“El vino
es escarnecedor, la sidra alborotadora; ninguno que por su causa yerre es
sabio” (Proverbios 20:1).
Esta nación rápidamente se esta
convirtiendo en una sociedad empapada por muchos ciudadanos intoxicados. Ahora
mismo, el alcohol es el becerro dorado moderno, y millones de personas, jóvenes
y viejas, masculinas y femeninas, han sido seducidos por esto.
El abstemio, los
prohibicionistas y todos aquellos que por años han peleado contra esta
inundación de bebidas han sido burlados hasta que dejaron de existir. Nos
reímos para escarnecer a las pequeñas damas anticuadas que salían a quebrar los
barriles de whisky y cerraban barras y lugares parecidos, y hacían votos de
abstinencia.
Nosotros los liberados
modernos, hemos convertido la bebida en algo popular. Ahora se considera
sofisticado, urbano, y en onda beber socialmente. Trate de decirle “No” a la
azafata del avión que te empuja la bebida desde que abordas hasta que desbordas
del avión. “¿Qué quieres decir, no bebidas?” Ella te mira como si fueras algún
loco por rechazar una bebida gratis.
En la actualidad, la gente se
ofende cuando rechazas una oferta de bebida complementaria. Ellos tratan de
hacerte sentir impropio porque no te unes a ellos, o que estas poniendo una
actitud mas santa que los demás.” Ni el Presidente Carter pudo sacar las bebidas de la
Casa Blanca.
“No estés con los bebedores de vino,…”
(Prov. 23:20).
Para mí, la verdadera
tragedia es que muchos que se llaman “Cristianos” ahora están bebiendo. Yo les
llamo “santos que sorben,” porque así es como todo comienza – un sorbo a la
vez.
Una encuesta reciente reveló
que el 81% de todos los Católicos ahora beben y un 64% de todos los
Protestantes. Estas sorprendentes cifras siguen aumentando cada mes. La actitud
permisiva hacia la bebida social esta invadiendo progresivamente los círculos
conservativos de la iglesia evangélica.
He hablado en convenciones
carismáticas donde miles de santos de Dios “llenos del Espíritu” levantaban sus
manos en alabanza y adoración a Dios – y después de ser despedidos, un tropel
de ellos salen al estacionamiento, abren el baúl de los autos y sacan cervezas
en paquetes de media docena y los pasan a sus compañeros feligreses. Otros
piden bebidas mezcladas con sus comidas en restaurantes, entre las secciones de
alabanza. Ellos regresan a hablar con “lenguas picadas.”
“En sus banquetes hay arpas, vihuelas,
tamboriles, flautas y vino, pero no miran la obra de Jehová, ni consideran la
obra de sus manos.” (Isaías 5:12).
El profeta Isaías tiene un
mensaje para todo el movimiento carismático – tanto en los círculos Católicos
como en los Protestantes.
“Por tanto, mi pueblo es llevado
cautivo, porque no tiene conocimiento,... Pero Jehová de los ejércitos será
exaltado en juicio; el Dios Santo será santificado con justicia.” (Isaías
5:13-16).
El profeta Óseas dijo, “Fornicación,
vino y mosto quitan el juicio.” (Óseas 4:11). Esto sugiere que los santos que sorben tienen los corazones
divididos.
Las personas llenas del
Espíritu reclaman que son “reyes y sacerdotes” al Señor. La Biblia declara
enfáticamente, “...no
es digno de reyes beber vino, ni de príncipes darse a la sidra; pues quizá
bebiendo olviden la Ley...” (Prov. 31:4-5).
El escritor de Proverbios
sugiere que cristianos vencedores y felices no necesitan vino, eso es solo para
los deprimidos y moribundos.
“Dad la sidra al desfallecido y el vino
al de ánimo amargado:..” (Prov. 31:6).
Una refinada dama cristiana
me escribió diciendo: “Somos buenos cristianos que asistimos a la iglesia.
Amamos al Señor y no vemos nada malo en servir vino en nuestro hogar. Bebemos
moderadamente y nuestros hijos están aprendiendo a beber bajo nuestra supervisión.
Ellos no se exceden. Nunca hemos visto a nadie borracho en nuestro hogar.
“Usted simplemente esta
tratando de hacernos sentir culpables y esta empujando su moral fundamentalista
sobre nosotros. Nosotros no fuimos criados bajo los tabúes legalistas como
evidentemente lo fue usted. ¡Francamente, señor, nuestro hábito de bebidas no
es asunto suyo!”
Dios bendiga a esa querida
dama – pero uno de estos días será asunto mío. Comienza a ser asunto mío cuando
esos adolescentes salen con sus amigos y se emborrachan.
