Apostasía es apartarse, o una caída de lo que alguna vez se creyó, y de lo que
voy a hablar es de la gran apostasía.
“Pero
respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él…
“Nadie os
engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía
(caída), y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” (II Tes.
2:1-3).
Antes de que el anticristo sea revelado ya estará funcionando el ministerio de la impiedad, el que va a venir aparecerá después de una tremenda actividad de apostasía. Satanás y todos los poderes de las tinieblas estarán preparando el escenario para destruir la fe de muchos, y debido al desenfreno en el pecado el amor de mucha gente de Dios se enfriará y habrá por todas partes creyentes fracasados.
¡La mayor preocupación de Dios no es donde están cayendo los
cristianos, sino de donde están cayendo! Hay multitud de cristianos, incluyendo
pastores, diáconos y ministros de todas clases, ¡qué están perdiendo la fe y la
confianza en el poder del nombre de Jesús! Están cayendo de esa fe como de
niño, que cree que la solución a todos los problemas es sólo Él. Se están
volviendo a métodos psicológicos, experiencias humanas, y a filosofías y
doctrinas de hombres.
Todos los profetas previeron esta gran apostasía. A Isaías Dios le
dio un mensaje que se refiere especialmente a nuestros días. Habla de los
últimos tiempos cuando el pueblo se “volvería a Egipto”, para que les ayudara y
rechazarían a Dios como su única fuente de provisión.
Dios le dijo a Isaías: “Ve, pues, ahora, y
escribe esta visión en una tabla delante de ellos… para que quede hasta el día
postrero, eternamente y para siempre” (Is. 30:8). La traducción literal es:
“Para que sea para las generaciones futuras para los últimos días”. El capítulo
treinta de Isaías es el mensaje para la iglesia de los últimos tiempos. ¡Y es
cierto y es exacto!
EL MENSAJE PRINCIPIA CON LA REVELACIÓN DEL DOLOR DE DIOS POR CAUSA DE LA APOSTASÍA
“¡Ay de
los hijos rebeldes que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo y no de mí;
para cobijarse con cubierta y no de mi Espíritu, añadiendo pecado a pecado! Que
se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para
fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de
Egipto” (Is. 30:1-2). ***
¿Por qué les llama Dios hijos rebeldes? ¡Porque han cometido el
pecado más grande, causándole a Dios la mayor pena! Aquí se introdujo un pecado
peor que el adulterio, la fornicación, el robo, la mentira u odiar al hermano.
¡Es esencialmente el pecado de REBELION Y APOSTASIA! Dios le llama PECADO
COMPUESTO, de añadir pecado a pecado.
Es una bofetada en el rostro de Dios. Es la consumación del pecado
más declarado que pueda hacer un hijo de Dios, PREFERIR IR A EGIPTO ANTES QUE
CONSULTAR AL SEÑOR. Esto se les decía a los líderes de Israel en el reinado de
Ezequías, pero es también para la iglesia de los últimos días.
Las drogas, el alcoholismo, el adulterio, el juego, la
homosexualidad, la fornicación, la pornografía, estos malos actos son pecados
contra la carne, contra la sociedad y contra las leyes y mandamientos de Dios,
pero este pecado es en contra de Dios mismo. ¡Es una indignidad en contra de un
Dios santo!
“Ay de los
que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos, ¡y su esperanza ponen
en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al
Santo de Israel, ni buscan a Jehová!” (Is. 31:1)
¡Todo esto tiene que ver con cómo nos libramos del enemigo! ¿Cómo
liberamos al pueblo de Dios de enemigos enfurecidos? Los asirios representan a
un enemigo exitoso; representan la impetuosa manera de maldad que parece tener
tanto éxito hoy. ¿Cómo van los pastores y ancianos, los líderes de Dios, a
enfrentar a este formidable enemigo que está a la puerta?
El enemigo ha barrido con todo lo que se ha encontrado delante de
él y parece imparable.
A Israel le entró el pánico. En vez de voltear al Señor con confianza, pusieron sus ojos en el enemigo. Tomaron el asunto en sus manos y enviaron embajadores a Egipto.
A Israel le entró el pánico. En vez de voltear al Señor con confianza, pusieron sus ojos en el enemigo. Tomaron el asunto en sus manos y enviaron embajadores a Egipto.
Isaías nos hace una vívida descripción del vacío y de la angustia
que iba enfrente de ellos en su viaje a Egipto: “…por tierra de tribulación y
angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora y la serpiente que
vuela” (Is. 30:6). Ellos no encontraron nada más que vacío y vanidad.
