superficial y horizontal, y se caerá de la fe
cuando venga la tribulación, la tentación y la persecución.
A.B. Earl dijo “he encontrado por mi larga experiencia que las
amenazas más severas de la ley de Dios tienen un lugar prominente en el llevar
al hombre a Cristo. Ellos se deben ver
perdidos antes de que lloren por misericordia; ellos no escaparán del peligro
hasta que lo vean.” Ahora me gustaría
hacer algo inusual. No les voy a
avergonzar; les doy mi palabra. Pero me
gustaría preguntarles, ¿cuantos de ustedes estaban pensando en otra cosa cuando
leí las palabras de A.B. Earl? Ahora,
quiero admitirles algo. Yo estaba
pensando en otra cosa cuando estaba leyendo esta cita de A.B. Earl estaba
pensando “nadie me está escuchando; ellos están pensando en otra cosa.” Así que, para hacer un punto importante, me
gustaría que fuera realmente honesto. Si
estaba pensando en otra cosa y no tiene idea de lo que A.B. Earl dijo,
por favor levante su mano bien alta... arriba, alta por favor. Usualmente es dos tercios y es lo que tenemos
aquí esta noche. Vamos a tratarlo de
nuevo...Dios le bendiga, pastor, por su honestidad. A.B. Earl fue el famoso
evangelista del siglo pasado que tuvo 150,000 creyentes como sustancia de sus
palabras. Satanás no quiere que usted
escuche esto, entonces por favor escuche muy cuidadosamente. A.B. Earl dijo,
“me he dado cuenta por amplia experiencia (que es la prueba verdadera) que las
amenazas más severas de la ley de Dios tienen un lugar prominente en llevar al
hombre a Cristo. Ellos se deben ver
perdidos antes de que lloren por misericordia; ellos no escaparán del peligro
hasta que lo vean.”
Verá usted, si trata de salvar a un hombre de ahogarse
cuando él no piense que se está ahogando, él no estará contento con usted. Usted lo ve nadando en el lago; usted dice
“yo pienso que se está ahogando. Si, creo que lo está.” Usted se toma un clavado, lo trae a la
orilla, sin decirle nada. Él no va a
estar muy contento con usted. Él no va a
querer salvarse hasta que vea que está en peligro. Ellos no escaparán del
peligro hasta que lo vean.
Mire, si usted viene conmigo y me dice “oye Ray” y yo
digo “si”. Usted dice “aquí tengo la cura para la enfermedad de Groaninzin,
vendí mi casa para juntar el dinero para obtener esta cura. Te lo estoy dando a ti como un regalo gratis”. Probablemente yo
reaccionaría así “ ¿Qué? ¿Cura para qué? ¿Enfermedad de Groaninzin? ¿Vendiste
tu casa para juntar el dinero para esta cura? ¿Me lo estás dando como un regalo
gratis? Bueno, muchas gracias, Adios... ese hombre está loco!” O sea, que así es como reaccionaría si
vendiera su casa para juntar el dinero para obtener la cura de una enfermedad
de la cual yo nunca había oído antes, y me esta dando la cura gratis. Yo
pensaría que usted es algo extraño.
Pero si en lugar de esto usted viniera conmigo y me dijera “Ray,
tienes la enfermedad de Groaninzin. Veo diez síntomas claros en tu piel. Vas a
estar muerto en dos semanas.” Yo estaría
convencido de que tenía la enfermedad (los síntomas eran muy evidentes), y
diría “Ay, ¿que voy a hacer?” Y luego usted diría “No te preocupes. Esta es el cura para la enfermedad de
Groaninzin… vendí mi casa para juntar el
dinero para obtener esta cura. Te la
estoy dando como un regalo gratis.” Yo
no voy a despreciar tu sacrificio; voy a apreciarlo y me voy adueñar de el.
¿Por qué? Porque he visto a la enfermedad y esa es la cura.
Y tristemente, lo que ha pasado en los Estados Unidos y el
occidente es que hemos predicado la cura antes de convencer de la enfermedad. Hemos predicado un evangelio de gracia sin
primero convencer al hombre de la enfermedad.
Hemos predicado un evangelio de gracia sin primero convencer al hombre
de la ley, de que son trasgresores; y por consecuente, casi todo mundo al que
trato de testificar en el sur de California o alrededor de el cinturón bíblico
en los Estados Unidos ha nacido de nuevo unas seis o siete veces. Usted dice “tienes que darle tu vida a Cristo
Jesús.” “o, yo lo hice cuando tenia siete, once, diecisiete, veintitrés,
veinticinco, veintiocho, treinta y dos...”
Usted sabe que el hombre no es un cristiano. Él es un fornicador, un blasfemo, pero él
piensa que es salvo porque él ha “nacido de nuevo”. ¿Qué está pasando? Él está usando la gracia de Dios como
licencia para la carne. Él no estima el
sacrificio. Para él no es nada malo el
pisar la sangre de Cristo (Hebreos 10:29). ¿Por qué? Porque él nunca ha estado convencido de su
enfermedad para que aprecie la cura.
El
evangelismo bíblico es siempre, sin excepción, la ley al orgulloso y la gracia
al humilde. Nunca verás a Jesús
presentando el evangelio, la cruz, la gracia de Dios, a una persona arrogante u
orgullosa y que se justifica a sí misma… ¡No, no! Con la ley Él rompe el
corazón duro y Él cura el corazón roto con la gracia. ¿Por qué? Por que siempre hizo las cosas que le
agradaron al Padre. Dios resiste al
orgulloso y le da gracia al humilde (Santiago 4:6, 1 Pedro 5:5). “Todo aquél de
corazón orgulloso” dice la escritura “ es una abominación al señor” (Proverbios
16:5).