Justo hoy, una de mis
estudiantes, una alcohólica convertida, me contó como ella se volvió una
borracha. Sus padres la enseñaron a beber moderadamente. En fiestas, cumpleaños
y cuando llegaba visita, todos participaban de una bebida social. La servían
con la comida. Ella admiraba y amaba a sus padres. Ellos despreciaban la
borrachera, sin embargo, tenían un bar en la casa.
Esta jovencita comenzó a ir a
fiestas de adolescentes y comenzó a beber socialmente con su grupo. Eso la
llevo a beber en clubes. Pronto se estaba emborrachando en camionetas
estacionadas. Finalmente, cuando los problemas se le amontonaban, ella comenzó
a depender excesivamente del vino. Termino en una institución mental, una
alcohólica intransigente.
Esa misma historia me la
repiten una y otra vez de costa a costa. Cuántas veces la he escuchado, “Yo
consideraban a mis padres cristianos. Ellos iban a la iglesia. Pero
siempre servíamos vino o cerveza en casa. Mi hermano mayor bebía moderadamente
y él era mi héroe. Yo bebía para ser como mis padres y como mi hermano mayor,
pero no podía controlarlo. Pero ellos me hacían pensar que beber es algo que
toda gente buena hace.”
¿Tengo algún prejuicio?
¿Tengo la mente cerrada? ¡Por supuesto, que sí! Y tengo razón para serlo. Mi
propio hermano, hijo de un ministro comenzó a beber cerveza moderadamente –
solo para ser sociable con sus amigos. Terminó un bebedor, dejó a su esposa y
sus bellos hijos para seguir el vicio. Gracias a Dios que esta salvo hoy y
regresó con su familia.
Pero yo envié a mi hermano
Jerry con un equipo de convertidos a Europa a testificar de lo que Cristo hizo
libertándolo del poder del alcohol. Los cristianos en Europa se regocijaron en
los testimonios de liberación de las drogas y la prostitución – pero ellos no
quisieron escuchar una palabra de la liberación de Jerry del alcohol. ¿Por qué?
Porque los cristianos europeos tragan vino y cerveza como agua. Eso rompió mi
corazón.
He escuchado todas las
excusas por la bebida entre los cristianos en Europa – y no puedo aceptar ninguna
de ellas. Culpan el agua impura. Dicen que es parte de su cultura y costumbres.
Ellos beben “porque siempre lo han hecho.”
Cuán profundamente ofendidos
estuvieron los pastores en Paris, Francia, cuando me negué a tomar su vino.
¡Misioneros americanos, quienes adoptaron las costumbres europeas, me dijeron
que debo hacer “como hacen los parisienses, mientras este en Paris!” Sin
embargo, cuán profundamente herido estaba yo cuando algunos de estos mismos
ministros estaban tan borrachos que se no podían mantener despiertos durante mi
cruzada.
Existe un nivel alarmante de
alcoholismo y bebidas fuertes en círculos cristianos en Europa. ¡Ellos se
emborrachan! ¡Ellos no son moderados! Ningunas de sus excusas sirven. Y que
falsedad en los cristianos Americanos que beben “solo en Europa.” ¡Ellos no
tocan una gota aquí en los Estados, pero ellos creen que es “gracioso” unirse
con los hermanos allí y sorber unos cuantos!
¡Estoy profundamente ofendido
por cristianos que beben por el terrible ejemplo que les da a la gente joven!
Esta nación ahora esta enfrentando una plaga de bebida entre los adolescentes.
Las dos palabras más populares en la escuela hoy son “navegar y tomar.” La
borrachera se esta extendiendo en nuestras escuelas como reguero de pólvora
fuera de control. Los muchachos me dicen que como el 80% de su clase no solo
bebe, sino que se emborrachan hasta caer. Estamos enfrentando más de un posible
millón de jóvenes alcohólicos el año que viene.
He estado ayudando a
drogadictos por 20 años. Pero esta furia de bebidas que ahora esta barriendo
nuestra nación me asusta. ¡Ellos beben ahora porque piensan que el alcohol no
les hará el efecto que las drogas! La bebida ahora es la “droga liquida” de
preferencia.
Dondequiera que ves a los
adolescentes emborrachándose, ellos dicen – “Ningún policía, ningún pariente,
ningún político nos puede molestar – porque todos ellos lo están haciendo
también. ¡Finalmente encontramos algo que no nos pondrá detrás de las rejas!”