“Por tanto la llamó Rahab quien ha sido exterminada” (Is. 30:7).
Aquí Rahab en hebreo quiere decir: “He llamado a Egipto, BOCON, que se sienta
tranquilo”. Otros lo interpretan como “Gente fanfarrona que es holgazana” (Keil
Delitzsch).
La escena es terrible, aquí tenemos al pueblo de Dios regresando
por el mismo desierto del que habían sido libertados, volviendo por ayuda a un
sistema del mundo, presumido y fanfarrón que no se podía mover. Estaban
dispuestos a soportar una vez más el vacío, el dolor y la angustia en un
desierto, buscando que el mundo los ayudara.
Miren a la iglesia de hoy, miren a sus ejércitos de expertos,
entrenados, a sus pastores y trabajadores. ¿Hacia dónde se dirigen la mayoría
de ellos? ¡De regreso a Egipto, a la gran boca de Egipto! Se están desviando
del Hombre de Galilea, del oprobio de la cruz, del poder de la oración, de la
fe y de la palabra de Dios.
“Porque
este es pueblo rebelde… que no quisieron oír la voz de Jehová” (Is. 30:9).
¡Moisés profetizó que esto ocurriría en los últimos días! Él
predijo acerca de la gran apostasía del pueblo de Dios.
“Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto
de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti.
“Porque yo conozco tu rebelión y tu dura cerviz; he aquí que aun
viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová; ¿cuánto más después que
yo haya muerto?
“Porque yo
sé que después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartaréis del
camino que os he mandado; y que os ha de venir mal en los postreros días, por
haber hecho mal ante los ojos de Jehová, enojándole con la obra de vuestras
manos” (Deut. 31:26, 27, 29).
Moisés profetizó: “Porque yo les introduciré en la tierra que juré
a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se saciarán y engordarán
y se volverán a dioses ajenos y les servirán y me enojarán e invalidarán mi
pacto” (Deut. 31:20).
¿Qué significa desdeñar al Señor y regresar a Egipto? ¿Qué
interpretación tiene esto en los últimos días? Dios está diciendo: “Cuando
fuiste llamado al principio yo te toqué y te libré de tus enemigos, yo era todo
lo que tú deseabas, yo era tu gozo y tu satisfacción, no te habías consumido y
tenías un corazón que me anhelaba.
“Ahora tienes libros expertos y de “cómo hacer”, tienes
seminarios, sesiones de entrenamiento, más expertos y más consejo, mucho del
cual incorpora las enseñanzas de este mundo. ¡Estás aprendiendo como hacer las
cosas mejor, pero a mí me conoces menos! Haces las cosas en mi nombre y estás
muy ocupado, muy comprometido y trabajas mucho, pero te quedas sintiendo
preocupación, cansancio y vacío, porque estás en el CAMINO DE EGIPTO. Estás
encauzado en la dirección equivocada”.
Nuestras iglesias ya no tienen el poder de Dios para atraer a la
gente. Ahora bajan a Egipto por su música, sus danzas y sus entretenimientos,
esperando atraer una multitud. ¡Qué la iglesia crezca a cualquier precio!
Fíjense en la mayoría de los boletines de las iglesias, parecen más bien un
calendario teatral. La iglesia quiere montar los rápidos caballos de Egipto.
¡Es un hedor en la nariz de Dios!
Aun los ministerios de ayuda a la iglesia están cayendo en
apostasía. Trabajadores estacionados enfrente del ídolo de la televisión,
leyendo libros de psicología. Aunque algunos tienen pasión por las almas todo
esto se convierte en algo mundano y en algo humano.
AL MENSAJE DE SANTIDAD, JUICIO Y ARREPENTIMIENTO SEGUIRÁ UN RECHAZO
“Que dicen
a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto,
decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras” (Is. 30:10).
La iglesia apóstata no quiere saber nada de las visiones y las
profecías de hombres justos. Ellos no quieren que les molesten en su mundo de
éxito. Rechazan la corrección. Bajo la bandera del amor todo se disculpa. ¡Van
detrás del entretenimiento! Van en rebaños por miles a conciertos, obras
teatrales y reuniones sociales. ¡Ridiculizan a los profetas y se burlan de los
que llaman: “predicadores del día del juicio”! Viven ilusiones. Ellos no
quieren a un predicador o un evangelista que les hable la verdad cruda, o que
saque la espada del Señor. Ellos dicen: “Predícanos cosas suaves. ¡Bendícenos!