Jesús nos dijo para quien es el evangelio. Él dijo, “El Espíritu del Señor es sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas á los pobres: Me ha enviado para
sanar á los quebrantados de corazón; Para pregonar á los cautivos libertad, Y á
los ciegos vista; Para poner en libertad á los quebrantados” (Lucas 4:18). Ahora, estos son declaraciones espirituales. Los pobres en espíritu (Mateo 5:3). Los quebrantados son los contritos (Isaías 57:15). Los cautivos son aquellos a quienes Satanás
ha tomado cautivos para hacer su voluntad (2 Timoteo 2:26); y los ciegos son
aquellos a los que el dios de este mundo ha cegado al menos que la luz brille en ellos (2 Corintios 4:4). Sólo el enfermo necesita a un doctor (Marcos
2:17), y sólo aquellos que están convencidos de la enfermedad van a apreciar y
apropiar la cura.
Así que vamos a ver brevemente los ejemplos bíblicos de la ley
al orgulloso y gracia al humilde. Lucas
10:24…Lucas 10:24. Cuando les de una
referencia desde el púlpito se las daré dos veces, porque yo se que hay hombres
presentes, y a los hombres se les deben de decir las cosas dos veces.... a los
hombres se les deben de decir las cosas dos veces. Esto puede ser probado bíblicamente. Cuando Dios le habla al hombre en la Biblia
Él usa su nombre dos veces. “Abraham, Abraham... Saúl, Saúl... Moisés, Moisés…
Samuel, Samuel…” Porque a los hombres se les necesita decir las cosas dos
veces. A las mujeres una sola vez. Yo no sé cuantas veces me he sentado en una
iglesia, cuando dice el predicador, “Lucas 10:25.” Luego le pregunto a mi
esposa “¿qué fue lo que dijo?” Y ella dice “Lucas 10:25.” Yo digo “Gracias amor.” Ayudante.
Es por eso que Dios creó a la mujer, porque los hombres no lo pueden
ellos solos. La situación es esta: los
hombres pierden cosas, las mujeres las encuentran. “Amor, ¿donde están las llaves?” “Colgando en
tu nariz, querido.” Es decir, no se
cuantas veces he abierto la repisa y he dicho “amor, no hay miel aquí” y ella
dice, “aquí está querido.” ¿En dónde estaría el hombre sin la mujer? ¡Mmmm!
Probablemente todavía en el jardín de Edén.
Eva encontró el árbol. Adán
realmente no sabía lo que estaba pasando.
De hecho, si se observa a la creación de la mujer, para crear a la mujer
la Biblia dice que Dios puso al hombre en un sueño profundo. Y las escrituras
no dicen que salió del sueño.
En Lucas 10:25 vemos a un intérprete de la ley que se paró y
tentó a Jesús. Este no es un intérprete
como lo conocemos hoy, sino un experto en la ley de Dios. Él se paró y le dijo a Jesús, “¿Cómo puedo
obtener vida eterna?” Ahora, ¿qué fue lo que hizo Jesús? Le dio la ley. ¿Por qué? Porque él era un
orgulloso, arrogante y recto en su propia opinión. Aquí tenemos a un experto profesante de la
ley de Dios tentando al hijo de Dios. Y
el espíritu de su pregunta fue “¿qué piensas tú que debemos hacer para obtener
la vida eterna?” Entonces Jesús le dio
la ley. Él dijo “¿Qué está escrito en la
ley? ¿Qué es lo que tú lees?” Él dijo
“Debes de amar a Dios con todo tu corazón, mente, alma y fuerza; y amar a tu
prójimo como a ti mismo.” Y Jesús dijo
“Haz esto y vivirás.” Y las escrituras dicen “pero él, para justificarse a sí
mismo, le dijo a Jesús, “¿quién es mi prójimo?” ” La versión de la Biblia, Biblia Viviente,
trae claramente el efecto de la ley de Dios en el hombre. Dijo, “El hombre quiso justificar su falta de
amor para algunos tipos de gente; así que preguntó, “¿cuáles prójimos?” ”. Mire, a él no le importaban los Judíos, y no
le caían bien los Samaritanos. Entonces
Jesús le contó la historia que conocemos como “el buen Samaritano” quien no era
“bueno” en realidad. En amar a su vecino
tanto como a sí mismo, él simplemente obedeció los requerimientos básicos de la
ley de Dios. Y el efecto de la esencia
de la ley, la espiritualidad de la ley (lo que la ley demanda en verdad), fue
que la boca de este hombre se detuviera.
Mire, él no amaba a su vecino a tal grado. La ley fue dada para cerrar toda boca y dejar
a todo el mundo culpable delante de Dios.
Similarmente, en Lucas 18, versículo 18 el joven rico vino a
Jesús. Él dijo, “¿Cómo puedo obtener la
vida eterna?” Caray, ¿cómo reaccionaríamos la mayoría de nosotros si alguien
viniera a nosotros y nos dijera “ ¿Cómo puedo obtener vida eterna?” Diríamos
“Ay, rápido di ésta oración antes que cambies de opinión.” Pero ¿qué fue lo que hizo Jesús con éste creyente
potencial? Lo apunto a la ley. Le dio cinco mandamientos horizontales,
mandamientos que hacer con su prójimo. Y
cuando él dijo “he cumplido con ellos desde mi niñez” Jesús le dijo “te hace
falta una cosa”. Y usó la esencia del primero de los diez mandamientos: “Yo soy
el Señor Jehová... no tendrás a dioses ajenos delante de mí” (Éxodo
20:2-3). Él le enseñó a este hombre que
su Dios era su dinero, y “no puedes servir al dinero y a Dios” (Mateo 6:24).El
le dio La ley al orgulloso.