No quiero involucrarme en el
antiguo argumento de la Biblia y el vino fermentado comparado con el jugo de
uva. Pero mientras más veo a estos jóvenes, explotados y quebrantados – más
convencido estoy que Jesús no se mofó de esa muchedumbre en la fiesta de bodas
en Canaán con la misma cosa que está destruyendo a nuestra juventud hoy en día.
¡Cristo vino a cumplir la
ley! La ley dice, “el vino es escarnecedor... ninguno que por su causa yerre es
sabio” ¿Estaba Cristo engañado? ¿Serviría él una bebida que llevaría al hombre
a salir borracho de la fiesta a calentar a su esposa? Y en la corte le
preguntarían a ese hombre, “¿Cómo llego a estar tan borracho?” Y el hombre
culpado contestaría, Estuve en un banquete de bodas y Jesús de Nazaret sirvió
una bebida fuerte. Él me emborrachó.”
Yo no puedo concebir que
Jesús burlara a esa muchedumbre y serviría una bebida que pudiera ser abusada
si se tomaba sin moderación. Yo creo que el elixir que Jesús sirvió fue el jugo
puro de la viña – ¡un ponche sobrenatural tan lleno de la verdadera mezcla de
la naturaleza, que era único y un cambio aceptado! ¿Añadiría Jesús alcohol al
contenido de Su bebida sobrenatural y hacerle “picar” cuando la ley dice – “No mires al
vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa, se entra
suavemente…” (Proverbios 23:31)?
Eso fue escrito por un rey
que “se
había entregado al vino” (Ec. 2:3). Y Cristo, nunca, nunca les
hubiese dado vino a sus invitados que fuera intoxicante. Pablo también conocía
la ley. Él reverenciaba la sabiduría de Salomón. ¡El jugo puro de la uva
es bueno para la salud! Es nutritivo. Pero el vino fermentado ya no es
nutritivo, según un doctor amigo mío quien es bien leído sobre el tema. ¿Cómo
Pablo podía recomendar bebida alcohólica cuando la ley que él respetaba
advertía, “…no estés con los bebedores de vino…”?
Pero el verdadero asunto no
es si el Nuevo Testamento se refiere a vino fermentado o al jugo de uva. El
verdadero asunto es el abuso tan prevalente en la actualidad. Salomón tuvo tres
mil esposas. En un tiempo, Moisés permitió el divorcio. ¡Dios guiño! Pero Dios
no guiña cuando sus leyes son tan pervertidas y abusadas. Mira hasta donde nos
ha llevado nuestro permisivo: a los llamados clubes cristianos, donde aparece
la cerveza y baile a música cristiana. “Cristianos” que ‘rockean’ y beben. “…si
acaso beben y olvidan la ley...”
Estamos olvidando las leyes
de Dios, las mismas leyes que Jesús dijo que él vino a cumplir. Ahora
permitimos que un sacerdote lesbiano sea ordenado en la iglesia Episcopal. Los
homosexuales no solo hacen alarde de sus pecados, ellos audazmente buscan
reconocimiento y el poder en la iglesia.
Existe un millón de divorcios
este año. Diez millones de niños son víctimas de hogares rotos. Existe baile
desnudo en algunos santuarios de iglesias. Ministros liberales se mofan de los
estándares bíblicos pasados de moda. Ellos ahora les dicen a nuestros hijos,
“La masturbación es un regalo de Dios para aliviar tus tensiones.”
Y el desorden de todos,
algunas de nuestras agencias de iglesias han estado sirviendo como frente para
anarquistas comunistas y contra Dios quienes buscan destruir la democracia –
usando el dinero de misiones de la iglesia para involucrarse en actos de
violencia secretos.
Los cristianos, ¿beben por
ignorancia? ¿Es que nadie los ha retado con la Palabra de Dios? ¿Es que estos
nuevos convertidos del movimiento Jesús beben para demostrar que son liberados
y no están bajo la ley?
Una joven, miembro de una
comuna de amor cristiano, me escribió recientemente y dijo, “Claro, todos
bebemos. ¡Jesús lo hizo, Pablo también! La Biblia no está en contra de eso.
Nuestros líderes beben moderadamente. Ellos son buenos maestros Bíblicos y
viajan, hablando en reuniones de jóvenes.” Si – y por cierto yo sé que algunos
de ellos fuman también. Ellos mezclan a Jesús con su música de rock pesada, y
solo Dios sabe dónde termina su compromiso.
