Por la gracia de Dios, he sido el pastor de
la misma iglesia por casi cuarenta años. De esa posición ventajosa, he
presenciado el nacimiento y el crecimiento de tendencias amenazadoras dentro de
la iglesia, algunas de las cuales han convergido bajo lo que llamaría el pragmatismo
evangélico – un acercamiento hacia el ministerio que es generalizado en la
cristiandad contemporánea.
¿Qué es el pragmatismo?
Básicamente es una filosofía que dice que los resultados determinan el
significado, la verdad, y el valor – lo que funcione se convierte en una
pregunta más importante que lo que es verdad. Como cristianos, nos sentimos
llamados a confiar en lo que el Señor dice, predicamos ese mensaje a los demás
y le dejamos los resultados a Él. Pero muchos han hecho a un lado esto.
Buscando relevancia y éxito, le han dado la bienvenida a un enfoque pragmático
y han recibido el caballo de Troya proverbial.
Déjeme tomar algunos
minutos para explicar un poco de la historia guiándolo hasta la trinchera
actual del enfoque pragmático en la iglesia evangélica y mostrarle por qué no
es tan inocente como aparenta.
La Historia Reciente
Los 1970s, en su mayor
parte, fueron años de avivamiento espiritual en América. El esparcimiento del
evangelio a través de los campus de muchos colegios y universidades marcó un
movimiento fresco y dinámico del Espíritu Santo para llevar a las personas a la
salvación en Cristo. Los bautismos masivos fueron transmitidos en ríos, lagos,
y en el mar, varias versiones nuevas de la Biblia inglesa fueron lanzadas al
mercado, y las publicaciones cristianas y programas radiales experimentaron un
crecimiento notable.
Tristemente, el avivamiento
evangélico ferviente desaceleró y fue sombreada por la avaricia y la
depravación de los años ochenta y años noventa. La cultura circundante rechazó
los estándares bíblicos de moralidad, y la iglesia, en vez de afirmar su
cualidad distintiva y llamar al mundo al arrepentimiento, suavizó su postura
sobre la santidad. El fracaso en mantener una identidad característicamente
bíblica fue profunda – condujo a la apatía espiritual general y a una
disminución marcada en la asistencia de la iglesia.
Los líderes de la
iglesia reaccionaron a la indiferencia del mundo, no por un regreso hacia la
predicación fuertemente bíblica que enfatizaba el pecado y el arrepentimiento,
sino por un acercamiento pragmático para “hacer” iglesia – un acercamiento
conducidos más por el mercadeo, la metodología, y el buscar resultados más que
por la doctrina bíblica. El nuevo modelo del ministerio giraba en hacer a los
pecadores sentirse a gusto y cómodos en la iglesia, luego convenciéndoles de
los beneficios de convertirse en un cristiano. El anterior silencio ha dejado
paso a la conformidad y al apaciguamiento cultural.
Aun el ministerio de la
iglesia ha cambiado por sí mismo. El entretenimiento ha secuestrado a muchos
púlpitos a través del país; los enfoques contemporáneos agasajan los antojos
inconstantes de los creyentes profesantes; y muchas iglesias locales se han
convertido en nada menos que clubes sociales y centros comunitarios donde el
enfoque está en las necesidades sentidas del individuo. Aun en la radio
cristiana, programas de participación del público con llamadas telefónicas,
música, y psicoterapia en vivo comienzan a reemplazar la enseñanza de la Biblia
como elemento básico. “Cualquier cosa que funcione”, el mantra del pragmatismo,
se ha convertido en el nuevo estandarte del evangelicalismo.
La Controversia del
Declive
Usted pudiera
sorprenderse al enterarse de que lo que vemos ahora no es nuevo. El predicador
famoso de Inglaterra, Charles Haddon Spurgeon, trató con una situación similar
100 años atrás. Entre iglesias que alguna vez fueron sólidas, Spurgeon y otros
pastores fieles notaron una actitud conciliatoria hacia una cooperación abierta
con el movimiento modernista. ¿Y qué motivó al compromiso? Trataron de
encontrar aceptación adoptando las tendencias “sofisticadas” de la cultura.
¿Suena eso familiar para usted?