Luego vemos la gracia dada al humilde en el caso de Nicodemo
(Juan 3). Nicodemo era un líder de los
judíos. Él era un maestro en
Israel. Así pues, él estaba claramente
instruido en la ley de Dios. Él era de corazón humilde, porque vino a Jesús y
reconoció la deidad del hijo de Dios.
¿Un líder en Israel? El dijo, “sabemos que has venido de Dios por
maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no fuere Dios
con él.” Entonces Jesús dio al que era sincero buscador de la verdad, quien
tenía un corazón humilde y un conocimiento del pecado por la ley, las buenas
noticias de la multa pagada porque “de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado á su Hijo unigénito.” Y no eran
tonterías para Nicodemo pero el “poder de Dios para la salvación.”
Similarmente en el caso de Natanael (Juan 1:43-51). Natanael era un israelita criado bajo la ley
en hecho, no en palabra, en el cual no hay engaño; no había engaño en su
corazón. Obviamente la ley era el ayo
que trajo a este judío a Cristo.
A la misma vez, con los Judíos en el día de Pentecostés (Hechos
2). Ellos eran judíos devotos, judíos
que, por consecuente, comían, bebían y dormían la ley de Dios. Mateo Henry, el comentador de la Biblia, dijo
que la razón por la cual estaban congregados en el día de Pentecostés fue para
celebrar la dadiva de la ley de Dios en el monte de Sinaí. Entonces cuando Pedro se paró a predicar a
estos judíos religiosos, no predicó la ira. No, la ley obra la ira; Ellos sabían esto. Él no predicó la justicia o el juicio. No,
no. Él les dio las buenas nuevas de que
la multa había sido pagada, y es por eso que fueron cortados en sus corazones y
dijeron “Hombres y hermanos, ¿que es lo que debemos de hacer?” (Versículo
37). La ley de Dios fue el ayo que los
trajo a Cristo para que fueran justificados a través de fe en su sangre. Como dijo el escritor de himnos “por la
palabra de Dios aprendí mi pecado; entonces temblé ante la ley que había
quebrado, hasta que mi alma culpable implorante se volcó al Calvario”.
1 Timoteo, capítulo 1, versículo 8 dice “Sabemos empero que la
ley es buena, si alguno usa de ella legítimamente para el propósito para la
cual fue diseñada.” La ley de Dios es buena si es usada para el propósito para
la cual fue diseñada. Bueno, ¿para qué
fue diseñada la ley de Dios? El siguiente versículo nos lo dice: “la ley no es
puesta para el justo, sino para los injustos y para los desobedientes, para los
impíos y pecadores”. Más aún, el
versículo nos da una lista de los pecadores: para los irreverentes y profanos,
para los parricidas y matricidas, para los homicidas,..” Si quiere traer a un
homosexual a Cristo, no se meta en una discusión con él acerca de su
perversión; él está listo para pelear con usted con guantes y todo. No, no.
Déle los diez mandamientos. La ley fue
hecha para los homosexuales. Enséñele
que esta condenado a pesar de su perversión.
Si
quiere traer a un Judío a Cristo, ponga el peso de la ley sobre él; deje que
prepare su corazón para la gracia como pasó en el día de Pentecostés. Si quiere traer a un Musulmán a Cristo, déle
la ley de Moisés; ellos aceptan a Moisés como un profeta. Bien, déle la ley de
Moisés y desvístalos de su justicia propia y tráigalos al pie de la cruz
manchada con sangre. Oí acerca de un
Musulmán que leyó nuestro libro El
Secreto Mejor Guardado del Diablo, y Dios verdaderamente lo salvó
simplemente mediante el libro. ¿Por qué?
Porque la ley del Señor es perfecta para convertir el alma.
Piense en la mujer atrapada en el adulterio (Juan 8:1-11). La violación del séptimo mandamiento la
condenaba a muerte (Levítico 20:10). Ella
se encontró a sí misma entre la espada y la pared. No tenía otra salida más que lanzarse a los
pies del hijo de Dios por misericordia. Y eso es la función de la ley de Dios.
Pablo hablo acerca de estar confinados debajo de la ley (Gálatas
3:23). Ella condena. Usted puede decir “no podemos condenar a los
pecadores.” Santos, ellos ya están
condenados. Juan 3 versículo 18: “pero
el que no cree, ya ha sido condenado…”. Todo lo que la ley hace es mostrarle su
verdadero estado.
Damas, ustedes pueden reconocer esto. Una mesa necesita limpiarse. Entonces, ustedes la limpian y todo el polvo
se va. Pero luego, abren las cortinas y
deja que los rayos del sol entren. ¿Qué
es lo que ve en la mesa? Polvo. ¿Qué es lo que ve en el aire? Polvo. ¿Acaso la luz creó el polvo? No, la luz simplemente expuso el polvo. Y cuando usted toma el tiempo de abrir las
cortinas del Santo de santos y deja que la luz de la ley de Dios brille en el
corazón del pecador, todo lo que pasa es que él se ve a sí mismo en verdad. “El
mandamiento es una lámpara y la ley es luz” (Proverbios 6:23). Es por eso que Pablo dijo “mediante la ley es
el conocimiento del pecado” (Romanos 3:20).
Es por eso que dijo “haciéndose pecado sobremanera pecante por el
mandamiento.” (Romanos 7:13). En otras
palabras, la ley le mostró su pecado en la luz verdadera.
Ahora, normalmente en esta etapa de la predicación yo tomo los
diez mandamientos uno por uno, pero lo que voy a hacer con usted es mostrarle
cómo testifico personalmente porque pienso que es más beneficial.