Ellos parecen creer que con
tan solo añadir la palabra “Jesús” a cualquier cosa lo santifica y lo arregla
todo. Tú dirás – “¡No juzgues, David! ¿Y la viga en tu propio ojo?” No soy el
juez de nadie. No me he colocado como algún vocero de algún grupo. Pero Pablo
dijo, “Nosotros juzgamos los de dentro – Dios juzga a los de fuera.” ¡Es tiempo
que llamemos a juicio! ¡Es tiempo que todos los cristianos bebedores sean
retados! Es tiempo que el Espíritu Santo exponga la actitud disoluta,
descuidada y “todo vale.” Si es malo que mis alcohólicos, drogadictos y
prostitutas convertidos beban, aun moderadamente, entonces es mortalmente mal
que cristianos maduros beban y les den un ejemplo pobre a ellos.
Y me siento muy cansado y
espiritualmente indignado cuando los cristianos bebedores vuelven con – “Ah, tú
eres un fundamentalista, atado a la ley, un moral bonachón. Nosotros los
cristianos liberados estamos libres en Cristo. No estamos bajo la ley. No
seremos atado por tus ataques a nuestra libertad.”
Eso ofende todo lo que en mi
anhela devoción y santidad. Eso ofende a todo joven convertido a quien Dios ha
convencido de hábitos pasados de bebida. Y la Biblia dice – “Y cualquiera
que haga tropezar a algunos de estos pequeños que creen en mí, mejor fuera que
se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en
lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que
vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! (Mateo
18:6-7).
Me niego a dejarme vencer por
las crecientes presiones de mundanalidad – ¡disfrazada de libertad espiritual!
¿Qué nos ha pasado, santos de Dios – cuando nos podemos sentar libremente sin
reprender la rápidamente podrida moral en la casa de Dios?
Yo creo en la gracia libre,
pero no en el libertinaje. Yo creo en la impuesta rectitud de Cristo, por fe.
Pero también creo que la santidad de Dios exige que nosotros “no toquemos lo
inmundo.”
También creo que los
ministros que fuman no están siendo honestos con Dios. Estos “profetas que
resoplan” se niegan a practicar lo que predican. Y los ministros que beben son
un reproche al nombre y poder de Dios.
No es un esfuerzo condenar a
los verdaderos ministros del evangelio. Pero, nosotros como ministros y padres,
¿cómo podemos pedirles a nuestros hijos que dejen las drogas y el alcohol, si
nosotros no limpiamos nuestras propias vidas – y somos un ejemplo de Cristo?
A veces, solo por un momento
fugaz, pienso en mí mismo, “A lo mejor yo soy el equivocado. A lo mejor estos
nuevos cristianos que ‘rockean’, fuman, beben y quienes vuelven a sus lugares
favoritos a cantar, a entretenerse y a actuar – a lo mejor ellos han visto algo
en Dios que yo aún no he visto. Quizás todos estos cambios rápidos no son
compromiso, sino una señal de madurez y crecimiento. Quizás soy muy anticuado –
demasiado fuera de las cosas para no reconocer alguna cosa nueva que Dios está
haciendo.”
Pero entonces comienzo a
comparar los sonidos bulliciosos de su música con las viejas canciones como “La
Vieja Cruz,” y “Santo, Santo, Santo.” ¡Entonces quiero llorar! Los veo volver a
esos clubes llenos de humo para entretener a la borracha multitud con la farsa
de que llevan a Jesús con ellos, y entonces los comparo con todos los millones
del pueblo de Dios a través de los siglos desde los mártires hasta los adictos
y miembros de gangas convertidos de hoy, quienes dejaron el mundo y todas sus
asociaciones para tomar el reproche de Cristo. Comienzo a gemir por esos
cristianos comprometidos. Yo sé que no estoy equivocado.
Por favor, ¡no te enojes
conmigo! Si tú eres uno de los santos que beben a sorbos – no permitas que tu
herida o rabia te roben de la verdad. Si te sientes molesto con este mensaje de
separación – probablemente es porque Dios ya te ha convencido – y ahora él
quiere que disfrutes de completa libertad.
Ora para que Dios lo ponga en
el corazón de ministros por toda la nación – para tomar una posición audaz en
sus pulpitos contra esta insidiosa tendencia.
¡Ora por nuestros
adolescentes! Las presiones en ellos para que beban con los demás están
empeorando diariamente. Ellos necesitan ser animados a tomar su posición y
resistir, a no ser que sean arrastrados por este torbellino de borrachera.
Aunque no te sientas
“convencido” – ¡abstente por la sencilla y poderosa razón de poner un ejemplo
ante la juventud!
“¿Para quién será el ay? ¿Para quién el
dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las
heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se
detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura. No mires al
vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente;
mas al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán
cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades.” (Proverbios 23:29-33).
---
Usado con permiso por World Challenge, P. O. Box 260,
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