Un artículo, publicado
anónimamente en la revista mensual de Spurgeon The
Sword and The Trowel, notaba que cada avivamiento de la fe
evangélica verdadera que había sido seguida por una generación o dos desviada
de la sana doctrina, finalmente fue dirigida a una apostasía al por mayor. El
autor comparó que esta dirección de la verdad hacia un declive, y así le
designó “declive”. El ataque del modernismo a la iglesia echó a perder noventa
por ciento de las principales denominaciones dentro de una generación a la
muerte de Spurgeon. Spurgeon mismo, alguna vez el heraldo famoso y venerado de
la Unión Bautista, fue marginado por la sociedad y eventualmente se
retiró de su membresía
Los Efectos del Pragmatismo
Muchos líderes de la
iglesia de hoy han acogido la sutileza del pragmatismo sin reconocer los
peligros que plantea. En lugar de atacar de frente la ortodoxia, el pragmatismo
evangélico da servicio de labios a la verdad al mientras que silenciosamente menosprecian
los fundamentos de la doctrina. En lugar de exaltar a Dios, denigran en efecto
las cosas que son preciadas a Él.
En primer lugar, hay en
la moda hoy una tendencia de hacer el fundamento de la fe otra cosa aparte de
la Palabra de Dios. La experiencia, la emoción, la moda, y la opinión popular
son a menudo más autoritativas que la Biblia en determinar lo que muchos
cristianos creen. Desde la revelación privada e individual a una mezcla de
psicología secular con “principios” bíblicos, los cristianos escuchan la voz de
la serpiente que una vez le dijo a Eva, “la Palabra de Dios no tiene todas las
respuestas”. La consejería cristiana refleja ese sentido, frecuentemente
ofrecen nada más que una terapia experimental y antibíblica de autoayuda en
lugar de respuestas sólidas de la Biblia.
La obra misionera
cristiana está a menudo plagado de pragmatismo y compromiso, porque mucho en
las misiones evidentemente han concluido que lo que obtiene resultados es más
importante que lo que Dios dice. Eso es verdad entre iglesias locales
igualmente. Se ha puesto de moda renunciar a la proclamación y la enseñanza de
la Palabra de Dios en los servicios de adoración. En lugar de eso, las iglesias
sirven un régimen insignificante de drama, música, y otras formas de entretenimiento.
En segundo lugar, el
pragmatismo evangélico tiende a conmover el centro de la fe lejos del Hijo de
Dios. Usted ha visto esto repetidamente si observa seguido la televisión
religiosa. El evangelio de riqueza, salud y prosperidad apoyado por muchos
tele-evangelistas son el ejemplo máximo de esta tipo de fe de fantasía. Este
evangelio falso apela imperturbablemente a la carne, corrompiendo todas las
promesas de la Sagrada Escritura y alienta la avaricia. Hacen de las
bendiciones materiales el objeto de los deseos del cristiano y no Jesucristo.
La fe-fácil maniobra el
mensaje de manera diferente, pero el efecto es lo mismo. Es la promesa del
perdón sin las demandas duras del evangelio, el mensaje perfecto para los
pragmatistas. Ha hecho mucho para popularizar el “creer” pero poco para
provocar una fe sincera.
Cristo ya no es el
centro del mensaje. Mientras que Su nombre es mencionado de vez en cuando, el
centro real es hacia dentro, y no hacia arriba. Las personas son
estimuladas a mirar hacia dentro; para intentar comprenderse; para enfrentarse
con sus problemas, sus daños, sus decepciones; tener sus satisfechas sus
necesidades, conceder sus deseos, sus demandas suplidas. Casi todas las
versiones populares del mensaje promueven y legalizan una perspectiva
egocéntrica.
En tercer lugar, hoy la
Cristiandad es contagiada por una tendencia para mirar el resultado de la fe
como algo menos que el estándar de Dios de vida piadosa. Derribando la
importancia de vida piadosa – tanto por el precepto como por el ejemplo – la
doctrina bíblica de la conversión es socavada. Piense acerca de esto: ¿Qué más
pudo hacer Satanás para intentar destruir la iglesia que el socavar la Palabra
de Dios, desplazando a Cristo como foco central, y minimizando la vida santa?
Todas esas cosas ocurren
lentamente y firmemente dentro de la iglesia hoy mismo. Trágicamente, la
mayoría de los cristianos parecen inconscientes de los problemas, satisfechos
con una cristianismo que está muy de moda y altamente visible. Pero la iglesia
verdadera no debe ignorar esas amenazas. Si peleamos por mantener la pureza
doctrinal con un énfasis en un ministerio y predicación bíblica, podemos
conquistar los ataques externos. Pero si el error es permitido en la iglesia,
muchos más en las iglesias se declinarán al grado de sufrir el mismo destino
que las denominaciones que oyen, pero ignoran, la súplica apasionada de
Spurgeon.
Hágalo su petición
habitual de oración para que el Señor eleve la autoridad de Su Palabra, la
gloria de Su Hijo, y la pureza de Su pueblo en la iglesia evangélica. Que el
Señor nos avive y nos manténganos lejos del terreno resbaladizo del
pragmatismo.
Publicado originalmente aquí.
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