Ahora, soy un creyente fuerte en el seguir los pasos de
Jesús. Nunca, nunca me acercaré a
alguien y le diré “Jesús te ama”. Es
totalmente anti-bíblico. No hay
precedente para esto en las Escrituras.
Tampoco me acercaría a alguien y le diría “me gustaría hablarle acerca
de Jesucristo.” ¿Por qué? Porque si quisiera despertarlo a usted de un sueño
profundo, no usaría una lámpara en sus ojos.
Eso lo ofendería. En lugar de
esto, yo tomaría una luz pequeña muy gentilmente. Primero con lo natural, luego
con lo espiritual. ¿Por qué? Porque “Pero el hombre natural no percibe las
cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente.”
(1 Corintios 2:14).
El precedente en las Escrituras es dado en Juan 4 para el
testigo personal. Puedes ver el ejemplo de Jesús con la mujer en el pozo. Él empezó en el estado natural, se movió al
espiritual, trajo la convicción de pecado usando el séptimo mandamiento, y
luego se reveló a si mismo como el Mesías.
Entonces, cuando llegó a conocer a alguien hablo acerca del clima, de
los deportes: les dejo sentir algo de sanidad.
Conózcalos un poco; a lo mejor un chiste aquí o allá y luego
deliberadamente cambie de lo natural a lo espiritual. Ahora, la forma en la que yo hago esto es
mediante tratados. Tenemos alrededor de
24 o 25 de estos tratados; somos un ministerio del cuerpo de Cristo. Hemos impreso millones de estos tratados y
nuestros tratados son inusuales. Si
llegan a obtener uno de ellos, tendrán que tener un montón porque la gente lo
persigue a uno pidiéndole más. Déjeme
darle un ejemplo. Este es nuestro
folleto de ilusión óptica. ¿Cual es más
grande, si puedes ver? ¿El rojo? ¿Pueden ver?
Para aquellos que están escuchando el audio... son del mismo
tamaño; Es una ilusión óptica. Yo digo entonces “Es un tratado; las
instrucciones están detrás de él... de cómo ser salvo, de hecho.” Yo digo, “puedes quedarte con él.” Él dice “¡Gracias! Que interesante...”
“Tengo otro regalo para ti.” Y saco de mi bolsillo una moneda
con los diez mandamientos impresos en ella.
Tenemos una máquina que hace esto por nosotros. Compramos las monedas nuevas del banco; las
que son de color dorado, y se las damos de comer a la máquina y ella las
imprime, o imprimirá tú pulgar si quieres también. La imprime con los diez mandamientos. Esto es legal: es considerado arte. No es quitarle la cara a la moneda. Entonces digo “aquí tienes un regalo.” El
dice, “ ¿qué es?”, y yo digo, “en una moneda con los diez mandamientos en ella;
lo hice con mis propios dientes... hago la i con mi diente pero son realmente
difíciles”. J
Ahora, lo que estoy haciendo es poner un censor para ver si la
persona está abierta a las cosas espirituales.
Si él reacciona negativamente “ ¿Diez mandamientos? Gracias…adios” él no esta abierto. Pero la
reacción usual es “Diez mandamientos? muchas gracias. Lo aprecio mucho.” Yo
digo “ ¿piensas haber cumplido con los diez mandamientos?” Él dice “mas o
menos.” Yo digo “Vamos a verlos uno por uno.
¿Alguna vez has dicho una mentira?” Él dice, “sí, una que otra.” Yo
digo, “ ¿en que te convierte eso?” El dice, “en pecador.” Yo digo, “no, no
específicamente ¿en que te convierte?” y él dice, “bueno, yo no soy un
mentiroso.” Yo digo, “ ¿cuántas mentiras debe de decir uno para ser mentiroso?
¿Diez y suena la campana? ¿No, es verdad
que si dices solamente una mentira te vuelves un mentiroso? El dice, “sí… creo que tienes razón”. Yo digo “ ¿alguna vez has robado algo?” él
dice “no.” Yo digo “ándale, mira que me acabas de confesar que eres un
mentiroso.” Yo digo “ ¿has robado algo
alguna vez aunque sea pequeño?” y él dice “sí.” Yo digo “ ¿En que te convierte
eso?.” Él dice “en un ladrón.” Yo digo
“Jesús dijo que si ves a una mujer y la codicias ya haz cometido adulterio en
tu corazón (Mateo 5:28). ¿Alguna vez has hecho eso?” Él dice “si, muchas
veces.” “Entonces por tu propia confesión, eres un mentiroso, ladrón y adúltero
de corazón, y tienes que enfrentar a Dios en el día del juicio; y sólo hemos
visto tres de los diez mandamientos. Hay otros siete cañones apuntados en tu
dirección. ¿Alguna vez has usado el
nombre de Dios en vano? Eso se llama blasfemia, y la Biblia dice “que toda
palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el día del
juicio” (Mateo 12:36). “porque no dará por inocente Jehová al que tomare su
nombre en vano.” (Éxodo 20:7). La Biblia
dice que si odias a alguien te conviertes en un homicida (1 Juan 3:15).”
Ahora la cosa tan maravillosa de la ley de Dios es que Dios se
ha tomado el tiempo de escribirla en nuestros corazones. Romanos 2, versículo
15 dice “Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio
juntamente sus conciencias, y acusándose y también excusándose sus pensamientos
unos con otros” Ahora, la palabra conciencia significa “con conocimiento”.
“Con” es de inclusión, “ciencia” es conocimiento. Conciencia. Por lo tanto cuando él miente, codicia,
fornica, blasfema, comete adulterio, lo hace con conocimiento de que está mal. Dios le ha dado la luz a todo hombre. El Espíritu Santo convence al hombre de
pecado, justicia y juicio (Juan 16:8).