¡Haznos sentir bien!
Rechazan especialmente el mensaje de separación y de santidad.
Ellos dicen: “Dejad el camino,
apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel” (Is.
30:11).
Nunca pensé que vería el día en que pastores pentecostales me
escribirían cartas, reprochándome y diciéndome que estoy trayendo confusión y
tristeza al cuerpo de Cristo. ¿Por qué? ¡Por predicar la santidad, el juicio y
el arrepentimiento!
Jeremías fue enviado a profetizar en contra de judíos apóstatas,
gente del pueblo de Dios. Dios le advirtió:
“Pelearán contra ti… me dejaron a mi fuente de agua viva, y cavaron para sí,
cisternas… el temor de mí no está en (ellos)” (Jer. 1:19; 2:13, 19).
¿Por qué la gente acoge el mensaje de prosperidad y rechaza la
corrección y los llamados al arrepentimiento, y a la santidad? Es por sus
estilos de vida. Las predicaciones de prosperidad embonan muy bien en sus
estilos de vida. No están dispuestos a dar nada o a oír de cruces y pérdidas.
Ellos están por: comprar, adquirir, disfrutar y subir. Se rehúsan a poner
atención a las advertencias proféticas de que la fiesta ya se va a acabar.
DE ESTA IGLESIA APOSTATA
SE LEVANTARÁ UN PUEBLO SANTO Y ARREPENTIDO, QUE ANHELARÁ IR DETRÁS DEL SEÑOR
¡Nuestro Señor anhela tener un pueblo aquí que sólo lo anhele a
Él! Él se lamenta por esta apostasía, pero su compasión va a levantar un pueblo
que se vuelva a Él, que se arrepienta y que: ¡Su único deseo sea sólo El!
“Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto será exaltado, teniendo de vosotros misericordia. ¡Porque Jehová es Dios justo! Bienaventurados todos los que confían en Él” (Is. 30:18).
Aquí Isaías se está refiriendo a un pueblo del futuro. Está hablando de un pueblo que iba a formar a la Sión-Jerusalén espiritual, que nunca se caería o derrumbaría. Iba a ser gente santa, cuya principal característica serían sus corazones anhelantes del Señor.
“Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto será exaltado, teniendo de vosotros misericordia. ¡Porque Jehová es Dios justo! Bienaventurados todos los que confían en Él” (Is. 30:18).
Aquí Isaías se está refiriendo a un pueblo del futuro. Está hablando de un pueblo que iba a formar a la Sión-Jerusalén espiritual, que nunca se caería o derrumbaría. Iba a ser gente santa, cuya principal característica serían sus corazones anhelantes del Señor.
¿Cuál era la señal de la gente apóstata? Ellos no anhelan al
Señor; y confían en Egipto, el mundo, la carne y lo mundano. ¡Esta es la triste
carencia de la iglesia de hoy! Hay muy poco de este profundo deseo por Jesús,
muy poco de estar encerrado con Él, deseándolo a Él como la plenitud de vida.
Tenemos una generación que trabaja por Él, testifica, alimenta a los pobres,
ayuda a los desamparados y ministra a las necesidades humanas. ¡Pero muy pocos
que pasen sus días anhelándolo a Él! Dios dijo: “Mi
pueblo se ha olvidado de mi por innumerables días” (Jer. 2:32).
Una iglesia apóstata simplemente tolera la voz profética, la deja
pasar con una sonrisa condescendiente. Esto es peor que un rechazo abierto.
“Y vendrán
a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo mío, y oirán tus
palabras y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el
corazón de ellos, anda en pos de su avaricia” (Ez. 33:31).
Para muchos cristianos, aún para aquellos que sinceramente se
llamaban a ellos mismos “su pueblo”, el llamarlos a que quiten de sus casas el
ídolo de la televisión, que apaguen el “rock and roll” y la música del diablo,
que tomen en serio un sometimiento total, es sólo un mensaje de novela. Les
afecta por el lado del entretenimiento, les gusta oírlo y decir: amén; pero no
los afecta. Siguen las lujurias de sus corazones: ellos rehúsan permitirle al
Espíritu Santo que escudriñe en su hombre interior la corrupción que se ha
colado en sus vidas y en sus hogares.
De acuerdo con la profecía de Isaías, ¡La iglesia apóstata de los
últimos días rechazará totalmente el llamado al arrepentimiento!
“Porque
así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: en descanso (el original en hebreo
significa arrepentimiento y conversión) y en
reposo será vuestra fortaleza. Y no quisisteis, sino que dijisteis: No” (Is.