El pecado es la trasgresión de la ley (1 Juan 3:4); La justicia que es
de la ley (Romanos 10:5; Filipenses 3:9); Juicio es por la ley. Su conciencia lo acusa – el trabajo de la ley
escrita en su corazón (Romanos 2:15) – y la ley lo condena.
Entonces yo digo “si Dios te fuera a juzgar usando estos
mandamientos en el día del juicio, ¿vas a ser inocente o culpable?” Él dice
“Culpable.” Yo digo “Entonces, ¿crees irte al cielo o al infierno?” Y la
respuesta usual es “Cielo.” El producto
del evangelio moderno. Yo digo “ ¿por
qué piensas eso? ¿es porque piensas que Dios se va a olvidar de tus pecados?”
Él dice, “sí, eso es. Dios se va a
olvidar de mis pecados.” “Bueno,
entonces trata eso mismo en la corte de ley.
Imagínate que has cometido una violación, homicidio, tráfico de
drogas... crímenes muy serios. El Juez dice, “Eres culpable. Toda la evidencia
esta aquí. ¿Tienes algo que decir por ti
mismo antes de que pase la sentencia?””
Y tú dices “Si juez. Me gustaría decir que pienso que usted es un buen
hombre y que se le olvidarán mis violaciones”.
El juez probablemente diría “tienes razón en una cosa. Yo soy un buen hombre, y es por eso que me
voy a cerciorarme de que seas castigado.”
Y la cosa en la cual los pecadores confían que los va a librar en el día
del juicio, es la misma cosa que los va a condenar. Porque si Dios es bueno, Él por naturaleza
debe de castigar a los homicidas, violadores, ladrones, mentirosos, fornicarios
y blasfemos. Dios va a castigar todo
pecado donde quiera que se encuentre.
Entonces, con este conocimiento es con el que él es capaz de
entender ahora. Él ahora tiene la luz de
que el pecado es el problema primordialmente vertical: de que el “ha pecado
contra el cielo” (Lucas 15:21). De que ha violado la ley de Dios y de que él ha
hecho que Dios se enoje y que la ira de Dios está puesta sobre de él. (Juan
3:36). Él puede ver que él está “pesado
en la balanza” de justicia eterna y que fue “hallado falto” (Daniel
5:27). Él ahora entiende la necesidad de un sacrificio. “Cristo nos redimió de
la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición” (Gálatas 3:13). “Mas Dios encarece su caridad para con
nosotros, porque siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos
5:8). Hemos quebrado la ley; Él pago la
multa. Es tan simple como eso. Y si un
hombre se arrepiente, si una mujer se arrepiente y pone su confianza en Jesús,
Dios le perdonará sus pecados para que en el día del Juicio, cuando su caso de
corte venga, Dios pueda decir, “Tu caso es dispensado por falta de
evidencia.” “Cristo nos redimió de la
maldición de la ley, hecho por nosotros maldición”. Y, por ende, puede
ejercitar arrepentimiento para con Dios, fe en nuestro señor Jesucristo (Hechos
20:21), puede poner su mano en el arado sin mirar atrás porque él es digno del
reino (Lucas 9:62). Esa palabra
significa “lista para usar”. La tierra
del corazón ha sido revuelta para que pueda recibir la palabra ingerida que es
capaz de salvar su alma (Santiago 1:21).
Ahora, no tengo tiempo para compartir estas citas con ustedes,
pero están en nuestra literatura. Estoy
seguro de que reconocerán a estos nombres: John Wycliffe, el traductor de la
Biblia. Él dijo, “El servicio más alto
al cual un hombre pueda ser enlistado es el de predicar la ley de Dios.” ¿Por
qué? Porque la ley llevará a los pecadores a la fe en el Salvador. Martín Lutero dijo, “la primera tarea de el
predicador del evangelio es la de predicar la ley de Dios para mostrar la
naturaleza del pecado.” De hecho,
mientras leemos estas citas, estos hombres tuvieron tanta convicción que puede
uno sentir sus dientes tronar. Ellos
dicen cosas como “si no se usa la ley en la proclamación del evangelio, llenas
las iglesias de falsos creyentes.”
Oyentes de tierra dura que recibirán la palabra con gozo y alegría.
Escuchen lo que Martín Lutero dijo, “Satanás, el dios de todas
las disensiones mueve diariamente a nuevas sectas. Y la última de ellas no podría haber
sospechado o previsto, el ha levantado una secta que enseña a los hombres que
uno no debe ser aterrorizado por la ley, pero gentilmente exhortado mediante la
predicación de la gracia de Cristo.” ¿Qué
es lo que está diciendo Lutero? Esta
diciendo “escúchenme amigos. Esto es una secta demoníaca, satánica que se ha
levantado. Hombre, nunca pensé que esto pasaría. El ha levantado una secta que les enseña a
los hombre a no estar aterrorizados por la ley, pero gentilmente exhortados
mediante la predicación de la gracia de Cristo” que es exactamente lo que la
mayoría de nuestro evangelismo moderno hace.
John Wesley le dijo a un amigo, mientras le escribía a un joven
evangelista, “predica 90% ley y 10% gracia.”
Y usted puede decir, “¿90% ley y 10% gracia? ¿Muy pesado, no? ¿No podría ser 50-50?” Piénselo de esta
manera. Yo soy un doctor; usted un
paciente. Tiene una enfermedad
terminal. Tengo la cura, pero es
absolutamente esencial que usted esté comprometido totalmente a esta cura; Si
usted no esta 100 por ciento comprometido, no va a funcionar. ¿Cómo le voy a hacer? Probablemente de esta
manera.
“Venga usted.
Siéntese. Tengo unas noticias muy graves
para usted: Usted tiene una enfermedad terminal.” Veo que empieza a temblar. Pienso decir entonces, “que bueno. El está
empezando a ver la seriedad de este asunto.”
Yo saco gráficas, rayos X. Le enseño el veneno que está en su sistema.
Yo le hablo por un total de diez minutos acerca de esta terrible
enfermedad. ¿Cuánto entonces piensa usted
que yo voy a hablar acerca de la cura? No por mucho tiempo. Cuando usted este temblando después de los
diez minutos, yo diré “por cierto, aquí esta la cura.” Usted la agarra y se la traga. Su conocimiento de la enfermedad y sus
horribles consecuencias han hecho que usted desee la cura.
Vera, antes de que yo fuera un Cristiano, yo tenía tanto deseo
por la justicia de Dios como un niño de cuatro años deseaba un baño. ¿Cuál es el punto? Jesús dijo
“Bienaventurados los que tienen sed y hambre de justicia.” ¿Cuantos no-Cristianos conoce usted que
tienen hambre y sed de justicia? La Biblia dice que “nadie busca a Dios”
(Romanos 3:11). Dice que ellos aman la
oscuridad, y que odian a la luz; Ellos
no vendrán a la luz a menos que sus obras sean expuestas (Juan 3:19-20). La única cosa que ellos toman es iniquidad
como agua (Job 15:16). Pero la noche en
la cual yo fui confrontado con la naturaleza espiritual de la ley de Dios y entendí
que Dios requiere la verdad en las partes internas (Salmo 51:6), que Él veía
mis pensamientos y consideraba la codicia igual que al adulterio, odio igual
que homicidio, entonces yo empecé a decir “veo que estoy condenado. ¿Qué debo
de hacer para ser justificado?” yo empecé a tener sed de justicia. La ley puso sal en mi lengua. Fue el ayo que
me trajo a Cristo.
Charles Spurgeon dijo, “ellos nunca aceptarán la gracia hasta
que tiemblen enfrente la ley justa y divina.”
D.L. Moody, John Bunyan, John Newton, quien escribió “Gracia
Maravillosa” (y si alguien sabía acerca de la gracia era Newton), dijo que “el
entendimiento correcto entre la armonía de la ley y la gracia es la de
preservarse a uno mismo de ser enredado por los errores en la derecha y la
izquierda.” Y Charles Finney dijo, “Para esto la ley debe de prepara el camino
para el Evangelio.” El dijo, “el ignorar
esto es enseñarle que van casi seguramente a resultar en una esperanza falsa,
la introducción de un estándar falso de la experiencia Cristiana y de llenar a
la iglesia con falsos creyentes.”
Santos, la primera cosa que David Wilkerson me dijo a mi cuando
me llamó desde por teléfono, desde su coche fue, “yo pensé que era el único que
no creía en el seguimiento.” Ahora, yo creo en el alimentar al nuevo creyente;
Ciertamente creo en la nutrición de él.
Creo en el discipulado – bíblicamente muy necesario. Pero no creo en
seguirlo a él. No lo puedo encontrar en
las Escrituras. El eunuco de Etiopía fue
dejado sin seguimiento. ¿Cómo pudo sobrevivir él? Todo lo que tenía
eran a Dios y las escrituras. Vera, el seguimiento... déjeme explicar lo
que es el seguimiento para aquellos que no lo saben. Seguimiento es cuando obtenemos decisiones,
ya sea a través de campañas o de la iglesia local, y tomamos a trabajadores del
campo, que son pocos tal y como están, y les damos esta tarea de seguir a estas
personas para asegurarse de que están caminando con Dios. Lo que es esto es un a triste admisión de la
cantidad de confianza que tenemos en el poder de nuestro mensaje y en el poder
de Dios. Si Dios los ha salvado, Dios
los guardará. Si son nacidos de Dios,
ellos no morirán. Si Él ha empezado un buen trabajo en ellos, Él lo completará
en aquél día (Filipenses 1:6); Si Él es el autor de su fe, Él será el que la
completará (Hebreos 12:2). Él es capaz
de salvar eternamente a los que se allegan a Dios (Hebreos 7:25). Él es capaz de mantenerlo sin caída y de
presentarlos irreprensibles (Judas 24).
Jesús dice, “nadie los tomará de la mano de mi padre” (Juan 10:29).
Ven, Santos, el problema es que Lázaro estaba muerto por cuatro
días (Juan 11). Podemos correr a la
tumba, sacarlo, pararlo, abrir sus ojos, pero el apestaba (versículo 39). El necesita oír la voz del hijo de Dios. Y el pecador está muerto cuatro días en sus
pecados. Podemos correr y decirle “di esta oración.” Aún así, él necesita oír la voz del hijo de
Dios, o no hay vida en él; Y lo que hace
que el pecador escuche la voz del hijo de Dios es la ley. Es el ayo que nos trae a Cristo para que sea
justificado mediante la fe (Gal. 3:24).
Santos, la ley funciona; Ella convierte el alma (Salmo 18:7). Entonces
encuéntrense a un pecador y experimenten con él. Pero mientras lo hacen, recuerden esta
anécdota.
Está sentado en un avión, tomando su café, comiendo una galleta
y viendo una película. Es un buen vuelo,
muy placentero, cuando de repente escucha “este es su capitán. Tengo un anuncio
que hacer. La cola del avión se acaba de
caer, vamos a estrellarnos. Hay una caída de 25,000 pies. Hay un paracaídas debajo de su asiento; nos
gustaría que se lo pusiera. Gracias por su atención, y gracias por volar en
esta aerolínea.” Usted dice “¿Qué? ¿25,000 pies? ¡Hombre, que bueno que tengo
este paracaídas!” Usted ve junto a usted, el tipo está comiendo su galleta,
tomando su café, viendo la película.