30:15-16).
Ahora el mensaje de Dios para la iglesia es este: “Tu última
esperanza, la única fuerza que te ayuda, es volverte a mí de todo tu corazón.
¡Arrepiéntete y confía sólo en mí! ¡Regrésate de Egipto, del mundo!”.
Díganle esto a los predicadores de prosperidad, a los pastores
ocupados, a la multitud loca por el dinero. ¡Díganles que su única salvación
ahora es el arrepentimiento y la santidad! No tienen tiempo ni para considerar
la pregunta, mucho menos para dar una buena respuesta. Isaías dice que
rechazarán el mensaje de arrepentimiento; rechazarán el pensamiento de quietud
y confianza.
¿Por qué? Porque están muy ocupados compitiendo en rápidos y
veloces caballos de carreras, huyendo, persiguiendo sus propios sueños.
Isaías predice una repentina caída de estos individuos y ministros
que rechazan el mensaje de arrepentimiento.
“Por
tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y
confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; por
tanto, os será este pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una
pared elevada, cuya caída viene súbita y repentinamente.
“Y se
quebrará como se quiebra un vaso de alfarero, que sin misericordia lo hacen
pedazos” (Is. 30:12-14).
Ya viene un repentino quebrantamiento de noche, la caída de ministros, de iglesias, y estilos de vida, de aquellos que están muy reposados en Sión. ¡Yo he visto lo que vio Isaías!
Ya viene un repentino quebrantamiento de noche, la caída de ministros, de iglesias, y estilos de vida, de aquellos que están muy reposados en Sión. ¡Yo he visto lo que vio Isaías!
Viene una repentina calamidad económica tan inesperada que el
flujo de dinero separará los ministros centrados en el hombre, irán a la
bancarrota uno tras otro. Las iglesias apóstatas cargadas con deudas caerán en
bancarrota.
Los que predican exclusivamente de prosperidad serán los
predicadores más odiados en la tierra. Ya hemos recibido cartas de aquellos que
estaban en ese terreno, pero ahora están en profundos problemas financieros, y
estas personas heridas se están volviendo en contra de sus maestros, gritando:
“¡Me engañaste! ¿Por qué no funciona tu palabrería ahora?” Los mismos maestros
tendrán terror, considerando el colapso nocturno.
¿Quién podrá creer esto? Ahora millones de dólares fluyen
libremente. Construyen, compran y venden y emprenden sus sueños como si nunca
se fuera a terminar. ¡Pero el día está cerca, un terrible derrumbe viene
pronto! ¡Sin misericordia! ¡Un quebrantamiento repentino! ¿Quién hubiera creído
en el colapso en el mercado del petróleo? ¿Quién hubiera creído que nuestro
transbordador explotaría?
Miles de pastores apóstatas y sus desvalidos rebaños van a temblar
de vergüenza y temor.
“Un millar
huirá a la amenaza de uno; a la amenaza de cinco huiréis vosotros todos, hasta
que quedéis como mástil en la cumbre de un monte, y como bandera sobre una
colina” (Is. 30:17).
Esto significa que el terror les sobrevendrá. Irán de un lado a
otro sin encontrar donde esconderse, sin descanso, sin confianza, sin fuerza
interior. ¡Aterrorizados! ¡Serán sólo sombra de lo que fueron!
El dominio del egoísmo, del orgullo y la ambición se están
cayendo. No han hecho caso a las advertencias de Isaías, y se han burlado de
las mías. Pero ellos han sido advertidos. Cuando esto suceda, y sucederá, ¿de
qué servirá entonces su mensaje? ¿Quién escuchará?
Sus sueños y sus ilusiones serán quitados y sus escenarios de
entretenimientos serán destruidos. Aun los incrédulos dirán: “¿Cómo puede pasar
esto? ¿Por qué Dios les ha hecho esto?”
Estas advertencias no van a molestar a los cristianos que estén escondidos
en Dios. Las advertencias de Jesús fueron más fuertes que las que acaba de
leer.
Sin embargo, a los que confían en Él les dijo: “No teman”.
¡Santos, sigan leyendo todo esto, tiene un lado glorioso! Cuando por todos
lados haya un derrumbe y llanto, la gente de Dios no llorará, porque Él va a
contestar sus oraciones.
“Ciertamente
el pueblo morará en Sión, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene
misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá” (Is.
30:19).