Usted dice “disculpe, ¿oyó al capitán?
Póngase el paracaídas.” El se da
la vuelta y le dice a usted “o, realmente no pienso que el capitán quiere decir
eso. Además, estoy muy feliz tal como estoy, gracias.” No le respondería a él y le diga “por favor,
póngaselo. Será mejor que la película.”
Ahora, eso no tiene sentido. Si le dice que de alguna manera el
paracaídas mejorará su vuelo, él va a ponérselo por las razones
equivocadas. Si quiere que se lo ponga y
se lo quede, dígale acerca del salto.
Dígale, “disculpe, ignore al capitán si usted desea. Salte sin un
paracaídas...SPLAT!” El dice “
¿perdón?.” “Yo dije, si saltas sin el paracaídas, la ley de la gravedad. Pum!
En el piso.” “Ah, caray, veo lo que está diciendo. ¡Muchas gracias!” Y mientras
esa persona tenga el conocimiento que tiene que pasar a través de la puerta y
encarar las consecuencias de romper la ley de gravedad, no hay manera de que se
quite ese paracaídas de su espalda, porque su vida depende de eso.
Ahora, si mira a su alrededor, usted encontrará a muchos
pasajeros disfrutando del vuelo. Están
disfrutando los placeres del pecado por una temporada. Vaya usted y dígales “disculpe, ¿ha escuchado
el mandato de nuestro capitán de la salvación? Póngase al señor
Jesucristo.” El se da la vuelta y le
dice, “Oh, realmente no pienso que Dios lo quiera decir. Dios es amor.
Además, estoy feliz tal y como estoy, gracias.” No le diga usted con intención sincera pero
sin conocimiento “por favor, póngase al Señor Jesucristo. Él le dará amor, gozo, paz, plenitud y
felicidad duradera. Tiene un hoyo de la
forma de Dios en su corazón que sólo Él puede llenar. Si tiene un problema con su matrimonio,
drogas, alcohol, sólo déle su corazón a Jesús.”
No, usted le dará el motivo equivocado para su compromiso. En lugar diga, “O, Dios dame valor” y dígale
acerca del salto. Sólo diga “Hey, está establecido a los hombres que mueran una
vez. Si usted muere en sus pecados, Dios
se verá forzado a darle justicia, y su juicio será muy detallado. Cada palabra ociosa que salga del hombre
tendrá que ser contada en el día del juicio; Si usted ha codiciado ha cometido
adulterio. Si usted ha odiado, ha cometido homicidio. Jesús nos advirtió que la
justicia será tan detallada que la ira de Dios vendrá sobre usted y lo molará a
polvo. Dios le bendiga.” Ahora santos, no estoy hablando de
predicación del fuego del infierno.
Esta predicación producirá un creyente lleno de miedo. Usando la ley de Dios producirá creyentes
llenos de lágrimas. Este viene, ¿por qué?
Él quiere escapar las flamas del infierno.
Pero en su corazón piensa que Dios es duro e injusto, porque la ley no
ha sido usada para mostrarle la infinidad de pecados. Él no ve al infierno como su postre justo,
que él se lo merezca. Por lo tanto, él
no entiende la misericordia de la gracia; y, y entonces, le hace falta la
gratitud hacia Dios por su misericordia. Y la gratitud es la motivación
primordial para el evangelismo. No habrá pasión en el corazón de un falso
creyente para evangelizar. Pero este
viene sabiendo que él ha pecado contra el cielo. El ojo de Dios está en todo lugar dándose
cuenta del bien y el mal y Dios ha visto la oscuridad, como si fuera luz pura.
Él ha visto su vida de pensamientos. Si
Dios decide en su santidad en el día de la ira que hará manifiestos todos los
pecados secretos de su corazón, todas las obras hechas en la oscuridad, y si
hace manifiesta toda la evidencia de su culpabilidad, Dios podría tomarlo como
una cosa impura y arrojarlo en el infierno para hacer lo que es justo. Pero en lugar de darle justicia, le ha dado
misericordia. Él ha mostrado su amor
hacia él en que murió en la cruz aún cuando era pecador. Él se cae en sus rodillas ante la cruz
manchada con sangre, y dice, “Dios, si haces eso por mi, yo haré cualquier cosa
por Ti”. Me regocijo en hacer tu
voluntad, o Dios mío. Tu ley está
escrita en mi corazón.” Y tal y como el
hombre quien sabía que iba a pasar a través de la puerta y encarar las
consecuencias de haber roto la ley de gravedad sin quitarse su paracaídas
porque su vida dependía en eso, entonces aquél que viene al Salvador, sabiendo
que tiene que encarar a un Dios santo en el día de la ira, nunca dejaría la
justicia de Dios en Cristo porque su vida misma dependería de esto.
Déjenme ver si puedo coagular esta enseñanza y poner un fin a ella. Yo estaba en una tienda hace algún tiempo, y
el dueño de la tienda estaba sirviendo a un cliente y estaba usando el nombre
de Dios en blasfemia. Ahora, si alguien
usara el nombre de mi esposa en blasfemia, yo estaría extremadamente ofendido
si él hubiera usado su nombre como una grosería. Pero este hombre estaba usando el nombre de
Dios como una grosería, cuando Dios le ha dado su vida, sus ojos, la habilidad
de pensar, sus hijos, su comida; Cada
placer que él ha tenido le fue dado por la bondad de Dios, y él esta usando el
nombre de Dios como una palabrota.