Habrá opresión de parte de Satanás, del mundo, de las
circunstancias, pero Dios se manifestará en medio de su pueblo. Su presencia
será para ellos preciosa.
“Bien que
os dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo tu Maestro nunca más
te será quitado, sino que tus ojos verán a tu Maestro” (Is. 30:20).
Dios le va a dar revelación a este pueblo. ¡Él los va a guiar paso
a paso! Entonces no va a haber hambre de la Palabra de verdad, ni habrá
necesidad de sermones en cintas, ni de lejanos seminarios. El Señor ya tiene en
su lugar una fuerza de predicadores santos y arrepentidos que están esperando
la hora en que los cristianos estén listos para escuchar. Estos predicadores ya
no van a ser censurados, ni excluidos, se van a parar en la brecha y van a
proclamar la Palabra santa y pura del Señor ante una nación que tiembla.
“Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino; andad por él, y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda” (Is. 30:21).
“Entonces
profanarás la cubierta de tus esculturas de plata y la vestidura de tus
imágenes fundidas de oro; las apartarás como trapo asqueroso. ¡Sal fuera!, les
dirás” (Is. 30:22).
Ellos disfrutarán de su más grande ministerio cuando todo a su
alrededor sea temor, fracaso y ruinas.
“Entonces dará el Señor lluvia a tu sementera, cuando siembres la
tierra, y dará pan del fruto de la tierra, y será abundante y pingüe; tus
ganados en aquel tiempo serán apacentados en espaciosas dehesas” (Is. 30:23).
¡Alaben a Dios! Este remanente anhelante va a tener una cosecha gloriosa en el día de ruina y calamidad. Ellos no van a estar huyendo o escondiéndose. Ellos oyeron el sonido de la trompeta y se prepararon. Se escondieron en Cristo y se asieron de la Roca.
¡Alaben a Dios! Este remanente anhelante va a tener una cosecha gloriosa en el día de ruina y calamidad. Ellos no van a estar huyendo o escondiéndose. Ellos oyeron el sonido de la trompeta y se prepararon. Se escondieron en Cristo y se asieron de la Roca.
En los últimos años, y ahora con más intensidad, Dios ha estado y
está preparando un pueblo que Él va a llamar el día de la matanza. Ellos no van
a ser sacudidos cuando todo sea sacudido por Dios. Ellos van a tener esa
quietud y fortaleza, van a tener su confianza en Él.
¡Ellos no van a ser confundidos! ¡Ellos no se van a desanimar, ni a ser lanzados fuera! ¡Sabrán que Dios los ha preparado para esta hora! ¡Estarán bebiendo de los ríos de agua viva! “Y sobre todo monte alto y sobre todo collado elevado habrá ríos y corrientes de aguas en el día de la gran matanza, cuando caerán las torres” (Is 30:25).
¡Ellos no van a ser confundidos! ¡Ellos no se van a desanimar, ni a ser lanzados fuera! ¡Sabrán que Dios los ha preparado para esta hora! ¡Estarán bebiendo de los ríos de agua viva! “Y sobre todo monte alto y sobre todo collado elevado habrá ríos y corrientes de aguas en el día de la gran matanza, cuando caerán las torres” (Is 30:25).
En el día que Dios eche abajo todas las fortalezas en que
confiaban los hombres y la iglesia apóstata, cuando comience LA GRAN MATANZA de
ministerios centrados en hombres, entonces, ¡su pueblo estará bebiendo de los
manantiales de agua sobrenatural!
Pero lo mejor de todo es que estos santos confundidos, pero
creyentes y anhelantes, se van a convertir en la revelación más grande y
brillante de Jesucristo a la humanidad.
“Y la luz
de la luna será como la luz del sol, y la del sol será siete veces mayor, como
la luz de siete días, el día que vendare Jehová la herida de su pueblo y curare
la llaga que el causó” (Is. 30:26).
Este cuerpo va a gozarse en una revelación de Jesucristo siete
veces más intensa que todas las revelaciones pasadas. Nos encontraremos con Él
como su novia vestida con su brillantez.
Si este mensaje te asusta o te molesta es mejor que escudriñes tu
corazón. Este no es un mensaje de condena o de tristeza para los vencedores.
¡Aquellos que confían completamente en el Señor se regocijarán, porque el día
de nuestra redención se acerca!
¡Yo soy uno de los predicadores más animados del mundo! Casi no
puedo contener mi gozo, porque Dios está a punto de echar abajo y arrancar todo
lo que es del mundo y de la carne.
¡Santos regocíjense conmigo! ¡Amén!
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