Indignadamente, entre él y su cliente, me acerqué a ellos y les dije
“Discúlpenme pero ¿es esta una reunión religiosa? El tipo dice “¿qué diablos? Por supuesto que
no!” “Si lo es, porque ahora usted está hablando del diablo. Déjeme darle uno
de mis libros.” Entonces fui al coche para tomar uno de mis libros que le
titulé “Dios no cree en ateos: prueba de que el ateo no existe.” Y es un libro que usa la lógica, el humor, la
razón y el raciocinio para probar la existencia de Dios, cosa que uno puede
hacer en dos minutos con el uso de la fe.
Es una cosa simple probar de manera conclusiva y absoluta la existencia
de Dios; y también prueba que el ateo no
existe. De hecho, déjenme mostrarle
nuestra calcomanía de coche “El día nacional de los ateos: 1 de Abril.” Entonces le di este libro, y dos meses
después fui y le di otro libro que titulé “Mis amigos están muriéndose” un
libro que es de una historia real e impactante acerca de el evangelismo en las
partes más asesinas de Los Ángeles; un libro que también usa el humor en su
presentación. Le di estos libros y él me
llamó y me dijo lo que había pasado. Él me dijo que su esposa le seguía dando
miradas de matar, porque ahí él se encontraba leyendo el libro titulado Mis
amigos están muriéndose y riéndose cada dos minutos. Pero él estaba limpiando su cuarto y recogió
el libro Dios no cree en los ateos. Él dijo, “ah”, y abrió y leyó la
primera página y de ahí leyó todo el libro de 260 páginas. Él dijo, “era raro puesto que a mí me
disgusta el leer.” Entonces él leyó Mis
amigos están muriéndose, le dio su vida a Cristo, se compró una Biblia,
vino a saludarme y me dijo que después de ser Cristiano por dos días, ya había
leído hasta el libro llamado “Levíticos.”
Y presentí que él iba a leer los Palmos y luego a Job. Pero hasta el momento de su conversión, este
hombre era un brujo practicante. “La ley del Señor es perfecta en avivar el
alma”.
Y como si Dios me mirara, por muchos años yo prediqué al aire
libre, y pelié con el enemigo con el arma de un limpiador de polvo del
evangelismo moderno, como si Dios me dijera, “¿Qué estas haciendo? Mis armas no
son carnales pero son grandes mediante Dios derrumbando los fuertes (2
Corintios 10:4). Aquí están los diez cañones (mandamientos).” Y mientras
alineaba los diez cañones de la ley de Dios, los pecadores ya no se burlaban y
quejaban. No, sus caras se pusieron blancas; ellos levantaban sus manos y
decían “¡Lo dejó todo! ¡Todo a Jesús me doy gratuitamente!” Ellos vinieron
hacia el lado ganador sin nunca llegar a ser desertores. Este tipo de creyentes llegan a ser ganadores
de almas, labradores no calentadores de sillas en las iglesias, no apartadores,
bienes, o problemas de la iglesia local.
Ahora bien santos, con cada cabeza
levantada y todo ojo abierto, sin música por favor, déjenme hacerles un reto
para validar su salvación. El evangelismo moderno dice, “Nunca
cuestiones tu salvación.” La Biblia dice
exactamente lo opuesto. Ella dice, “Examinaos á vosotros mismos si estáis en
fe” (2 Corintios 13:5). Es mejor hoy que
en el día del juicio. La Biblia dice que debemos “procurad tanto más de hacer
firme vuestra vocación y elección” (2 Pedro 1:10), y algunos de ustedes sabes
que algo está radicalmente mal con su vida Cristiana. Pierden su paz y gozo
cuando el vuelo se vuelve turbulento.
Hay una falta de pasión para evangelizar. Usted nunca se ha caído frente a Dios
todopoderoso y ha dicho “¡He pecado
contra ti, o Dios! ¡Ten misericordia de mi!” Usted nunca se ha escapado hacia
Jesucristo y hacia su sangre para ser limpiado, en desesperación llorando.
“¡Dios, sé misericordioso conmigo un pecador!” y hay una falta de
agradecimiento; No hay alguna pasión por los que se pierden. No puede decir que está apasionado por Dios;
de hecho, usted está en peligro de ser llamado “tibio” y usted será vomitado de
la boca de Cristo en el día del juicio (Apocalipsis 3:16) cuando las multitudes
llamarán a Jesús, “Señor, Señor.” Y Él dirá, “Nunca os conocí; apartaos de mí,
obradores de maldad” (Mateo 7:22-23).
Usted no le da importancia a la ley divina. La Biblia dice “Apártese de
iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.” (2 Timoteo 2:19). Entonces hoy usted necesita ajustar el motivo
de su compromiso. Amigo, no deje que su
orgullo lo detenga. Me gustaría orar por
usted: Me quedaré aquí arriba, usted en su asiento. Y si le gustaría ser incluido en esta
oración, me gustaría que levante su mano, pero recuerde esto. Si usted dice,
“Bueno, debería de levantar mi mano ¿pero que va a pensar la gente?” eso es
orgullo. Usted prefiere las alabanzas
del hombre que la alabanza de Dios (Juan 12:43). Todo aquél de corazón
orgulloso es una abominación al Señor (Proverbios 16:5). Dios resiste al orgulloso pero le da gracia
al humilde. Entonces, humíllese ante la
mano poderosa de Dios; Él lo exaltará a usted a su tiempo debido (1 Pedro
5:5-6). Llámele recomisión; llámele
comisión. Pero no importe lo que usted le llame, haga firme su vocación y
elección.
(Este mensaje fue predicado por Ray en Agosto de 1982
y desde entonces Dios lo ha usado para volver a las bases del evangelismo
Bíblico)
Excelente!
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